UNO:
un desconocido y su ramo de girasoles

MELODY

las seis y cuarto se hicieron, faltaban solamente quince minutos para mi horario de salida. el atardecer podía verse apenas desde los grandes ventanales que la cafetería ofrecía. el cielo estaba lleno de nubes pesadas y tintado de colores grises. los clientes ya se habían ido, al menos los últimos, y probablemente nadie más aparecería hasta mañana a primera hora. por lo cual, Colin y yo nos dispusimos a comenzar a guardar todo lo necesario, sacudir el poco polvo y limpiar las maquinas.

—aquí tienes, las llaves y el código.— un candado pesado y un papel fueron entregados en las palmas de mis manos. miré con atención ambos objetos, para luego alzar la mirada hacia Col. este me miraba con una expresión seria y con una ceja levantada, no pude evitar reír. —es en serio, Mel. llegas a no cerrar bien, o dejar la puerta de atrás abierta y será un desastre.

chasqueé la lengua. —tranquilo, Col. nada va a pasar en mi primer día de cierre.— hablé, mientras guardaba ambos objetos en el bolsillo de mi delantal bajo su atenta mirada. —por algo soy la empleada del mes, hace cuatro meses.— presumí y le guiñé un ojo.

—no puedo creer que eres la empleada del mes desde que llegaste. ni yo me gané ese título con los años que llevo trabajando aquí.— gruñó receloso. solté una risita y me empujó por el hombro en un gesto amistoso. —bien, ¿necesitas que te explique una vez más como cerrar la entrada principal?— preguntó y negué.

—lo tengo anotado.— anuncié, enseñándole mi pequeña libreta de color amarillo pastel. él asintió. algo que no podía faltar en el día a día, era ese pequeño libro que estaba lleno de garabatos. entre ellos, recetas de todos los tipos de café que ofrecemos, letras de canciones que me gustaban, tareas que tenía pendientes y cosas importantes; como lo era la forma de cierre de la puerta principal.

era mi primer día en que me tocaba cerrar, pues siempre lo hacía Colin o su padre, ya que el lugar era suyo y ellos vivían en la planta de arriba. decidí mandar mi curriculum a varias cafeterías, pero la que más me convenció fue esta. por la ambientación, era tranquilo cuando no estaba completamente lleno. estaba cerca de mi departamento, así que ir y volver no era un problema mayor. además, la paga era buena para la vida de una chica de veintiún años.

¿lo mejor de todo? mi jefe me dejaba tomar todo el café que deseaba.

además, mi sueño siempre fue trabajar en una cafetería. obviamente mi plan era llegar hasta un cargo superior o incluso abrir una cadena, porque con las propinas y el sueldo, mis únicas vacaciones de por vida serían en la costa. toda mi vida, después de abandonar mi sueño de ser bailarina (porque tenía dos pies izquierdos), me gustó el ambiente de una cafetería. el olor a café recién hecho, las masas dulces, el sabor de un latte en pleno invierno. esos pensamientos me daban escalofríos emocionantes.

—¿me anotas algo ahí?— preguntó y asentí rápidamente. saqué un lápiz y lo escuché atentamente, esperando a que hable. —recuérdame regalarte otra agenda.— pausó y comencé a escribir. —está con las hojas salidas y manchas de café.— dijo de forma irónica, causando que gire los ojos.

—gracioso.— respondí yo sarcásticamente, y volví a guardarlo en el bolsillo de mi delantal. —ya vete, o harás esperar a tu cita.— dije, mientras lo empujaba hacia la salida. escuché su suspiro lastimero.

—gran cita, sí.— agarró sus llaves y su móvil, metiendo ambos en los bolsillos de sus jeans. —¿podría considerar que estoy saliendo con mi dentista? la veo cada dos semanas, es suficiente para mí.— dijo burlón.

alcé los hombros. —hey, yo creo que estoy saliendo con Tom Hardy en mi cabeza. todo es posible.— dije apretando su hombro. —nos vemos mañana, Col.— saludé una vez afuera.

el de pelo castaño se subió a su bici, y comenzó a pedalear alejándose. —¡no te olvides de guardar las tartitas de cerezas!— gritó antes de doblar la esquina y desaparecer de mi vista.

me reí y negué, era todo un caso para que un profesional investigue su personalidad. Colin trabajaba conmigo, en realidad, ambos trabajábamos para su papá, quién era el dueño de la cafetería. comencé aquí en agosto, así que en este poco tiempo nos habíamos hecho amigos. tenía mi misma edad, y compartimos el amor hacia el café, así que no fue difícil entablar una cómoda conversación desde el primer día. aunque solía poner ese escudo de protección ante desconocidos a veces. era un personaje completamente diferente cuando llegabas a conocerlo a fondo.

me fijé en el cielo, viendo como las nubes de color gris se estaban acercando cada vez más, gracias al viento que también movió un par de mechones de mi cabello. una tormenta se acercaba, y me alivie al saber que mi amigo no tendría que volver en bici de nuevo, porque su padre se encargaría de buscarlo para volver juntos.

volví a entrar, cerrando la puerta detrás de mí, y me fijé en el reloj que colgaba en la pared. quedaban solamente diez minutos para cerrar, e irme a mi casa. ya estaba soñando en cenar las sobras de ayer y hacerme burrito en mi cama, para dormirme con sonido blanco de fondo. en el lugar sonaba el álbum "speak now" de Taylor Swift, desde los parlantes a un volumen decente. actualmente no había ningún cliente y era normal. la hora pico era a primera hora, después del almuerzo y por la tarde.

tararee las letras que me sabía de memoria, mientras limpiaba algunas mesas y aprovechaba para dejar todo ordenado. para que así cuando mi amigo abriese, estuviera todo en orden y listo para empezar otra jornada de trabajo. los minutos pasaban y la lluvia hizo su presencia. las gotas golpeaban el vidrio y se escuchaban truenos. esperaba que el clima se calmase antes de subirme a mi bici para volver a mi departamento.

lo único interesante que podía hacer mientras esperaba a que termine mi horario y la lluvia cesara, era ver posts graciosos de gatitos en instagram. estaba tan distraída con la lluvia, que no noté que una persona se acercaba al local, y anunció su presencia con el sonido de la campana encima de la puerta. desvié la mirada de mi móvil para mirar hacia arriba y mis ojos curiosos observaron al individuo que acababa de llegar. era un chico, probablemente de mi edad, que estaba empapado de lluvia de pies a cabeza, mojando un poco el piso con las gotas que caían de él.

hice una mueca observando, ya había trapeado.

alzó la mirada fijándose en mí, pude notar unos ojos claros, pero no sabía exactamente de que color. me enseñó una sonrisa cerrada, la cual correspondí. la mía era amable, en cambio la de él parecía forzada. —perdón, por el piso.— murmuró de forma tímida, señalándose a él mismo y a la alfombra.

hice un gesto restándole importancia. —no te preocupes, todavía no limpié.— mentí.

—¿aún siguen abiertos? me gustaría un café.— preguntó, tratando de acomodar su cabello. podría ser de un color más claro, pero ahora estaba mojado y se veía de un castaño oscuro casi negro. traía un hoodie de color gris y unos pantalones negros, ambos humedos por la lluvia.

—claro, elige la mesa que quieras.— ofrecí. esta vez, la sonrisa que me enseñó parecía de verdad. asintió y optó por una mesa cerca del ventanal, tomando asiento e intentando sacarse las gotas de lluvia del rostro. lo analicé brevemente antes de atenderlo. lo vi agarrando la carta y comenzar a leer.

tomé un trapo limpio de uno de los estantes y fui con mi libreta en mano. cuando llegué a su lado, me sorprendí al notar por primera vez el ramo de flores que traía consigo. era un arreglo de cinco girasoles preciosos, que parecían nuevos y también estaban un poco mojados. me mordí la lengua ocultando mi curiosidad, y carraspee llamando su atención. alzó su mirada, vi sus ojos azules chocando con los míos.

no era mentira de que yo era una enamoradiza de primera, y el chico había captado mi atención. el amor a primera vista era lo mío, y él se había convertido en mi nueva víctima. casi hasta me sentía nerviosa en su presencia, con su aspecto pareciendo un poco molesto o frustrado, pero amable al dirigirse hacia mí. además de eso, su físico, enfocándome en sus pómulos que resaltaban como si se tratase de un personaje de Tim Burton. la nariz en un perfecta curva y labios de mediano tamaño.

en conclusión, era lindo y no dejaré de pensar en él en las próximas dos semanas.

le ofrecí la toalla que traía en manos y frunció brevemente el ceño. —para que te seques un poco.— aclaré.

—no esperaba esta lluvia realmente. gracias.— dijo y se secó el rostro. cuando terminó me lo devolvió, y me fijé en sus ojos. ese color azul tirando al turquesa que resaltaba con su piel blanca, un par de pequeñas ojeras adornaban debajo de sus ojos. estos escaneaban la libreta que tenía en mis manos, lista para anotar su pedido. probablemente miraba lo desastrosa que estaba. Colin no mentía cuando un par de hojas se querían salir. —¿podría pedirte un espresso? eso es todo.

asentí, y guardé la libreta en mi bolsillo. —seguro. vuelvo en unos minutos.— dije. asintió y volvió a sonreír de la misma forma. —¿me podrías decir tu nombre para el pedido?

bueno, seré sincera. eso era mentira, no era para el pedido, sino para mí. necesitaba saber por lo menos su nombre si nunca más lo vería. solamente usábamos los nombres de los clientes cuando la tienda estaba llena, o sea, todo lo contrario de este momento. estábamos solamente él y yo. tenía algo cautivador que alertaba a todos mis sentidos. el lugar se sentía un poco más cerrado para mí, teniéndolo a un par de metros y ser capaz de solamente observarlo como un tigre a su presa, lista para ser cazada.

—Matthew. Matt.— se corrigió rápidamente. asentí.
y me devolví a mi lugar. sus ojos rápidamente abandonaron los míos cuando me fui.

caminé hasta detrás del mostrador, donde comencé a preparar el café. mientras la máquina hacía su trabajo, me volví a fijar en él. había sacado su móvil, y tecleaba rápidamente mientras movía su pierna de arriba a abajo con la punta de su zapato constantemente. la intriga del ramo de flores en la mesa me carcomía, y ese pensamiento fue interrumpido cuando el café estuvo listo.

—aquí tienes.— anuncié mi presencia, dejando la pequeña taza frente a él, sumando una cookie de red velvet, la cual era mi favorita. miró extrañado la galleta demás y alzó la mirada viéndome. —cortesía de la casa.— expliqué con una sonrisa nerviosa.

—genial, gracias.

pensé en Matthew y su ramo de girasoles en todo el camino hasta mi casa. sintiendo las gotas que cada vez cesaban más y pedaleando de forma suave. pensé en sus ojos azules desde que subí por las escaleras, puse las llaves en su lugar, dejé mis zapatos en la entrada, hasta que la presencia de Peter me desconcentró.

—hola amiguito.— saludé, dejando mi bolsa en su lugar y lanzándome de espaldas al sofá. —no vas a adivinar, o bueno, probablemente sí. ¡tengo un nuevo crush!— dije emocionada. —desde que Vincent dejó de aparecerse en el local, dejé de pensar en él. así que hay un lugar nuevo para una nueva persona. se llama Matthew, espero poder volver a verlo.— suspiré enamoradiza.

» ¡oh!, tenía un ramo de flores consigo. espero que no sea para alguna chica, eso sería muy decepcionante.— pensé. —en fin, ¿tienes hambre?— pregunté. me levanté y tomé el frasco cerca de su acuario. como si pudiese escuchar, nadó rápidamente hasta la superficie cuando sacudí sus camarones secos. sonreí al verlo comer felizmente en el agua. suspiré viéndolo. —¿crees que me animaría a hablarle si vuelve a aparecer por la tienda?

su única respuesta fue "glup, glup".

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+2000 palabras AHHH q emoción,, loco espero terminar esta fic porque la quiero mucho le tomé un cariño extrañamente rápido 🫂🫂

además hp lo q me costó este cap tipo lo tenía hace meses en borrador y no me convencía, hasta que hoy le edité los últimos detalles y acá está

les presento a Melody mi hijita y su historia con Matt (por si no lo conocen búsquenlo en youtube es alto cago de risa con sus hermanos). planeo algunos plotwist para esta fic así que ojoo con eso

en fin,, dejenme en los comentarios q les pareció el primer cap 🫶
-SAT3LLITE 💞💞💞