¿De papel?
Feliz cumpleaños Alma_Schmetterling 😘😘😘
Para cualquier novio o novia aquel día debía ser el más hermoso de su vida. Pues estaba uniendo su vida a la de su persona amada pero para él no lo era. Se estaba casando a causa de un matrimonio arreglado. Aunque conocía de años al pelirrojo sabía que él no lo amaba.
Akashi Seijūrō era uno de los varones más guapos de Japón. Siempre estuvo rodeados de donceles y mujeres bellas. Eso hasta hace unos meses cuando sus padres arreglaron el matrimonio.
-¿Furihata Kōki, acepta por esposo a Akashi Seijūrō?.
Su corazón latía rápidamente ante la emoción que sentía, pero debía controlarse. No debía mostrarlo -Acepto.
-Akashi Seijūrō, acepta por esposo al doncel Furihata Kōki.
-Acepto.
Sus manos temblaron al firmar aquel papel de que los unía.
-Los declaro marido y doncel. Puede besar a su esposo.
Cerró los ojos ante la cercanía del pelirrojo. Su corazón salto cuando los cálidos labios apenas y rozaron sus labios... No esperaba eso... Esperaba que su primer beso fuera más significativo, más... Simplemente algo más.
Obviamente estaba esperando más cosas de lo que iba a obtener. Debía conocer su posición: era un doncel que se estaba casando para salvar a su familia de la quiebra. Era obvio que el pelirrojo lo odie o sintiera asco de su persona.
Una fina lágrima surco su mejilla derecha. Para los invitados debería ser lágrimas de emoción pero para él era de condena, había terminado en matrimonio sin amor.
Abrió los ojos al sentir su mejilla siendo tocada. Los ojos rojos lo miraron fijamente.
-No olvides tu lugar. Ahora eres m...
- Felicitaciones, Seijūrō- alguien les interrumpió.
Kōki bajó la mirada. Nunca olvidaría su lugar. No lo haría.
Miró a sus padres, ellos se miraban felices. Por supuesto que lo estaban, les había salvado de la quiebra, y no se los reprochaba haría lo que fuera por ellos, casarse. Ellos sabían que estaba profundamente enamorado del Akashi desde hace años, sabía que lo escogieron a él por ese motivo.
Y aunque el pelirrojo no lo amara, prefería estar casado con él que con Imayoshi Souchi. Nada más de imaginarse casado con el pelinegro se estremeció del miedo. Pues decían tantas cosas malas del azabache.
-Sonrie mi querido Kōki. Es tú sueño.
Pero no así. Quiso decir. Pero no pudo. Lo único que hizo fue abrazar a su madre.
-Bienvenido a la familia Kōki-kun. Haz feliz a mi hijo- su suegra, Akashi Shiori, le sonrió y abrazó -. Es un buen hombre y sabrá hacerte feliz.
Amaba a esa mujer. Era una segunda madre para él -Si, Shiori-san.
-Eres adorable. Me alegra qué tú y Seijūrō estén casados.
Kōki la vió alejarse.
-Felicidades Kōki-kun- el doncel peliceleste abrazó al castaño -. Mira que escondido te lo tenías. Novio de Akashi-san ¿Por qué no sabía nada? Soy tu mejor amigo.
Todos sus amigos cercanos estaban invitados. El castaño abrió la boca para responder pero fue interrumpido.
-Porque yo se lo pedí. Un gusto conocer a las amistades de mi esposo.
Por unos segundos desvío su mirada al pelirrojo. Aquella palabra había sonado tan rara. Por un segundo se permitió fantasear pero regreso rápidamente a su realidad.
-Siento no haberles dicho- dijo avergonzado por mentir. Jamás les había mentido -. Solo que... Queríamos privacidad de la prensa y pues...
-Ya. Kazunari lo hubiera hecho público al enterarse- habló el doncel pelinegrt de ojos grises; Murasakibara Tatsuya.
-E-Exacto- no pudo mirar a Kazunari a los ojos.
-Muu que malos son- el azabache de ojos color miel se hizo el ofendido y se cruzó de brazos -. No tengo la culpa de ser un gran fotógrafo. Aunque me hubiese gustado tomar las fotos de la boda, Kōki. He hecho algunas tomas hermosas. Cuando lo tenga impresas te las daré, Kōki.
-Gracias, Kazunari-san- el pelinegro era un gran fotógrafo.
-Te miras tan hermoso. No pudo evitar hacerte algunas tomas. Aunque...
-¿Qué?- preguntó curioso al verlo titubear.
-No te miras del todo feliz.
Los que los rodeaban guardaron silencio.
-Pero supongo que son los nervios- el pelinegro volvió hablar, algo apenado por la mirada que había ocasionado en los esposo.
Kōki observó al pelirrojo fruncir los labios antes de que se alejara bruscamente. Genial. Ya estaba de peor humor.
Esos segundos no pasaron desapercibidos para el doncel peliceleste.
-Lo siento Kōki. Creo que he molestado a tu esposo- se disculpó arrepentido.
-No te preocupes.
-Pero que hermosas rosas rojas, Kōki- Tetsuya cambio de tema abruptamente, y el castaño lo agradeció mentalmente.
-¿Verdad? Me enamoré de ellas cuando las vi. Shiori-san dijo que estaba bien el color.
-¿Por qué tu suegra escogería el color de las flores?
Kōki se mordió el labio -Mi suegra me acompaño a elegirlas. Yo las elegí. Me enamoré del color en cuanto las ví
-Pues se parece bastante al color del cabello de tu esposo.
Las mejillas del castaño se tornaron rojas al verse descubierto. Continuaron platicando por unos minutos más y, luego se vio arrastrado por su suegra, suegro y esposo para que conociera a varias amistades y socios.
La tarde-noche paso rápidamente, y ahora se dirigirán a su luna de miel.
Mentiría si decía que no estaba nervioso. Y más porque no sabía que iba a suceder ¿Akashi lo tocaría? ¿Tan rápido cumplirían las clausulas del contrato prenupcial? ¿ O BUSCARÍA DIVORCIARSE ?
"Para que el divorcio deba proceder a solicitud de una de las partes, ambas partes se comprometen a 25 años de matrimonio; así como, mínimo procrear dos hijos biológicos a lo largo de estos años".
Frunció sus labios al recordar las tontas clausulas. No tenía escape, y Akashi Seijūrō tampoco. Ese contrato estaba algo extraño a su parecer. Si fuera Akashi, hubiera pedido uno o dos años y no veinticinco.
Por una milésima de segundo su vista se desvío a su esposo. El pelirrojo estaba cruzado de brazos y miraba fijamente a través del cristal de la ventanilla... De verdad que se miraba tan guapo en ese impecable traje blanco. Dejó de mirarlo cuando sus miradas se encontraron, apoyó su frente en el cristal de la ventanilla del lado que en iba sentado.
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Sintió un golpe en su pierna y abrió los ojos, todo era oscuridad. Se sentó lentamente y fue cuando notó que estaba sobre una suave cama, y a su lado se encontraba Akashi Seijūrō. El pelirrojo estaba dormido.
Rápidamente ató cabos, se había quedado dormido y alguien medio lo desvistió, debido a que no traía sus zapatos, calcetines, el saco blanco junto con el chaleco plata, ni el cinturón.
Se dejó caer a la cama y se giró dándole la espalda al pelirrojo. Miró su anillo de bodas, era precioso.... Lágrimas silenciosas comenzaron a humedecer sus mejillas.
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Despertó algo desorientado. Se sentó y el lado derecho de la cama estaba vacío. Soltó un suspiro.
La puerta de la derecha fue abierta de repente.
-La ropa de la izquierda es tuya. Sino te gusta algo cambiarla. Dile al ama de llaves.
-S-Si- averiguando desvío la mirada. El pelirrojo únicamente se cuentra cubierto con una toalla.
-El desayuno se sirve a las 8 de la mañana de lunes a viernes, y los sábados y domingos a las 10. El almuerzo a las 2 de la tarde, la merienda a 5 o 6... y la cena a las 7 sin falta.
Nuevamente volvió a asentir.
-Cualquier duda que tengas, preguntas al ama de llaves.
-Si...
-Voy a ir a trabajar. Cualquier cosa me llamas. No salgas de aquí. ¿Entendiste?
-S-Si- ¿Tenía prohibido salir? ¿Su trabajo? Tenía que ir _Yo.
-Ahora, ducharte. Nina-san va servirte el desayuno en media hora. Bajas la escalera y tres puertas a la derecha es el comedor.
-Si- levantó la mirada y se sorprendió de encontrar al pelirrojo ya vestido.
-El folder rojo tiene todo que vas a necesitar. Cualquier cosa me avisas.
Cerró los ojos al ver al pelirrojo acercarse pero nunca llegó. Abrió los ojos y el pelirrojo ya se dirigía a la puerta.
La puerta fue cerrada y Kōki se dejó caer en la cama ¿Así sería su matrimonio?
Con cierta curiosidad se levantó y tomo el folder, lo abrió. Dos juegos de llaves, una chequera y una tarjeta bancaria con su nombre: Akashi Kōki.
Debajo del folder había una nota: un juego de llaves de la casa, las llaves de tú nuevo auto, conduce con precaución; y la chequera esta vinculada a nuestra cuenta matrimonial. En la tarjeta se le depositara de forma mensual cierta cantidad para tus gastos personales, eres libre de gastarlo en lo que quieras.
Resopló y dejó el folder en su lugar. Él no quería nada de eso, no quería algo material.
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Abandonó la habitación. El pasillo era amplio y lujoso, se dirigió a la derecha y encontró la escalera, descendió lentamente y noto la hermosa sala. No la reconocía.
-Kōki-sama.
Pegó un saltito al ser asustado.
-Lo siento. Soy Nina, el ama de llaves. Mucho gusto.
-Mucho gusto- hizo una reverencia -Furihata Kōki.
La mujer pelinegra sonrió -Akashi. Akashi Kōki. No lo olvide. No olvide su lugar.
Kōki bajó la mirada.
-Seijūrō-sama es un buen joven. Pero tiene que mantener la ...- el teléfono de la casa sonó interrumpiendo a la mujer -. Tres puertas a la derecha está el comedor.
Asintió y se dirigió al lugar. Kōki se extraño al ver la mesa para cuatro personas. Solo un lugar estaba servido, se sentó y comenzó a desayunar.
Media hora después entro Nina -¿Le ha gustado el desayuno?
-Si. Gracias. Está delicioso.
-Me alegra escuchar eso. Más tarde nos reuniremos para hablar sobre sus comidas favoritas. Sábado y domingos es de desayunos favoritos. Así que no se extrañe si a Seijūrō-sama se le sirve otra cosa.
-Entiendo.
-Vaya a recorrer la casa. Puede entrar a todas las habitaciones.
Kōki dudo -¿De verdad? Es que la casa no se ni dónde estamos
-¿Seijūrō-sama no le dijo? Esta es la mansión que sus padres le han obsequiado. Pero él le dirá más.
El castaño sabía que aquello era imposible, de seguro Akashi no le diría nada.
-Anda. Vaya. El jardín está en la parte trasera.
-Gracias.
Se levantó y dirigió al pasillo por donde había entrado. Abrió la puerta de enfrente y se encontró con comedor mucho más grande. La siguiente puerta era un baño. La siguiente una gran biblioteca y en el fondo, yacía un escritorio donde reconoció de inmediato la letra del pelirrojo. Ya luego vería si le dejaba leer los libros.
Siguió recorriendo la casa hasta que llegó al jardín. Era precioso. Tenía las rosas rojas más hermosas que había visto. No solo tenía rosas, sino también otras plantas muy bellas.
Todas rodeaban la gran alberca,y guiaban a un pequeño quiosco.
-Hermoso.
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Una semana transcurrió rápidamente sin nada relevante. Desayunaban y cenaban juntos. Kōki se la pasaba leyendo en la biblioteca o platicando con Nina en cada oportunidad.
Su matrimonio era tranquilo. Akashi Seijūrō no le obligaba a nada. No se besaban, y mucho menos habían consumado su matrimonio.
En las tardes mientras miraba el jardín se preguntaba cuantos años iban a estar así. Pues durante esa semana Akashi no había hecho ni dicho algo sobre el matrimonio.
Sus amigos y padres habían estado llamando para saber qué tal estaba pasando su luna de miel.
"Soy feliz... es mi sueño hecho realidad"
Esa frase la tenía grabada. Sabía que no podía decirles la verdad. Sus padres creían que era feliz, y él no se los negaría. Los amaba, y no quería verlos sentirse culpable.
En cuanto a sus suegros estaban pendientes de ellos. Pero Akashi Shiori no dejaba de preguntado cómo la había pasado en su noche de bodas. Algo que sin dudas evitaba responder a toda costa.
Sabía que Akashi nunca lo amaría.
Soltó un suspiro y se concentró en su labor.
-Kōki.
El castaño saltó al ser nombrado. Miró horrorizado al pelirrojo. Por la puesta de sol ya debía ser tarde -A-AKASHI-SAN.
El pelirrojo se cruzó de brazos y bufó -Ahora soy Seijūrō, tú esposo. Debes llamarme así.
Se sonrojo ante la idea de llamar al pelirrojo por su nombre -Lo intentaré.
-Ven, y toma una ducha. No tenías que hacerlo. Cada fin de semana viene el jardinero- mencionó al ver al castaño cubierto de tierra. Todo el jardín había sido atendido por el doncel.
-L-Lo siento. Es que las ví un poco secas y... Yo.. yo...
-Anda. Ve a tomar una ducha. Nina-san va a servir la cena.
-S-Si- se levantó y fue a dejar las herramientas que había ocupado. Se lavó los pies puesto que estaban cubiertos de lodo. Cerró la manguera y de dirigió a la casa. Al entrar resbaló un poco sobre el piso pero fue detenido.
-Ten más cuidado.
Se estremeció al sentir la cercanía y la voz en su oreja.
-Anda. Ve con cuidado.
Asintió y huyó a la habitación. Tomó una ducha rápida y regreso al comedor.
El pelirrojo ya estaba en su lugar. Les sirvieron la cena. Cuando el plato fuerte fue colocado en su lugar miró con dudas el platillo, comió con sumo cuidado.
La mirada roja cayó sobre el castaño -En está casa no se desperdicia nada. Tienes que comerlo todo.
-Pero...
-Nada. Come. Mucha gente desearía tener aunque fuera un poco.
-Lo sé. Lo comprendo, pero yo..
-Kōki. Come todo.
La mirada roja le indicó que no hablara y comiera. Miró con duda lo último que le quedaba en el plato... No pasa nada Solto un suspiro y comió hasta el último champiñon -Permiso.
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Seijūrō se sintió mal al haber obligado comer los champiñones. Cuando era un niño muchas veces deseo tener aunque fuera un bocado. Por ello, no le gustaba que se desperdiciará la comida.
-Seijūrō-sama- la pelinegra entró al comedor media hora después.
-Nina-san yo...
-¿No le dicho todo, verdad?
-No.
-Hable con Kōki-sama, sea sincero con él. Abra su corazón con él.
-Yo...
- Dígale todo.
Se levantó rápidamente, dejó la servilleta en su lugar y se dirigió al pasillo. Subió corriendo las escaleras y entró a su habitación. Abrió la puerta -Kōki yo...
Se quedó mudo. El castaño estaba en el piso, las cosas del cajón estaban esparcidas a su alrededor.
-Kōki- se agachó rápidamente y giró al castaño, ya que estaba a boca abajo.
Su rostro y pecho estaban de color rojo, se notaba que le costaba respirar.
-Dios ¿Qué tienes?
El castaño se arañó la garganta al querer hablar y respirar.
Apartó la mano, lo sujeto de la barbilla y le dió respiración boca a boca. Cuando notó que dejó de luchar, se levantó cargando al castaño y salió de la habitación.
-¡NINA!
El grito hizo aparecer a la mujer.
-Toma las llaves del auto. Conduce.
Ambos corrieron a la sala.
Seijūrō dió dos veces más respiración boca a boca al castaño antes de llegar al hospital. Al llegar a urgencias grito a todo pulmón que necesitaba ayuda.
-¿QUÉ SUCEDIÓ?- preguntó un doctor pelinegro mientras checaba al castaño.
-No sé. Así lo encontré. Estaba así. Le di respiración boca a boca ya que parecía que no podía respirar.
-Anafilaxia. Rápido. 10 no de....
Seijūrō ya no escuchó más. Se había llevado a Kōki.
-No puede pasar. Dirigirse a la sala de espera, llene este formulario.
Con las manos temblorosas lleno el formulario.
Nina llegó cuando el pelirrojo se dirigía a la sala -¿Qué sucedió?
-No sé. Lo ingresaron a emergencias. Dijeron algo sobre anafilaxia.
-Ohhh...
-¿Sabe que es?
-Reacción alérgica muy grave...
-...- por su mente paso la escena de los champiñones. Por eso los había dejado, era alérgico y él lo había obligado a comerlos-. Mierda.
-Estará bien. Kōki-sama es fuerte.
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El constante sonido de BIP provocó que abriera los ojos, el techo blanco fue lo primero que vio. Levantó la mano, tenía postulas rojas infladas.
Sintió un peso en su vientre. Miró hacía ese lugar, Seijūrō estaba recostado sobre él. Se miraba ojeroso. Le removió el cabello rojizo; era tan suave. Los ojos rojos le miraron.
-Kōki- se levantó abruptamente y acarició la mejilla -¿Cómo te sientes?
-B-Bien- respondió con algo de dificultad.
-Espera. Llamaré al doctor.
El pelirrojo regreso segundos después. Sujeto la mano del castaño y la besó -Lo siento. No debí obligarte. Debiste decirme que eras alérgico.
-Y-Yo no quería hacer enojar a Akashi-san.
-Estoy enojado ahora mismo porque no me lo dijiste. Pudo haber sido peor. Mira cómo estás.
-Lo siento.
-¿A qué más eres alérgico?
-Nueces, cajeta, algunos medicamentos.
-Le diré a Nina que retire todo a lo que seas alérgico.
-No es para tanto. Mientras no lo consuma estará bien.
-No importa. Ya...
La puerta fue abierta interrumpiendo al pelirrojo.
-Buen día, Akashi-san. Me alegra verlo despierto. Si su esposo no le hubiera dado respirar boca a boca no estaría aquí.
Un Kōki ruborizado miro a su esposo.
-Por ahora hemos controlado la anafilaxia, pero, como puede ver se ha quedó aún con los síntomas. Estará en observación las siguientes 48 horas. Le daré un ungüento para disminuir las postulas y la comezón
-Gracias.
-en unos momentos vendrá una enfermera a extraerle muestras sanguíneos. Analizaremos a que es alérgico.
-Entiendo. Mi expediente médico está aquí bajo el nombre de Furihata Kōko.
-Bien. Lo pediré al archivo.
El doctor salió y Seijūrō miró a su esposo -¿Kōko?
-Error administrativo- sintió comezón en la mejilla y alzó la mano dispuesto a rascarse.
-No- detuvo la mano -. Si lo sigues haciendo te quedaran marcas.
-Me pica- farfulló molesto -. Tengo que rascarme.
-Si lo haces, tu bello rostro quedará marcado.
Ante esas palabras su corazón comenzó a latir desbocado, y sus mejillas se tornaron rojas -Q-Queee.
Guardó silencio cuando el pelirrojo le acarició la mejilla. Los ojos rojos le miraban con tanta intensidad.
De pronto la distancia entre ambos comenzó a acortarse. Kōki sintió la respiración su esposo muy cerca de sus labios -Yo...
-¡Kōki!- la puerta fue abierta bruscamente haciendo saltar a ambos -. Hijo. Me alegra que estés despierto. No sabes lo preocupados que estábamos.
-Lo siento- respondió torpemente.
-Nada de lo siento. Mira el susto que le has dado a Akashi-kun. El pobre casi se mueren al verte en este estado. ¿Qué demonios comiste? ¿Por qué no tomaste tus medicamentos? Sabes que debes tenerlos cerca de ti.
Kōki bajó la mirada. No quería preocuparlos -Lo siento. No ví que con la mudanza mi medicamento no estaba. Lo siento mamá. No volverá a suceder.
-Eso espero Furihata Kōki.
-Ya mamá- estiró sus brazos al verla llorar. Su madre de inmediato respondiendo el abrazo. En medio del brazo, y de los sozollos de su madre, vio partir al pelirrojo.
¿Estaban por besarse, verdad? ¿No había sido su imaginación, o sí?
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Al siguiente día lo habían dado de alta. El pelirrojo no lo dejó solo en ningún momento, para todo estaba a su lado y eso le gustaba. Desde el día anterior había sentido diferente a su esposo.
Tal vez se sentía culpable.... Si. Eso debía ser. Se sentía culpable.
-¿Kōki-sama?
Dejó de mirar las rosas -¿SÍ?
-seijūrō-sama a dicho que no podrá venir a cenar. Tiene una junta.
-Ya veo.
-¿Le sirvo la cena?
-Por favor- observó a la mujer alejarse. Nina también le había comentado que notaba al pelirrojo más amable. De seguro era su imaginación.
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Habían transcurrido 11 meses desde que se casaron.
Desde su alergia era cuidado y mimado por Seijūrō. Los fines de semana salían juntos (compras, cine, cafeterías, bibliotecas, acuario, etc), mientras que entre semana se veían en la cena. Y debes en cuando compartían el almuerzo.
Solo había problema, cada día que pasaba el amor de Kōki por Seijūrō seguía creciendo, y el castaño no sabía si Seijūrō le correspondía. En varias ocasiones el pelirrojo le tomaba de la mano, o le daba besos en la mejilla o frente; un gran progreso para él. Pero no sabía que pensaba su esposo.
Su teléfono sonó; una sonrisa se plasmó en sus labios al ver que la llamada entrante era de él -Bueno...
-No vamos a poder salir hoy. Me surgió algo importante.
-Entiendo. No sé preocupe, Seijūrō- dijo desanimado. Esperaba que el pelirrojo no lo notará.
-Te lo recompensare.
-Claro.
-Adios Kōki. Nos vemos en la noche.
- Nos vemos Seijūrō-san.
El pelirrojo colgó y él miró el teléfono. De fondo yacía una foto de ambos en el jardín. Nina se las había tomado.
-Ya sé. Le preparé su pastel favorito.
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Estaba preocupado, Seijūrō no llegaba y estaba a punto de ser la una de la mañana. Se había había acostado porque estaba cansado, pero seguía pendiente de la llegada de su esposo. Esa sería la tercera vez de la semana que llegaba tarde.
La puerta fue abierta lentamente; tenía las luces apagadas. Los pasos de su esposo se escucharon muy poco. Segundos después el pelirrojo se dirigió al baño, unos minutos más tarde el pelirrojo salió y se metió a la cama.
Kōki sintió un beso en la mejilla, y luego ser cubierto. Iba a decir algo pero el olor a flores el llegó a la nariz ¿POR QUÉ OLÍA ASÍ? no dijo nada ni se movió.
No pudo dormir en toda la noche. No dejaba de pensar el motivo de porque olía así. Se levantó directo al baño, su esposo aún seguía dormido. Se quitó la pijama y abrió el contener de la ropa sucia... La camisa de su esposo tenía marca de lápiz labial.
No. No podía ser lo que estaba pensando. ¿No lo haría, o sí?
Levantó la camisa y la olfateo... Flores. Debía ser algún error. Seijūrō no podía estar con alguien.
¿Porqué no? Aunque estaban casados y él lo amara, no significaba que Seijūrō lo hiciera.
Regreso la camisa a su lugar y depósito su ropa. Kōki levantó la mirada y se miró en el espejo. Grandes lágrimas surcaban sus mejillas. Limpio las lágrimas y entró a la ducha.
-Seijūrō-san se hace tarde- dijo, despertandole.
-Mmm Kōki... Dormir.
Por primera vez Akashi Kōki se vio envuelto en un cálido abrazo. Intento alejarse pero el pelirrojo no se lo permitió. Lo único que pudo hacer fue responder al abrazo y acurrucarse en sus brazos.
Por lo menos quería esa sensación una vez en su matrimonio de papel...
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Ya no resistía.
Dos semanas más habían cursado y se había repetido lo mismo: las llegadas tardes y el olor a flores, también chocolate.
Kōki miró absorto la foto de que estaba en el centro de la sala. Era la foto de su matrimonio, la que había tomado Kazunari. Sin duda una bella toma
Seijūrō se miraba tan guapo cuando lo vió por primera vez antes de entrar al jardín donde se casarian.
Si tan solo me amara aunque fuera un 1 % de lo que yo lo amo.
Pensó aquello recordando que esa noche otra vez el pelirrojo le había dicho que llegaría tarde.
¿De todas esa noche tenía que llegar tarde? Esa noche era su aniversario de bodas.
-¿Kōki-sama, no va a cenar?
-Hoy no nina-san- observó aquel pastel de fresas que había preparado para su esposo, tal vez él no recordaba la fecha-. Hoy no...
-Kōki-sama.
-Hasta mañana, Nina-san- se despidió mientras subía por las escaleras.
No lo esperaría.
En esa ocasión no esperaría a que llegara. Se acostaría a dormir ... O eso intentaría.
Su esposo llegó cerca de las 10 de la noche. Le besó la frente y más mejillas. Kōki se percató de que el pelirrojo olía a rosas. El olor era más fuerte que otras veces.
-Kōki, despierta... Kōki.
-¿Qué sucede?
-Te tengo una sorpresa.
-Ya veo... - notó los papeles que traía en la mano - .¿Dónde tengo que firmar?
-¿FIRMAR?
Se sentó correctamente y encendió la luz de la habitación -Si. Firmar. Supongo que ya arregló todo con los abogados.
-¿Abogados? ¿De qué hablas Kōki?
-Pues el divorcio. Supongo que va a divorciarse de inmediato y va a irse con su amante. No se preocupe. Se lo firmo en este momento- jalo los papeles.
-¿Divorcio? ¿amante? ¿De dónde sacas eso Kōki?
El castaño se enfado -. ¡Es obvio que tiene un amante! Todo este mes estuvo llegado tarde. Con marca de labial en su ropa. No tiene que negarmelo. Lo comprendo. Era más que obvio que tarde o temprano iba a suceder. Se vio obligado a casarse conmigo, sin amarme. Es obvio que ya que no se a consumado el matrimonio y tenga una amante me pida el divorcio. Se lo daré, deme esos papeles los firmaré. Así será libre, dejara de estar atado a mi. Así podrá ser feliz.
Cayó de espaldas, y con el pelirrojo sobre él mientras le cubría la boca.
-Escúchame bien. Akashi Kōki. Uno, no tengo un o una amante. Dos, he llegado tarde este mes porque he estado planeado nuestro aniversario de bodas. Tres, el labial es de mi prima Satsuki, ella me ha estado ayudando con la sorpresa, pero es muy empalagosa y no me la puedo quitar de encima. Cuatro, no hemos consumado el matrimonio porque estoy intentando enamorarte desde que nos casamos. Cinco, sé que odias estar casado conmigo. Tus acciones me lo han dejado claro desde que nos comprometimos. Seis, el jodido contrato prenupcial es para mantenerte a mi lado y jamás dejarte ir. Siete, no te daré el divorcio. Ocho, no importa cuánto me odies jamás te dejare ir. Nueve, desde que tengo uso de razón te quiero para mí. Y diez, te amo Kōki. Siempre te he amado.
-¿QUÉ?- estaba confundido.
-Te amo Akashi Kōki. Jamás te dejare ir, ni te daré el divorcio.
Las lágrimas del castaño sorprendieron al pelirrojo.
-¿D-De verdad me ama?
- Por supuesto que te amo Kōki- el nombrado estiró sus manos, sujetó suavemente sus mejillas y lo jaló. Sus labios se unieron en un beso de amor.
-Siempre he amado a Seijūrō-san- sollozó cuando se dejaron de besar -. Yo siempre creí que Seijūrō-san estaba enojado porque lo obligaron a casarse conmigo.
Seijūrō sonrió ante esa declaración; por fin su amor era correspondido. Besó la frente del castaño y lo abrazo -Te amo, Kōki.
-Seijūrō...
Estuvieron varios minutos abrazados.
-Ven. Vamos. Te tengo una sorpresa- ayudó a su esposo a levantarse.
-¿De verdad?
-Claro. Ven.
-Dejame cambiarme...
-Así quédate. No importa.
Kōki asintio y se dejó guiar por su esposo. Al llegar a la planta baja, Nina estaba esperándolos; y sin avisar fue cubierto de los ojos.
-No te lo quites. Vamos.
Estaba caminando a oscuras. No sabía a donde lo llevaba. El aroma a rosas inundó sus sentidos.
-Llegamos.
Seijūrō le quitó la venda y abrió los ojos... Estaba rodeado de rosas rojas, sus favoritas; y veladoras dando un toque romántico. En el centro yacía una mesa para dos - Es precioso.
-Ven- guío al castaño a la mesa.
Kōki miró absorto la comida, era su favorita.
-Anda. Come. Nina me avisó que no has cenado.
Asintió y comenzó a comer. En ningún momento dejó de mirar al pelirrojo ¿NO ESTABA SOÑADO, VERDAD? LE HABIA DICHO QUE LO AMA.
-No lo estás soñando. Te amo, Kōki.
Kōki se sorprendio ante las palabras. La risa del pelirrojo resonó.
-Lo dijiste en voz alta- sujetó la mano de su esposo -. Te demostraré cuanto te amo, Kōki.
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Kōki sonrió maravillado. Su esposo nunca había dejado de mostrarle cuánto le amaba. Cada día Seijūrō le hacía sentir amado y protegido.
-Estas muy enamorado - comentó Tetsuya. Se habían reunido en una cafetería.
-Lo estoy. Soy tan feliz Tetsuya.
El peliceleste sonrió -Me alegra escucharlo. Realmente estaba preocupado por tí.
-¿Por qué?
-Hace un año y medio, cuando te casaste, realmente dudaba que se estuvieran casando enamorados. Pero de verdad me alegra verte así de feliz Kōki.
-Yo...
-Supongo que luego me lo contarás -El castaño asintió -. Cuando planean tener un bebé.
El color del rostro de Kōki era rojo remolacha -Yo.. Etto.. nosotros..
-¿Aún no lo planean?-El castaño negó rápidamente.
No es que aún no lo planeaban, era todo lo contrario, aún no han consumado su matrimonio.
Primero seguían demostrando su amor antes de dar aquel paso.
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El castaño jugaba con Maru, su mascota, un lindo perrito pomerian. Seijūrō se lo había regalo el día de su cumpleaños.
En ese momento yacía sobre el césped, y con Maru a su costado. De pronto una sombra se sitúa sobre él, se giró solo para recibir un beso de su esposo.
-Hola.
-Hola, Seijūrō- sonrió -. Te esperaba hasta el atardecer.
-Lo sé, pero creo que es hora de que leas los documentos que te di hace seis meses.
Kōki observó las hojas. Se sentó y tomo las hojas, comenzó a leer. Miró sorprendido a su esposo -¿DE VERDAD?
-Si. Apenas pude tener un espacio de dos semanas ¿Qué dices? Sería nuestra luna de miel
-Por supuesto que sí- abrazo a su esposo.
Dos hora más tarde estaban abordando el jet privado rumbo a Francia.
Kōki estaba tan emocionado que en el viaje no logro dormir. Miraba a través de la ventanilla las nubes o pequeñas ciudades.
Después de varias horas de viaje llegaron a su destino, aunque tuvieron que esperar para poder aterrizar ya que la nieve les dificultaba.
Seijūrō se deshizo de su saco y se lo cedió a su esposo al verlo temblar por el norte frío.
-No. Te vas a enfermar.
-Vamos. Rápida. Tomemos el auto.
Kōki se dejó arrastrar por el pelirrojo pero al llegar a la camioneta. Abordaron, cuando la camioneta tomo camino, se levantó y se sentó en las piernas de su esposo. Se abrazó a él y ocultó su rostro en su cuello.
-Kōki...
-Así podrás mantenerte caliente. Está haciendo mucho frío.
-Lo siento. No considere el clima- acurruco a su esposo al verlo temblar.
-No te preocupes. Es perfecto- comentó mientras admiraba la vista. Se apoyó en el pectoral de su esposo y continuó mirando el panorama.
Una hora después llegaron a un lujoso hotel, en cuanto colocaron un pie dentro les fue tendida una manta caliente y una taza de café, ambos lo agradecieron.
Después de un par de minutos fueron guiados a su habitación.
Kōki agradeció que la calefacción estuviera encendida.
-En unos minutos le traeran su orden.
Kōki observó a Seijūrō hablar el idioma fluidamente. El hombre se marcho segundos después -¿Qué dijo?
-Ordene un poco de café y té. Y mañana por la mañana nos traeran algo de ropa de invierno, a estas horas las tiendas ya están cerradas.
-Entiendo.
-¿Vas a tomar un baño?
-No estoy loco- dijo rápidamente -. Hace mucho frío. Ahora sólo quiero calentarme.
-Hummm pues yo conozco una forma de calentarte.
Las mejillas del castaño se tiñeron de rojo. Fue sorprendido por una abrazo de oso.
Seijūrō le sonrió, le tomo de la mano y él lo siguió. Llegaron al balcón.
-Es hermoso.
La torre Eiffel estaba cubierta por nieve, las luces solo hacían que se viera hermoso.
-Me alegra que te guste- se acurrucaron hasta que se escuchó que tocaban la puerta.
Seijūrō fue y abrió la puerta. El mismo hombre entró con un carrito de servicio.
A Kōki se le hizo agua la boca por el aroma de la comida. Se dirigió al carrito mientras Seijūrō hablaba con el hombre del servicio.
Panqueques calientes y frutas. Tomó el plato que contenía 3 panqueques y se sirvió la miel. Estaba suaves y esponjosos.
Seijūrō cerró la puerta y sonrió al ver a su esposo comer felizmente.
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Se lo pensó seriamente. Miraba entre las dos opciones y ninguna le gustaba. Tenía una playera corta o una playera algo larga y un shorts corto. Con el frío que estaba haciendo no quería ninguna de las dos.
-Toma. No calienta mucho pero te cubrirá las piernas.
Miró a su esposo. Seijūrō le daba uno de sus pantalones para dormir -Gracias.
Agarró el pantalón y tomo la playera larga, y se encerró en el baño. Estuvo dudando pero al final se metió a la ducha, colocó el agua caliente.
Al final se secó completamente y se visitó, el pantalón le quedó algo grande.
Cuando salió del baño su esposo ya estaba esperándolo, en la cama. Se acostó a su lado y cubrió -¿Tienes mucho frío?
-Algo. Supongo que es el cambio brusco de temperatura.
-Ven- se acercó al castaño y lo abrazo por la espalda.
Kōki se dejó abrazar. Sentía los latidos del corazón del pelirrojo tranquilizandole, y poco a poco fue quedando dormido.
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Inolvidable.
Eran los mejores días que había pasado con su esposo desde que se casaron.
Seijūrō había encantador, caballeroso, amoroso. Todo un esposo perfecto, y a Kōki le encantaba que fuera así con él. Cada día se enamoraba más.
-¿Qué quieres hacer hoy?- preguntó Seijūrō mientras miraba vestirse al castaño.
-Sinceramente, nada- se colocó la playera -. ¿Nos podemos quedar y ver una película?
-Me parece una buena idea. Llamaré al servicio para que nos traigan algo de botana.
Kōki asintió y comenzó a buscar la película en la televisión. Encontró una de sus películas favoritas. Se metió entre las sábanas y espero a Seijūrō. Cuando el pelirrojo se le únio, se abrazó al cuerpo de su esposo.
Seijūrō amaba escuchar reír a su esposo. Kōki tenía una risa angelical. Besó la cabeza del castaño y Kōki le miró, sus ojos se encontraron. Seijūrō se acercó a su esposo y lo besó.
Kōki cerró los ojos y respondió al beso. Ahogó un suspiro cuando la lengua de su esposo invadió su boca, aún así continuó el beso. Pocas veces se habían besado de aquella manera, y las veces que lo habían hecho se había apartado por todo lo que le ocasionaba... Pero esta vez no se apartaría.
Seijūrō aplicó un poco de fuerza dejó a su esposo bajo suyo. Comenzó a descender entre besos.
Kōki se cubrió la boca cuando Seijūrō le mordió, sobre la playera, uno de sus pezones.
-No- apartó la mano -. Quiero escucharte.
Asintió y aferró sus manos a las sábanas. Arqueó la espalda cuando Seijūrō mordió directamente su pezón -Agh~
Seijūrō disfruto de escuchar los gemidos de su esposo, la mirada avergonzada y lujuriosa de su castaño. Kōki cerró las piernas cuando intento tocarlo, por lo que se detuvo -¿Quieres parar?
-N-No. Continúa... Me da pena.
Seijūrō sonrió y le besó la frente -No tienes que sentir pena.
Kōki negó pero dejo de cerrar las piernas. Segundos después Seijūrō comenzó a masturbarle -Aghh. Sei... Mnghh
Seijūrō devoró los labios de su esposo mientras le provocaba placer. Disfruto de ver la mirada lujuriosa de Kōki. Ni en sus sueños más locos lo había imaginado de aquella manera.
Recordaba perfectamente el día que lo conoció.
Su madre había conocido a Akashi Masaomi cinco años antes de casarse. Su madre trabaja para una de las sucursales del magnate. Por lo que sabía de su parte de su madre, ella se enamoró a primera vista pero sabía que algo entre ellos era imposible por las clases sociales. Así que seguio como siempre. Gracias a que ella siempre fue perseverante logro que la ascendieran hasta llegar a una gerencia y allí fue cuando tuvo la oportunidad de tratarlo más.
En un principio su madre se negó a un relación, por las clases sociales y a la experiencia con su padre biológico. Pero el amor ganó, comenzaron un discreto noviazgo que duró tres año y se casaron.
Akashi Masaomi, le dió su apellido. Amaba a ese hombre. Con él conoció lo que era el amor de un padre, siempre le amaría, siempre le estaría agradecido por todo.
Una semana después de la boda se mudaron a la casa Akashi, allí fue cuando lo conoció. Tenía 10 años cuando vio al niño más bonito que había conocido.
Desde ese momento sabía que el castaño era para él. Siempre lo estuvo vigilando, lo vió cambiar, volverse más hermoso. Contadas las veces que hablaron, pues el castaño era tímido. Fueron a las mismas escuelas, y tenían algunos amigos en común.
Intento enamorarlo pero nada funciona.
Entonces la oportunidad se presento. Sus padres estaban hablando, y él les escuchó.
-Cariño, Hana está preocupada.
-¿Y eso? Le pasó algo a la familia Furihata.
-No. Nada "malo". Le ha llegado la notificación para Kōki-kun, la de la nueva ley.
-Oh... ¿Sabes que van hacer?
-No quieren casar a Kōki con un desconocido.
Abrió los ojos ampliamente ¿Casarlo? ... Recordó la tonta ley que obligaba a los donceles a casarse con quién escogiera el gobierno, o bien, quién escogiera la familia del doncel. Pues la tasa de natalidad de donceles estaba bajando.
-¿Entonces?
-Van a buscar entre sus conocidos. Pero no creo que Kōki este de acuerdo. Él es tan lindo. Es una pena que se vea obligado a casarse con alguien que no ama. Hana me dijo que Kōki-kun está enamorado. Casarlo así será muy cruel.
¿Enamorado? Por eso no le quería.
-Pobre. Kōki-kun es adorable. Es un doncel muy lindo. Será el esposo perfecto. Y....- el ruido los hizo mirar -. Seijūrō.
-Me casare con Kōki.
Hicieron los arreglos necesarios con los Furihata. Al doncel le hicieron creer que estaban en bancarrota, y que el matrimonio los ayudaría.
En menos de seis meses contrajo nupcias con Kōki. El castaño no se miraba nada feliz, y eso le dolía. Pero trataría de enamorarlo aún sin importar que el castaño estuviera enamorado.
Ese comentario de Kazunari Takao le provocó coraje. Lo sabía. Sabía que su esposo no estaba feliz, no necesitaba que se lo recordaran. Y fue peor en su noche de bodas. Verlo, tenerlo cerca y no poder hacer nada ante esas lágrimas. Estuvo a un segundo de abrazarlo pero no lo hizo, sabía que posiblemente el castaño se alejaría, y no soportaría ser rechazado directamente.
Pero tanto esfuerzo había valido la pena. Ahora le daba gracia saber que siempre estuvo c compitiendo contra si mismo. Pues Kōki lo amaba a él, a Akashi Seijūrō.
-Agggh... ¿D-De que ríes?
-De nada esposo mío- respondió antes de lamer sus dedos y descender hasta aquel orificio íntimo de su esposo.
-Aghhnnn. Duele.
-Lo siento. Respira- entraba y salía lentamente -Eso es.
Kōki comenzó a mover su cadera. Aquel lugar que tocaba Seijūrō le hacía ver estrellas -S-Sei. Rápido.
-Bien- retiró los dedos y se acomodó entre las esbeltas piernas morenas. Lentamente se hundió en su esposo haciéndole gemir.
-Seijūrō- marco la espalda blanquecina con sus uñas -Agh... Duele.
-Tranquilo- le besó para distraerlo, y también lo masturbo -Eso es.
Toda la longitud de su esposo entrar y salir de su recto. El duro miembro golpeaba cierto punto que hacía que su mente quedará en blanco.
Seijūrō aumento el ritmo al ver que se correría. Todo en movimientos bruscos hasta que llenó el interior de su esposo.
Kōki gimió inconforme al sentir que se salía.
Seijūrō disfruto de la vista que su esposo le ofrecía -Te haré el amor toda la noche.
Se estremeció ante el tono utilizado.
-Te haré mío Kōki Akashi. Completamente mío.
-Sei... Te amo.
Le besó bruscamente y se introdujo en él sin aviso previo -Te amo Kōki.
Kōki solo pudo responder al beso y disfrutar de la atención de su esposo...
El esposo que lo amaba, y no aquel de papel.
Fin.
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