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Capítulo 17 No te apartes de mi lado


La felicidad se apoderó de mi pecho, volver a ver a Rowan me regresó el deseo de vivir, pero incluso en aquellos instantes, mientras observaba su rostro y la copa de vino rebosante sobre sus labios, no lograba evitar el miedo escabullirse por debajo de mi piel.


Esa mujer, ella no parecía querer marcharse y aunque había asentido ante su petición, no confiaba en ella, probablemente no lograría hacerlo nunca. La maldad corría por su sangre, la envidia y la desolación, el vivir una vida miserable siempre trae pensamientos oscuros en la mente de las personas.


La cena se dio por concluida, Rowan extendió su mano hacia mí parados al pie de la escalera y sentí aquellos nervios de la primera vez. Recordé aquellos ojos inertes con los que me miró la primera vez que tomé su mano en contra de mi voluntad, ya no eran los mismos ojos, ahora veía en ellos el amor y la culpa.


Decidí olvidar que fuera existía una tormenta, olvidarme de toda la tristeza que estuve cargando ese tiempo, soltar y entregarme a la ilusión. Quería volver a sentirme yo, volver a soñar como cuando desbordaba inocencia y recuperar mi esencia.


Siempre que la vida te golpea es difícil regresar a ser lo que alguna vez fuiste, pero las soluciones únicamente las encontrarás en el fondo de tu corazón.


Tomé la mano de Rowan y una sonrisa genuina escapó de mis labios al tiempo de subir los primeros escalones. La vida me sorprendía al devolverme lo que creía perdido en mis momentos oscuros.


Entramos en la habitación que esa mujer preparó para nosotros, las sábanas blancas desprendían olor a flores y se veía confortante, por supuesto mucho más de lo que había sido el sitio en el que llevaba durmiendo el corto lapso de tiempo que llevaba allí.


—¿Te gusta la habitación? —preguntó con su voz temblorosa—. Puedes hacer los cambios que sean necesarios, cambiaremos los empleados y podrás acomodar todo a tu gusto.


—No me importa la habitación, tampoco los empleados o algo de todo esto —musité con los labios secos y me atreví a poner mi mirada sobre la suya—. Me importa que has vuelto, que estás a mi lado y que ahora no volverás a apartarte.


—Polly —murmuró mi nombre y sentí arder mi garganta.


Tenía una revolución de emociones atoradas allí, esperando, contenidas y de repente ya no pude ocultar el dolor. Las lágrimas fluyeron sin consentimiento, observé a Rowan con un gesto de súplica.


—Quiero que me lo digas, que sin importar que ocurra de ahora en más vas a permanecer a mi lado —le pedí en un hilo de voz—. No me queda nada en este mundo oscuro, nada a excepción de ti Rowan.


—No quiero apartarme de tu lado, creo que eso debería de bastar para darte la tranquilidad que buscas en tu corazón, pero decirte que no me apartaré de tu lado sin importar nada implica decir mentiras. Estoy dispuesto a hacer arder el mundo entero solamente para hacer justicia.


—No existe la justicia —levanté el tono de voz alterada y presioné la falda de mi vestido con fuerza—. Nada de lo que hagas va a devolvernos a nuestro bebé, nada va a quitarme la culpa de haber sido incapaz de protegerle, por no saber defenderme, es que jamás voy a saber como era su rostro. No sabré si tenía tus ojos, como sonaría su voz al decirme mamá o si diría primero papá.


Vi su rostro desfigurarse, era una mezcla de rabia e impotencia. Sabía que deseaba que cerrara la boca y que no volviera a tocar ese tema jamás, pero el miedo de perder lo único que aun la vida no me había robado era mayor, así que me atreví a continuar.


—No importa si matas a tu padre, al mío o si quemas el mundo entero. Si te marchas de mi lado y no vuelves a salvo, no tendré ninguna razón más para continuar.


—Un cobarde no merece amor, fallé. —sus labios se fruncieron y volví a ver lágrimas en su rostro—. Te lo prometí... Como tu esposo, que te protegería... Iba a hacerte la mujer más feliz de este mundo Polly.


—Aún estás a tiempo de volverme la mujer más feliz de este mundo, pero no será a base de baños de sangre.


Se quedó en un profundo silencio, respiró profundo y vi un leve asentamiento de cabeza. Fue suficiente para sentir que todo estaría bien o al menos que se intentaría.


Mis manos fueron a su rostro, cálido y húmedo por las lágrimas. Las suyas se pusieron encima de las mías y sus labios acariciaron mis palmas con suavidad, se sentía reconfortante poder sentirlo de ese modo.


—Todas las noches deseaba volver a sentirte y lo veía imposible —susurré con las lágrimas al ras—. Pensaba en que no volverías... Me doliste tanto...


—Eres la mujer más fuerte que he conocido —me acomodó el cabello detrás de mis orejas—. Te compensaré cada uno de mis errores.


—Tu único error ha sido no permitirte ser humano...


Su ceño se frunció y una expresión de confusión se apoderó de su rostro.


—Soy humano, ¿acaso el amor real que siento por ti no me vuelve humano? —preguntó haciendo que una pequeña sonrisa se asomara de mis labios.


Sus facciones se suavizaron, como si el simple gesto de una sonrisa hubiera bastado para él, para saber que sabía que me ama.


—Te amo Polly —dijo tan de repente que mi corazón comenzó a galopar dentro de mi pecho.


—Repítelo —le pedí prácticamente por inercia.


—Te amo con locura Polly Marshall —repitió dejando salir una pequeña risa ronca de sus labios.


El sonido más hermoso que había escuchado en todo este tiempo. Sentí el calor profundo recorrer por todo mi cuerpo, emanaba sin permiso y mi cuerpo accionó por deseo propio.


Mis dedos se enlazaron a su cabello, mis ojos se fijaron en los suyos repletos de sorpresa y una sonrisa traviesa escapó de mis labios. Fue un instante pequeño, porque lo besé y lo hice como nunca había besado.


Sus manos pegaron mi cintura a él y solté un leve quejido, pero no fue dolor, sino el efecto que tenían sus manos sobre mi cuerpo.


—¿Estás bien? —preguntó como cortesía.


Mis ojos al parecer lo dijeron todo, sus labios se curvaron en una sonrisa perversa y supe que esa noche sería mejor que cualquier otra para nosotros.


—Quiero volver a sentirme tu mujer, que me recuerdes como se sentía ser deseada —le pedí entre jadeos.


Él no me respondió su boca se apoderó de mi cuello, sentí suaves mordidas mientras la cremallera de mi vestido se iba abriendo poco a poco. Contuve el aire, esos segundos en los que mi vestido resbalaba por mi cuerpo y caía al suelo se sintieron eternos, pero una vez que mi cuerpo estuvo al desnudo pude dejar salir el aire con alivio.


Me tomó como si llevara toda su vida esperando ese instante, me recostó sobre la cama con suavidad y entonces mis manos temblorosas desabotonaron su camisa.


No pude evitar la sorpresa al ver la herida que aún no cicatrizaba, entonces sus palabras comenzaron a hacer sentido en mi mente, él no había tardado todo aquel tiempo en volver porque no quisiera hacerlo. Mordí levemente mi labio inferior con la culpa carcomiendo mi interior, llevé suavemente las yemas de mis dedos hasta la herida y la acaricié lentamente.


—No supe como explicarte esto, me ha quedado grande el negocio —dijo con su voz ronca por la frustración.


Llevé mis labios hasta ella y le di un dulce beso. Era mi manera de decirle que había hecho lo que estaba en sus manos y que no podía quedarse viviendo en el pasado, aunque no sabía si eso era lo que había entendido.


—Rowan, podemos irnos lejos y vivir una vida diferente —murmuré subiendo con suaves besos por su pecho y su aliento acarició mi rostro cuando estuve a la altura de su rostro—. No tienes que seguir siendo esto.


—No sé ser otra cosa que no sea esto Polly, fui creado para esto, soy el heredero de este imperio y empieza a ser hora de que lo demuestre —respondió y con una de sus manos levantó mi mentón—. Solamente por hoy, quiero suspender esta conversación, quiero olvidarme de todo esto.


Decidí cumplir su deseo y hacerlo olvidar en un acto de amor puro, incluso aunque yo no quería olvidarme de todo ello.


Lo empujé sobre la cama y subí encima de él, sus ojos desprendieron un brillo especial al verme desabrochar su pantalón. No fue necesario hacer nada, incluso con esa incómoda conversación de por medio no había podido dispersar la excitación y aquello me hizo sentir orgullosa.


Su deseo por mí era mucho mayor que cualquier otra cosa, me había echado en falta y su cuerpo me lo estaba gritado. Me subí encima de él, entró en mí y ambos soltamos jadeos, nos miramos con sonrisas en nuestros rostros.


—Me hacía falta mi mujer —gruñó tomando mi cabeza y atrayéndome hacía él para besarlo.


Quería decirle que también me había hecho falta de la misma manera, pero no fue necesario, bastó con comenzar a moverme que al cabo de unos minutos me corrí encima de él. Una leve risa escapó de sus labios y tomó mis muslos con fuerza, estando debajo de mí sus movimientos incrementaron, aquella sensación volvió a apoderarse de mí, estallé en gemidos, su nombre resonó en toda la habitación.


—Es tan satisfactorio, quiero escucharte una vez más decir mi nombre —susurró con su voz ronca en mi oído y se movió lento, pero duro a su vez.


—Rowan —dije entre jadeos—. Continúa, por favor.


Rogué una y otra vez, sus movimientos se volvieron bruscos, intensos y... No es necesario decir como terminamos aquella noche.

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