Capítulo 16 Nunca perdí las esperanzas
Galeno tuvo la ingeniosa idea de involucrar a un hombre, dijo que lo mejor que podíamos hacer era meter a alguien para saber con cuantas personas deberíamos de contar para lograr sacarla de allí.
Sinceramente, me preguntaba por qué un hombre como él estaba a esa altura, porque no era muy inteligente. Cambiaba de personal con frecuencia, con el único objetivo de que no pudiera ser espiado, sin saber que de todos modos lo era.
También evaluaba a su personal, exigía un cierto conocimiento en manejo de armas y tampoco contrataba numerosos servidores. El sector se dividía bastante desigual, la mayoría de sus hombres estaban en el área del jardín y no se les permitía pasar al resto de la casa.
En otras palabras, si lográbamos deshacernos de todos los guardias de fuera, que no eran tantos, podríamos acceder al resto de la casa.
Me lo había pensado bastante bien, esto era bueno para mí, pero también para Galeno. Pensaba quedarme con todo lo que había construido la familia Calloway.
Galeno podría llevarse el beneficio y la satisfacción de haberle arrebatado la vida.
Nos preparamos y dispusimos a llevar un grupo de hombres acorde a la cifra que nos había dicho nuestro informante, pero le advertí a Galeno que debíamos llevar de más, porque no me apetecía llevarme ningún tipo de sorpresa.
Cuando llegamos no podía dejar de pensar en Polly y deseaba internamente que nada le hubiera ocurrido. Yo le había prometido que estaría a salvo mientras estuviéramos casados y fallé, era el único culpable de todo lo que estaba ocurriendo.
Sacarla de allí no compensaría el hecho de que tuvo que pasar por una pérdida que nunca recuperaría, eso me hacía odiarme.
…
Los hombres fueron los primeros en entrar y aunque aquello se volvió un campo de batalla, nadie iba a enterarse, de lo que ocurría. La casa tenía amplios jardines, árboles y se veía lo suficientemente amplia como para que el sonido no llegara hasta allí.
Entramos detrás mientras era todo un campo de batalla. Con cuidado logré llegar a la entrada respiré profundo y me armé de valor para entrar, Galeno me dio algunos golpes suaves en el hombro, era su manera de decirme que todo iba a salir bien.
Un par de hombres nos alcanzaron, estaba a punto de subir las escaleras pensando que podrían tenerla encerrada en una de las habitaciones cuando escuché unas voces a la distancia y me apresuré en esa dirección.
No me aseguré si detrás venía alguno de los hombres, tampoco si Galeno me seguía y me detuve ante dos grandes puertas.
—Sé a lo que estabas acostumbrada con Rowan, pero en mi presencia, no miras y no hablas a otros hombres ¿Quedó en claro? —escuché la voz de ese hombre decir.
Me quedé unos momentos esperando si podía escuchar la voz de Polly allí. No escuché nada al otro lado y ya no logré contenerme, así que me apresuré a pasar la puerta.
Al pasarla vi a Polly sentada con un hermoso vestido rojo, pero lo que me impactó fue ver su cuerpo delgado de más y su rostro más pálido, carente de emociones.
Ella se metió debajo de la mesa con prisa, ni siquiera alcanzó a verme y ese asqueroso idiota se quedó con las manos levantadas.
Galeno se paró a mi lado, cruzamos brevemente miradas y él se aproximó mientras yo le apuntaba.
—Vas a pararte lentamente y voy a asegurarme de que no tengas nada que puedas utilizar —informó Galeno.
Tuve que contener mis deseos de sacar a Polly de allí en ese instante y centrarme, un error podría poner nuestra vida en riesgo.
Él le sacó un arma que traía en la cintura y se lo colocó en la suya. Entonces lo miro con un brillo especial en la mirada y supe que este era el comienzo de su venganza.
—Sacate la ropa —ordenó en un tono bajo cerca de su oreja.
Miró a un hombre que estaba a mis espaldas, le hizo un gesto y escuché los sonidos de unas cadenas detrás de mí. Cuando el hombre pasó tenía un collar de metal con una cadena larga, se la pusieron en el cuello de aquel hombre.
—¿¡Perdiste la razón!? ¡No me puedes tratar como si fuera tu puta mascota! —levantó el tono de su voz.
—Quiero que te quites la jodida ropa, no voy a decirte de nuevo que lo hagas —le advirtió con una notoria molestia en su voz.
—¿Qué es lo que vas a hacer si no quiero?
Galeno no abrió la boca para responderle, bastó otra mirada a otro de sus hombres para que le entregara un látigo y no dudó en darle el primer azote que le hizo caer de rodillas.
Esto era algo que había planeado sin siquiera avisarme, pero no podía culparlo aún sus heridas estaban abiertas y había cumplido con lo más importante, ayudarme.
Vi que Polly estaba arrastrándose con cuidado desde abajo de la mesa, al parecer intentaba huir. Guardé el arma en mi cintura, Galeno ya tenía el respaldo suficiente, así que me paré ante ella.
Levantó la mirada, vi el miedo transformarse y se quedó estática, como si lo que menos estuviera esperando fuera verme allí.
—Rowan —musitó con su labio inferior temblando.
Me puse de rodillas ante ella y la rodeé entre mis brazos. Sentí la fuerza de sus manos aferrándose a mi ropa, era su manera de comprobar que aquello no era producto de su imaginación y que verdaderamente me encontraba allí.
—¿¡Por qué me dejaste!? ¡Te estuve esperando cada maldito día pensando que habías muerto! —me gritó entre sollozos y golpeó mi pecho.
Hice una mueca, me continuaba doliendo un poco el cuerpo, pero más me dolía saber que había sido yo el motivo de que ella no estuviera bien.
—Las cosas salieron mal aquel día —informé con la voz quebrada—. Perdóname por fallarte Polly.
Ella se separó un poco, era la primera vez en mucho tiempo que me permitía las lágrimas, que permitía que otros me vieran llorar y se sentía tan liberador. Ella negó con la mirada puesta en mí, sentí sus manos temblorosas limpiando mis lágrimas de prisa.
—Rowan, esperábamos un bebé, pero no pude mantenerlo conmigo —negó poniendo su mirada en el suelo, no quería permitirme ver su dolor.
—Me lo ha dicho mi madre, fui a buscarte, he estado buscándote todo este tiempo —murmuré acariciando su cabello y la atraje hacia mí—. No eres la culpable, te juro que me encargaré de hacer pagar a las personas que se aprovecharon de mi ausencia para hacerte daño. No va a traer de regreso lo que perdimos, pero la historia no volverá a repetirse.
Sus manos rodearon mi cuello, sus dedos hicieron surcos suaves por él y sus labios secos dejaron un pequeño, pero profundo beso sobre los míos.
—Nunca perdí las esperanzas de que un día regresaras, sabía que la vida no podía ser tan injusta.
La ayudé a ponerse de pie, la mantuve pegada a mí sin permitirle mirar a su alrededor. Galeno logró que ese hombre se quitase la ropa y lo obligó a arrastrarse en cuatro patas por la sala mientras reía.
—Espero que no te importe Rowan, pero tomé la decisión de que voy a quedármelo por un tiempo como mi mascota —informó a lo que simplemente asentí.
—Voy a quedarme con esta casa y todo lo que esté dentro, esto incluye a su esposa —observé a la mujer que permanecía en la misma postura.
Polly me miró como si no comprendiera para qué la quería, por supuesto que no pensaba hacer lo mismo que él había intentado con Polly, aquellas no eran mis intenciones con esa mujer. Quería que Polly se sintiera menos sola, que tuviera una mujer a su lado, alguien con quien al menos pudiera hablar de necesitarlo.
—Será un obsequio para ti, puedes utilizarla como tu criada, como tu mucama, como tú quieras hacerlo —le informé tomando su mano—. Eres reina y señora de todo esto ahora, ella será tu esclava.
—No la quiero, prefiero que sea libre de empezar una vida lejos, algo que verdaderamente le dé felicidad, no lo que ha estado haciendo durante todos estos años —comentó Polly.
Quizá en este tiempo pasó por muchas cosas, pero continuaba teniendo el mismo corazón, lleno de bondad. Este mundo no estaba hecho para personas débiles y aunque esa mujer saliera de allí, terminaría cayendo en manos de otro hombre como este, porque el mundo está lleno de ellos.
—Sí puedo opinar, prefiero quedarme y servirle —dijo la mujer mirando los ojos de Polly—. Ahí fuera no tengo nada más, no tengo una familia o un sitio al cual deseé volver.
Polly se quedó algunos momentos como si estuviera contemplando la idea y luego simplemente asintió. Las decisiones estaban tomadas, así que Galeno se marchó y se llevó al imbécil con él.
Mañana comenzaría a esparcirse el rumor y en un lapso de tiempo no muy extenso se nos comenzaría a considerar una nueva amenaza.
—Sube a la habitación, quiero que la prepares para nosotros y tú vas a dormir en el sitio en donde Polly estuvo durmiendo el tiempo que lleva aquí, tú sabrás si eso es bueno o malo —expliqué.
Había algo dentro de mí que sentía que todo esto estaba siendo demasiado fácil. Él era un hombre importante, con un poder significante y no comprendía como había cometido estos descuidos, mucho más cuando se está en este mundo.
—Espera —le pedí cuando estaba a punto de salir por las grandes puertas—. ¿Por qué tu esposo no tenía una mejor seguridad? ¿Por qué se sentía tan seguro en este sitio?
—Los idiotas actúan sin explicación aparente, creen que cuando tienen cierto poder son intocables, que no existirá hombre sobre la tierra con el valor de meterse con una familia de tan alto renombre que tiene socios en todo el mundo —explicó con su mirada fija en mis ojos—. Si me permite darle un consejo, siga esto de ejemplo, para que nunca le toque pasar por semejante cosa.
—Puedes retirarte —dije al fin.
La vi marcharse y el gran salón se quedó a solas, miré toda la comida encima de la mesa. Algunos hombres se quedaron conmigo, así que les dije a todos que nos sentáramos juntos para celebrar, senté a Polly sobre mis piernas y mientras bebíamos una copa de vino juntos, vi una pequeña tímida sonrisa asomarse de sus labios.
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