Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15 Devuélvanme mi vida

Miré a esa mujer, la misma mujer que no se merecía que su nombre fuera pronunciado por mis labios y tensé mi mandíbula. Tenía un plato entre las manos y me veía con esa pena en los ojos.

Falsedad, por supuesto que lo era, no podía ser otra cosa que no fuera aquello y ahora lo comprendía. Aquella primera vez, cuando la vi ser golpeada por mirar a Rowan a los ojos no lo comprendía, sentía pena por la miseria que le tocaba vivir.

Ahora en la actualidad podía saber que ella se merecía vivir en aquel infierno con ese asqueroso cerdo. Me envidiaba por la vida privilegiada que llevaba, por tener un esposo dispuesto a respetarme y a salvarme de ser necesario, algo que ella sentía que nunca tendría.

Pero ahora que Rowan ya no estaba, solamente podía verme como si yo fuese un animal a punto de ser sacrificado. En el fondo era cierto, era un animal en cautiverio y pronto sería servida para aquel hombre, llevaba días empezando a intentar asimilar la realidad.

—Siento mucha pena por ti, pasar de tener la vida perfecta a estar aquí y tener que compartir tu miseria conmigo —musitó mientras se inclinaba delante de mí.

Me tenían encerrada en una habitación vieja, fea y con olor a humedad. Aquello era lo que menos me interesaba, pero no permitiría que nadie me humillara, aquello era algo que al menos había aprendido de la madre de Rowan.

—¿Entiendes lo que está ocurriendo? —pregunté esbozando una pequeña sonrisa que logró confundirla—. Ya veo que ni siquiera te has detenido a pensarlo en ningún momento, únicamente estás disfrutando de mi desgracia.

—¿De qué estás hablando? —habló con una tonalidad desbordada de desconfianza.

—Piensa a futuro cariño, si yo me quedo aquí ¿Crees que tendrás lo que tienes ahora? —solté una pequeña risa con un gesto de burla—. Tu esposo va a probarme pronto y una vez que pruebe mi cuerpo, no querrá volver a ponerte un dedo encima. Mucho menos si ve colaboración de mi parte y no estoy en posición de negarme demasiado.

Era una jodida mentira, me opondría, incluso si eso significaba perder la vida en el proceso. Sin embargo, no voy a negar el placer que recorrió mi cuerpo al ver la preocupación en su rostro y el miedo que empezó a hacer efecto en su mente al contemplar que mis palabras podrían tener un poco de verdad.

Ella dejó el plato en el piso y me lo empujó con el pie. Estaba intentando dejar salir su enfado de alguna manera, no me importó, de todos modos en mis planes no estaba comer esa mierda.

Me dedicó una última mirada fulminante justo antes de marcharse y yo volví a tumbarme. Las heridas de mi alma continuaban abiertas, no tenía noción del paso del tiempo, ni de los días que llevaba allí, lo único que sí sabía era que el sangrado se estaba deteniendo y que aunque no lo tuviera, eso no quitaría el recuerdo de la ausencia de mi bebé.

Me despertó el sonido de la puerta abrirse, supuse que sería esa mujer, que traería la cena, ya que la luz de la luna se filtraba por la ventana, sin embargo, no traía nada.

—Levanta, hoy vas a cenar con nosotros —informó con disgusto en su rostro amargado.

—Aún no me siento bien… —intenté comenzar a excusarme, pero ella negó.

—No intentes excusarte, mi esposo lo ordenó y lo que él ordena aquí se cumple —dijo al fin con resignación.

Me levanté del colchón con un poco de dificultad, ella me tomó del brazo, como si tuviera hacia donde correr y me guio hacia la puerta.

—¿Pensaste en lo que te dije? —pregunté en un susurro que únicamente nosotras dos podríamos escuchar y avancé sin oponer resistencia.

Quizá aquello podría haber sido inicialmente una manera de molestarla, pero si lograba utilizarla para escapar de allí no dudaría en hacerlo.

—¿Y qué si lo pensé? No hay nada que pueda hacer, siempre se hace lo que mi esposo quiere, sin tenerse en cuenta mi querer —gruñó al decir aquellas palabras.

—Si me ayudas a salir de aquí, puedes culpar a cualquiera de los empleados, que cualquier otro asuma la responsabilidad y continuar siendo la única dueña de este sitio —insistí.

Pasamos una puerta, la habitación estaba llena de vapor y supe que se trataba del baño, donde tendría que quitarme el hedor de todos estos días en los que había estado encerrada allí.

—Él no ha dejado de hablar de ti desde aquella fiesta, de desearte e imaginarte. Incluso lo hace cuando estoy encima de él y pronuncia tu nombre, así que aunque quisiera que te largues, no hará mi vida más sencilla.

—Si no me ayudas, no dudaré en hacer tu vida mucho más complicada de lo que será si me voy. En el caso de que me quede aquí, me encargaré de complacerlo y de hacer que me vuelva la oficial.

No hablaba en serio, pero necesitaba asustarla, que de algún modo accediera a sacarme. Me sentía desesperada y cada minuto en el que aún continuaba bajo ese techo, era un minuto más cerca de estar viviendo esa pesadilla que sería imposible olvidar.

—Él intentará acostarse contigo esta noche —explicó sin mirarme al rostro—. No puedo sacarte ahora, si aunque sea lo intento lo notará, porque está en el gran salón, esperando por ti.

Mis labios se fruncieron, ella se paró detrás de mí y me ayudó a desvestirme. Quería pedirle que me dejara a solas, hundirme en el agua y ahogarme allí, antes de que ese sucio hombre me tocara. Sabía que ella no se marcharía.

Nuestras miradas se encontraron mientras pisaba dentro del agua caliente, sus ojos bajaron y recorrieron mi cuerpo con curiosidad. Hubiera preferido que no me viera, pero a estas alturas no me sentía avergonzada de que lo hiciera.

—Tienes un cuerpo admirable, no puedo culparlo por querer tenerte —murmuró con resignación antes de sentarse sobre una banca a mi lado.

Tomó una esponja y me restregó las manchas de barro en mi cuerpo, fue amable, delicada, al punto que estuve por olvidar lo malo que había pensado de ella horas atrás.

El aroma a Rosas me invadió, se me impregnó en la piel y en el cabello. Era el mismo que utilizaba a menudo, me recordaba a las noches al lado de Rowan.

Deseaba que él estuviera con vida, incluso se me había abandonado todo este tiempo, lo necesitaba, justo ahora lo necesitaba de verdad.

Cerré mis ojos con las lágrimas cayendo, pidiendo a lo que fuese que estuviera controlando este juego que era la vida que me ayudara y que me devolviera mi vida.

Lo había perdido todo y no recordaba haber hecho nada tan grave para merecer un castigo de tal magnitud. Me continuaba sintiendo traicionada por mi padre, abandonada por Rowan, furiosa y triste por la pérdida de mi bebé. Ahora también sentía miedo, aquello era lo que completaba la situación.

—Vamos, levanta —dijo de repente arrancándome de mis pensamientos—. No podemos hacerle esperar demasiado tiempo, se va a terminar impacientando y vendrá personalmente a por ti.

Asentí, salí de la tina y ella me secó la piel, Luego me envolvió el cabello y me entregó un vestido.

Me ayudó nuevamente con la vestimenta, de telas refinadas, se notaba y aquello ella también lo notó. Era una mujer desdichada, quizá en todo el tiempo que llevaba allí su esposo nunca le había obsequiado una prenda como esa y en realidad, no es que le faltase dinero al cerdo.

Me miré en el espejo, ella estaba cepillando mi cabello con delicadeza y noté algo que quizá nunca me había fijado, mi cabello se había oscurecido un poco al estar mojado.

Cuando acabamos bajamos, el hombre estaba caminando con impaciencia, al parecer dudando de si debería o no subir. Yo agradecía haberle hecho caso a la mujer, haberme vestido y bajado.

Sus ojos se clavaron en mí por eternos minutos, yo sentí mi estómago revolverse y recordé aquella noche en la que Rowan me salvó.

—Simplemente maravillosa, el color rojo le va tan bien a tu piel pálida —dijo sosteniendo una ancha sonrisa y me ofreció su mano—. Hice preparar un banquete para ti, no tenía la menor idea de lo que te gusta, así que pedí que te lo prepararan todo.

Tuve dudas de si debería de tomarle la mano, pero aquello era lo más leve que podía ocurrirme, así que conteniendo la respiración la tomé.

Me guio con su mano sudorosa hacia el salón, era una mesa larga, llena de platillos de todo tipo y él observó la mesa, maravillado.

—Todo esto es en tu honor, por toda la espera que me hiciste tener y lo mucho que te imaginé cada noche —murmuró en mi oído.

En esos instantes me olvidé de como se respiraba, quise darme la vuelta y correr en cualquier dirección, pero no había a dónde huir.

Corrió una silla para mí y con resignación tomé asiento. Él se sentó a mi lado, vi a su esposa pasar a nuestro lado, con toda intención de sentarse en la otra silla a su lado y él carraspeó.

—Tú vas a sentarte en frente —ordenó.

La mujer hizo un leve asentamiento de cabeza, dio la vuelta y se sentó en el sitio que el cerdo le dijo que lo hiciera.

—¿Te gusta el cerdo? Estás demasiado callada, me puedes hablar con confianza —me aseguró y puso la mano sobre mi pierna por encima del vestido.

—Por supuesto —respondí con la voz temblorosa ante la sensación.

Vi una gran pieza de cerdo caer sobre mi plato ante el chasquido de mis dedos. Miré al hombre que estaba sirviendo el pollo con un gesto de súplica y sentí un leve apretón del hombre sobre mi pierna, obligándome a llevar mi mirada a él.

—Sé a lo que estabas acostumbrada con Rowan, pero en mi presencia, no miras y no hablas a otros hombres ¿Quedó en claro?

Asentí poniendo mi mirada en mis piernas y en su mano con aquel gran anillo. Cerré mis ojos con fuerza y mi mente no dejaba de repetir ¡Rowan! ¡Rowan! ¡Rowan!

—Será mejor que comas, esta noche será nuestra —susurró antes de rozar sus labios húmedos por mi oreja.

Las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro, deseando que esto parara ya, no lo soportaría, sabía que no lo haría y entonces escuché el estruendo de las grandes puertas abrirse y el sonido de las balas hicieron que abriera los ojos.

Vi un grupo de hombres pasar por la puerta e hice lo más sabio que pude, me escondí debajo de la mesa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro