01
Fue un día frío de diciembre en donde todo dio inicio. Jeongin todavía lo recordaba con claridad, los copos de nieven caían del cielo y todo a su alrededor estaba decorado con luces brillantes, una de las fechas más deseadas se aproximaba.
Él se encontraba en un bonito y elegante restaurante, esperando por su cita a ciegas. Se sentía muy nervioso porque era la primera vez que hacía algo así; buscar a alguien con quien salir. No era muy fan de agendar una cita con un desconocido para ligar o cosas así, pero al final su mejor amigo lo convenció y aceptó asistir, esperando por si algo interesante sucedería ese día.
Entonces vio entrar al joven más guapo que había visto hasta el momento en su vida. Él se aproximaba hacia su mesa, el corazón de Jeongin latió con más fuerza. Se sentó justo frente suyo, mostrando una resplandeciente sonrisa que hizo sentir a Jeongin muy flechado.
—¿Eres Yang Jeongin? —preguntó el joven con una voz calmada.
—Uhm, sí, soy Jeongin.
—Qué bien —sonrió, causando que el corazón de Jeongin latiera más deprisa—. Yo soy Hwang Hyunjin, es un gusto conocerte, Jeongin.
—El gusto es mío, Hyunjin.
Y fue así cómo empezó lo que duraría algunos años y que Jeongin creería que sería una hermosa relación.
En esa primera cita ambos platicaron y se permitieron conocer más sobre la vida del otro, Jeongin le contó que estaba en su último semestre de la carrera de turismo y que pronto pensaba realizar un curso de azafato, le explicó que se había enfocado tanto en sus estudios que no había tenido muchas oportunidades de conocer alguien para tener una relación, pero ahora quería intentarlo, quería darse esa oportunidad.
En cambio, Hyunjin le comentó que él ya se había graduado en la universidad de arte hacía dos años, ya era todo un artista que se encontraba realizando cuadros para venderlos y que, además, estaba por abrir su propia escuela de arte.
Luego de esa primera cita, en donde la pasaron muy bien con la compañía del otro, vino una segunda cita, ambos ya sentían más confianza, incluso pasaron navidad y año nuevo juntos. Después las citas continuaron, convirtiéndose en incontables, hasta que oficialmente se hicieron novios. Para ese entonces Jeongin ya se había graduado y había conseguido un trabajo gracias a sus prácticas profesionales.
Medio año después Jeongin realizó su curso de azafato, culminándolo con éxito, mientras que Hyunjin abría las puertas de su escuela de arte. Ambos estaban muy bien, por lo que hablaron sobre ahorrar para empezar a vivir juntos. Y fue así como un año y medio después ambos estaban en buscando un departamento para comenzar a vivir juntos.
—¿Te gusta, cariño? —preguntó Hyunjin, abrazando por la espalda a Jeongin, quien observaba el exterior desde el balcón del departamento.
—Sí, está muy bonito —musitó, dándose vuelta y correspondiendo el contacto que le brindaba su novio—. ¿A ti te gusta?
—Sí, es muy espacioso y queda cerca de la escuela.
—Entonces comprémoslo, ¿sí?
—Sí, mi amor —contestó, uniendo sus labios con los de su novio en un suave y placentero beso, que lamentablemente fue interrumpido por el carraspeo de garganta de la vendedora.
—Lamento interrumpir.
—No se preocupe —murmuró Jeongin.
—Me gustaría saber qué les pareció el departamento. ¿Están interesados en comprarlo?
—Está muy lindo; así que, sí, lo vamos a comprar.
—Me alegra escuchar eso. Entonces vayamos a completar los papeles.
La pareja asintió, siguiendo a la vendedora para realizar los trámites correspondientes y así obtener su departamento.
Su nuevo hogar.
Luego de acomodar todo a su gusto y adaptarse a su nuevo hogar, la relación iba de maravilla. Hyunjin llegaba antes que Jeongin, por lo que se encargaba de preparar la cena, cuando Jeongin llegaba ambos cenaban y tenían su sesión de sexo antes de dormir.
Cómo amaban aquello.
Jeongin chupaba con agilidad la gran extensión de la polla de Hyunjin, miraba desde abajo a su novio, una mirada traviesa que solo conseguía excitarlo más. Mientras que Hyunjin ya no soportó más y agarró con fuerzas los cabellos de Jeongin para acelerar el placer en su cuerpo. Jeongin sentía como el glande golpeaba su garganta, sin embargo, no se detuvo.
Entonces Hyunjin sintió que ya no soportaría más, por lo que decidió sacarlo y dejar que todo su esperma cayera sobre la lengua de Jeongin, quien todo agitado no dudó en tragarlo. Hyunjin sonrió ante tan excitante escena, tomó las mejillas de su novio y, sin importarle la suciedad, lo besó con vehemencia.
La espalda de Jeongin tocó el suave colchó, Hyunjin seguía encima suyo, besándolo con pasión hasta que el aire les falló y tuvieron que distanciarse. Hyunjin atacó el cuello de Jeongin, bajando sus mordidas y besos húmedos por todo el blanquecino cuerpo de Jeongin.
Hasta bajar hasta su intimidad.
Hyunjin giró el cuerpo de Jeongin, dejándolo boca abajo. Jeongin por intuición elevó su trasero, entonces Hyunjin tomó las nalgas de Jeongin y las separó, empezando a chupar y meter su lengua en el agujero de Jeongin, aquel que había sido preparado minutos atrás como entrada principal.
Jeongin se retorcía sobre las sábanas, sin poder soportarlo.
—Mételo... —pidió Jeongin entre jadeos.
Fue entonces que Hyunjin agarró las caderas de Jeongin con fuerza y alineó su pene en el ano ya estimulado, se adentró lento y doloroso para Jeongin, al menos lo fue al inicio, luego fue tan placentero que no podía evitar pedir por más.
Las embestidas dieron inicio, Hyunjin lo penetraba con profundidad, consiguiendo tocar ese punto sensible para Jeongin, quien gemía contra la almohada, completamente nublado de placer.
—Oh, dios, más...
—¿Te gusta? —preguntó Hyunjin en el oído de Jeongin, con una voz ronca que estremecía a Jeongin más de lo que ya podía estar.
—Sí...
Hyunjin dejó un beso en su cuello y fue más brusco, pues sentía que llegaría pronto.
Y fue así, en cuestión de unos cuantos minutos más, Hyunjin se corrió en el interior de Jeongin, sintiendo ese exquisito orgasmo recorrerle todo el cuerpo. Sin embargo, no se detuvo, continuó embistiendo hasta que Jeongin consiguió su propio orgasmo. Ambos se miraron con sonrisas en sus caras, siendo cómplices en el sexo. Hyunjin se acostó y Jeongin lo imitó, acostándose a su lado y abrazándolo con fuerzas.
Ellos se sentían muy felices, así estuvieron los primeros años de relación y sin darse cuenta habían pasado ya 4 años.
Hyunjin continuaba con su escuela de arte y otros trabajos extras, ganaba muy bien y junto al trabajo de Jeongin podían darse una vida estable, con ciertos privilegios. Jeongin había conseguido un trabajo como azafato, por lo que solía viajar demasiado. Veía muy pocas veces a Hyunjin, pero cuando llegaba de sus viajes ambos recuperaban el tiempo que no habían estado juntos.
Al menos iba bien hasta cierta tarde.
Jeongin llegaba de trabajar en una tarde en la que ya empezaba a oscurecer, había realizado un largo y cansado viaje, por lo que ansiaba llegar pronto a su departamento para ser abrazado por los cálidos brazos de su novio, quería sentir su piel después de mucho tiempo sin verlo, más no fue así.
Esa tarde llegó a su departamento como de costumbre y estaba por introducir la clave, sin embargo, notó un pequeño espacio entre la puerta y el marco de esta. Su primer pensamiento fue que un ladrón se infiltró a robar, o peor aún, que alguien entró a asesinar a su novio. Sí, pensamientos demasiados "exagerados".
El pánico se apoderaba de él, no obstante, intentó ser valiente y abrió la puerta lentamente. Todo en absoluto silencio, lo cual no calmaba a sus pensamientos. Entró despacio y en sigilo, viendo a su alrededor para notar algo extraño, pero nada, no había nada extraño.
Lo único que podría considerar fuera de lo normal, eran un par de prendas en el suelo de la sala, la cuales parecían que formaban un camino hacia la habitación que compartía con su novio. Eso lo confundió, así que avanzó despacio siguiendo ese camino de prendas, hasta llegar a su habitación y encontrar la puerta media abierta.
Lo que vio, escuchó y presenció, lo destruyó por completo.
Aquella imagen de su "amado" novio penetrando sin delicadeza a aquella mujer no salía de su cabeza. Aquellos sonidos tan obscenos que salían de la boca de esa mujer no dejaban de reproducirse en su mente.
Se tapó la boca tratando de contener un sollozo, las lágrimas ya caían como cascadas y su pecho parecía una granada a punto de estallar.
Huir fue lo único en lo que pudo pensar esa tarde, se fue sigilosamente intentando no hacer mucho ruido. Cuando salió del departamento, bajó por elevador y se fue de aquel edificio, ya era de noche. Una noche fría y dolorosa, y lo que empeoraba aún más esa noche fue la lluvia.
Infinitas gotas de agua caían desde el cielo mojando todo a su alrededor, las personas corrían por encontrar un refugio y así evitar empaparse, pero Jeongin solo caminaba sin rumbo fijo, dejando que esas diminutas gotas mojaran su ropa, que cubrieran aquellas lágrimas en su rostro, que callaran a su inocente corazón roto.
Esa noche no regresó a su departamento, eligió quedarse en un hotel hasta decidir qué haría después. Estaba pensando en confrontarlo, aunque tenía miedo que eso acabara con su relación, Jeongin no entendía muy bien, pero no quería que Hyunjin se alejara de su lado.
Pasaron unos días, Jeongin se había quedado en ese hotel hasta que al fin tomó una decisión, aunque no sabía que después se arrepentiría de haberla tomado.
Jeongin regresó a su departamento y fue recibido con los brazos abiertos por su novio.
—Jeongin, no pensé que vendrías hoy, no avisaste —dijo Hyunjin, abrazándolo con fuerzas.
—Quería sorprenderte.
—Vaya que me sorprendiste, qué feliz soy de poder verte. Te extrañé mucho.
—Yo también —susurró, escondiendo su cabeza en el pecho de Hyunjin y sintiendo ese hueco en su corazón, le dolía mucho.
—¿Por qué lloras, mi amor?
—No es nada, solo te extrañé mucho que me hace feliz poder verte.
—Qué lindo —dijo con una sonrisa y posteriormente uniendo sus labios los de Jeongin,
Aquel contacto se fue intensificando, así ambos se fueron despojando de sus prendas hasta llegar a su habitación y tener sexo una vez más después de tiempo sin verse. Sin embargo, Jeongin ya no lo sentía igual que antes, intentó callar sollozos cuando Hyunjin lo penetraba, agradecía que estaba boca abajo y así él no vería su rostro empapado.
Cuando terminaron se acostaron abrazado como siempre, aunque Jeongin estaba muy distraído y... distante.
—¿Sucede algo? —le preguntó Hyunjin.
—Uhm, no, nada. ¿Por qué preguntas?
—Es que estás muy pensativo.
—No es nada —contestó con una corta sonrisa para intentar convencerlo.
Luego un silencio se situó entre ambos, algo incómodo.
—Hyunjin —llamó en voz baja.
—Sí, dime.
—¿Tú me amas? —preguntó Jeongin, enfocando su mirada en Hyunjin, quien lo quedó mirando en silencio por unos cortos segundos.
—Sí, Jeongin, te amo —respondió—. ¿A qué viene esa pregunta?
—Nada, solo quería hacerla.
—¿Seguro? Has estado actuando raro desde que llegaste.
—Nah, deben ser ideas tuyas. Vayamos a dormir, me siento cansado —dijo Jeongin, besando de manera rápida a Hyunjin y acomodándose sobre la cama.
Hyunjin se quedó en silencio, observando el cuerpo de su novio, había notado el extraño comportamiento de Jeongin, pero seguro solo eran ideas suyas, por lo que se acomodó a lado de Jeongin y se quedó dormido.
Se quedó dormido sin percatarse de que Jeongin estaba llorando en silencio y con su corazón destrozado.
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