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CAPITULO UNO

ESPERANZA
"Inicio nocturno"



Actualidad.

La noche es fría y el viento no parecía frenar su curso aquel día viernes, sin embargo, aquello no era un impedimento para Chay, quien caminaba tranquilamente junto a su prima Kira por las calles andrajosas de Wurzland.

Ambas regresaban a casa después de un arduo día de entrenamiento en el gimnasio municipal, aquel que visitaban cada tarde para liberarse un poco de sus quehaceres. Estaban exhaustas, puesto que el entrenador de aquel centro deportivo solía ser demasiado exigente, pero al mismo tiempo lo agradecían.

─¿Ya viste como el entrenador me golpeó cuando hacía las sentadillas? Dios, se cree que puedo con todo...

Chay se sonrió al recordar como aquel cejotas había golpeado la espalda baja de su prima, pues Kira al estar muy exhausta perdió la postura y con Guy era imposible no dar más del 100%, él era un tipo bastante perseverante con los entrenamientos de sus muchachos/as.

—...es un exagerado y...

Chay no dijo mucho sobre las quejas de su prima, solo rió un poco mientras sostenía su teléfono con fuerza al estar esperando un mensaje que nunca llegó. Aquello hacía que su humor bajase casi de inmediato, además de sentir una rabia enorme por ello. No obstante, trató de sonreír en cada momento en que Kira soltaba algún chiste.

No tenía que pensar en él ni en su maldito mensaje y mucho menos ahora que terminaba una tarde agradable. No era justo para su prima.

─Es un loco de remate, nos pone peso como quiere y no se da cuenta que...

La frase de Kira quedó a la mitad casi por instinto, en cuanto ambas reconocieron aquella camioneta azul de ruedas gigantes que pasó por el costado con apuro. No obstante, ese no era el problema de fondo, sino que era la persona que se encontraba en el asiento del copiloto de aquella camioneta.

Chay no pudo evitarlo pero sintió arder su sangre de tan solo pensar en la idea que cruzaba su mente. Aquello no era justo, no para ella.

Kira frenó sus pasos al ver como su prima no se movía de su posición y simplemente moduló una mueca.

Él se estaba pasando de la raya.

─¿Esa era la camioneta de Óbito? ─preguntó Kira, a sabiendas que así era y Chay tan solo asintió.

Estaba enfadada, demasiado.

─Iba de camino a dejar a Zoro... ─gruñó por lo bajo, negando con su cabeza— Por eso no me contestaba los mensajes el imbécil. Siempre es lo mismo.

Kira suspiró con pesadez, notando enseguida la molestia en el cuerpo de su prima.

─¿Y por qué no nos llevó? Siempre lo hace...

La pelinegro de calzas violeta —Chay— negó un par de veces antes de volver a caminar. No quería pensar en ello, pero recordar su rostro en el asiento del copiloto siendo completamente feliz como una víbora le hacía hervir la sangre, y no por ella... sino por él.

¿Hasta cuando seguiría con ese juego idiota que no tenía fin? Chay ya estaba cansada.

Kira le siguió el paso de inmediato, sin mediar palabra alguna.

─Iba con Rin. ─respondió Chay, aún tratando que la rabia no se notase tanto. Incluso si la rubia (Kira) ya lo había hecho─ Lo llamaré.

─No, Chay... ─le frenó la menor de golpe─ Él es quien debe llamarte porque sino serás tú quien quede como ridícula. Pero si realmente iba con Rin y Zoro dentro de la camioneta, esta vez ya se pasó. Eso no corresponde. Tú ya le dijiste que no era justo.

Chay observó el teléfono una vez más y luego suspiró. Kira tenía razón. Ella no debía llamarlo, no por algo así. Por más que quisiera, aunque estaba segura que cuando llegase a casa lo haría de todas maneras.

¿Cómo siquiera se le ocurría llevarla a su hogar? ¿O llevar a Zoro con ella dentro del auto?

Era un completo imbécil, un carente de empatía y un incompetente. No lo soportaba.

Ambas estuvieron caminando con tranquilidad durante un tiempo, en las solitarias calles que tanto conocían. A esas horas era común que no hubiese personas transitando u siquiera autos recorriendo las calles, en especial aquel sector donde vivían las dos mujeres. No era nada bueno, pero era lo que les había tocado.

Chay despidió a su prima en cuanto llegaron a su hogar, quien le ordenó casi de inmediato que hiciese saber qué sucedería con Óbito Uchiha y la camioneta en cuanto llegase a casa. Chay asintió con una sonrisa fingida y luego volvió a su rumbo.

Era una gran ventaja que ambas vivieran a cinco casas de diferencia.

Chay suspiró, sintiendo nervios por doquier sin saber la razón. Quizás por la situación o por miedo a lo que pudiese encontrar cuando llegase a casa. Obito estaba siendo un idiota y no escuchaba razones.

Chay lo llamaría de todas formas, de eso estaba segura.

En cuanto llegó a las afueras de su casa, la chica pudo notar como la camioneta azulada ya no estaba y suspiró con alivio. Al menos, ya no tendría que bancarse al idiota de Obito y a su novia en persona. Eso sí que habría sido drástico.

Al ingresar a su vivienda pudo notar que Zoro si estaba ahí, —lo que hizo que sonriera un poco— quien al verla no dudó en correr hacia ella y estirar sus brazos pequeños para generar un gran y fuerte abrazo de oso. Como los solía llamar él.

─¡Mamá!

La pelinegro de ojos castaños sonrió de sobremanera al verle feliz y le abrazó de vuelta, éste saltando eufóricamente mientras luego intentaba separarse. Chay frunció el seño.

─¡Mamá! ¡Espera! ─exclamó, mientras se separaba y tomaba una figura de Goku del sofá, sus ojos brillando a más no poder─ ¡Mira lo que me compró papá! ¡Está genial, ¿no crees?! ¡Al fin tengo a mi Goku!

─Si hijo, claro que lo es...

Chay se sonrió de nuevo al verlo más alegre de lo normal con aquel juguete de acción y presionó con mas fuerza su teléfono en mano. Ya no podía aguantar más. Necesitaba llamar a Obito.

Tras resoplar en el aire para contener las ansias de hacerlo, pudo ver como desde el pasillo se hacía presente un hombre rudo y fornicable de cabellos rubios, aunque viejo a vista de ella. Quien a pesar de que las mujeres menores se le lanzasen encima como si fuera millonario, siempre sería el abuelo de Zoro y padre de Chay.

Él era el único apoyo que la chica había tenido en casi toda su vida y a pesar de todo, le amaba con todo su corazón.

Aunque fuese un maldito picaflor como se dijo anteriormente. Adler Weber siempre sería su padre y el abuelo de Zoro. Por siempre.

─Papá. ─habló Chay, desordenando un poco los cabellos azabache de su hijo. Éste le observó─ ¿Obito estuvo aquí?

El hombre asintió, sin querer hablar.

─¿Venía con la otra no es así? ─la chica no pudo aguantar el preguntar aquello, sintiendo mucha impotencia ante la problemática y su padre no respondió─ Zoro... ─habló esta vez hacia el pequeño, al notar como su padre se achuncaba en la pared como solía hacerlo siempre. Sin habla.

El pequeño azabache ladeó su cabeza y le observó hacia arriba. Chay se odió al verle.

Es que era tan igual a él. Tanto que le atormentaba. Esos ojos ennegrecidos, los gestos, el cabello y ¡Dios! hasta su sonrisa era idéntica.

A veces llegaba a dudar que fuese hijo de ella, porque no tenía exactamente nada que se asemejase. El cabello negro quizás, pero de lo demás... nada.

─¿Con quién venías en la camioneta? ─preguntó sin rodeos, y Zoro posó su vista en el abuelo.

─No le metas en estas cosas, Chay... es un niño. ─regañó Adler, tomando del brazo al pequeño que ya no sonreía como antes. Ahora estaba confundido.

─¡Solo es una pregunta, no te metas! ─exclamó ella, casi perdiendo su cordura por completo con el teléfono en mano─ ¡Sé que tú la viste también y sabes que no me gusta que Zoro esté cerca de ella! ¡¿Por qué demonios lo sigue haciendo?! ¡Y tú no le dices nada!

El padre de ojos azulados dio un leve suspiro y se agachó frente al pequeño Uchiha, quien sujetaba aquel muñeco con ambas manos sin entender mucho lo que sucedía. Aunque no le gustaba cuando su madre se ponía así de histérica. Le causaba temor y repudio, siempre era lo mismo cuando sus padres estaban juntos y ahora que no lo estaban, al parecer nada había cambiado.

─Zoro, ve a ver dibujos animados, ¿si? ─dijo Adler, casi empujándole hacia la habitación para que no viese a su madre de esa forma.

—Per-

Chay le frenó al agarrar su brazo, esta vez calmando un poco sus nervios sólo por su hijo.

─Dime Zoro. ¿Quiénes iban en la camioneta? Y no me mientas o te voy a castigar. ─insistió y el pequeño entreabrió su boca con algo de temor, buscando cierta ayuda en su abuelo que estaba intacto en su posición.

El padre de la muchacha tragó saliva y no dijo más, aquello no iba a terminar bien. No estaba bien meter a Zoro en tales asuntos.

─Pues... —titubeó, aún evitando la mirada de su madre— Iba papá, la novia de papá, ─comenzó a enumerar con sus dedos─ el tío Sasuke, el abuelo y una señora fea esa que siempre viene a casa. Nadie más.

Solo aquello bastó para que la muchacha fulminase con la mirada a su padre, pues cuando más necesitaba apoyo de su parte es que le abonaba las cosas al otro imbécil. Se sintió tonta y poco valorada, por su propia familia. Y sí, le iba a llamar. Eso no iba a quedarse así.

─Zoro, ve a tu habitación.

─¡Pero mamá, no quiero dormir aún! ¡Ahora van a dar Dragon ball Z y quiero jugar con el Goku! ─reclamó, un tanto mañoso y ella le empujó levemente hacia su cuarto.

─¡Ahora te digo!

El pequeño Zoro, resignado ante la petición de su madre no tuvo mas remedio que tirarse a la cama y jugar con su figura nueva aunque se lo hubiesen prohibido, mientras que su madre y abuelo se reprochaban el uno al otro en el salón principal.

Para él, ya era algo común. Aunque no le gustase.

─¡Siempre es lo mismo contigo, Papá! ─gritó ella, desesperada y molesta─ ¡¿Qué parte de que no quiero que la tal Rin esa esté con MI HIJO no entiendes?! ¡¿Por qué no le dijiste algo cuando estuviste ahí?! ¡¿Eh?!

─¡Pensé que eras tú la del copiloto, porque Zoro iba con Sasuke! ─se excusó, aunque Chay no le creyó─ ¡Además, Zoro es hijo de Óbito también y tiene sus derechos!

─¡¿Y qué?! ¡Yo no la quiero cerca de Zoro! ¡No tienes excusa papá, sólo te fuiste con ellos porque no tendrías que caminar y eso a tu nueva novia le fascinaría! ¡No seas hipócrita!

El padre no quiso hablar de nuevo y solo la dejó gritar mientras soltaba un suspiro pesado, pues ella tenía razón en parte. Él debió decir algo, porque Óbito Uchiha se estaba pasando por el culo todo lo que Chay quería y aquello no era justo, para nada. Ella era su hija, no él.

La chica, finalmente cansada de gritar hacia un cabo suelto se lanzó al sofá y marcó su número al teléfono. Aquello no iba a quedarse así, él tenía que escucharla una vez más. No por ella, sino por Zoro. Pero al parecer, nadie le entendía.

─¿Aló? ¿Negra?

Chay sintió como la rabia le subía a la cabeza una vez más al escuchar el tono despreocupado y relajado del azabache, como si no hubiese hecho nada malo.

¿Por qué tenía que ser así?

─¿Pasó algo? ¿Zoro está bien? Dios, es que nos pasamos con la comida y yo...

─¡¿Acaso no puedes ser más descarado Óbito?! ─le interrumpió ella a través del teléfono, siendo observada por su padre─ ¡¿Qué mierda es eso de traer a tu novia a mi casa y encima a Zoro con ella?! ¡¿Qué tienes en la cabeza?!

Óbito suspiró con pesadez, Chay pudo escucharlo perfectamente tras la línea telefónica.

─¿Para eso me llamaste? ¿Vas a empezar con eso de nuevo? ─respondió, su voz un tanto cabreada.

─¡¿Cómo que de nuevo?! ─gritó ella al teléfono─ ¡No quiero que ella esté con él! ¡¿Por qué no lo entiendes?!

─¡Maldición, Chay! ─esta vez era él gritando tras la línea telefónica─ ¡Ella vino a ayudar a mi madre con cosas de la iglesia, yo no sabía!

─¡¿Pero ves?! ¡Ella debería saber que los fines de semana te lo llevas y tú no le dices nada! ¡Más encima te la traes en la camioneta con Zoro atrás en vez de llevarlo a tu lado! ¡Eres increíble!

─¡¿Y qué querías que hiciera?! ¡Ella vive lejos, no puedo dejar que se vaya sola! ─un sonido se escuchó tras la otra línea, una voz en realidad y Chay sabía con certeza que se trataba de Itachi metiendo más leña al fuego. Siempre era lo mismo─ Lo sé. Joder Itachi, ya déjame en paz y vete con Andrea a otra parte. No se metan en cosas que no les incumbe.

La morena sabía que aquello se lo decía a su hermano menor junto a su novia la española y solo se llevó la mano a la frente con frustración, las lágrimas avecinándose en sus ojos al comprender que nadie la tomaría enserio.

─¿Lo seguirás haciendo verdad? ¿Vale más lo que digan tus hermanos o tu madre no es así? ─murmuró ella, con un hilo de voz.

Óbito suspiró.

─Espera un momento.

Ella esperó, y escuchó como se decía unas cuantas palabras con Itachi antes de que una puerta sonase y su voz se hiciera mas fuerte junto al eco. Él siempre tenía que esconderse, siempre. Más si sus hermanos estaban de su parte. Ya no la querían en casa, no después de que Rin llegara.

O ella lo sentía así.

─Ahora sí, dime lo que quieras. ─habló el azabache, su tono un tanto cansado y Chay mordió su labio inferior para no sollozar.

─¿Por qué no me entiendes? ─soltó ella en un hilo de voz, y él dio otro suspiro.

─Si te entiendo, Chay... ─respondió─ Pero en algún momento tendrás que comprender que Zoro tiene que conocer a Rin y...

─¡No, te he dicho que no!

─¡¿Por qué no, joder?! ─él parecía cabreado y Chay no pudo evitar los sollozos─ ¡Tú sales con el idiota de Tobirama siempre y no te hago escándalos!

─¡Tobirama no se acerca a Zoro, ni siquiera le conoce! ─se excusó la pelinegro, su padre dio un suspiro y desapareció en el pasillo. Ya no quería escuchar más.

─¡Esto lo haces solo para que me sienta culpable de estar con alguien que no eres tú! ¡Nosotros terminamos Chay, entiéndelo!

─¡Oh vamos! ─gruñó ella, esta vez poniéndose de pie mientras rechinaba sus dientes─ ¡Eso te lo ha dicho Itachi, no me vengas con idioteces como esa! ¡Lo que importa es Zoro!

─¡Zoro esto, Zoro esto otro! ─se quejó el azabache tras el teléfono─ ¡Tú todavía me amas, desde el primer día y te jode que esté con Rin. No metas a Zoro en esto para cubrir tus...

─Oh, ¿Tú crees? Piensa lo que quieras, yo no te amo ni lo hice alguna vez. No confundas el cariño con amor. Tú bien lo sabes. Por eso estoy con Tobirama.

Silencio. Todo eso fue lo que quedó tras la última sentencia de Chay y al ver que Obito no respondió se decidió por colgar el teléfono. Entonces, dio un suspiro tembloroso antes de lanzar este mismo hacia la pared. Ella no comprendía en que punto de sus vidas terminaron así ¿Dónde quedaron sus fuerzas? ¿Dónde quedó el juntos para siempre?

Sin duda alguna, nada les sería fácil. A ninguno de los dos.

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.

—o—

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? Si bien es corto y un poco flojo es solo una intro de lo que se trata más o menos jaja y no todo es pleito que lo sepan😂.

Y... Eso, espero les haya gustado, que tengan un lindo día y muchas gracias por leer💓

Es mi primera historia AU de Naruto así que espero críticas constructivas😊

Adiosín💓

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