Capítulo 27
— ¿Ha.abla enserio?— inquirí asombrado, el señor asiente y continua diciendo —Si lo hacen, les podré pagar lo suficiente como para que puedan comprar otro boleto, además el alojamiento no es ningún problema, en el "Gran telón azul"—extiende las manos de lado a lado— hay espacios para dos jovencitos como ustedes.
— ¿El Gran telón azul?— intercede Mabel en medio de nosotros —Así es pequeñita, ese es el nombre de este viejo teatro— le guiña el ojo —AAAAHHHH...— exhala ella con la curiosidad resuelta —Pero—dije —No.nosotros nunca hemos actuado, ade.además soy tartamudo y no sé si pueda hacerlo.
—Yo si quiero hacerlo— advierte las ansias de la niña —Mabel— giro en verla —Tu nu.nunca has actuado— ¿Y eso qué?—responde— Mamá siempre dice que no tengamos miedo en enfrentarnos a nuevos retos ya que nos ayuda a crecer— no quise seguir discutiendo por el simple hecho de mencionar a mi madre. — ¡Está bien!—suspiré rendido, mi estado de hermano complaciente se apodero de mi sin que lo esperase—Solo hasta cu.cuando tengamos pa.para comprar los bo.boletos.
— ¡Excelente!— exclama aquel caballero que se le vibraba el bigote de la emoción —Estoy seguro de que se divertirán pero primero quisiera presentarles a todo el grupo —mientras éramos llevado a los vestidores, aquel amable señor nos presentó a cada uno de los actores, algunos eran simpáticos, otros particulares, muchos eran dramáticos citando algunas líneas de sus personajes y casi todos era muy divertidos, siempre lanzaban un chiste pero digo casi todos pues había alguien que no le agradaba nuestra presencia —¡USTEDES!— exclama con desagrado el tal Marcus mientras iba saliendo de su camerino —¿A caso no se tienen que ir?— nos señala la salida
—Oh Marcus no te preocupes, estos jovencitos estarán con nosotros por unos días— cuenta el señor Milo siempre con su sonrisa cálida y relajada que me tranquilizaba— ¡QUE!— se asombra amargamente —¡Como es posibles!—se golpea la frente de forma teatral— Estos niños deben regresar con sus padres— insiste molesto —Además no lo necesitamos— se cruza de brazos —No tenemos funciones para dos mocosos o ¿A caso pretendes usarlos como barrenderos? Si ese es el caso— se soba la barbilla con una mirada picara —Tal vez nos silban de algo.
—¡No, para eso no!— extiende la mano con rechazo—Abriré una nueva función, un clásico: Hansel y Gretel —anuncia subiendo su mentón con orgullo — ¡COMO!— exclama aquel joven con fuego en su mirada —Se supone que esa obra la haríamos Alexandra y yo, incluso la estaba ensayando—señala una pila de papel sobre la mesa donde se posaban todas sus pelucas, maquillajes, peines de todos los tamaños, utensilios de disfraces más un lápiz labial que rodaba hasta caer—Pues ya no— advierte el director —Esta vez quiero que la función del jueves lo hagan unos niños, quisiera hacerlo más realista, el público se asombrará de ver tal sorpresa.
—Si— repone con repugnancia en sus ojos —Seguro se asombrarán de ver un gran desastre—nos ve con ideas malas en su mirada— ¿Estás seguro de querer hacerlo?
—Como que mañana por fin me tomo un baño— asiente aquel caballero sin vacilar en sus palabras más un rápido olfateo de sus axilas, Marcus se queda callado con mucho coraje en sus ojos, no lo disimulaba y como respuesta nos cierra la puerta en medio de nuestras narices —Bien— bufó aquel señor ignorando el maltrato —Ya conocieron a todos ¿Tienen hambre?— inquiere manteniendo una actitud cálida y amable. —Yo si— levanta la mano mi hermana con suma alegría como si dijera Presente...
Al día siguiente estaba el señor Santiago dándonos las instrucciones de la obra —Bien Cody tan solo visualiza lo siguiente— estira sus manos en una visión imaginaria—Eres un niño pobre y miserable, sus padres están pasando por una situación económica sumamente terrible y ahora tu madre toma la alarmante decisión de abandonarlos en el bosque ya que no tienen para mantenerlos.
—¡Oh pero que Madre tan cruel!— dice Mabel en un tono serio —Quien abandonaría a sus hijos en un bosque, por lo menos mi mamá no haría eso ¿Verdad Cody?— inquiere viéndome a los ojos, me mantuve callado apartando la mirada pues no quería opinar sobre ese tema, ya saben porque —Bien Mabel tu será Gretel—señala el señor— y tu madre será Alexandra— enseguida aparece la joven con un atuendo de lavandera de los años treinta, a pesar de todo le quedaba fantástico, ese es la ventaja de ser joven y hermosa, hasta el ropaje más feo le queda como un fino vestido de seda.
—Mami— se lanza la niña sobre ella fingiendo que es su hija—Oh pero que niña tan linda— cuchichea la chica con una sonrisa grande y los brazos bien abiertos —Es una lástima que tenga que lanzarte al bosque mi pequeña— ríe mientras la abrazaba.
—Yo conozco un lugar donde los lobos suelen andar— propone Marcus saliendo de la oscuridad del telón —Tal vez los adopte una pareja de lobos, Mmm... quien sabe— sonríe con maldad.
—Oh Marcus tan desagradable como siempre—reprende la joven— tal vez en esta historia en vez de ser los niños sería mejor que el padre se quedara en el bosque— le mira con vehemencia mientras la niña se escondía entre sus brazos.
—Quizás pero— se mira las uñas con poco interés—No fue el padre quien tomó la decisión, además si fuera así, sería mejor lanzarlos a los osos en vez de hacerlos sufrir de hambre hasta morir, creo que sería lo más humano o ¿No?— siguen idealizando con una voz malvada y un semblante sombrío. Mabel se sigue escondiendo de él y observa con ansia de protección a la chica — ¿No me lanzaras a los osos verdad?— inquiere con preocupación como si fuera a suceder
—Oh mi niña jamás te haría eso— la vuelve abrazar como si fuera un peluche—¡Preferiría lanzar a Marcus! en vez de a ti mi amor pero creo que es tan acido que hasta los osos les causaría indigestión así que no le causaría tal disgusto— sonríe con malicia sacándole la lengua. Aquel amargado joven chita con la lengua y se retira murmurando —Ahs... Que ridículo.
—Oye Marcus— dice Santiago— ¿Qué?— voltea a verlos con las manos en los bolcillos —Como ayer me dijiste que estabas interesado en participar en la obra toma— enseguida le lanza unos trapos verdes y grises más una máscara y peluca — ¿Qué es esto?— lo ataja con extrañamiento—Es tu disfraz, serás la bruja— ¡QUEEEEEEE...!— se impresiona amargamente y Alexandra cae de la risa, de broma no se lanza al suelo—Oye, oye—ríe— ese papel si te queda ¡Es perfecto papá!— aplaude viendo al señor.
— ¡OLVIDALO!— suelta aquel disfraz y se marcha con la barbilla en alto —Ya no me interesa la obra— se retira refunfuñando —Oh es una pena— dice Santiago con aire de preocupación o finge en hacerlo —Porque en esta obra están invitados los de la producción de Estrella de Oro, ya sabes... los que hicieron la película Luna de Sangre— ¿La de los vampiros?—se voltea el joven con aire de asombro en su mirada —¡Cual más!— se cruza de brazos el tal Santiago esperando a que por fin mordiera el anzuelo —Espero que no estés jugando conmigo—señala con una mirada retadora— pues si es así, es una broma de muy mal gusto—¿Cómo crees que yo vaya hacer una broma de tal magnitud? Me ofendes Marcus— dice aquel caballero de forma sonriente jalando su anzuelo. Aquel joven se queda callado pensando si lo que dice es en serio o no, nos recorre con su mirada pero aún guardaba su rechazo —Bueno— interviene Santiago en su silencio con ápices de poco interés —Iré a decírselo a Cristina tal vez ella qui...—NOOOOO...— exclama el joven con potencia — ¡Acepto!— por fin lo escupe del pecho.
El padre de Alexandra sigue caminando como que si aquella respuesta fuera tan esperado para el cómo las ganas de ir al baño a las 10:45 de la mañana —Ya vengo, es mi hora de liberar al prisionero— se marcha con las nalgas temblorosas.
Alexandra aun carcajeaba lo que le quedaba por desahogar, Marcus esperaba con su típico mal humor —Terminaste princesita— dice en tono sarcástico —Oh Marcus creo que de todos los papeles que has interpretado hasta ahora, este se identifica más contigo — sigue riendo
—JAA... JAAA... JAAAAA...— suelta el joven con amargura —Lo mismo digo yo, te veo más como una pobre lavandera que como una princesa, señorita— pasa de largo y Alexandra se lo toma como gracia en vez de una ofensa —Y ustedes— nos señala a mí y a mi hermana pero más a mi observándome directo a los ojos —Espero que dos renacuajos como ustedes que no saben ni improvisar una lagrima me arruine mi momento de gloria— se señala con ceremonia —Espero que no la vayan a regar o si no— enseguida se me acerca haciéndome ver el fondo de su amenaza cambiando su voz —Sera mejor para ustedes que después no duerman jamás en este teatro ¡Esta claro!— me suelta la prenda del cuello—Si— asiento perturbado.
Han pasado los días y cada vez hemos mejorado en la actuación, se ve que mi hermana lo disfruta, era como un juego para ella, en cuanto a mi estoy tratando de superar el miedo escénico, muchos de los actores me han dado sus particulares consejos, algunos me dicen que me imagine como si estuviera en el baño hablando con las paredes, otros; imagine como si estuvieran disfrazados de payasos cosa que no me simpatizaba mucho pues no me gustan los payasos y alguien más me dijo— solo piensa que todos andan en ropa interior, suelo hacer eso y ¡Funciona! pero si de repente se me atraviesa una pava bien buena Mmmm... me la imagino como si no tuviera nada— sonríe con picardía mientras pensaba, vaya pervertido.
En cuanto Alexandra me dio un muy sencillo consejo —Solo diviértete, nadie sabe lo que vas a decir, olvídate que hay público, olvídate de todos ellos e imagina que estas en el lugar donde anhelarías estar y sobre todo lo más importante aún—señala—no tengas miedo a fracasar, algunas veces se me olvidan ciertas líneas pero continuo y Marcus tan perfecto que se cree comete más errores que yo pero solo lo notamos nosotros, no el público así que nadie te va a juzgar, solo gózalo— me giña el ojo.—Pero...—añado—Soy ga.gago—enseguida ella acaricia con ternura mi cabeza hasta deslizar sus dedos sobre mis mejillas y dice —Como dije, no pienses en el público, solo gózalo—sonríe.
—Gra.gracias lo tendré en.en cuenta— dije relajando mis hombros.
Cuando estábamos a punto de continuar al segundo acto escuchamos unos ruidos secos detrás de las butacas cerca de las taquillas — ¿Qué sucede?— se extraña Alexandra sin poder concentrarse en su dialogo, el ruido se hacía más fuerte y de repente se abren las puerta y entra el viejo Paulino, el barrendero, andaba muy exaltado como si alguien los persiguiera y venia corriendo hasta subir al escenario, agitado y después de recuperar el aliento dice —Señorita Milo— vuelve a tomar otra bocanada de aire —¿Qué ocurre?— se inquieta la joven al igual que todos los presentes —Su padre ¡Debe venir enseguida!— ella sin vacilar acude a su encuentro y todos le seguimos atrás, cuando lo vemos andaba encorvado en el suelo, cubriéndose su barriga soportando el fuerte dolor de un golpe en el abdomen y sobre él se hallaba un hombre alto como un poste, tan pálido como un muerto, robusto de mirada inquietante y de sonrisa ladina vestido de gabardina negra y detrás de él se encontraba un sujeto pequeño, regordete, cabeza pelada hasta la coronilla de nariz puntiaguda y de mirada maquiavélica con un traje de ejecutivo del banco —¡QUE SUSEDE!— exclama la indignada Alexandra protegiendo a su padre —¿Por qué golpean a mi padre? ¡Abusivos!— encara al hombre que lo estaba golpeando, es una chica muy valiente —Hija no...—masculla su padre en quejidos.
—HAAA... esta es tu hija Santiago—sonríe de oreja a oreja el pequeño hombre— nunca me habías hablado de ella es muy hermosa— dice con una mirada de intensiones lujuriosas — ¿Quién son ellos papá?— pide Alexandra muy confundida —Ooohh... ¿Tu padre no te ha hablado de mí?— inquiere el bajito con decepción —Muy mal... muy, muy mal...—prende un habano cubano y exhala el primer humo sobre ella —Todos me llaman el Chebo preciosa pero para ti me puedes decir el Papi— le guiña el ojo con el habano en la boca, Alexandra seguía sin comprender diciendo —No lo entiendo— declara
—Mira preciosa— se quita el habano de la boca y escupe el siguiente humo con profundo placer —Esto es tan solo negocios y tu padre nos debe mucho dinero, estoy cansado de esperar, así que vengo a recoger lo que me debe— vuelve a ponérselo en la boca
—Dinero ¿Cuál dinero?— inquiere ella enrarecida —No me digas que el...— se queda tiesa de la muy mala impresión sin decir lo último hasta que intercede el Chebo diciendo —Tu padre es un hombre bastante avaricioso que después de una buena racha se arriesgó en ir a la más grande y bueno— exhala otro humo —Me vez aquí ahora—sonríe.
— ¿Cuánto le debe?— dice con una profunda decepción en su semblante —Mmmm... 2 millones de Duros bien dorados hermosa— vuelve a sonreír. Alexandra se le paraliza del horror los ojos — ¡Es mucho!— exclama
—Por favor dime algo que no sepa—sonríe— y bien ¿En Dónde está mi dinero?
—No lo tengo— susurra el tal Santiago arrastrándose en el suelo — ¿Qué dijiste viejo?— inquiere el Chebo con una mirada de serpiente —Sabes Santiago—se le acerca a él casi pisando su oreja izquierda como si fuera una cucaracha— las cosas se van a poner muy feas si no consigues ese dinero pero como sé que un miserable alcohólico como tú no tiene ni para caerse muerto será mejor que comiences a decirles a tus actores que se busquen otro trabajo— enseguida todos murmuran muy indignados.
— ¿A qué te refieres?— intervino la chica —Que si no tienen mi dinero—declara el hombre señalándole con el habano— este teatro vendrá a ser propiedad del señor Luciano mi jefe, será un lugar perfecto para construir un Bar casino ¿No lo creen?— vuelve a fumar
— ¡No puede hacer eso!— ruge Marcus llegando a la escena —Y ¿Quién me va a detener?— repone el Chebo observándolo con burla —A caso una mariquita como tú— Marcus se acerca para enfrentarlo hasta que interviene el enorme subordinado —Ven y dímelo en la cara ¡enano!— asevera hasta que recibe un fuerte golpe en el abdomen por parte del matón y cae al suelo de forma instantánea —Mariquita— dice el Chebo arrojándole las cenizas del habano en su cabeza.
— ¡PORFAVOR BASTA!— intercede Alexandra cubriéndolo con su sombra —Tan solo denos un tiempo más y le conseguiremos ese dinero ¡Por favor!— junta sus dos manos en suplica. El Chebo se queda callado, en estado meditativo hasta que sonríe diciendo —Vaya Santiago tienes suerte de tener a una hermosa hija que abogue por tus negocios y persuasiones ¡Esta bien! Les daré dos semanas pero con una condición— señala
— ¿Cuál?— inquiere la chica tensa —Que me acompañes por una noche en mi recinto, me gustaría disfrutar de tu presencia hasta el amanecer pero tienes que hacerlo muy bien dulzura— sonríe con lujuria soplándole otro humo en la oreja — ¿Qué dices preciosa?
— ¡Maldito degenerado!— escupe Marcus volviendo en si hasta ser pateado por el gigante — ¡BASTA! ¡DETENTE! ¡PORFAVOR!— sostiene ella los pies del grandote —Por favor Chebo— intercede Santiago levantándose por fin—Se lo suplico, no mi hija, por favor— cae al suelo llorando de suplicas cosa que le destroza el corazón de su pequeña —No mi pequeña, por favor no mi pequeña—murmura.
Enseguida de forma inesperada aparece una tercera persona y le susurra al oído del pequeño Chebo hasta que este lanza un quejido de fastidio —Ooohh... ¡está bien!— declara —Tienen suertes de que asuntos mayores necesiten de mi intervención, les daré cinco días— señala con los dedos— ¡Ni más ni menos!— se retira diciendo—Espero tener mi dinero pronto o díganle good bye a su viejo teatro— ríe con malicia. Ahora Santiago y el resto de los actores se hayan en un fuerte predicamento con una solución que con el tiempo que se requiere parece casi imposible...
Continuara...
Buenas noches mis estimados lectores, espero que hayan podido disfrutar de este capítulo. Que lio, tremendo, ahora el teatro está a punto de quedar en manos de unos mafiosos ¿Qué estaba pensando Santiago en involucrarse con personas como esas? Siguiente intriga: ¿Qué se les ocurrirá para conseguir ese dinero? ¿A caso habrá alguna esperanza para ellos? ¿A caso Cody y su hermana encontraran la solución? Y de no ser así ¿Qué les pasará a todos los actores? Todo eso lo sabrán en el siguiente capítulo. Saludos ^^
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