Capítulo 2
—¿Tenemos muchos pedidos? —Salté en mi asiento al escuchar la voz de mi jefe.
—Leopoldo me asustaste —exclamé—, de nuevo.
—Contesta con rapidez.
—Tenemos diez pedidos de limpieza, cuatro para diseñar nuevos collares y el señor Alaric encargó un anillo para su esposa, archivé el pedido en su escritorio, señor.
Leopoldo golpeo dos veces con su bastón el piso, después asintió ante mi respuesta. Subió las escaleras para ir hasta su oficina. Siempre lograba asustarme con sus apariciones, él era mitad elfo y humano, creía que esa era la principal razón por la cual me dio el trabajo. No me quejaba, era mejor que estar en el basurero donde la mayoría de los humanos trabajaban.
Ubiqué la joya que estaba examinado de nuevo debajo de la lupa, debía inspeccionar cuidadosamente para identificar cualquier daño antes de poder comenzar con la limpieza. Según su dueña, tenía aquel anillo desde los quince años y requería una limpieza profunda, era una vampira y no quise preguntar cuántos años ella tenía en la actualidad, sería demasiado descortés.
Tomé el pincel para hacer una limpieza superficial que profundice con agua tibia y un líquido verde que, hacia Leopoldo de forma casera, ayudaba a que la limpieza fuera más fácil y no perjudicaba a la joya. Dejé la joya en un paño, mientras ubicaba en el libro la piedra, necesitaba leer cuanta cantidad de agua y raíz estelar debía poner para dejar reposar el anillo.
Machaqué en el mortero veinte gramos de raíz estelar y cinco gramos de lirio lunar, cuando la pasta estuvo perfecta, agregué el agua tibia. Batí para que todo se mezclara y con una pinza tomé el anillo dejándolo en la solución de limpieza. Según el libro debía dejarlo por ocho horas para que recobrara su brillo natural, mañana cuando comenzara mi turno estaría listo.
Me lavé las manos y escribí varias notas dejando aclaraciones de las diferentes limpiezas en las cuales estuve trabajando durante todo mi turno. Me coloqué el grande abrigo color negro, la bufanda y el gorro de lana. Eran las diez de la noche y según el termostato estábamos -6 °C. Me congelaría completamente durante todo el trayecto hasta llegar a mi departamento.
La diosa Luna sacrificó todo por sus hijos, pero su hermano, el heredero del sol, la maldijo por desafiar las reglas. Los dioses no debían mezclarse con los humanos, una regla fundamental establecida para evitar disturbios. Sin embargo, aquellos niños nacidos de la unión entre la diosa y un humano dieron origen a una nueva raza, una raza perfecta que nunca debió existir. Como resultado de esto, el dios del sol los maldijo, eliminando su perfección original y creando algo completamente nuevo: hombres lobos y vampiros.
Cuando el dios del sol se encontró en la misma situación, Luna cobró venganza y maldijo a sus hijos con la misma potencia, creando un caos en el mundo. Las gárgolas y dragones fueron los nuevos seres mágicos que habitaron la tierra.
Los seres mitológicos buscaron su lugar en la tierra, manteniéndose en secreto por bastante tiempo y cuando decidieron tomar su lugar correspondiente como seres superiores lo hicieron sin una pizca de temor, derrotaron a los humanos y dividieron el mundo formando nuevos territorios, el gobernante era quien más fuerza tuviera, el Alfa que resaltara más en todas las habilidades.
Inmarcesible, a pesar de ser un territorio frío, se destaca por ser el más poderoso en comparación con las demás manadas. Su líder es un hombre lobo más antiguo, gobernando con sabiduría y guiando su tierra hacia la grandeza. El territorio de Inmarcesible está dividido en varios sectores que separan a su población en diferentes niveles. Además, se enorgullecen de tener exportaciones diversas, como gas, mariscos y una amplia variedad de joyas, siendo el Ópalo su piedra preciosa más característica y destacada.
Candilazo es una manada que colinda con Inmarcesible y se distingue por tener temperaturas ligeramente más altas. Aunque posee un extenso territorio, cuenta con menos integrantes en comparación con otras manadas. Su líder, un hombre lobo relativamente joven, se propuso desde el principio convertir su territorio en una región fértil para la agricultura, lamentablemente los resultados han sido opuestos debido a las condiciones climáticas desfavorables. Sin embargo, la manada destaca en la exportación de productos cosméticos y farmacéuticos, donde su Alfa se ha convertido en un líder indiscutible.
Mondo es una manada contigua a Inmarcesible y se distingue principalmente por su suelo rico en petróleo y oro, dos de los elementos más valiosos y costosos...
Decidí quitarme los auriculares y apartar la computadora a un lado. Tomé mi abrigo y me lo puse, ya que creí haber escuchado un golpe en la puerta. Aunque escuchar música era fundamental para terminar el guion de Historia I, me di cuenta de que me estaba aislando demasiado del mundo. Necesitaba poder transmitir a los niños las características distintivas de las manadas, resaltando sus diferencias de manera general. El guion era una especie de repaso y apoyo visual para mí misma. Las prácticas docentes eran la última asignatura que debía aprobar, y hasta ahora estaba desempeñándome bien en ella.
—Aquí tienes —una cesta grande con ropa doblada fue lo que chocó con mi cuerpo apenas abrí la puerta—, la lavadora dejó de funcionar y no pude lavar el resto de tu ropa.
Marino me entregó una bolsa con algunas prendas sucias. Le sonreí agradeciendo el favor y entré a mi departamento de nuevo, dejé la ropa en mi cama y tomé de la pequeña mesa la bolsa negra con diferentes artículos que compré en el supermercado.
—Compré lo necesario para sobrevivir por esta semana, no me alcanzó para mucho más. —Le entregué la bolsa y él mostró una sonrisa llena de gratitud, Marino odiaba hacer las compras y en mi caso lavar la ropa, era un trato justo.
—Lamento no poder hacer más, pero mantenimiento lo arreglará mañana.
—No hay problema, total la ropa que quedó no era tan prescindible.
—¡Alguien ayúdeme! —Un grito distante captó nuestra atención, interrumpiendo nuestra conversación.
—¿Oíste eso? —Marino se alejó de mi puerta y miró hacia las escaleras, dudó, pero empezó a subir.
—¡Espérame! —Agarré un par de guantes y mi gorro, cerrando la puerta mientras tanto, y me dispuse a subir las escaleras.
Troté por las escaleras hasta subir a la azotea, la puerta estaba abierta y Marino se encontraba quieto en ese preciso lugar, me acerqué para mirar quien necesitaba ayuda y entendí perfectamente al mirar la escena porque mi vecino parecía una estatua. Había una criatura sobre una mujer, la chica del piso dos, que estaba siendo devorada por aquel hombre, no fue necesario un escaneo con profundidad para entender que era un vampiro, uno infectado para ser más precisos.
—Maldición —susurré.
La criatura nos identificó dejando a un lado el cuello destrozado de la mujer y dándonos completamente su atención. No quería su atención, solo huir y esconderme de aquel vampiro. Miré a todos lados buscando el botón rojo que era exclusivo para sonar la alarma de seguridad, eso llamaría a los guardias y nos salvarían. Maldita curiosidad, estaba convencida de que se trataba de una criatura atrapada en el puente que necesitaba nuestra ayuda para salir debido al hielo, pero resultó ser porque estaba siendo atacada por un infectado.
Uno de los botones se encontraba en el piso de abajo, si me movía el vampiro me atacaría con su velocidad, no funcionaria. El otro botón estaba al lado de los controles del puente, el color rojo relucía tentándome en apretarlo, era el más próximo.
Ninguno de los planes que había ideado en mi mente resultó efectivo, especialmente cuando el vampiro se abalanzó hacia nosotros. Afortunadamente, logré esquivarlo y corrí como una loca hasta llegar al lado del puente. Con gran dificultad, alcancé a tocar el botón que generó un ruido apenas audible, y segundos después sonó la alarma. Mi intención era entrar al puente y cerrar la puerta para protegerme, pero al intentar abrir la puerta, no cedía. Miré hacia atrás y lamenté haberlo hecho. Marino estaba luchando contra aquel vampiro, pero solo resistió unos segundos antes de que el vampiro le clavara los dientes. Solo pude escuchar su grito de ayuda. ¿Cómo podría ayudarlo?
No podía, él ya estaba muerto.
El vampiro dejó a Marino y dirigió su mirada en mi dirección. Podía oler su putrefacción desde mi ubicación y notaba como se le veían las venas por su rostro, estas resaltaban porque eran negras, indicio de su enfermedad. Los infectados eran vampiros que portaban una enfermedad que había mutado dentro de su propia especie. Posteriormente, esta enfermedad se extendió por ciertas áreas del mundo, era letal para las especies y volvía locos de sed de sangre a los vampiros que la portaba, incapaces de controlar sus impulsos.
Un simple humano no sobrevivía a un infectado, era imposible.
Al retroceder para ampliar nuestra distancia mi pie se resbalo debido a la sangre de aquella muchacha, trastabillé un poco, pero me mantuve en pie. El vampiro simplemente se abalanzó hacia mí, como pude logré esquivarlo y él terminó resbalando por la nieve y golpeando su cabeza con el borde de la azotea.
Miré a mi alrededor, la puerta estaba demasiado lejos, me cazaría en pocos segundos. Mi opción más segura era trepar por la estructura de la antena de internet. Gracias a los guantes el trabajo se hizo más fácil porque funcionaba como un aislante contra el hielo, sentía como aquel vampiro gruñía al tratar de perseguirme, su golpe funcionó como una ventaja de tiempo a mi favor. Al llegar a la parte más fina de la estructura mi pequeño cuerpo tuvo una ventaja para poder pasar, miré hacia abajo y vi como él sufría por el hielo y sonreí con esperanza.
La antena estaba al borde de la azotea, el viento golpeaba cada vez con más fuerza y el agua desde abajo impactaba contra el edificio, esos elementos no ayudaban a calmar mis nervios. Hice sonar la alarma, ¿Por qué los malditos guardias no estaban aquí?
Los jadeos del vampiro me ponían nerviosa, estaba atrapado en la mitad de la estructura, el frío y el hielo impedían su avance ya que su piel se pegaba a la estructura. No podría aguantar muchos minutos más, estaba segura que el vampiro se la ingeniería para subir. Miré de nuevo hacia abajo, Marino tenía el cuello destrozado igual que la muchacha, tragué ante los nervios de terminar igual y apreté los labios porque no quería llorar.
Mis ojos se fijaron en el puente, que se balanceaba de una manera inusual. Era evidente que se encontraba sobrecargado de peso, lo que podría hacer que se derrumbara. No tenía idea de quiénes eran los responsables de esta irresponsabilidad, pero si eran los guardias, no me importaría en absoluto, ya que necesitaba su ayuda con urgencia. De repente, escuché un chillido proveniente desde abajo, el vampiro estaba en la mitad de la estructura, solo tenía minutos ante de su ataque.
Un gruñido bajo captó mi atención, había un lobo grande de color negro con una mancha blanca en una de sus orejas. Después tres lobos más de color marrón en diferentes tonalidades aparecieron, eran los guardias, estaba a salvo.
Uno de los lobos más pequeños se acercó tratando de subir, pero aquel brusco movimiento provocó que la estructura de la antena se ladeara, apreté con fuerza para sostenerme, estaba inclinada hacia el agua. Si caía e impactaba con el agua, moriría debido a la altura.
—No lo hagas —esperé que entendieran mis palabras—, caeré al agua.
Tirite ante el frío mis brazos empezaban a acalambrarse debido a la incómoda posición en la que me encontraba. Escuché un gruñido de advertencia proveniente del lobo negro, notaba desde aquí que era el jefe, debía serlo por la actitud.
—Soy Ady —grité—, no sé si hay más vampiros rondando adentro del edificio.
El infectado siguió escalando y se quedó quieto ante el brusco movimiento que hizo la estructura. El lobo negro se acercó y volvió a gruñir, estábamos en una encrucijada porque nadie tenía idea de cómo salvar la situación.
—¡Maldición! —susurré—, me caeré.
Escuché otro gruñido y noté cómo la estructura se inclinaba hacia atrás, comenzando a descender. Si me movía con rapidez, podría saltar hacia el suelo, sabiendo que recibiría un golpe fuerte y probablemente me fracturaría, pero parecía más esperanzador que caer al agua, al menos eso pensé en ese momento. El vampiro realizó un último movimiento y la antena colapsó, arrastrándonos en su caída. Intenté saltar, pero era demasiado tarde. Observé cómo la antena y algunos escombros nos seguían en la caída, mientras el lobo negro se asomaba desde el borde de la azotea. El impacto me fragmentó en miles de pedacitos.
¡Gracias por tu atención! Por favor, no olvides dejar tus comentarios y votar en la historia. Me gustaría saber, ¿de qué país eres?
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