Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24


Julio llevaba un par de meses enfrascado en un interesante proyecto.

Desde que comenzó a salir con Tom la idea venía rondándole en la cabeza, no sabía por qué, pero quería hacerlo, así que comenzó a trabajar en ello en cuanto tuvo la oportunidad.

Para empezar con todo, necesitaba una habitación y cortinas gruesas, donde ni un solo pequeño vestigio de luz entrara para arruinar su sorpresa; rápidamente se apropió de una de las habitaciones de la casa, era un estudio que usaba su padre, pero últimamente lo tenía un poco abandonado.

Pasó alrededor de dos semanas rogándole al hombre para que le entregara las llaves del mismo y le dejaran la casa libre un sábado por la noche.

—¿Planeas secuestrar a alguien, Julio? —preguntó su madre con tono desconfiado y amenazador cuando le vio sellando las ventanas con periódicos y cinta adhesiva—. Dime, por favor, que no es nada ilegal lo que estás haciendo —gruñó llevándose una mano a la frente, cubriéndosela como si una migraña se encontrase en camino.

—No mamá, no es nada malo —se quejó poniendo los ojos en blanco—. Te aseguro que van a poder pasar un buen rato en el hotel que les reservé sin preocupaciones —Pero la sonrisa de diablillo en su rostro hizo que la mujer se cruzara de brazos y negara con la cabeza.

Por experiencia propia, Graciela sabía que su hijo podía ser un desastroso torbellino cuando estaba planeando algo y que casi siempre tenía que soltar dinero para indemnizaciones voluntarias.

—A no. —Haciendo una mueca, comenzó a negar, muy nerviosa—. No, no, no y no —la sensación de desconfianza aumentó de repente—. No, no te voy a dejar la casa sola y no te voy a dejar la llave del estudio de tu padre. —Ella le extendió la mano mientras la movía apresuradamente–. Anda, dámela que no quiero que rompas nada.

—No voy a romper nada —aseguró Julio—. Ya vas ver que pasa algo chulísimo en esta habitación.

—¿Te quieres coger a Tommy aquí? —preguntó ofendida—. ¡Al menos réntale una buena habitación, avaro! —La mujer parecía dispuesta a darle un par de cachetadas a su hijo, mientras en la cocina, el padre de Julio dejaba caer la taza de café al suelo, destrozando la pobre pieza de cerámica; para el pobre hombre el lenguaje de su mujer seguía siendo demasiado violento cuando se refería a la vida sexual de Julio—. ¡Julio Cesar, es la tercera este mes! —se quejó Graciela andando a pisotones rumbo a la cocina. Julio aun no entendía como su madre podía ser tan pequeña y tan gritona.

Julio pasó por un rato difícil para convencerla de que el asunto del estudio era por una causa más o menos noble, así que fue ella la primera en ver la sorpresa que tenía preparada y como pocas veces, quedó encantada con el resultado; gracias a eso logró conseguir que aceptara marcharse mientras pensaba detenidamente sobre rentar un piso, sin embargo, desechó la idea, él aún tenía planes para su dinero y quedarse ahí le ahorraba mucha pasta.

Por ahora, Julio se estaba concentrando en aquella pequeña estupidez que tenía planeada para Tom.

Frunciendo el ceño reflexionando sobre la manera más práctica de encender el artefacto sin que el chico se diera cuenta, o sin que reparara en él. Pero después de muchas pruebas, simplemente dio por hecho que Tom no tendría idea de que se trataba.

Una vez que sus padres desaparecieron de su vista y que se hizo de noche, asomó la cabeza por la ventana, encontrándose a Tom sentado en una de las mesas del corredor de su casa, trabajando en un rompecabezas jodidísimo de mil piezas y completamente en blanco, llevaba unas horas tratando de resolverlo, pero siendo él, ya había avanzado más de la mitad.

—¡Tommy! —exclamó sosteniéndose de la pared para salir de un salto. Tom le levantó la vista y sonrió.

—¿Qué traes? —preguntó mirándole con suspicacia, era muy fácil darse cuenta cuando Julio llevaba algún plan macabro en la cabeza, bastaba con ver el brillo de sus ojos y la energía que rezumbaba a su alrededor.

—Tengo algo que mostrarte —dijo deteniéndose frente a él—. Pero vas a tener que venir conmigo.

Tom parpadeó un segundo, pensando si debería ir o no; miró la mesa donde su juego estaba a más de la mitad y suspiró girándose hacia la puerta.

—¡Mamá! ¡Voy a casa de Julio! ¡Ahora vuelvo! —exclamó levantándose y tomando el andador, sin preocuparse por recoger el rompecabezas de la mesa porque esperaba que aquello no durara mucho.

—¡Regresa enseguida! —Contestó su madre—. ¡La cena va a estar en media hora! —exclamó y luego de un momento de silencio, agregó—. ¡Dile a Julio que venga a cenar con nosotros! .

—¡Si ma! —Dijo comenzando a andar, para luego lanzarle una mirada al muchacho—. Ya escuchaste, mamá quiere cenar contigo —dijo, dedicándole una sonrisa entre divertida y exasperada.

—No me molesta —Julio se encogió de hombros—. Cocina mejor que mi mamá —comentó antes de apresurarse a entrar por la ventana y luego abrir la puerta para mostrarle el camino a Tom.

—¿Qué pasa? Me estás dando mala espina —comentó al ver como el brillo de travesura en sus ojos aumentaba a cada segundo mientras se dirigían al estudio.

—Crea fama y échate a dormir —murmuró, este encogiéndose de hombros, mientras dejaba escapar un sonoro suspiro.

Tom negó con la cabeza entrando al estudio, de inmediato sus manos buscaron el switch para encender la luz, pero Julio le tomó de la cintura, levantándolo unos centímetros del suelo y cerrando la puerta a sus espaldas.

—¿Julio? —preguntó sosteniéndose de su brazo, un poco confundido por la manera en que estaba actuando; en realidad el chico siempre actuaba raro, pero aquello también era un poco intimidante.

Avergonzado y dejando que su mente se escapara por lugares extraños, estuvo a punto de ponerse un poco neurótico, cuando sintió que Julio se alejaba de él.

—¿Julio? —volvió a preguntar, muy nervioso—. ¿Dónde estás? —Escuchando los pasos del muchacho podía notar que se encontraba dando vueltas por la habitación, la cual era tan oscura que no había ni un solo rayo de luz filtrándose dentro.

De repente, el centro de la habitación brilló llenando el cuarto de puntos de luz, expandiéndose por las paredes y reflejándose en todas las superficies. Tom observó como aquel sitio oscuro se transformaba en un cielo nocturno, cubierto de estrellas.

Los ojos de Tom se abrieron de par en par, sorprendido por la visión y sin habla debido a la sorpresa. Era como viajar de golpe a otro mundo, encontrarse de frente en un espacio diferente y precioso.

—¿Cómo has hecho eso? —preguntó con la voz temblorosa.

—Lo compré por e-bay —dijo señalando el aparato en medio de la habitación—. No es tan caro como parece, así pensé que si Dominik podía hacerlo con tu andador, yo podía con todo lo demás ¿No? —comentó con una mueca traviesa. Tom se sonrojó.

—Eres un idiota competitivo —dijo negando con la cabeza.

—¿No te gusta? —preguntó ladeando el rostro.

Tom se quedó pensativo un instante, sí le gustaba, pero no se lo dijo.

—Parece que estuvieras hecho de estrellas—comentó señalándole ligeramente con la mano. Julio se miró a su mismo y sonrió regresando su atención a Tom.

—Tú también lo pareces— murmuró avanzando hacia él, para sostenerle de la cintura.

—La vista es preciosa—dijo Tom, para después ladear el rostro mientras hablaba—. Pero no entiendo a qué viene todo esto.

—Bueno —Julio hizo un silencio, como si se estuviese pensando—. Creo que trataba de bajar tu guardia para una sesión de besos —comentó inclinándose un poco hacia él.

—No necesitabas las estrellas —susurró antes de que sus labios se juntaran.

La idea rondaba la cabeza de Julio hace mucho tiempo, no tenía nada que ver con los besos, solo pensó que a Tom le gustaría la vista, sin embargo, prefería no sentirse cómo el idiota sentimental en el que se estaba convirtiendo.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro