Capitulo 22: ¿Adoptaste una niña?
Matthew.
Querido Matt:
Te escribo para decirte que volveré a San Francisco, casi un año de que viví con ustedes me sorprendió que mi hermana te engañara, quería decírtelo pero al saber que tú ya estabas al tanto de eso, supe que no era necesario que te lo confirmará.
Espero que me perdones pero tenía que irme de la casa, tenemos muchos recuerdos ahí, pienso que mi hermana sigue viendo a su amante puesto que "viajaba mucho" o tenía "trabajo hasta tarde", pero no puedo juzgarla, ve como éramos nosotros, cuando ella se iba o teníamos oportunidad hacíamos el amor, recuerdo cuando lo hicimos en el baño y casi nos descubrió, lo peor es que me enamore de ti y me duele saber que nunca serás mío, espero e intentes remediar la situación con ella ¿Lo harías por mí?
Aunque también no creo que quieras saber nada de mi, si la vida nos vuelve a reunir estaría muy feliz de verte, debo pensar varias cosas pero quiero que sepas que me llevo algo de ti, que siempre me hará recordarte.
Tuya Danila.
Ya pasaron 3 años desde que se fue, nunca más supe de ella, Miranda y yo seguimos juntos pero parecemos desconocidos, ella tiene su habitación y yo tengo la mía. No he vuelto a estar con otra mujer desde Danila, con una carta se despidió y jamás me atreví a contestarle, estaba pensando en el divorcio, pero no me gustaría salir de esa casa, mis recuerdos con ella está ahí, me enamore en tan poco tiempo, ella se volvió todo para mí.
Era mitad de semana y yo seguía en mi oficina, aveces me quedaba cuatro días seguidos aquí o en algún hotel, no aguantaba a Miranda, se volvió tan insoportable, una vez por dos semanas no llegue a casa y ella me reclamó diciendo que si llegaba a engañarla me dejaría sin nada, si supiera. De hecho hoy ya lleva a 3 días aquí, decidí regresar a casa, solo quería ducharme y mañana temprano regresaría. No había tráfico, llegue sin problemas aunque las luces estaban prendidas, era extraño, al abrir la puerta Miranda vino a mi muy sonriente.
-Buenas noches amor, me alegra que llegaras.-dio un corto beso a mis labios, se volvió loca.-¿Estás cansado?
-Ahora no estoy para tus juegos.
-¿Qué te sucede amor?
-No estoy de humor solo quiero dormir.
-Bien vamos, arriba.
Decidí ignorarla, al subir escuche unos ruidos extraños, sonaban como un bebe...¡Esperen un bebé! Entre a la habitación de donde venia el ruido, había una cuna, con una pequeña niña, bueno no tan pequeña.
-¿Qué significa esto Miranda?
-Ella es Scarlet.-se acercó a ella y la tomo en brazos.
-¿Adoptaste a una niña?
-No seas tonto, yo no soy su mamá.
-¿Y de quién es?
-Es mía Matthew.-su voz, esa voz tan suave que extrañaba de ella, voltee, mi Danila, mi hermosa Danila.
-Mi hermana llegó ayer, pero como tú estás tan ocupado por tus juntas y eso, ya no te dije nada.
Miranda le entregó la niña a Danila, me alegraba tenerla aquí pero si tiene una hija, eso significa que ella debe haber hecho su vida con alguien más, y que ya dejo de amarme.
-Me alegra verte de nuevo, ha pasado mucho tiempo.
-A mí también.-sonrío, mientras arrullaba a su niña.
-Yo debo dormir, mañana tengo que trabajar.
-¿Aún sigues viajando?.-preguntó Danila.
-Aveces, espero y mañana no me salgan con un viaje sorpresa.-beso la mejilla de su sobrina.-Descansa Scarlet.
-Tita.-la pequeña hizo un gesto con su mano como una despedida, Miranda se retiró de la habitación dejándome solo con Danila y su pequeña hija.
-Yo... este... espero que hayas sido muy feliz durante este tiempo.
-Demasiado.-Scarlet se frotó los ojos, Danila acostó a la pequeña en su cuna y la arropó.
-¿Aún debe usar cuna?
-Aveces se cae, es un poquito distraída y no quiero que se lastime.-nos mantuvimos en silencio hasta que la niña se quedó completamente dormida, salimos de la habitación y al cerrar la puerta nos miramos sin decir nada, fue un largo silencio.-Buenas noches.
Camino hasta su habitación pero no la seguí, me partía el alma saber que ahora ella era de alguien más, que tenía una hermosa hija de otro hombre, y saber que ya me había olvidado, no lo negaba me dolía mucho.
Esa noche di mil vueltas en la cama, no podía creer que me haya olvidado. Logré dormir pero aún así sentía un enorme hueco en mi pecho al saber que ella había hecho su vida con alguien más y no conmigo.
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