Capítulo7
Cuando llegamos a mi casa Blanche apaga el motor de la camioneta y voltea a verme.
―Listo, ya llegamos hermosa―.¿WTF? ¿Me había dicho hermosa? Le frunzo el ceño.
―¿Escuché bien o cuando me caí me golpee con una roca?―.El por su parte se ríe a carcajadas como si yo fuera una payasa.
―Pues si, escuchaste bien, eres bien loca y con un carácter que dan ganas de enterrarte, pero eso no te quita lo hermosa―.¿¡Pero que es esto!?
¿Cuándo se iba a acabar el mundo?
―¿Te sientes bien? Creo que te tendré que llevar al hospital―.Me desabrocho el cinturón para poder salir de ahí antes de oír otra estupidez.
Pero de momento me toma por la cintura y me acerca a su rostro, yo solo puedo fijarme en sus ojos y sus labios. Se va acercando poco a poco más a los míos.
―Te q…..―.¡¡¡Ayyy que asco!!!
Me ha vomitado arriba el muy estúpido, está medio que tomado ahora me doy cuenta, por eso su extraño comportamiento. Lo recuesto en el asiento y bajo del carro. Le doy la vuelta a la camioneta y abro la puerta en donde él se encuentra, lo tomo por los hombros y despacio lo saco del vehículo. Está muy mareado, entro a la casa con las llaves que traía en el bolsillo del pantalón y lo siento en el sofá de la sala.
Voy a la cocina para prepararle un café bien fuerte, cuando lo pongo hacer vuelvo a donde se encuentra para llevarlo a darse una ducha para que se le alivie la borrachera, no lo puedo dejar ir en esas condiciones, no soy tan mala.
―Blanche, ven para llevarte a dar una ducha eso te va a aliviar―.El medio que se intenta parar pero por poco se cae, yo rápido me le acerco y lo llevo hasta el baño.―Mira este es el baño, si necesitas algo me llamas y vengo rápido, ahora te traigo la toalla.
Lo dejé ducharse solo y subí a buscar una toalla y a cambiarme la blusa que estaba llena de vómito, que asco. Me cambio y reviso un momento mi celular para ver si ese número desconocido me había escrito de nuevo, pero nada, no había ningún mensaje nuevo. Lo dejo cargando y bajo para ver si Blanche ya terminó.
Me aproximo al baño y toco la puerta.
―Soy yo, te traje la toalla.
―Pasa― me dice
Con los ojos medio cerrados entro, no quiero ver nada sin querer queriendo. Le dejo la toalla en la meseta y me doy la vuelta para salir ya de ese lugar que me tienta tanto por mirar.
―Estás más roja que un tomate―.Se empieza a reír y yo seguro que me puse más roja de lo que estaba.
Salí de ahí porque si me quedaba me iba a dar un infarto. Fui a la cocina para servir el café que ya estaba echo, se lo llevé a la sala a Blanche que ya se había vestido y sentado en el sofá.
―Toma, esto te va a aliviar el dolor de cabeza―.Le doy la taza y me siento al lado de él.
―Gracias y disculpa por haberme puesto en estas condiciones―.Se tomó todo de un trago y se le debe de haber quemado toda la garganta, me rio mentalmente.―Auch, me quemé hasta el esófago―.Ya no aguanto más y suelto varias carcajadas y el me mira frunciéndome el ceño.
―Lo siento, pero es que no ves que está soltando hasta humo―.Vuelvo a reír y esta vez el también ríe conmigo.
―Bueno ya me voy, disculpa las molestias y haberte vomitado―.Se pasa la mano por el cabello apenado.―Duérmete ya que mañana tienes clases.
―Ok papá―.Tuerzo los ojos, pero él no le da nada de gracia, más bien se pone serio.―¿Pasa algo?
―No nada―.Se levanta del mueble y se dirige a la puerta, yo hago lo mismo.
―Oye. ¿Qué pasa? Espera ahí―.Lo tomo por el brazo y el me arrincona a la pared de al lado de la puerta.
―¿Cómo puedes mencionar tan siquiera a esa persona?―.Le frunzo el ceño y lo aparto de un empujón.
―Qué te pasa, eres un cuadripolar de mierda― le grito y respiro profundo para poder calmarme, él se pasa las manos por el cabello enfurecido.
―Déjalo―.Abre la puerta y se monta en la camioneta molesto, lo dejo irse porque no estoy para pelear y además no entiendo su comportamiento.
¿A qué se refiere?
Dejé de pensar en eso para poder descansar la mente, subo las escaleras y me acuesto en la cama de mi habitación mientras observo las estrellas que están pegadas en el techo. Así me quedo un buen rato hasta que me duermo.
Un molesto sonido se escucha a lo lejos y me irrita bastante, trato de abrir mis ojos para poder localizar de donde viene. Me doy cuenta que es la alarma de mi celular y rápido las pocas neuronas que me quedan me recuerdan que hoy es lunes por lo cual me tengo que preparar para la escuela, que molestia.
Salgo de mi dulce cama y voy a darme una ducha para vestirme con el uniforme de la institución, es un conjunto de una falda‒short azul que me queda 5 dedos por arriba de las rodillas y una camisa blanca con botones. Me visto y recojo mi pelo en una coleta, si señores y señoras, no me gusta para nada peinarme y eso que me gusta tener el pelo largo, que ironía ¿no?
Tomo mi mochila que ya tiene todos los libros organizados desde el viernes y bajo a desayunar.
―Buenos días mami querida― le doy un gran beso en la mejilla y me siento en la mesa.
―Buenos días cariño, alguien por aquí se ha despertado de muy buen humor― me dice ella sonriéndome mientras se sirve una taza de café.
―Eso parece.
Desayunamos mientras me habla de lo bien que le cae Thiago y Blanche y no sé cómo pero mi buen humor desaparece. Cuando termino me despido de ella y empiezo mi caminata hasta mi colegio. Paso por el negocio de los Miller para ir a recoger a Ava y empezamos a hablar de lo bien que se la pasó ayer con Thiago.
―No me hables de eso, sigo muy molesta por haberme dejado sola con el cuadripolar, no sabes todo lo que pasó ayer― le digo girando mis ojos.
―Lo siento lissa, quiero saber todo con lujos de detalles de lo que pasó― me dice con una sonrisa pícara.
―Será después porque ahora no tengo ganas de hablar del imbécil ese.
―¡Ayy mira, están vendiendo algodón de azúcar! ―. Me arrastra con ella hasta donde los están vendiendo, le gusta muchísimo todo lo que contenga azúcar, es por eso que es tan cursi.
Esperamos a que los hagan pero mientras siento como si me estuvieran observando, me entra un escalofrío por todo el cuerpo de solo pensarlo. Miro todo a mí alrededor y solo se me hace extraño que las ventanas principales de la casa de los White están abiertas, eso es muy raro, ya que ahí no vive nadie hace muchos años. De momento s una gran punzada azota mi cerebro y me aparecen unos ojos tan negros con varias betas doradas, son muy exóticos y terroríficos, me dan mucho miedo. Me toman de la mano y rápido esa escalofriante imagen desaparece de mis pensamientos, mi cuerpo se siente muy raro.
―¿Lissa, te encuentras bien? ― me dice Ava muy preocupada.
―Si, después te cuento, ahora salgamos de aquí rápido― le susurro, todo esto me parece muy extraño.
Empezamos a caminar a paso apresurado hasta la escuela mientras que Ava se come el algodón de azúcar, en pocos minutos llegamos a tiempo. Nos dirigimos a nuestro salón y tomamos nuestros asientos de siempre. Mi querida amiga saca su celular para entretenernos mientras el profe llega.
―¡¡¡Mira lissa!!!
―No me grites que estoy aquí mismo al lado tuyo― la regaño, me dejó con un pitido en un oído.
―Lo siento― me dedica una sonrisa de disculpa.―Sabes que con todo esto, que ha pasado se nos olvidó que pasado mañana es el festival de máscaras― dice súper emocionada.
El festival de máscaras se celebra una vez al año y consiste en que todo el pueblo se viste como en la antigüedad y utilizamos distintas máscaras para ocultar nuestro rostro, se hacen bailes y en todas las calles hay diferentes tipos de comidas, esta es mi primera vez en uno y ya se me había olvidado que era pasado mañana.
También existe una leyenda, solo ese día es permitido la entrada a todas las personas al bosque, pues se realiza un juego que consiste en tratar de encontrar una pulsera que tiene en letras doradas escrita la palabra ‟Alma”, el tiempo máximo para la búsqueda es hasta las 12:00. Los antiguos nativos de este pueblo cuentan que esta pulsera perteneció a una pareja de jóvenes que estuvieron muy enamorados pero por razones desconocidas su amor no perduró por mucho tiempo. Se dice que al juntarse la pulsera perteneciente al chico y la cadena perteneciente a la chica el estanque nos regalará un gran tesoro.
Pero no solo existe esa leyenda, hay muchas más, por ejemplo la del estanque ‟Espejo del alma”, se cuenta que hace más de 100 años aproximadamente una gran tormenta azotó el bosque dejando consigo un cadáver de un joven al pie de este estanque, tornándose sus aguas cristalinas de un rojo reconocible, desatando también una guerra interior entre las personas del pueblo y fuerzas desconocidas que huyeron antes de ser estudiadas.
Este pueblo está lleno de misterios, a mí me gustan mucho las leyendas y desde que Ava me contó sobre todo esto me puse a investigar por unos libros muy antiguos que se encuentran en la biblioteca de la escuela y pude encontrar que estas dos leyendas se relacionan entre sí y todo lleva a un solo lugar, el bosque.
Por eso he estado esperando con ansias ese día, para poder saber un poco más sobre estas historias, algo en mi interior tiene mucha curiosidad.
―¡¡Tenemos que ir a comprarnos nuestros vestidos ya!!― digo con mucho entusiasmo.
―¡¡¡Sí!!!
―Pues cuando salgamos de clases tenemos que ir a comprar los vestidos y al salón de belleza de tu madre.
―O podríamos ir mañana si se nos hace tarde en la tienda, ya que mañana es feriado también porque es la preparación del festival.
―Perfecto.
Paramos la plática ya que el profesor entra al salón para empezar a impartir su materia.
...
Ya dimos todos los turnos de la mañana, estoy con las neuronas cansadas de tanto pensar y mi estómago pide con ansias algo de comer. Nos dirigimos a la cafetería, estando allí ocupamos la mesa del otro día y fuimos al mostrador para hacer nuestros pedidos, decidimos lo mismo del viernes. Después de cinco minutos nos lo entregaron y volvimos a nuestra mesa.
―Lissa ¿Ese no es Blanche?―.Volteo a ver la cancha de deportes y casi me ahogo con mi malteada.
Efectivamente es él, trae el cabello negro desordenadamente divino, viste un short negro en combinación con una camiseta azul junto a unos tenis del mismo color. Se encuentra jugando basquee junto a otros chicos del colegio, está tan provocativo que ya hay varias chicas queriéndomelo quitar.
¡Acuérdate que no es tuyo!
¡Tú cierra el pico! No es mío, pero tampoco puede ser de alguien más.
Uy, que poética y posesiva te has vuelto.
¡¡Ya cierra el pico conciencia metiche!!
Está bien, ya te dejo tranquila mientras babeas por él.
Mi conciencia me saca de quicio muchas veces.
―Ava, que tal si le damos una sorpresita al estúpido ese― le digo con una sonrisa pícara que ella comprende muy bien.
―¡¡O, no lissa!!
________
Hola mis amores, como están, disculpen el atraso, pero ya les traje un nuevo capítulo. Espero que les guste mucho, besos.
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