Capítulo1 : Ojos misteriosos
…
En estos momentos estoy mirando las hojas de los árboles bajo mis pies mientras camino rumbo al colegio. Mi mejor amiga de hace tres meses camina a mi lado, igual de despreocupada que yo por llegar tarde. Apresuro el paso y le hago señas con mis manos para que me siga, hace lo que le digo mientras me pone mala cara. Llegamos a la escuela 3 minutos antes de que sonase la campana.
Nos dirigimos a nuestro salón y nos ubicamos en los asientos de siempre. El profesor de Filosofía entra a la sala de clases, saca sus materiales y los ubica encima de su escritorio. Sin tocar la puerta el director interrumpe la clase todavía no iniciada y el profesor hace una mueca de disgusto por la interrupción. La atención de toda la clase cae en él chico alto q acompaña al director, le doy una mirada calculadora: viene vestido con una sudadera negra con detalles dorados, un jeans de mezclillas y unos tenis converse también negros. Dirijo la mirada a su rostro y sí que los genes de la belleza corren por sus venas. Tiene cabellos que aunque despeinados quedan bien, cejas finas y unos ojos de un color verde sorprendente y exótico que nunca había visto en nadie. Los distinguen una tonalidad clara entre el verde y el amarillo, su nariz perfectamente perfilada y labios pequeños, rojizos y gruesos.
―Buenos días, atención por favor.
―Empieza nuestro director alzando la voz―. Les presento a Thiago Brown, a partir de este día formará parte de este salón, démosle la bienvenida.
El director se despidió del profesor con un gesto vago. Este último aun con una mueca dio la orden al nuevo estudiante de tomar asiento a mi lado. Acató la orden de inmediato y con una sonrisa encantadora –supongo que de saludo‒ se sentó a mi lado. Le devolví el gesto tímidamente. Para ser sincera me sentí algo nerviosa al tener un chico considerablemente guapo a mi lado, lo miro de reojo y él está organizando los materiales que corresponden a la clase. Cuando siente mi mirada, voltea a verme, nuestros ojos se cruzan y fue raro. Sentí una calma que no se describir, como si no fuera dueña de mi propia mente, el nerviosismo se esfumó y fue remplazado por seguridad. No sé si estoy loca pero puedo jurar que toda esta paz me la transmiten sus ojos.
―¿Estas bien? ―me pregunta aunque no parece estar preocupado o confundido, solo me dirige una mirada amable.
―Sí, gracias me encuentro perfecta.
Y curiosamente era verdad, me sentí muy bien admirando sus extraños ojos.
―Me llamo Thiago, un placer.― Extiende su mano hacia mí en forma de saludo.
―Alissa, el placer es mío ―digo con toda la educación que se me ha dado. Tomo su mano extendida hacia mí y la agito en forma de saludo.
Vuelvo a mirar hacia delante y atender a la clase porque lo último que quiero es que el profesor me regañe. De momento siento que algo golpea mi cabeza; ¿un papel? Lo desenvuelvo y me dedico a leer lo que hay en su interior.
Lo único que te faltó fue babear al ver al chico nuevo.
Atte: Ava
La miro haciéndole una mueca de molestia y ella solo me responde con una sonrisa de picardía.
―Señoritas Alissa Smith y Ava Miller por favor retírense de mi clase ―dice el profesor muy molesto.
―Lo sentimos mucho ―respondemos las dos al mismo tiempo.
…
Gracias a la brillante hazaña de mi "mejor amiga" ahora nos encontramos en el pasillo. Si la señora Addison Johnson (mi madre) se entera me castiga por una semana.
―Disculpa ―me dice en un tono de voz muy bajo.
―No pasa nada. ―Quería decirle un montón de cosas pero de igual manera era mi amiga y yo no era tan gruñona así.
―De que hablaban tú y el chico nuevo ―dice poniendo cara de inocente para que no me molestara con ella por mencionar el mismo tema por el cual nos expulsaron de la clase.
―Solo nos estábamos presentando no pasó nada del otro mundo ―le digo mientras pongo mis ojos en blanco.
―No me puedes negar q es muy apuesto ―me mira de reojo.
―Sí ―respondo tratando de darle la menor importancia.
Es verdad el chico es muy apuesto y todo, pero no puedo dejar de pensar eso que sentí cuando nuestros ojos hicieron contacto, fue algo que jamás en mi vida había sentido…
―Tierra llamando a Alissa ―me llama mi molesta amiga sacándome del trance en el que me encontraba―, ¿Está todo bien?
―Si tranquila no pasa nada solo estoy pensando en la excusa que lo voy a dar a mamá si se entera de esto.―Miento ya que si le digo pensaría que estoy loca.
―Está bien ―dice no muy convencida.
Después de eso no me preguntó más nada y yo tampoco tenía muchos deseos de hablar que digamos.
Luego tuvimos q ir a los demás turnos de clase que faltaban. Las horas pasaron volando y mi estómago estaba muy agradecido ya que si pasaba otra hora sin comida me podría desmayar «si, lo sé, soy un melodrama andante».
Guardé todos mis libros en mi casillero y fui con Ava a la cafetería, casi todas las mesas estaban llenas pero pudimos encontrar una cerca de la ventana que daba para el patio donde se hacían los deportes en la escuela. Nos dirigimos hacia ella, este era mi lugar favorito pues me gustaba mucho observar las formas que las nubes tomaban.
Cuando ocupamos nuestro lugar decidimos ir al mostrador a ver que hay para el almuerzo. En este, se encontraba una chica de cabello negro que le llegaba hasta sus hombros, tiene una cara muy bonita por lo que los chicos en la cafetería seguro ya le han dicho varios piropos. Parece que también entró hoy nueva porque está un poco nerviosa y además nunca he visto su rostro por aquí « ¿se nota q soy muy observadora, no?».
―Buenas tardes ―digo lo más amable posible a la chica que está atendiendo.
―Buenas ―contesta con una gran sonrisa―, aquí está el menú, escojan y me dicen que desean.
Por mi parte yo solo pido un pan con jamón con una malteada de fresa, mientras que mi comelona amiga se pide casi el menú entero, no sé como puede comer tanto y permanecer así de delgada. Le decimos nuestro pedido a la dependienta y esperamos que nos lo traiga.
―Buenas señorita me podría dar el menú.
A la muchacha se le tiñeron un poco las mejillas de rojo y rápidamente le da el menú, no hacía falta darme la vuelta para saber que el dueño de esa voz es el chico de los ojos misteriosos, Thiago Brown.
Él le ordena dos malteadas de chocolate con dos pizzas de chorizo a lo que la chica le asiente y le dice que tiene q esperar un momento. Yo por mi parte no sabía qué hacer, y parece que él lo notó y decidió hablarnos.
―Que tal ―me dice en un tono tranquilo y amigable.
―Todo bien, gracias y tú. ―Me doy la vuelta y le dedico una sonrisa.
―Igual, bien ―dice mientras que mira por arriba de mi hombro y ahí es donde me doy cuenta que está mirando a mi amiga y esto me lleva a la conclusión de que quiere q se la presente.
―Esta es mi amiga Ava, Ava este es Thiago nuestro nuevo compañero de aula. ―Cuando termino ella le ofrece su mano en saludo y el cómo todo un caballero besa sus nudillos haciéndola sonrojar, pensé que me iba a dar una subida de azúcar entre tanto romance.
―Un placer conocerla señorita ―responde haciéndola sonrojar de nuevo, y no la culpo porque tener a tal semejante hermosura en frente suyo causa ese efecto. Ella solo asiente dedicándole una sonrisa.
En eso llegó la dependienta a dar los pedidos, nosotras tomamos los nuestros y cuando nos íbamos a dirigir a nuestra mesa para almorzar el chico de ojos misteriosos habló.
―Ay por Dios que descuidado soy ―dice mientras se pone las manos en la cabeza en un gesto de no saber qué hacer y muy preocupado―, dejé mi billetera en la casa, señorita disculpe las molestias pero no puedo tomar el pedido no tengo con que pagarle.
No sé lo que me llevo a hacer lo siguiente, pero desde ese momento fue que mi vida empezó a volverse un caos.
―Tranquilo, yo pago eso por ti y después me lo devuelves ―digo y la preocupación en su rostro disminuye un poco.
―En serio de verdad muchísimas gracias, eres fenomenal ―dice muy entusiasmado, dándome un abrazo que me sorprendió bastante.
El aroma de su colonia inunda mis fosas nasales, es deliciosa y nada empalagosa, y su cabello castaño claro huele de maravilla.
No sé porque pero él me transmite mucha seguridad, puedo ver en esos extraños ojos que es un chico divertido, alegre, todo despierta mucha confianza en mí, y no lo veo como alguien que literalmente acabo de conocer sino como a un viejo amigo.
―No pasa nada para eso estamos. ―Su alegría era muy contagiosa por lo que le sonreí muy feliz.
―Pero hay una condición. ―Me dedica una sonrisa pícara.
―¿Cuál? ―digo frunciendo el ceño.
―Acepto el dinero, si las señoritas aceptan mi invitación al cine mañana, sábado en la tarde ―dice muy entusiasmado
―No sé si mi madre me vaya a dar permiso. ―Y era verdad, ella no me dejaba salir a casi ningún lado. Miro de reojo a mi amiga para ver que piensa y en su rostro está claramente escrito que si quiere ir, lo pienso por un momento― ¿Me podrías dar tu número? Hoy por la tarde le pregunto a mi madre y te envío un mensaje en respuesta.
―Perfecto. ―Se me acerca y me da su número, lo apunto en mi libro de notas ya que mi celular está sin carga y después le doy el mío.
―Puedes sentarte junto a nosotras ―comenta mi amiga que desde la empalagosa presentación no había dicho ni una sola palabra.
―Muchas gracias por la invitación, pero un amigo me está esperando. Será otro día, fue un gusto conocerlas y espero que nos veamos el sábado. Hasta luego, princesas. ―Nos guiña el ojo y se va.
Nos dirigimos a la mesa, agradezco porque mis pies no aguantaban más y mucho menos mi estómago que rugía como un león hambriento.
Cuando tomamos asiento dirijo mi vista a través de la ventana y me pongo a pensar en todo lo que había pasado en tan poco tiempo, el chico de ojos extraños ya se había vuelto casi mi amigo, me vino a la mente lo que dijo hace unos minutos:
¿Quién era ese tal amigo?
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