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3.

Si por los ventanales ingresaban corrientes de viento, Alianna no podía sentirlas. Sus ojos estaban pegados al techo mientras pensaba en el cambio que tendría su vida apenas fuera a Quorin al día siguiente.

Desde que su padre les había comentado de los acuerdos matrimoniales para quedarse con el trono, Alianna había pasado gran parte de su tiempo en su recámara tratando de aprender todo lo que pudiese sobre las costumbres de aquel pueblo bárbaro y extraño. Su corazón palpitaba contra su pecho al darse cuenta de que todos llegaban siempre a la misma conclusión: Los Quorines eran salvajes que no poseían ningún Dios y se creían seres inmortales, dispuestos a realizar tratos con criaturas del infierno. ¿Su padre esperaba que ella logrará hacerse con el príncipe?

Los golpes en la puerta le hicieron dar un salto en su cama y miró con susto como esta se abría para revelar a Vidian, con su largo cabello negro, entrando mientras arrastraba tras de si una bata muy larga. Alianna observó con esceptisismo como su hermana mayor apartaba algunas cobijas y se metía debajo de ellas para brindarle calor, una situación que no sucedía desde que Alianna cumplió 5 años y su padre dijo que aquello era una muestra de debilidad.

Pero ahora para su padre todo era una muestra de debilidad.

— ¿Te has puesto a pensar hace cuanto padre planeaba esto? —Vidian acariciaba su cabello en suaves patrones que la habrían puesto somnolienta de no ser por el pánico que la embargaba— Él no es un hombre que simplemente improvisa. Debe estar seguro de que su idea funcionará para comprometerse tanto a ella.

— O el deseo por mostrarse fuerte finalmente ha logrado comerle el cerebro. No porque sea un hombre significa que posea una gran inteligencia.

Alianna supo por aquel tono mordaz que su hermana se encontraba iracunda:— Padre no nos pondría en peligro si aquello no le beneficiará. Él sabe que corre el riesgo de que Quorin y Speranță le jueguen una trampa pero son mayores las probabilidades de que su idea funcione.

— ¿A cambio de qué? ¿Peter siendo el príncipe heredero de un reino supremo? ¿Padre siendo el rey por el que entonaran canciones acerca de su valentía?

— ¡Es precisamente por ello que hacemos esto! Estaríamos acabando una guerra que ha dejado millones de madres solas, esposas viudas y niños que perecieron creyendo que aquellos que venían detrás pasarían por el mismo destino. ¡Seríamos heroinas!

— Seremos retratadas como estúpidas —Vidian giró de forma que encarará a Alianna. Pese a la poca luz que ingresaba al cuarto Alianna podía ver aquellos ojos púrpuras idénticos a los suyos que ahora chispeaban por el enojo y la impotencia— Nadie jamás mencionará como dos de la hijas del monarca supremo fueron vendidas cual prostitutas para salvarle el cuello a su padre y hermano. Nadie va a recordar que será gracias a nosotras que la guerra va a acabarse.

— ¿Enserio lo piensas así? ¿Crees que serían tan malagradecidos?

— No se trata de ser malagradecido o no. Para las mujeres es común ver matrimonios arreglados por conveniencia. ¿A quién le importa si fue eso lo que permitió que sus hijos no tuviesen que romperse el cuello con una lanza? Solamente estamos cumpliendo con el deber por el que fuimos criadas, no somos heroínas solo chicas que no tuvieron elección.

Alianna no podía encontrar forma de protestar ante los argumentos de su hermana porque dentro de sí sabía que eran ciertos. Fue su padre quien concertó los matrimonios y quien comandaría el ejercito para dominar y proclamarse con el poder absoluto que todos los anteriores a él soñaban. Sería Peter quien le sucedería en gobernar y tendría sus propios hijos para continuar con la larga línea de Prottetivos. Vidian y ella simplemente serían recordadas por haber tenido que abrir las piernas como buenas esposas para distraer a los reyes débiles que perdieron sus reinos.

Podrían morir en el parto y nadie compondría una sola canción con respecto a ellas.

— ¿Tienes miedo? —La pregunta era ridícula y aun así Alianna tenía la necesidad de formularla.

Vidian suspiró pero no apartó la mirada:— ¿Quieres la verdad? Estoy aterrada.

Sus risas llenaron la habitación y cortaron aquel molestó silencio que llenaba los rincones y le hacía penar a Alianna que terribles monstruos vendrían a llevársela. Pero tomando en cuenta que zarparía en un barco de camino a casarse con uno, ya no podía aterrarse de los que dormían debajo de su cama.

— ¿Sabías que Illaor tiene 30 años? Yo sería su tercera esposa —Aunque no podía verla ni darlo por seguro, Alianna creyó que Vidian hacía una mueca de asco— Dicen que está maldito dado que ninguna ha podido traerle un niño, así que debe estar ansioso por dejarme con su semilla. Apuesto a que dentro de unos meses recibirás carta de mi parte informándote que serás tía.

— Y tú recibirás una en la que te digan que se han bebido mi sangre para uno de sus extraños rituales.

Vidian acarició con extrema delicadeza la mejilla de Alianna, la sola fricción poniéndole los pelos de punta. Nunca permitía que nadie la tocará y la sola idea de que pronto tendría que conformarse con ver a su esposo haciéndolo le provocaban malestares incomprendibles. Lentamente se apartó del tacto y agradeció que su hermana no hiciera comentario al respecto.

— El príncipe es jóven y dicen que es muy guapo. Al menos no pensarás que tendrás un hijo con alguien que podría ser nuestro abuelo.

— Una cara preciosa no es sinónimo de un corazón puro.

— ¿Crees que tú eres apropiada para decir eso?

— Aveces el ser exactamente como aquellos de los que te quejas te ayuda a ver sus defectos —Alianna pensó en aquella laguna cristalina en la cual podía pasar horas viéndose reflejada y olvidando de los problemas que venían encima. ¿Tendría el príncipe en Quorin algo similar que le ayudase para alejarse de sus penas y miedos?— He leído sobre ellos. Si el príncipe Christopher tiene una piel perfecta y facciones apetitivas así mismo podrían tener pezuñas de cordero. Son demonios en la tierra.

Vidian se removió en la cama y Alianna reprimió el impulso de gritarle que se quedase quieta pues podría llegar a tocarla.

— ¿No es eso mejor? Al menos tú sabes las cosas que son capaces de hacer y por lo tanto no podrán sorprenderte. Yo solo puedo rezar que no me choqué con una espada apenas descender.

— ¿Qué la belleza de la vida no se tratá de adivinar lo que el futuro te depará?

Vidian suspiró:— Serás una muy buena esposa, por lo que veo. El príncipe Sandstorm será casado con una estatua educada.

Alianna ni siquiera se molestó en negarlo. Prefería vivir bajo el temor de su matrimonio que ser asesinada por levantar la voz o la mirada cuando no debía por aquellas horribles bestias que eran ahora su familia.

IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

El camino por el bosque acompañada de su caravana fue silencioso y casi sepulcral. Su padre le había repetido varias veces que la salida debía ser bastante sigilosa de forma que los gobernantes de Speranță en verdad creyesen que ella había huido sin que sus padres estuviesen informados y por voluntad propia. Lo único que podía oirse en la noche era el susurro del viento que removía las hojas alrededor.

El estrépito de la música del palacio era ahora una simple memoria que Alianna atesoraría como la última vez que se sintió segura.

Todo el pueblo celebraba la noticia de que la princesa Vidian había sido prometida al rey Illaor de Speranță en planes de detener la terrible guerra. Por fin podían ver una solución, recobraban la esperanza de que la larga batalla tendría final y que Clung saldría victorioso de ella. Nadie notaría a la princesa Alianna escapando en una nave repleta de la embajada Quorina.

Pero al día siguiente muchos alzarían la voz para nombrarla traidora.

Branden temblaba muy notoriamente a su lado izquierdo y Alianna mentalmente se recordó el darle la palabra a Jonnah para cuando tuviese que presentarla al primer ministro Quorin. Si Branden lo hacía de seguro terminaría orinándose y dando un gran espectáculo con el que la Reina Malignum reiría con posterioridad.

La nave no era vistosa y podría haber pasado por una de comercio, pero cuando se acercaron y el puente se deslizó para permitirles subir, Alianna notó que por dentro tendría las mayores comodidades. Al menos viviría sus ultimos días de libertad como una verdadera princesa que aún pensaba que su cabellero azul vendría al rescate.

Se preguntó si sería capaz de tirarse al mar para permitirle a las olas engullirla y terminar con su vida antes de darle el placer a los Quorines de hacerlo por ella. Finalmente se dio cuenta de que no tenía valor suficiente para hacerlo.

En la borda la esperaba un hombre alto y fortachón que tenía un bigote en extremo cuidado, con sus ojos saliendo vistosamente de sus cuencas. Su rostro era demasiado pequeño para la nariz que le había correspondido y Alianna vio con temor que le faltaban los dientes delanteros.

Ser Jonnah dio un paso al frente y anunció con voz potente pero que no se alzaba de un susuro: — Se les presenta a la princesa Alianna del linaje Prottetivo, tercera con su nombre y prometida al príncipe Sandstorm de Quorin. Que los Dioses estén con ustedes por recibirla.

El hombre volvió a sonreír y los escalofríos recorrieron a Alianna.

— Es un placer su alteza. Mi nombre es Francis Merandus y seré quien os escolte a Roca Gris. Quorin se'v alk ellu.

Alianna había leído lo suficiente para saber qué significaba: La fuerza de los Dioses viejos ya no llega a estas tierras.

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