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2.

El rey Emblem vestía un jubón negro que parecía combinarse con su cabello y resaltaba sus ojos violetas de manera reluciente. Era increíble lo mucho que Vidian y Peter lucían como su padre cuando Alianna era una gota de agua de su madre, delgada y con el cabello rojo fuego que solían tener las personas que venían de la isla del sol.

Su padre la observó con atención mientras se trasladaba y tomaba asiento junto a su hermana mayor, en la última silla que rodeaba aquella mesa circular de caoba. Alianna no pudo evitar notar que todas las paredes estaban a rebosar de viejas pinturas de generales que habían servido con lealtad a la corona real de Clung para mantener la paz en su territorio, una paz que ahora se veía quebrantada tras el asesinato del príncipe heredero de Speranță a manos de mercenarios Quorines. Un escalofrío la recorrió al darse cuenta de que Johannes Gilbert, quien hacía tan solo meses había asumido el cargo, ya colgaba de los muros.

La forma en la cual la guerra se había venido desarrollando era un remolino sin descanso en la mente de Alianna. Ella había tenido tan solo un año cuando está había iniciado y desde entonces había oído los tambores, visto el humo negro de la destrucción y oído sin descanso los gritos de aquellas mujeres cuando eran ultrajadas y venían a pedir la justicia real. Por trece años nadie había podido dormir con tranquilad y las mujeres se gritaban la una a la otra pidiendo a los Dioses que les permitieran dejar de traer niños para morir a este mundo.

Clung nunca se había provisto de manera pertinente con ejércitos llenos de soldados mortíferos. Alianna normalmente oía a los pajes murmurar que su abuelo, el fallecido rey Gerald, siempre pensó que la guerra no duraría más de un año y al final Clung podría seguir regodeándose con victorias. Pero esa guerra se alargó por un año más y luego tres, hasta el punto dónde ya nadie veía su final. Y ahora era su padre quien debía cargar con ella y si él no lograba acabarla sería el turno de Peter el defender a Clung. La sola posibilidad le aterraba.

— ¿Cuántos años tienes, Vidian?

Su hermana abrió los ojos con sorpresa al darse cuenta de que su padre le estaba dedicando la palabra. Era un hecho magnífico el que simplemente quisiese mirarla: — Dieciséis, padre.

— Dieciséis y eres aún una doncella —Su padre mantenía ambas manos encima de la mesa y las miraba con aparente desinterés y aburrimiento— Te haces vieja. Muy pronto ya no serás apta para traer herederos y entonces nadie que en verdad pueda merecerte podrá obtenerte. Lo que menos deseo es quedarme con una hija inútil a la cual alimentar sin poder usarla.

Alianna notó que Vidian bajaba los ojos, pero no sabía muy bien si era para ocultar la humillación de ser llamada anciana o el hecho de que su padre siguiera considerándola pura. No necesitaba ponerle atención para comprender que aquello era solo una leyenda que se había echado a perder hacía mucho tiempo.

— Y ahora tú —Sus ojos cayeron en Alianna quien se irguió aún más de lo que creía posible— Más bonita que tu hermana, no puedo dudarlo. Dulce, sencilla y espero que seas una buena madre. Pero catorce años te hace lo suficientemente mayor para contraer nupcias. ¿Pueden deducir por qué las he mandado a llamar?

— Un hombre ha pedido nuestra mano en matrimonio.

Su padre sonrió de nuevo y Alianna trató de soportar aquellos ojos púrpuras idénticos a los suyos: — También eres rápida en comprender cosas. ¿Quién lo diría? Teniendo en cuenta a la madre que te correspondió me sorprende que no salieras estúpida.

La reina Evara se removió al lado de su padre pero no levantó la voz. Alianna tenía entendido de que en la Isla del sol su madre fue educada desde muy niña para comportarse de forma debida y agradable en su matrimonio, que había sido concertado con el futuro rey desde que ella estaba en el vientre. No obstante Alianna creía que uno nunca realmente aprobaba la clase de resistencia a los insultos.

— No os mentiré en estos momentos. Hemos perdido la batalla en el Monte Caín —Vidian profirió un grito y Alianna ahogó el que deseaba escapar por su garganta. Se suponía que en el Monte Caín las fuerzas de Quorin debían ser erradicadas por soldados de Clung. Era la última opción que tenían para aliarse con Speranță y poder así dar un golpe interno de forma en que Clung pudiese proclamarse como Reino supremo. Una opción totalmente perdida ahora— Un cuervo llegó ayer con las noticias de parte de los últimos refugiados que tenemos en tierras enemigas. No esperó que comprendan lo que implica el perder este punto clave, pero imaginó que ninguna de vosotras quiere decorar una lanza con sus cabezas dado a sus rostros de evidente terror.

— ¿Tendremos que huir? —La sola idea despertaba un malestar profundo en Alianna. Ellas junto a su madre podrían irse y esconderse hasta encontrar la manera de restablecer la fuerza en Clung, pero su padre y Peter tendrían que quedarse. Siempre debía prevalecer un Protetivo en Alas de ángel.

Su madre agarró su mano por encima de la mesa y le dio un apretón de consuelo que solo ayudó a alimentar los miedos que ahora amenazaban con dominarla: — Nadie va a huir, mi cielo. Tomaremos medidas diplomáticas.

— ¿A qué se refieren? —Vidian palidecía con prontitud— ¿Por qué no han mandado llamar a Peter? ¡Él merece saber de la situación!

— Cálmate antes de que te deje marcado el anillo de nupcias en la mejilla. No eres especialmente bonita y no creo que a tu futuro esposo le guste la idea de verte marcada como si fueses una simple vaca —Vidian juntó sus labios tanto que parecían haber desaparecido. Su padre sacó dos cartas que estaban dentro de la manga de su túnica— Como vuestra madre mencionó, un buen general es aquel que puede actuar por el método diplomático y bélico al mismo tiempo si se requiere. Y Peter, pese a que sea mi futuro heredero, no es quien vestirá las faldas para tratar de salvar este reino.

El rey levantó la mano y les mostró el anillo de oro decorado con rubíes y zafiros con el cual había amenazado golpear a Vidian: —Su madre y yo nos casamos cuando ella tenía 13 años. La idea era asegurar los cultivos que proveía la Isla del sol y así terminar con las posibles rebeliones que prometía la gente por no contar con suficiente alimento. ¿Ven la idea? Si hubiera sido por amor, belleza o gusto, ella no sería su madre y yo posiblemente tendría mejores herederos que ofrecer. Ahora llegó el momento de que seas vosotras quienes logren salvar el futuro reinado de su hermano y sus propias vidas de paso.

Alianna veía que Vidian quería preguntar de qué forma un simple matrimonio podría arreglar toda una batalla perdida, que para Clung, significaba así mismo el final de una larga lucha. La mirada en el rostro de su padre fue lo que mantuvo su lengua atada.

— Yo tenía la impresión de que nuestros números no serían rivales a los soldados entrenados de Quorin y Speranță. Como ahora saben, no me había equivocado. Cuando las tropas envié una primera carta que obtuvo contestación inmediata, y cuando las noticias de la derrota llegaron, le pedí al Meigi que escribiera otra diferente, las dos para postores que estarán interesados en contraer nupcias.

Emblem abrió la primera carta y la pasó a dónde se encontraba Vidian con el mayor cuidado que pudo. La palidez que pudiese haber adquirido su hermana desapareció a medida que leía la carta, por lo que Alianna solo pudo pensar que ella veía realizados sus sueños de casarse con un caballero alto y regio que le garantizará una vida como la que acostumbraba. Estaba tan concentrada en la expresión de alegría que decoraba el rostro de su hermana que no notó a su padre pasándole la carta hasta que la tuvo en sus manos.

Ahora era ella quien se encontraba pálida.

Estimada corona real de Clung:

Entendiendo vuestras necesidades con respecto a un ejército para poder librar la batalla contra Speranță, el reino de Quorin que se encuentra bajo el actual mandato de la reina Malignum del linaje Sandstorm, acepta la solución brindada por el rey Emblem VII.

La princesa Alianna del linaje Protetivo contraerá nupcias con el príncipe Christopher en Roca Gris el día 286 de la próxima luna llena, siguiendo con las tradiciones Quorinas. La paz ha sido pactada con hielo y sangre.

Reina Malignum del lináje Sandstorm, Reina de Quorin.

Alianna dejó caer la carta. Su cabeza entera temblaba mientras que un incesante zumbido tomaba posesión de sus oídos prohibiéndole pensar con claridad. ¿Ella tendría que casarce con un Quorin? ¿Tendría que irse a vivir con ellos? El aire en la habitación parecía haberse reducido y los cordones de su vestido le cortaban la respiración. Su madre se tapó la boca y dejó salir un sollozo patético. Vidian recogió la carta y dejó que otro gritó escapará por su boca. Su padre simplemente les recogió las cartas como si no se tratará de nada serio.

— Quorin es el reino que más probabilidades tiene de garantizarnos una victoria. Clung se estaría aliando militarmente: Ellos tienen soldados pero no tantas armas, mientras que nosotros tenemos las armas pero nuestros soldados solo sirven para matar a la gente de risa. Mediante el matrimonio de Alianna y Christopher nos estamos garantizando el por fin destronar a Speranță y repartirnos el reino.

— ¡Son bárbaros! —Alianna gritó, no pudiendo contener su ira mucho tiempo más— La gente dice que son brujos, demonios ¡¿Cómo pretendes que sobreviva con ellos?!

— Dándole un hijo al príncipe y cumpliendo sus caprichos. ¿Crees que esto lo hago para asegurarme de tu futuro? ¡Esto salvará a nuestra casa!

— ¡Es tan solo una niña! —Su madre interrumpió y miró a su padre con ojos suplicantes— Su primer sangrado ni siquiera ha venido, mi rey. ¡No permitas que esto suceda! No sabes que clases de cosas la harán pasar cuando ya no podamos vigilarla.

La bofetada rezonó por toda la habitación y Alianna dejó de estar segura de si las lágrimas en las mejillas de su madre fueran por su cruel destino y no por el dolor. De cualquier forma su padre parecía igual de imperturbable como cuando condenaba a alguien a ser decapitado. "Solo que ahora ha condenado a su propia hija".

— Puede venirle su primer sangrado el día en que contraiga matrimonio, por todo lo que me interesa. El plan ha sido relatado con máximo detalla a la reina de Quorin: Vidian pretenderá contraer matrimonio con el rey Illaor mientras nosotros convencemos a todos de que Alianna se ha ido por desición propia a pasar el resto de sus días con el príncipe heredero de Quorin, y cuando Vidian se haya ganado la confianza del rey empezará a pasarnos información sobre las batallas. Teniendo un informante adentro del cuál ellos no sospechen nos brindará el factor sorpresa para cuando coordinemos un ataque y nos libremos de ellos —Su padre la miró con ojos llenos de ferviente ambición— Y tú también nos informaras lo que hagan los de Quorin. Apenas estemos seguros de que Speranță ha caído nos encargaremos de Quorin y podremos llamarnos monarcas supremos.

— ¿Pero qué pasará con el príncipe y el rey?

Alianna sabía la respuesta antes de que su padre la anunciara: — Tendrán que morir. Pero no te preocupes por eso, Vidian. Les conseguiré mejores prometidos una vez sea el rey supremo del continente. ¿Quién no querría casarse con una princesa tan poderosa?

Alianna aun así seguía sintiendo aquel horrible dolor en su pecho. Había leído sobre los Quorines y nada de lo que mencionaban de ellos le agradaba un poco. Los llamaban los bárbaros del hielo debido a que en su reino era muy extraño ver el sol asomarse por entre las enormes colinas, pero también era debido a su crueldad cuando de impartir castigos se trataba. No respetaban ningún Dios y se creía que tenían pactos con criaturas provenientes de los lugares más recónditos del infierno. ¿Cómo se suponía que ella sobreviviría si estaba rodeada de serpientes? ¿Cómo quería su padre que asesinará al príncipe cuando este bien podría ser inmortal o una especie de bestia?

— ¿Qué hay de la reina? —Su garganta se sentía seca y debió ocultar sus manos debajo de la mesa para evitar que la vieran temblando.

— Es una simple mujer, niña. Te ganas su confianza inteligentemente y luego la eliminas del juego. Debes encargarte de que quien gobierne durante el ataque a Speranță sea el muchacho. No tiene más de dieciséis y será fácil de manejar una vez lo tengamos en nuestras manos.

— ¿Y cuando sería el ataque?

Su padre hizo una mueca y Alianna temió que la siguiente bofetada fuera dedicada a ella: — Cuando tu hermano cumpla la edad en la que los Dioses le verán como un hombre.

Vidian estampó su mano contra la mesa y se atrevió a mirar al rey con furia destellante: — ¡Peter tiene tan solo trece! ¿Quieres que pase tres años enteros fingiendo ser la concubina de un hombre como el rey Illaor?

— Si tuviera que dejar que todos los soldados de su guardia real te clavaran un palo y luego te arrojaran por un barranco solo para asegurar un gobierno absoluto, lo haría. Confórmate con tres años. Si tanto te molesta la idea del rey dejándote con niños, emborráchale y finge que te has acostado con él y que los niños mueren durante los meses. O mátalos cuando nazcan. Pero hasta que Peter tenga dieciséis y los Dioses lo nombren un hombre y mi legítimo heredero, ustedes deberán comportarse como las perfectas esposas.

— Cariño, Illaor no le hará nada a Vidian —Se atrevió a volver a hablar su madre con voz temblorosa— Es Alianna quien me preocupa. ¡Ellos son bestias, querido! ¡Bestias!

— Unas bestias que nos conseguirán un trono magnifico.

Alianna sentía su respiración atorándose y los ojos llenarse en lágrimas que estaba a punto de derramar. "Si él dejaría que golpearan a Vidian, a mí me pedirá que me deje abusar. No puedo soportarlo". Su madre no dejó la discusión perecer con tada facilidad y, arriesgándose a ser castigada de formas mucho más severas, alzó la voz: — Será un trono incompleto si dejas que la maten. ¿De qué forma te asegurarás que ellos no se deshagan de ella apenas llegué y nos engañen con sus artimañas oscuras?

— Por una ofensa así te quitarían la lengua en tiempos de mi padre.

— Y a ti te quitarán la corona si no eres lo suficientemente capaz de proteger a nuestras hijas.

Su padre la observó con furia palpitante en aquellos ojos violetas que Alianna tanto adoraba mirar cuando se veía en un espejo. Contuvó el aliento y esperó a oír la terrible aclaración de que ella era igual o incluso más insignificante que su hermana. Sin embargo fue recibida por la mano justa de su padre y observo la sabiduría del rey de Clung.

— Cada una llevará diez hombres de confianza con ellas para asegurarse de que nada terrible les sucedá —Su madre dejó salir susurros de agradecimiento. Alianna, no obstante, vio como su padre la miraba fijamente haciéndole ver que ella era algo insignificante. Un simple peón para que su padre obtuviera lo que desde niño soñaba: Poder infinito— Empieza a empacar lo que necesites para el viaje. Te irás dentro de dos semanas para convertirte en la esposa ideal.

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