
Capítulo 21
~Vegeta la besó ferviente y con deseo colocando su mano en la nuca de la muchacha.
Bulma se quedó por completo en shock, con los ojos abiertos y sus manos en el pecho del joven, pero entonces al sentir los labios de Vegeta sobre los suyos, al sentir aquella calidez, al sentir su estómago revolotear por los aires, y no sólo su estómago, si no toda ella; las manos de la azulada apretaron la sudadera del de cabellos parados y correspondió su beso con la misma intensidad que él. Sus bocas se unían y luego se separaban levemente para que pudieran tomar aire.
Las manos de Vegeta bajaron hacía la cintura de Bulma y la atrajeron más hacia él. La chica no pudo evitar gemir. No obstante, en ese preciso momento hizo “blop” su pequeña burbuja.
Bulma poco a poco hizo el esfuerzo y entonces dejó de besar al peli-flama y lo empujó con sus manos. Ambos estaban sonrojados y con los labios hinchados y rojizos. Bulma colocó una mano frente a ella delimitando la distancia entre los dos y otra en su boca tratando de recuperar la compostura y la respiración. Sus ojos se negaban a ver al chico y solo se movían sin cesar cómo si buscarán algo en el suelo.
Su blanco rostro sonrojado incitaba a Vegeta a que la volviera a besar, sin embargo cuando intento acercarse ella negó con la cabeza cerrando los ojos y sus manos en puños.
Déjame...debo tomar un respiro —balbuceó la muchachita aun agitada. Vegeta no sabía si lo estaba rechazando, o de verdad sólo quería tomar aire un momento y luego continuarían con lo suyo.
Esto... —ella negó con la cabeza y agacho más la mirada— No...no es...no es correcto... —habló la peli-azul con pausas. Vegeta se sintió decepcionado, pues cómo un balde de agua fría, la respuesta a su duda llegó. Ella lo rechazaba...de nuevo.
Bulma acomodó su mochila y comenzó a caminar dejando a un Vegeta totalmente pasmado. Él ya no la siguió, solo se quedó de pie en el pasillo, sólo, o eso era lo que él creía.
En la esquina del pasillo, oculta, estaba cierta castaña quien había visto todo. Krishna pegó su espalda contra la pared, grandes lágrimas corrían por su rostro, y poco a poco se fue deslizando hasta el suelo. Abrazó sus rodillas contra su pecho y enterró su rostro entre ellas llorando en silencio. De pronto alguien la jaló del brazo obligándola a ponerse de pie...~
Krishna estaba en su habitación de nuevo llorando. Recordar cómo Bulma y Vegeta se habían besado de aquella forma tan intensa le dolía demasiado. Su pecho se oprimía, ella no podía con tanto, sobre todo por lo que vino después...
~Ella jadeó aturdida y se quejó cuando sintió entumecerse su brazo por el jalón.
¿Qué te pasa? —susurro la castaña -puesto que no podía gritar- mirando enfurecida a Yamcha. El peli-negro apretó el brazo de la chica con más fuerza de la necesaria. Una mueca de asombro combinado con dolor apareció en el rostro de la de ojos negros.
¡¿Qué estás haciendo para evitar que tu “adorado” Vegeta y la estúpida de Bulma estén juntos?! —habló enojado el joven con tanto desdén y rabia que asustaron a Krishna.
Shh... —lo calló ella colocando su dedo índice en sus labios— Baja la voz que Vegeta está acá —murmuró la muchacha después señalando con su pulgar hacía donde estaba su amigo.
¡Ese idiota ya se largó! —exclamó Yamcha cruzándose de brazos y así por fin soltando a la joven. La castaña suspiró aliviada, aunque aún punzaba su brazo, como recordatorio del pequeño arranque de ira de aquel joven, con el que ahora ella se estaba arrepintiendo de hacer un trato.
Krishna se asomó al pasillo para confirmar lo que decía el peli-negro, y sí; efectivamente Vegeta se había ido.
De la nada el chico agarró brusco de nuevo a la castaña, pero esta vez de los hombros y la estampó contra la pared. Krishna jadeó conmocionada y asustada. Sus ojos negros se clavaron en Yamcha con mucho temor. La mueca en sus labios era de miedo puro.
¡Más te vale que te las arregles para suplantar a Bulma en la obra! —dijo de forma tajante el chico. La azotó de nuevo contra la pared, ella chilló un poco y luego la soltó y se fue, dejando a Krishna por completo temblorosa.~
La castaña se abrazó a sí misma y sollozó. Ahora no sabía que hacer. Se había percatado de que Yamcha era malo, y ella no sabía de lo que él podría llegar a ser capaz.
*
Vegeta estaba tan molesto con Bulma, que al llegar a su casa no salió de su cuarto para nada. Estaba molesto con la azulada, pero se conocía y sabía que podría desquitarse con cualquiera de su familia.
El chico se había colocado los audífonos y puesto música de AC/DC. Se acostó en su cama y pronto el sueño lo venció.
~El y Bulma estaban en la que era su casa, que cómo ya habían visto anteriormente, había sido la casa en la que habitaban Vegeta y su familia en la actualidad.
Bulma estaba sentada en el sofá de la sala tejiendo. Vegeta la veía embobado y sonriendo como tonto. El veía su rostro concentrado, con las cejas levemente fruncidas y sus labios apretados en una fina línea, veía el cómo de vez en cuando se asomaba la punta de su lengua rosada por entre sus labios carmesí, y cómo se fruncía más su frente cuando algo le salía mal y tenía que deshacer su avance un poco para volver a empezar. Era la primera vez que la peli-azul tejía. Se veía tan adorable, hasta el Vegeta joven pensó lo mismo. Y entonces, los ojos del peli-flama bajaron hasta el vientre de Bulma. Sonrió al ver al fruto de su amor crecer ahí. Bulma tenía un abultado vientre de 5 meses. Vegeta se sentía eufórico.~
El chico despertó, no como las otras veces sobresaltado; sus ojos simplemente se abrieron dando la bienvenida al nuevo día. Se sentía muy confundido. En su sueño...en su sueño Bulma estaba embarazada. Bulma esperaba un hijo...Un hijo de él.
*
Vayamos a la playa...¿Sí? —insistia No. 18 jalando del brazo a Bulma.
¡Si! ¡Vamos Bulma! —exclamó emocionada Launch a la vez que hacía un puchero.
La azulada todavía estaba muy aturdida. Su último sueño la había dejado aún más confundida de lo que la había dejado lo del día de la clase de Artes. Ella aún podía sentir
la sensación de peso en su vientre, y esos leves movimientos que apenas comenzaban, así como la felicidad que sentía. Se sentía muy abrumada por todo eso.
Yo...no lo sé...no me siento con ánimos... —explicó la azulada haciendo una mueca.
Pues justamente por eso hay que ir, para levantarte los ánimos —denotó 18 guiñándole uno de sus ojos color azul hielo a Bulma. La rubia la tomó de las manos— Por favor —rogó como niña pequeña. Bulma sonrió divertida por el comportamiento de la chica y asintió.
¡Si! —gritaron victoriosas ambas jovencitas a la vez que daban brinquitos.
Entonces alistémonos ahora mismo —exclamó Launch tomando de la mano a Bulma. La peli-azul puso resistencia.
¡¿Qué?! ¡¿Ahora?! Pero tengo que pedir permiso a mis... —decía la azulada mientras era jalada por ambas muchachas.
Si... como diga... ajá... No tardaremos mucho... —hablaba por teléfono Lazuli con una sonrisa en su rostro— Si por supuesto, siempre somos unas santas... ¡Entendido! —la rubia colgó y miró sacudiendo sus cejas a la de ojos celestes.
El rostro de Bulma se puso azul— Ustedes dan miedo... —habló de forma graciosa con una mueca de desagrado en su cara— Ni siquiera sé cómo tienen el número de mis padres...
¡Ja! Pues ya ves... ¡Somos únicas! —dijo la de ojos azul hielo con una sonrisa socarrona y de suficiencia.
*
«Ella accedió» oyó la azabache la voz de Launch al otro lado de la línea.
¿Y ahora donde están? —preguntó la joven oji-dorado mordiéndose las uñas.
«Estamos en el centro comercial ¡Comprando nuestros trajes de baño!» Kaoru tuvo que despegar la bocina de su teléfono de su oreja para que la peli-azul oscuro no la dejara sorda.
Ok... —murmuró la joven, volviendo a colocar el aparato cerca a su oreja— Entonces nos vemos en un par de horas en la playa...Bye —se despidió la azabache para luego colgar, sin siquiera esperar la contestación de su amiga.
¿Por qué no me habías dicho que irían a la playa? —se quejó Krishna entrando a la habitación de la muchacha.
La de ojos color miel de inmediato se sobresaltó y miró con ojos llenos de pánico a su hermana— ¡¿Q... Qué?!... ¿Quién te dijo eso?... —tartamudeo la jovencita mirando hacía otro lado. Krishna tenía sus manos en sus caderas y el ceño fruncido.
Me lo dijo Vegeta, aparte de que te acabo de oír, confirmándolo por completo —habló de manera punzante la joven, a la vez que dolida. La muchacha se cruzó de brazos.
Kaoru suspiró— Maldito Vegeta... —balbuceó por lo bajo apretando sus puños al rededor de la tela de la falda negra que estaba usando.
¿Qué? —preguntó la castaña que no había entendido su murmullo.
Kaoru negó— Nada...solo... —la azabache titubeó. No sabía en realidad que decir. No podía decirle que en verdad todo era parte de un plan, un plan para que Vegeta se enamorara de Bulma y que así Krishna no tuviera una oportunidad para con él.
¿Qué por qué hacía algo tan cruel a su propia hermana? Pues porque Kaoru sabía que Vegeta jamás la iba a amar. Krishna estaba equivocada y demasiado aferrada a falsas esperanzas. Eso sólo la terminará dañando, y mejor hacer algo antes de que ocurran cosas malas.
Esta bien...no me contestes. Tarde o temprano lo averiguaré —dijo finalmente Krishna con cierto tono dolido y salió de la habitación.
La azabache se apresuró a ponerse de pie sintiendo sus ojos arder con las lágrimas precipitándose, y acercándose a la puerta la cerró. Se recargo en ésta contando mentalmente del uno al diez, al veinte, al treinta, hasta que lograra calmarse sin llorar. Apretó su teléfono entre sus manos y lo desbloqueo para luego marcar. Ya iba por el número 100 y aún quería llorar.
Vegeta le dijo a Krishna... —exclamó ella con voz ahogada cuando oyó que le contestaban.
Lo sé... —le respondió con pena la voz masculina— Cuando le dije no quería aceptar, entonces tuve que decirle que iría Bulma ¿Si irá verdad? —inquirió Gokú todavía hablando bajo y con leve pesar.
Kaoru asintió pero de inmediato al darse cuenta de que Gokú no la veía habló— Sí —su voz queda y monótona le dejó saber a Gokú que estaba triste. El azabache suspiró.
Cuando dijo que le diría a Krishna no supe que contestarle. Luego me miró fijo y me preguntó si ya la habíamos invitado. Solo me paralice... —explicó el chico para luego suspirar de nuevo.
No te preocupes Gokú. Esperemos a ver como resulta esto... —dictaminó al último la muchacha.
*
¡Bien! Hoy será día de diversión —habló eufórica Launch al llegar a la playa junto a Bulma y 18. De inmediato, la chica peli-azul oscuro se quitó la ropa que traía encima de su traje de baño. La rubia imitó el acto, mientras Bulma sólo las veía preocupada.
Díganme que hay algún tipo de vestidor, o...algo... —tartamudeo levemente la muchacha mirando a sus amigas.
No...no lo hay, por eso mismo nos trajimos nuestros trajes de baño debajo de la ropa ¿Qué tú no lo hiciste? —dijo No. 18 con una sonrisita burlona.
Bulma frunció el ceño— ¡No! No lo hice —espetó para luego hacer un puchero— ¡Ustedes dos, par de demonios! No me dijeron nada —se quejó la azulada cruzándose de brazos.
¿Demonios? Pero si somos unos angeli... —ecomenzaba a protestar Launch pero Lazuli la hizo callar con un ademán.
Si, somos unos demonios, y si ya lo sabías no debiste fiarte de nosotras —la rubia le guiño un ojo y sonrió perversa.
¡¿Cómo iba a imaginarme que no habría un maldito vestidor?! —gritó exasperada la joven oji-azul exagerando sobre manera.
Esto es la playa Bulma, no un balneario —se burló de ella Launch. Sus dos amigas se soltaron a carcajadas chocando sus manos.
La gente a su alrededor miraba raro a las tres chicas.
Launch y Lazuli caminaron con dirección al agua mientras Bulma iba detrás de ellas.
Pero.. ¡Wow! ¡Que coincidencia! —se escuchó una voz masculina a sus espaldas.
¡Hola Krillin! —saludó Lazuli brincando levemente, a su novio -quien se encontraba detrás de quien les había hablado-
El de cabeza calva se quedó boquiabierto e incapaz de pronunciar palabra alguna, solo la saludo con la mano. No. 18 satisfecha consigo misma sonrió de lado.
¡Ten! —gritó emocionada la jovencita peli-azul oscuro y corrió hacia allá.
¿Qué hacen aquí? —preguntó Bulma dirigiéndose a quién les había hablado inicialmente: a Gokú. La muchacha miró a sus espaldas a Vegeta, quién con los brazos cruzados se negaba a mirarla.
Pero Kakarotto...no se supone que... —comenzó a hablar Vegeta algo consternado, pero de inmediato su amigo lo hizo callar de manera exagerada.
Se supone que venimos a divertirnos...y pues de casualidad ustedes también —habló el de cabello en forma de palmera con una sonrisita nerviosa. Tanto Vegeta como Bulma enarcaron una ceja hacía el peli-palmera y luego se miraron entre sí. Bulma sintió apenarse al notar que él también le había dirigido la mirada.
Bulma... —se escuchó una voz cantarina a sus espaldas que sobresaltó a la azulada. Lazuli río. Bulma ni siquiera se había dado cuenta en que momento había llegado detrás de ella— ¿No te pondrás tu traje de baño? —No. 18 río maliciosa.
Bulma se giró hacia ella y asintió, para después de inmediato razonar aquello y negar abruptamente apretando sus puños— ¡No! No puedo...¿Recuerdas? —dijo la joven entre dientes mirando fulminante a su amiga rubia. De nuevo la joven de ojos azul hielo río a carcajadas.
Nosotras te ayudaremos... —sugirió Launch acercándose de nuevo también— Te haremos casita con las toallas ¿De acuerdo? —dijo después guiñando un ojo.
Bulma suspiró— De acuerdo...pero...no vayan a hacerme alguna maldad, par de diablillas —les sentenció la azulada con las manos en sus caderas.
¿Nos crees capaces? —dijo No. 18 con su mano en su pecho como si estuviera ofendida y pestañeando varias veces. Bulma asintió cruzada de brazos. Ambas chicas rieron y luego fueron a sus maletas por sus toallas. Cubrieron a la peli-azul dejando un espacio verdaderamente estrecho, ya que era para lo que daban las toallas y entonces la muchacha se apresuró a cambiarse. Se quitó su pantalón que era un pescador y a la vez igual sus braguitas para más rapidez, se colocó rápidamente entonces la parte de abajo de su bikini -el cual era negro- para después proseguir quitándose la blusa ligera sin mangas color blanco que traía puesta. Se quitó el sostén y de pronto las toallas que se supone estaban sosteniendo sus amigas cayeron al suelo. Bulma de inmediato cruzó sus brazos sobre sus pechos tapándolos. Lazuli y Launch reían sin parar mirando el rostro completamente rojo de la azulada.
¡¿Qué les pasa?! —gritó Bulma llamando sólo así más la atención de la gente.
Vegeta estaba con los ojos abiertos como platos y la quijada desencajada al ver lo que ocurría— ¡¿Qué les sucede?! —exclamó el chico corriendo hacia Bulma y levantando una de las toallas. Bulma al ver al chico tan solo se puso más colorada.
¡Aléjate pervertido! —gritó ella un poco histérica abrazándose más fuerte y cerrando los ojos. Sintió la toalla caer alrededor de sus hombros y entonces abrió sus ojos mirando a Vegeta frente a ella. La muchacha lo miró directo a los ojos sorprendida por el acto de él y luego desvío la mirada.
Gra... gracias... —musitó aún sonrojada a más no poder— ¡Malas amigas! —les dijo a las chicas a espaldas de Vegeta que seguían riendo sin control.
Te dije que no podías fiarte de nosotras —se escudó la rubia encogiéndose de hombros y aún riendo.
Tal parece que ya se divierten sin nosotras —se escuchó una voz femenina y todos voltearon.
Kaoru sonrió con las manos en sus caderas y miró a su novio para luego saludarlo con su mano.
El azabache quedó por completo perplejo y con la boca abierta. Un leve hilo de sangre salía por su nariz. La de ojos color miel traía puesto un bikini color azul fuerte, del cual la parte de arriba era de tirantes a un solo hombro. Gokú se acercó de inmediato a ella con la mirada trabada en su cuerpo.
¡Deja de babear Kakarotto! —le dijo Krishna, quien estaba al lado de Kaoru. Ella llevaba un bikini igual azul, pero el suyo era azul cielo. Ambas hermanas tenían un parecido impresionante, que casi hasta podían llegar a parecer gemelas. Lo único que las diferenciaba era el color de su cabello y de sus ojos, mientras Kaoru era una hermosa azabache de ojos dorados, su hermana era una castaña de ojos negros, un negro ceniza que resaltaba en su rostro blanco.
Vegeta saludo de forma rápida a las chicas con un ademán y luego se agachó por la otra toalla y tomó a Bulma del brazo.
Todos se quedaron sorprendidos por aquello pero nadie dijo nada.
¡Oye! ¡¿Pero qué...?! —inquirió la joven azulada en shock, tan así que a pesar de su desconcierto se dejó llevar.
Vegeta la llevó lejos de la gente a un lugar frente a grandes rocas.
¡¿Para qué me trajiste aquí, pervertido?! —gritó la azulada abrazándose a sí misma con más fuerza y cerrando y apretando sus ojos. Cuando los abrió vio como Vegeta sostenía la toalla frente a él, extendida para taparla. Tenía su rostro sonrojado y miraba hacía otro lado.
¡Apresúrate! —pidió el chico sonando inquieto.
Bulma quedó por completo sorprendida. La oji-azul se destapó lento y se apresuró a ponerse la parte de arriba de su bikini que traía en su mano.
Vegeta no pudo evitar mirar de reojo, pero sólo pudo ver como ella se abrochaba su bikini. El peli-flama suspiro y luego tragó saliva.
El traje de baño de la azulada era negro, la parte de arriba de su bikini era sin tirantes y por ende dejaba ver bastante del valle de los senos de la joven. Vegeta volvió a tragar saliva, sintiéndose cada vez más inquieto.
De pronto el muchacho sintió una cálida mano en su hombro. Se sobresaltó y miró a Bulma directo a los ojos.
Gra... gracias... —agradeció la chica de nuevo apenada y miró al suelo. Vegeta no pudo evitarlo. El joven dejó caer la toalla y agarró de las mejillas a Bulma. El estaba a punto de besarla, pero la joven colocó sus manos pegadas a sus labios.
N...no... —musitó la muchacha negando— Yo...tu y yo no somos nada... —habló la joven retrocediendo. Vegeta bajó sus manos y apretó sus puños— No puedo lidiar con esto. No puedo soportar la idea de que... sólo nos estemos besuqueando cada que se te ofrezca y ya... —la voz de Bulma cada vez se agudizaba más— Yo no soy así...
La chica agachó de nuevo la mirada y comenzó a caminar hacía los demás. Pasó al lado de Vegeta quien sólo la dejó ir.
*
Bulma estaba sentada en la arena bebiendo una limonada. Observaba. Observaba y apretaba el vaso de su mano derecha mientras que la otra mano la apretaba en puño clavando sus uñas en su palma. Observaba y sentía un dolor profundo en su pecho, las lágrimas picaban en sus ojos, no sólo de dolor, si no también de coraje, mucha ira. Ella suspiró abrumada.
No podía despegar sus ojos de aquel par, y la hacía rabiar que de vez en cuando la castaña se inclinaba hacía el chico con la clara intención de que mirara sus pechos, y lo que más la enojaba, era que funcionaba, el peli-flama bajaba su mirada a los senos de ella. Ellos reían sin parar y Bulma tan solo irradiaba fuego. Ella estaba harta.
“¡¿Por qué demonios me afecta de esta forma que Vegeta esté con ella?!” pensó la muchacha afligida.
Krishna se giró levemente y la miró. Bulma exclamó un “Oh” pero se vio incapaz de apartar la mirada. La habían pillado. La castaña la miró de una manera para nada agradable y después le sonrió cómo mofándose. Bulma abrió sus ojos y su boca sorprendida y ofendida. Ya en una ocasión había descubierto a la joven mirándola algo despectiva pero creyó que había sido su imaginación, pero esta vez, estaba segura. Volvió a apretar sus manos con fuerza y gruñó enfadada. Definitivamente estaba harta, tenía que demostrarle a esa chica quien era Bulma Brief.
¡Hola Bulma! —habló un chico junto a ella sacándola de sus cavilaciones. El joven de cabello hasta la altura de los hombros color negro se sentó a su lado.
Ambos cruzaron sus miradas azules— ¡Hola 17! —saludó cortes la azulada.
Hoy te vez muy bella... —dijo de la nada el joven peli-negro con sus ojos de hielo mirándola fijamente.
Bulma al instante se sonrojó— Gracias... —murmuró por lo bajo comenzando a jugar con un mechón de su cabello por instinto.
Te sentó bien el corte de cabello...aunque ya te creció un poco ¿No? —habló después el muchacho acariciando levemente la cabeza de la joven.
Bulma no quería ser descortés, pero alejó la mano del chico— ¿Esto es una clase de broma, o algo así? —cuestionó la chica— Es Lazuli ¿Verdad Lapiz? —inquirió después llamando por sus nombres a los dos gemelos, a la vez que se giraba a mirar a la aludida. No. 18 de inmediato se giró y fingió que sólo tomaba su bebida tranquilamente. Bulma entre cerró los ojos.
¡Esto es el colmo! —exclamó la muchacha levantándose de la cálida arena.
¡¿Qué?!... ¡No! No es lo que crees —se apresuró a hablar No. 17 levantándose igual— Mi hermana no tiene nada que ver en esto...ella sólo...
Quería jugarme una broma...ya entendí. Pero no caeré esta vez —Bulma hizo una sonrisa que más parecía una mueca y después se dio la vuelta dispuesta a ir a encarar a su amiga rubia.
17 la tomó del brazo— Espera por favor... —casi rogó el chico.
Vegeta estaba muy alegre con Krishna pero de repente su vista se desvió hacía Bulma. Había querido evitar verla, pero no pudo. Y entonces, ahora era él quien sentía enojo. Vio justo el momento en que Bulma estaba dispuesta a retirarse y Lapiz la detuvo.
“¡¿Qué rayos hace ese sujeto con ella?!” se preguntó mentalmente el peli-flama.
Bulma, en serio que no es lo que piensas —trató de convencerla 17 con una mirada suplicante que dejó consternada a la azulada. Bulma estaba acostumbrada a que el chico casi siempre era inexpresivo, y verlo de esa forma la dejaba perpleja.
¿Entonces qué es? —inquirió ella colocando sus manos en sus caderas— Tu casi no me hablas, Lapiz ¿Por qué de la nada te acercas tan... —la chica no sabía que palabra utilizar— ...expresivo? —optó finalmente por lo primero que le vino a la cabeza.
No. 17 suspiró— Verás...yo había estado reuniendo el valor para poder hablar contigo...y... hoy por fin lo logré... —dijo con simpleza encogiéndose de hombros.
Bulma aún dudaba— ¿Y por qué Lazuli nos estaba prestando tanta atención? —cuestionó la oji-azul levantando sus cejas.
Porque ella sabe...que tu me interesas... —contestó el peli-negro desviando la mirada.
Bulma parpadeo varias veces y de la nada se echó a reír. Fuertes carcajadas sacudían su cuerpo y tuvo que sostenerse su abdomen cuando sintió que le comenzaba a doler.
El chico de inmediato frunció el ceño y la miró con atención— ¡¿Qué es tan gracioso, Bulma?! —preguntó un poco brusco.
Bulma seguía riendo y pasó su dedo índice debajo de su ojo limpiando una lágrima que se le había escapado— Así que... ¿Te gusto...? —interrogó la aludida sin dejar de reír.
Lapiz se sonrojo de golpe al oír aquello— Podría...decirse así... —dijo entre dientes, demasiado apenado.
Vegeta seguía mirándolos furioso. El chico apretaba sus puños con tanta fuerza que los nudillos se le ponían blancos, una vena resaltaba en su frente y en su cuello, mientras que su quijada estaba firmemente cerrada, apretando los dientes hasta casi hacerlos rechinar.
Krishna cruzó sus brazos molesta al notar el comportamiento de su compañero. Ella miró en la dirección que él veía. Bufó enojada y se levantó de la arena.
Vegeta reaccionó al ver de reojo a la castaña— ¿A dónde vas? —preguntó el peli-flama mirando a su amiga y luego de soslayo a Bulma quien seguía riendo con No. 17.
¡Hola nena! ¡Estás muy bonita! ¿No quieres venir conmigo a dar un paseo en la moto de agua? —se le acercó de la nada un extraño. El joven era rubio y Krishna no podía negar que era apuesto.
La muchacha lo tomó del brazo— Pues al parecer voy con este chico... —dijo ella con una sonrisita burlona. Vegeta se quedó perplejo y luego la ira lo invadió— ¿Algún problema Vegeta? —preguntó la chica satisfecha al ver que el de cabellos parados se había tensado.
Para nada... Puedes hacer lo que se te venga en gana... —gruñó Vegeta enfurruñado.
Ok... —dijo la castaña animada y sonriente para luego retirarse con aquel desconocido hacía el agua.
Vegeta se quedó en la arena, sólo y cruzado de brazos. Miró hacía Bulma quién reía y platicaba amena con No. 17, y luego hacía Krishna que también estaba muy contenta con ese tipo que ni siquiera conocía. El muchacho apretó los dientes furioso.
“¡¿Por qué me enoja tanto lo que hagan?! ¡Ya están grandecitas! ¡Es su maldito
problema!” gruñó en su mente el peli-flama.
Creo que alguien nos está quemando con la mirada... —dijo de la nada No. 17 mirando hacía Vegeta con mucha frialdad. El de cabellos parados tan sólo apartó la mirada de inmediato.
Bulma exclamó un “¿Eh?” y se giró a la misma dirección. Sus ojos celestes por un momento se encontraron con los oscuros ojos de él. Se estremeció, vio que Vegeta estaba tenso y parecía molesto. Una sonrisa surcó sus labios.
“¿Acaso está...?” pensó la joven mordiendo su labio inferior.
No le prestes atención 17... —dijo Bulma colgándose del brazo del joven. El peli-negro se sobresaltó al sentir los pechos de la joven pegados a su brazo.
La oji-azul miró de soslayo hacía Vegeta. Su rostro estaba rojo y sus ojos abiertos de par en par “¡Si! Está celoso” pensó festejando en su mente.
Tratas de darle celos... —profirió el chico a su lado mas cómo una afirmación que como pregunta.
Bulma se sorprendió y lo soltó— ¿Q... Qué...A qué te refieres? —inquirió ella balbuceando.
Lapiz suspiró. El chico la tomó de la mano y besó su dorso— Si eso es lo que quieres hagámoslo... —susurró contra su piel.
La muchacha quedó en estado de shock— La...Lapiz... —murmuró Bulma impresionada por su declaración.
Sólo toma en cuenta que...Vegeta no está celoso sólo por ti. —habló después el chico de forma seria— Él siente también algo por Krishna, aunque no lo quiera admitir, así es...
La azulada volteó a ver al peli-flama, justo a tiempo para ver cómo el miraba a la castaña y también se enfurruñaba. Eso la hizo enojar a ella también. Apretó su quijada y se cruzó de brazos mirando a la arena.
Sonará cruel pero...si sales lastimada, yo estaré para ti... —dijo finalmente el chico para volverla a tomar de su mano. Entonces él comenzó a caminar junto a ella y le sacó plática sobre otro tema.
Bulma se dejó llevar y le siguió la conversación, hasta que de pronto sus ojos se desviaron hacia cierta castaña. Azul contra negro. Ambas chicas que ya se habían percatado de que ambas estaban tratando de conseguir la atención de Vegeta, se miraron desafiantes. Una sonrisa de suficiencia surcó los rostros de ambas. Esto era, en cierto modo, la guerra.
*
Vegeta estaba cansado. Ellas se paseaban tan campantes frente a él. Reían con esos chicos y él se estaba volviendo loco. Y ahora, hasta estaban jugando todos en grupo, con los que supuestamente eran sus amigos. Vegeta gruñó.
Bulma y Krishna por su parte, en cuanto veían que la otra le robaba la atención de Vegeta, intentaban recuperarla. Ambas estaban llegando al punto de ebullición que sí seguían así de seguro todo explotaría.
Bulma reía junto a 17 mientras jugaban voleibol en la arena junto a los demás chicos. Veía de soslayo a Vegeta y cuando este la miraba ella aprovechaba para reír más con el peli-negro y abrazarlo. Luego veía a Krishna y sonreía victoriosa.
La castaña estaba en el equipo contrario. Había invitado al joven con el que ella estaba -que por cierto había descubierto que era en realidad agradable- a jugar con todos ellos. Entonces, cuando ellos lograron anotar un punto, la muchacha brincó a los brazos del joven quien sin dudarlo la sostuvo. Ella miró hacia el peli-flama, viendo así que había logrado su atención. Sonrió hacía Bulma y le guiñó un ojo.
Así siguieron ambas chicas, hasta que de la nada, Bulma sintió un jalón en su brazo. El chico tiró de ella caminando a paso veloz hacia Krishna. La castaña no logró reaccionar y sólo se dejó llevar por Vegeta, cuando a ella también la jaló. La mirada de estupefacción de ambas jóvenes se cruzó. Se quedaron viendo por unos momentos.
Vegeta las llevó a ambas a la arena y comenzó a gritarles enojado. La verdad, las jóvenes no le prestaron mucha atención. Sólo lo miraron, se voltearon a ver de nuevo y soltaron unas risitas totalmente divertidas con la situación. Se miraron a los ojos y sonrieron. Era la primera vez que ambas se sonreían con sinceridad.
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