
Capítulo 11
Yamcha estaba en shock, sintió los suaves labios de ella sobre los suyos y sus ojos se abrieron como platos, pero después de un instante correspondió el beso de ella con entusiasmo, después de todo como negarse a besarla; ella era muy hermosa.
Los dos se separaron y Yamcha sonrió como un estúpido.— ¿Qué fue eso? — pregunto el peli-negro.
Vegeta estaba parado un par de metros detrás de Yamcha. Su quijada se apretó y un gruñido broto de sus labios. Apretó también sus puños a la vez que su cuerpo se tensaba. Los ojos de Vegeta y Bulma se encontraron por un instante. La peli-azul miro de forma intensa al peli-flama y volvió su atención a Yamcha.
Es un sí... —musitó ella. La joven tomó las manos del peli-negro y sonrió ampliamente— Me pediste que si quería ser tu novia... —habló después— ¡Es un si Yamcha! —dijo después y volvió a besar al chico.
Los ojos de Vegeta casi se salían de sus órbitas. Sintió una presión en su pecho indescriptible “¡¿Por qué?!” se preguntó mentalmente. Su respiración se agito por la ira que sentía en su cuerpo. El peli-flama camino hacia ellos y al pasar los empujo. Vegeta entró al salón que todavía estaba vacío ya que nadie había llegado más que ellos tres y se sentó en su lugar. Yamcha y Bulma se quedaron estupefactos mirándolo.
La peli-azul soltó un bufido y caminó hasta él. Yamcha trato de detenerla, pero ella era muy necia. Ella se paró frente a la butaca. Se cruzó de brazos y golpeteo el piso con su zapatilla. Vegeta que estaba mirando la paleta de la butaca levantó su vista mirando a Bulma de pies a cabeza lentamente. El día de hoy la peli-azul vestía una blusa verde agua escotada y ceñida a su cuerpo que dejaba notar perfectamente sus curvas, acompañada de una mini falda de color salmón que mostraba sus blancas y largas piernas.
¡¿Qué carajos quieres Brief?! —exclamó Vegeta en un gruñido sin apartar la vista del cuerpo de la joven.
¡¡¿Cuál es tu maldito problema Ouji?!! —gritó ella inclinándose levemente hacia enfrente dejando caer sus manos sobre la paleta de la butaca para recargarse. Los ojos del peli-flama no pudieron evitar posarse sobre el escote de la joven.
¡No tengo ningún problema! —habló él sonriendo de lado al notar que ella se daba cuenta de que él miraba su escote. Se relamió los labios y la miró directo a los ojos. El rostro de Bulma se llenó de asombro y se irguió rápidamente cruzando sus brazos sobre su escote.
¡Eres un pervertido! —gritó ella con las mejillas por completo rojas. Vegeta se colocó en pie y se acercó a Bulma la cual retrocedió.— ¿Qué quieres de mí? —susurró ella sintiendo la pesada mirada de él sobre todo su cuerpo. Su respiración se agitó. Vegeta la tomó del brazo y comenzó a caminar fuera del salón. Bulma comenzó a resistirse.
¡¡Suéltame Ouji!! —gritó ella enfurecida.
¡Maldito Vegeta! ¡Suéltala! —habló Yamcha poniéndose frente al peli-flama.
La fría y dura mirada de Vegeta se clavó en los ojos del peli-negro. Yamcha se quedó en shock y entonces retrocedió. Vegeta sonrió de lado y continuó su camino tirando del brazo de Bulma.
La joven quien estaba en shock solo se dejó llevar. Vegeta llegó al cuarto de servicio. Metió a Bulma dentro y cerró la puerta detrás de él.
¡Te dije que ese insecto no te merece! —exclamó el cruzándose de brazos.— ¡Ni siquiera es capaz de defenderte!
Bulma miraba la puerta detrás de Vegeta, pero de pronto reacciono. Miró hacia todos lados. La habitación era pequeña. En ella guardaban las escobas, cubetas y demás utensilios para la limpieza.
Los ojos azules de ella se posaron sobre los negros de él y la furia la inundó— ¡¡No necesito que nadie me defienda Ouji!! —sentenció la joven desafiando al peli-flama con la mirada.
Vegeta se acercó a ella y la acorralo contra la pared y su cuerpo.— ¡Eres una niña terca! —gruñó el acercándose más a ella. La respiración de la joven se agitó a la vez que sus ojos se perdían en los de él.— ¡Te dije que eres mía! ¡Maldita sea! —le recordó el peli-flama igualmente perdido en el azul de los ojos de ella.
Bulma frunció el ceño y golpeó el pecho de Vegeta varias veces muy enfurruñada — ¡Que soy tuya! ¿Dices? —gritó ella con fuerza.— ¡No tienes derecho sobre mí! ¡¿Como puedes decir eso?! ¡No soy tu propiedad! Y aparte si mal no recuerdo tú estabas muy feliz en la mañana con tu noviecita —habló Bulma sin dejar de golpearlo en el pecho con sus puños cerrados.
Vegeta enarco una ceja y se acercó más a ella.— Así que es por eso... —exclamó Vegeta sonriendo de lado. Bulma se quedó en shock sintiendo la respiración de él demasiado cerca. Sus rostros estaban a tan sólo centímetros y sus labios casi se rozaban.
¡¿De qué estás hablando?! —pregunto ella confundida.
Toda esa escenita con el insecto ese... ¿Estás celosa? —preguntó Vegeta riendo levemente.
El rostro de la peli-azul era un poema. Había confusión, asombro, y muchos sentimientos indescifrables.— ¡¿Estás loco?! ¡Jamás podría estar celosa por alguien como tú! —gritó ella. Vegeta acercó su rostro al oído de ella. Sus mejillas se rozaron y ambos sentían sus respiraciones agitadas en su cuello.
Yo creo que...si estás celosa, cariño —habló el peli-flama y cuando se alejó sus ojos se cruzaron de nuevo con los de ella. Los labios de Bulma se entre abrieron sintiendo su cuerpo estremecerse.
Vegeta se le quedó mirando a los labios de color carmesí de la joven. El peli-flama se relamió los labios y suspiró. Los ojos de ambos jóvenes se encontraron. Entonces Vegeta no lo soporto más. Los labios del peli-flama se estamparon contra los de ella. Bulma no entendió que se apoderó de ella, pero de inmediato le correspondió. Las manos de la joven se dirigieron al cabello de Vegeta y de un brinco sus piernas se enredaron alrededor de la cintura de él. Vegeta la sujetó de la espalda y la pego contra la pared. Sus labios se movían a la par en un vaivén desesperado, sus alientos se entren mezclaban deleitándolos a ambos. Sus cuerpos reaccionaban por si solos como si se conocieran, como si se extrañaran. Vegeta recorrió las curvas de ella con sus manos y un pensamiento inundó su mente. “¡Es preciosa!”
Bulma no entendía lo que la abrumaba, solo sabía que ansiaba los labios del peli-flama y ya. Sus respiraciones estaban agitadas y pronto tuvieron que separarse para recuperar el aire. Ambos se miraron directo a los ojos con sus respiraciones entrecortadas y sus mejillas sonrojadas. Vegeta bajo a Bulma quien se acomodó su falda. La joven frunció el ceño mirando a un punto fijo de la habitación ¿Qué era lo que había pasado? De pronto Vegeta colocó sus manos sobre las mejillas de ella y la hizo mirarlo.
¡Es mucho mejor besarte en persona que en mis sueños! —vocifero él joven relamiéndose los labios.
Bulma frunció el ceño totalmente cohibida.— ¿De qué hablas? —musitó ella débilmente.
Vegeta la jaló hacia él y de nuevo sus labios se unieron, está vez más lento y más tierno. Se separaron lentamente y suspiraron. Pero Vegeta quería más. Ansiaba tenerla por siempre en sus brazos. El peli-flama se acercó una vez más a ella, pero Bulma retrocedió.
Bas...basta... —murmuró confundida y de repente sintiendo una punzada en su pecho. Vegeta se sintió dolido por el rechazo, pero asintió.
Entonces de la nada Bulma se lanzó contra él y lo abrazó. Vegeta se quedó en shock. La joven sollozo enterrando su rostro en el hueco del cuello del peli-flama. El joven correspondió al abrazo y beso la mejilla de la joven.
Un sin fin de sentimientos inundaron a ambos jóvenes, pero el más fuerte fue la nostalgia. Esa que sientes cuando recuerdas algo que fue y que quizás no volverá a ser. Vegeta la abrazo con fuerza recordando el sueño que había tenido la noche anterior.
¡Bul... Bulma! —susurró él oliendo sus cabellos azules.— ¡No me dejes!
Los ojos de la peli-azul se abrieron de par en par. Ella se aferró más a él llorando con más fuerza.
Ella recordó las palabras de su sueño. “¡Nada puede perdurar!”
¡No me vuelvas a decir eso Bulma! —habló Vegeta con desesperación tomándola de los hombros y sacudiéndola levemente. Sus ojos negros estaban levemente cristalizados. Ella lo miró confundida. Al parecer había pensado en voz alta. Vegeta tomó el rostro de ella entre sus manos y beso con desesperación sus labios. Bulma correspondió a cada beso y cada roce de él.— ¡No me dejes! —exclamó el peli-flama entre beso y beso.— ¡No me digas esas palabras nunca más! —dijo después— ¡No de nuevo como en el hospital!
Fue ahí que la burbuja se rompió. El cuerpo de Bulma tembló y ella entró en un fuerte shock.— ¡¿El...El hos...hospital?! —tartamudeo. Vegeta dejo de besarla y el mismo shock entró en él. Ambos se miraron completamente aturdidos.
Es que...tu...Yo... —balbuceó él cosas sin sentido. Paso una mano por su rostro en desesperación.
¡¿De qué hospital hablas?! —preguntó ella de golpe levantando la voz.— ¡¿Cómo sabes lo que soñé?!
Bulma se estaba alterando. Los nervios estaban de punta en ambos jóvenes. Vegeta la miró incrédulo y la tomó por los hombros.
¡¿Qué soñaste?! —preguntó el joven sacudiéndola. Bulma de nuevo miraba un punto fijo de la habitación, totalmente ida y pérdida. Vegeta volvió a sacudirla y a preguntar de nuevo lo mismo— ¡¡¿Qué soñaste?!! —su voz sonaba más fuerte y sus manos apretaron fuerte los brazos de ella.
Las lágrimas inundaron los ojos en shock de la peli-azul. Un sollozo se escapó de su garganta e imágenes de ella cortando sus venas y escribiendo una carta llenaron su mente. Ella se soltó del agarre del peli-flama y miró sus brazos abrumada.
Vegeta sintió un repentino dolor de cabeza y recordó los vendajes que Bulma tenía en sus muñecas en su sueño. Él tomó las manos de ella y en un flasheo miró sus muñecas ensangrentadas.
¡Noooo! —gritó él y la abrazo.— ¡No me dejes de nuevo! —gritó aferrándose a ella mientras lágrimas corrían por sus mejillas.— ¡No te mueras! —dijo después.
Bulma también lloró recordándose a sí misma escribiendo una carta, y recordando la despedida de esta:— Te...te amo mi galante peli-flama... —vociferó quedo partiéndose en llanto.
Vegeta la miró directo a los ojos y sintió su corazón romperse.— ¡Esto no es un adiós! ¡Esto es el inició! No permitiré que me vuelvas a dejar Bulma Brief. —habló el tomando sus manos.
Ambos se perdieron en sus miradas. Ella negó con la cabeza y se alejó de él. ¡No te conozco Ouji! —espetó ella con fuerza.— ¡No sé qué pasa, pero no te conozco! ¡No sé porque soñamos lo mismo, no sé porque te sueño! Pero eres un desconocido... —ella sollozó y entonces caminó hasta la puerta.
Tú tienes a tu novia y yo tengo a Yamcha...esto jamás pasó Ouji... —sentenció ella para luego salir de la habitación.
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