Capítulo 55
•DANIEL OVIEDO•
Amanezco y su figura no está a mi lado. No veo sus ojos azules como el mar observándome mientras duermo. No la veo a ella. ¿Se habrá marchado?
Me pongo una camiseta básica y bajo a la cocina con esperanzas de verla, pero no. Suspiro profundamente y tapo mi rostro con mis manos.
-No la busques, se ha ido -dice Jesús entrando en la cocina
-¿Cómo que se ha ido? -pregunto tragando saliva
Extiende una nota y la coloca justo delante de mis abatidos ojos color café.
-Sé que hago mal en marcharme sin decir nada, que debería haberte despertado, pero preferí no hacerlo. Solamente espero que puedas perdonarme y por favor, sé feliz. Estaré velando tus dulces sueños. Atentamente: tu sirena. -leo en voz alta
Una lágrima desciende por mi mejilla a velocidad de vértigo. Es inevitable que mis ojos no se empañen. Se ha ido la última razón que me quedaba para ser feliz.
-¿Qué piensas hacer? -me pregunta preocupado
-Ahora mismo solamente tengo ganas de desaparecer, ni siquiera yo la creí, se tiene que estar sintiendo como una mierda gracias a mi grosería y mi falta de confianza hacia ella -explico sollozando
-Hay muchas flores en el campo tío, no te vengas abajo -dice sonriendo levemente
-Sí, las habrá, pero ninguna como ella -musito
-Tienes que ser fuerte -aconseja
-Ella era mi fuerza, ¿cómo voy a serlo si no la tengo a mi lado? -pregunto aturdido
-El tiempo lo cura todo -dice tajante
-El tiempo no curará las heridas de su corazón, ni siquiera las del mío
Susurro con un hilo de voz irremediable y subo a mi habitación con ganas de tirarlo todo por la borda.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro