Capítulo 54
•KENDALL PÁEZ•
Regresamos a casa, nos damos una ducha y decidimos preparar algo ligero para comer. Entra Jesús con una amplia sonrisa en la cocina y se desvanece cuando se percata de que algo sucede.
«Me temo lo peor».
-¿Qué ocurre Daniel? -le pregunta
-He visto a mamá -musita él
-¿A...a mamá? ¿C...cómo? -tartamudea
-En el acantilado -aclara
Jesús me observa y bajo la mirada. Sabe que le llevé yo.
-¿Por qué has ido? -pregunta curioso
-No lo sé -suspira mordiendo su labio- mamá me pidió que olvidase lo sucedido, que pasase página y fuera feliz -explica
-Tiene razón, deberíamos olvidar pero murieron ante nuestros inocentes ojos, ¿cómo vamos a olvidar esa trágica imagen? -dice aturdido
-Sois tal para cual, tenéis que afrontar que eso ya pasó, os aseguro que ellos no fueron los culpables de ese accidente -espeto
Ambos me miran perplejos y fruncen el ceño al mismo tiempo.
«Me enerva que se compenetren tanto».
-¿Cómo que ellos no eran los culpables? -pregunta Jesús preocupado
-¿Qué es lo que sabes Kendall? ¿Por qué me llevaste allí? ¿Para atormentarme aún más? -me pregunta Daniel mostrando su más vil grosería
-Sé más de vosotros que ustedes de mí -musito firme
-¡Habla! -me presiona Jesús
-Yo vi cómo se estrellaba el barco -murmuro
-¿Cómo dices? -ríe Jesús- ser un pez te ha vuelto totalmente loca de remate
Golpeo su mejilla de la impotencia, ¿por qué demonios me trata así?
-Justo antes de que el barco se estrellase, el capitán del barco saltó por la proa junto al resto de marines dejando a vuestros padres atrás -aclaro tajante- si no me creéis, allá vosotros, mi conciencia está tranquila y sé que lo que he contado es totalmente cierto
Finalizo y sin articular una sola palabra más, subo a mi habitación.
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