•KENDALL PÁEZ•
La acompaño hasta la cueva donde lleva habitando por años y pierdo su silueta en las sombras. Suspiro profundamente y salgo a la superficie.

«Nunca cambiará de decisión».

Observo cómo la luna desciende hasta esconderse en el océano y el sol comienza a subir muy lentamente.

Salgo del agua justo cuando la transformación finaliza y regreso a casa.

Para mi sorpresa, me encuentro con alguien bastante familiar justo en la puerta y cuando se percata de mi presencia, se gira y camina rápidamente hacia mí.

-Dios mío Kendall, ¡cuánto has crecido! -dice el joven

-¿Quién eres? -pregunto estupefacta

-¿No me reconoces? -niego rotundamente- soy James, tu "mejor amigo" del campamento de verano -hace el gesto de las comillas

-¿James? -pregunto frunciendo el ceño- ¡JAMES! -grito al recordarle y le abrazo rápidamente

-Por lo que veo me has olvidado -musita

-He tenido problemillas, hacía tantos años que no nos veíamos ni manteníamos contacto -me sincero

-Desde que dejaron de inscribirte en los campamentos -susurra sin ánimo de ofender

-M...me dejaron de llevar porque mi madre -trago saliva- desapareció y no volví a saber de ella hasta ahora

Suspiro profundamente y le invito a pasar para tomar un café y dejar de hablar de este asunto en plena calle, puesto que a nadie le interesa.

Sirvo uno para él y otro para mí, y doy pequeños sorbos en silencio tras echarle azúcar.

-¿Cómo es eso de que no volviste a saber de tu madre hasta ahora? -pregunta curioso

-Se marchó lejos, desapareció del mapa y me dejó totalmente sola. Mi padre me ha cuidado, sí, pero no lo suficiente, son 12 largos años sin la figura de mi madre y mi padre la mayoría del tiempo estuvo trabajando

-Si la has encontrado y has vuelto a tener contacto con ella después de tanto tiempo, intenta entablar una conversación con ella, pídele explicaciones

-Lo hice James y me arrepiento de haber vivido tanto tiempo en la ignorancia