Capítulo 2
•DANIEL OVIEDO•
Me acuesto en la hamaca para descansar la espalda mientras la suave brisa azota mi rostro. Alzo la mirada observando la Luna ocultada por las nubes y seguidamente la bajo hacia el océano.
-¿Qué serán esos destellos blancos? -pregunta mi subconsciente
-¿Pensando en las sombras del océano? -dicen a mi espalda
Me giro levantándome y suspiro continuadas veces cuando veo a mi hermano gemelo Jesús, colocar su mano sobre mi hombro derecho.
-El mar está lleno de misterios -digo sonriendo falsamente
-No seas ingenuo, lo que estás viendo no son más que simples espejismos -dice seguro
-¿Tú crees? -pregunto confuso
-Sí, tu mente te estará jugando una mala pasada aunque ya llevas meses así
-Desde que fallecieron chocando el barco con ese acantilado, todo ha cambiado -respondo entristecido
Regreso mi mirada al mar y seguidamente la dirijo al acantilado donde nuestros padres fallecieron. Suspiro profundamente y me sorprendo al ver una sombra que se aproxima desde el centro del océano hasta ese inmenso muro de piedra que el mar azota con fuerza.
-Deberías descansar -aconseja
Ignoro su comentario y sigo observando esa sombra. Escucho un gran suspiro de agotamiento y me giro observando cómo se marcha.
-¿Un espejismo? Mis ojos saben lo que están viendo y es totalmente real -murmuro
Observo por última vez la sombra y me dirijo a mi habitación, me desvisto y entro en la ducha para relajar mis músculos con el agua cálida que recorre mi cuerpo sin desvanecerse.
Enrollo una toalla a mi cintura y sacudo mi cabello castaño observándome en el espejo empañado del vapor.
-No son espejismos Daniel Oviedo, es real -repito a mi subconsciente
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