•KENDALL PÁEZ•
El agua recorre mi delicada piel a velocidad de vértigo acariciando cada poro con sutileza. Las burbujas masajean mi cuerpo en todo su conjunto mientras mi cabello pelirrojo se tiñe del tono blanquecino del champú perfumado con frambuesa.

Suena la alarma de mi teléfono indicando que en 15 minutos vuelvo a transformarme como cada noche y suspiro profundamente mientras observo mis piernas.

-¿Por qué todo tiene que ser tan difícil? -murmuro

-Kendall, ¿estás bien? -pregunta mi padre con voz ronca

-Sí, solamente estoy aclarando mis pensamientos -digo tras enrollar una toalla a mi cuerpo

Abre la puerta cuando articulo el clásico 'pase' y sonríe al verme.

-¿Por qué hablas sola pequeña? ¿Quieres hablar de algo? -dice observándome curioso

Dejo el cepillo en la encimera y observo mi reflejo en el espejo empapado como efecto del vapor de agua. Mi padre me abraza y cierro los ojos tras dejar escapar un largo suspiro de mis labios.

-Tengo que salir pequeña, regresaré tarde -dice besando mi frente

-Ve con cuidado -aconsejo sonriendo

-Te quiero pequeñina -dice antes de marcharse

-Te quiero papá -susurro

Observo nuevamente mi reflejo y mi piel comienza a cambiar sin manipular la belleza de mi pálido rostro. Bajo las escaleras rápidamente y me dirijo a la playa de arena blanca más cercana de mi añorada California.

El agua del Océano Pacífico baña una noche más mis tobillos y me sumerjo por completo cuando la transformación llega a su fin. El monstruo en el que me he convertido ha regresado. ¿Será cada noche así? ¿Algún día volveré a ser la misma?