En la mira de un prisionero.
En la prisión más protegida y con más seguridad del mundo, en el sótano y en un cuarto a solas estaba el prisionero 11201, no hablaba con nadie, solo jugaba con una ficha de un extraño color verde de esas que se dan como dinero en los casinos y juegos de azar. Este prisionero tenía el traje de reo completo casi de pies a cabeza de color anaranjado, su cabello color ámbar y sus ojos de azul como el cielo lo hacían ver más como un modelo de revista estadounidense que un preso de un nivel de alto riesgo.
Muy pocos policías bajaban a vigilarlo ya que decían que aunque parecía no romper ni un plato, si te descuidabas un segundo él podía romperte el cuello ya que juraban que tenía una gran fuerza monstruosa.
Entre todos los policías había un agente de cejas enormes y gruesas, de cuerpo delgado con apariencia delicada, cabello de color como el trigo y ojos de color verde brillante, tenía una buena apariencia pero su carácter era asquerosamente engreído, su orgullo estaba por los cielos. Llevaba menos de un año trabajando ahí y ya tenía un apodo que lo caracterizaba completamente "pink pólice".
Era un día grisáceo, lloviznaba un poco pero con ese clima, el lugar era demasiado frio para los presos, todos los policías tomaron unas mantas para algunos de los delincuentes, los que parecían "menos agresivos" y le dijeron al policía de cejas gigantes que le llevara una al preso 11201 porque de seguro moriría antes de lo planeado de neumonía. Este de mala gana fue. Bajo por varias escaleras y al parecer le ayudaría mucho la manta porque aunque era cerrado el lugar, las paredes parecían estar congeladas. Llego hasta el cuarto, el preso 11201 estaba como si nada acostado en su cama, parecía no sentir el frio que había, solo estaba ahí, jugando con su ficha de casino y eso al policía le molestaba.
- Oye tu... toma la manta.
- No lo necesito- seguía mirando la ficha.
- Son órdenes, así que tómala!
De muy mala gana se levanto de su cama y camino hacia las rejillas de la puerta, el policía extendió su brazo dándole la manta y viendo hacia el otro lado descortésmente.
- Al menos deberías mirarme, te podría hacer algo si no prestas atención- toma la manta.
- Tu no me ordenas maldita mierda- lo mira fijamente, sus miradas se cruzaron por un segundo pero algo en el preso empezó a acelerarse, se agarro de la varillas y saco a todo lo que pudo su rostro.
- Cómo te llamas?!!
- Que te importa mierda...
- Mi nombre es Alfred, mis pasatiempos son la arqueología, la historia y ...
- Robar junto con el deseo de matar. Leí tu expediente.
- Wow y que, te gusto? - risa picarona y algo sensata.
- Para nada, imbécil.
Se marcha. Al girarse solo le basto un segundo para que Alfred le tomara del uniforme, lo jalara hacia la puerta de varillas y lo apresara entre sus brazos.
- Déjame ir!! - ve en su uniforme una placa con su nombre.
- No lo hare.... Arthur, porque tienes una mala expectativa de mi.
- Eres de lo peor!!- tomo su bastón de policía y lo golpea en donde puede, este cae de rodillas por el dolor y el policía sale corriendo antes de que pueda hacerle algo. En el rostro de Alfred se dibuja una mueca de satisfacción junto con una erección, algo tenía el "pink pólice" que lo excitaba demasiado.
Pasaron un par de días donde no habían bajado a ver al reo, y como le habían encargado desde ese día a Arthur al preso, lo había descuidado por esa mala situación. En la noche fue hasta el cuarto para darle el alimento de todos esos días. Alfred estaba sentado en el piso de su cuarto, al parecer estaba inmerso en sus pensamientos, el policía Arthur le paso entre la puerta su alimento.
- Wow! Por fin! Moría de hambre!- alegremente toma su comida y lo mastica, al sentir el sabor en su boca lo hace poner una mala cara de asco. - pero qué diablos..?
- Yo lo prepare, así que cómelo todo
- Así que mi lindo policía lo preparo para mi, soy afortunado.
- Cállate reo! Solo come!
Comió todo, no dejo ni una migaja de comida y después le dio la charola al policía, este se inclina para tomarla y en el preso salio una travesura, pateo la charola hacia el interior del cuarto y con un "ups" se burlo de su acto de maldad.
- Maldito idiota... - Arthur busco la llave que abría la celda pero sin antes de ponerle las esposas al preso. Alfred se quedo en una esquina del cuarto mientras el policía buscaba la charola, antes de tenerla en sus manos se escucho un "clic", miro hacia atrás y vio la sombra del preso invadir todo el lugar, en su mente solo hubo un "ya valí mierda".
Alfred se acercaba poco a poco jugando con su ficha de extraño color, rápidamente Arthur busca su arma pero no la tenía, la había olvidado en el cuarto de gerencia, no había forma de que pudiera salir de ahí con vida.
- Sabes, yo no he matado a nadie - decía Alfred con un tono serio y misterioso - soy un "héroe" y ayudo a los demás aunque implique arriesgar mi vida.
- Jah! No me digas, entonces tu expediente miente?
- Por supuesto, me incriminaron cosas que no hice, todo por robar esto... - se inclino hacia el policía que estaba en el suelo y le mostro la ficha que brillaba en con la luz de la luna al igual que los ojos del policía.
- Todo por una puta ficha..? no me hagas reír...
- Esta puta ficha, es la primera y única ficha que vale más que un país primermundista. Aunque para mí, no vale nada a comparación a ti...
- No me vengas con eso, mierda- lo pateo y corrió hacia la salida, pero su intento fue en vano, Alfred lo tomo del antebrazo, lo acorralo entre él y la pared y sin permiso metió su mano dentro de los pantalones del policía.- como?! Oye! Pero si estabas esposado...!
- Eh? Eso? Las rompí antes de que entraras al cuarto.
- Pero que jodidos...!!!!
- Cállate, podría venir alguien...- le bajo los pantalones y la ropa interior con una mano mientras que con la otra lo ahorcaba para que no gritara, Arthur sentía como la mano del preso le agarraba su miembro y lo acariciaba de una manera extraña, era una sensación diferente, no se sentía asqueado al contrario, se sentía lleno de placer. - te está gustando Arthur?
- Como si me pudieras satisfacer imbécil...
- Vamos a ver quién gana en esto...
Alfred le muerde el hombro al policía dejándole una marca de sus dientes, para él era placer sentir al "hombre de la ley" caer ante su presencia. Le besa el cuello mientras Arthur empieza a gemir por la situación pero no podía hacerlo alto con el temor de que alguien los viera, así que Alfred le mete sus dedos anular y medio en la boca de Arthur para callarlo. Cuando sus cuerpos empezaron a llegar a un placer incomparable, Alfred introduce una parte de él al interior de Arthur. Sus cuerpos se estaban uniendo.
Ante los ojos de Alfred, el policía mal hablado ahora estaba siendo la mejor satisfacción que había tenido en su vida, era la persona del cual se había enamorado a primera vista. Y para los ojos de Arthur, el preso ahora era alguien cada vez mas apuesto, alguien con el que podía tal vez, solo tal vez, tener un final feliz como en los cuentos de hadas que él creía. Alfred se movía dentro de Arthur como si fuera tan natural y sus gemidos se unían en un mismo sonido suave lleno de placer. Los dos no querían que llegara el sol del día, ya que si llegaba volverían a ser el preso y el policía de todos los días. En toda la noche llegaron al placer tantas veces como pudo ser posible, los dos cayeron en un profundo sueño, estaban agotados de tantos actos de amor que se habían demostrado. Y en la mañana cuando todo volvía a la normalidad, Arthur no encontró al preso en su celda, se vistió rápido y corrió hacia las oficinas, en donde todos los policías estaban en descontrol intentando encontrar al preso 11201. En ese mismo día, habían despedido a Arthur por dejarlo escapar, él se sentía culpable y traicionado. Al llegar a su casa, había un montonal de correo tirado en su entrada y una fue la que llamo su atención. Era una bola de periódico amarrada con cinta adhesiva. La abrió y había una nota:
"lamento no despertar contigo querido Arthur, pero mi misión de héroe aun no termina, por ahora solo recuerda nuestra noche, estoy seguro que nos volveremos a ver y por el momento cuida nuestro futuro.
Con amor Alfred F. Jones"
Del periódico cayo la ficha que había sido robada, esta era la promesa de volverse a ver junto con su futuro. Pero la pregunta que rondaba la cabeza de estos dos era ¿cuándo llegara ese día?
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