/Narra el autor/

  Hace mucho tiempo, cuando todavía el conocimiento no era apto para todos, una sociedad secreta de humanos entraron en contacto con seres místicos. Estos seres eran la representación de algún elemento o concepto abstracto de la existencia. Eran invisible a simple vista y sus poderes eran extraordinarios. Un día un sabio hechicero, gracias a sus poderes, pudo ver y comunicarse con aquellas criaturas. Aprendió de ellos y gracias a estos pudo crear joyería e impregnarlo con su magia. Luego de varios años, el anciano entregó los objetos a un grupo de persona y estos juraron protegerlos con sus vidas. Los objetos funcionan de una manera peculiar. Cuando una persona lo obtiene, es capaz de hacer visible a aquellas criaturas, una vez que dicen sus nombres, son capaces de absorverlos dentro de la joyería y usar sus poderes, pero el uso es limitado. Habían cajas llenas de estas joyerías mágicas junto con sus respectivas criaturas. Estas cajas estaban distribuidas alrededor del mundo y muy pocos conocían de su existencia.

  En la ciudad de Berk, todo era de lo más normal hasta que de repente apareció una criatura gigantesca. Esta criatura provenía de una dimensión distinta y nadie supo como fue que apareció. Era como una especie de lagartija, calamar, dinosaurio y cocodrilo. Era una criatura nunca antes vista. Todos salieron corriendo despavoridos al verla, hasta que apareció un misterioso héroe que logró derribarla. La hizo retroceder y luego la hizo desaparecer en un segundo. Cuando todo terminó, el héroe también desapareció y dejó a todos los espectadores un sentimiento de emoción y suspenso.

  Una hora despues de aquellos acontesimientos, en un colegio, uno chico entró a su respectivo salón de clases. Todos lo vieron debido a que llego un par de minutos tardes.

Hipo: Perdón, me quedé dormido.

Profesor Bocón: Bueno, pero que no vuelva a pasar. Eres un alumno ejemplar, siempre con buenas notas y asistencia. Por hoy lo dejaré pasar, pero que no se vuelva a repetir.

Hipo: Si, profesor Bocón.

P. Bocón: Ok, ya que estamos todos, preparemos lo necesario para el evento de ma;ana. Espero que todos hayan entrenado para el festival del deshielo. Quiero ver el mejor desempe;o de cada uno de ustedes.

Todos: Si, profe Bocón.

  Al salir del aula, cada uno de los chicos se iba yendo hacia sus casa. Hipo fue el último en salir, y antes de llegar a la entrada del establecimiento, se encontró con Patán y los gemelos. Los tres lo molestaban diariamente y hoy no iba a ser la excepción. Le quitaron la mochila y la vaciaron tirando todas sus cosas al suelo.

Patán: Mejor ni te presentes al festival. Al fin y al cabo seré el ganador, otra vez.

Brutacio: Si, mejor vete, perdedor.

Brutilda: Si, pescado parlanchín.

  Los tres se fueron y el chico quedó recogiendo sus cosas. Al rato lo ayudó un chico gordito llamado Patapez.

Patapez: Si hubiera llegado un par de segundos antes te habría ayudado.

Hipo: *Sarcástico* Si, al igual que ayer, o antes de ayer, o al día anterior.

Patapez: Perdón ¿Si?

Hipo: Como sea.

Patapez: ¿Y? ¿Tratarás de impresionar a Astrid esta vez o tendrás cosas que hacer?

Hipo: Ya respondiste tu propia pregunta.

Patapez: Amigo, siempre estas ocupado. Deberías descansar de vez en cuando. Además, si ganas el festival podrás impresionarla.

Hipo: *Nuevamente sarcástico*
¿Impresionar a la chica más ruda, seria, linda y atletica del instituto? Suena bien, pero bien difícil de que ocurra.

Patapez: Amigo.

Hipo: Me tengo que ir.

  El chico se fue a su casa y dejó sus cosas en su dormitorio. Hizo su tarea como siempre, ordenó un poco la casa y luego fue a una base que estaba debajo de la casa por medio de un pasadizo secreto. Al llegar a la base, se encuentra con su padre.

Estoico: Te tardaste.

Hipo: Tenía que hacer tarea. Mañana es el festival del deshielo y no voy a tener tiempo.

Estoico: ¿Ya es esa epoca del año? Qué rápido pasa el tiempo. Bueno, hijo, ya sabes que hacer.

Hipo: Si padre.

  El chico comenzó a entrenar su cuerpo y sus habilidades durante un tiempo. Iba a continuar de ese modo hasta que se escuchó una explosión. Fue hacia un computadora y ahí estaban las noticias. Allí había un monstruo como el de esa mañana. Sin dudarlo tocó su tobillera que estaba en el pie izquierdo y dijo lo siguiente:

Hipo: Chimuelo, alas fuera.

  Una criatura pequeña de color negro se adentro en la tobillera e hizo que esta cambiara de forma y color. Poco a poco un traje ajustado fue apareciendo en el cuerpo del chico hasta transformarlo en un superheroe. El joven salió y fue a buscar a la criatura.

Continuará...

  Espero que les haya gustado el especial 300 seguidores y quiero decirles que dentro de poco subiré algo más.