Estaba apunto de irse a dormir, y aparte de lo cansado que estaba eso era lo que más quería, pero el timbre de su puerta sonó, así que decidí ir muy cansado a abrir la puerta.

Que decir en ese momento un Julio, estaba recibiendo los besos las pasionales de su vida, apenas y si podía mantener el aire en sus pulmones, ese momento era demasiado amor mexicano en uno solo instante; con la poca fuerza que tenía Julio lo apartó

- Espera - le dijo al mayor - Esto es demasiado rápido.

- Pero porque, es mejor ir rápido - estaba a punto de encestarle otro beso y el boliviano le detuvo -

-No, hoy estoy cansado - le dijo, aunque el boliviano pensó que así el otro pararía, no fue así le dio otro beso, para empezar rápidamente.

En el mismo sillón, ya estaban los dos, ya sin ropa puesta, pero Julio estaba que se moría del sueño, y cansancio, pero nada de este mundo hacia que el mexicano se detuviera.

Las manos de Pedro pasaron por el cuerpo del otro, mientras tanto el boliviano suspiraba suave, apenas podía abrir los ojos, al otro lo de quedo mas alternativa, aunque muy buena, de poder manejar a Julio a su antojo, ya que el otro no ponía resistencia alguna.

Los besos pasaban a otros más candentes, la erección del mexicano ya se sentía en medio de la piernas de julio.

Acostó a boliviano en el sillón,  y abrió la piernas de este, para luego observar la entrada, hizo que Julio chupara dos de sus dedos para luego colocarlo en la entrada de este, movía suavemente, tocando todos los rincones hasta que escucho que el boliviano soltó un gemido porque acaba de tocar una zona muy peculiar, luego decidió sacar los dedos del interior de este.

Beso varias veces más a Julio mientras metía su pene, el otro soltaba jadeos producto de eso, el mexicano abrió más las piernas de este, y cuando terminó todo, comenzó a moverse con suavidad, viendo la expresión del menor, los cuales tenía sus ojos cerrados y agarrándose con la poca fuerza que tenía en el sillón, poco a poco aceleraba las penetraciones, ya que no deseaba lastimarlo por dentro.

Julio rodeo sus brazos al rededor del cuello del mexicano, mientras tanto el otro seguía yendo más rápido, se acercó lo más que pudo al Boliviano para darle otro beso más y seguir con su trabajo de estocadas.

En esos momentos solo se escuchaba maldiciones y varias que otras malas palabras producto del placer que de sentía, pronto iban a acabar se notaba por el rostro del menor que de pasivo era poco para describirlo,  y el otro, que fue demasiado rápido en las estocadas terminando todo dentro del menor, y Julio acabo en medio.

Con el semen escurriendo de la entrada del menor, el mexicano caso su miembro, mientras que Julio se desmayo del sueño.

Al día siguiente Julio se despertó, en su cuarto con otra ropa y también se dio cuenta que se habían bañado; salió de su cuarto y encontró una nota del mexicano, se sonrojo por algunas cosas innecesarias que el otro escribió.