Capítulo 12 - Diferentes, misma sangre
Tras identificar la voz del exterior, Feng Baoshi abrió la puerta de inmediato.
—Lo siento, pensé que eras —se trabó por un momento sin poder continuar, hasta que suspiró y consiguió hacerlo—. Pensé que eras otra persona.
—¿Entonces mi lindo Baoshi esperaba a alguien más? —preguntó Yi Hen, cruzándose de brazos mientras entraba en la habitación.
—No, no estoy esperando a nadie, es solo que si esa persona apareciera por aquí a cualquier hora, no sería tan raro.
—Bueno, como ves, no soy esa persona.
—Sí... en fin... ¿Sucede algo? Es raro que te levantes para venir... —resopló Feng Baoshi, con sus párpados algo caídos.
—Más raro es que tú no hayas tocado mi puerta, creí que vendrías primero, me preocupé un poco si te soy sincero.
—Pe-pensé en ir, es solo que de verdad no quiero ver a esa persona por los pasillos o algo así.
—No pongas esa cara como si hubieras hecho algo malo —rio con una corta carcajada—. ¿Le tienes miedo? ¿La odias?
—Ninguna de ellas... Ya no lo hago —Feng Baoshi quedó callado un momento y se dio la vuelta, soltó un suspiro y se sentó en el borde de la cama. Parecía como si le hubieran quitado toda la energía del cuerpo, o como si sus piernas pesaran toneladas. Luego, sus ojos parpadearon con lentitud, añadió—. Esta persona es Guang Jin, mi primo, nos criamos un buen tiempo juntos. Él y yo entrenábamos mucho con el arco, y por eso nos llevábamos muy bien; todo cambió después. Sabes, nosotros pensamos diferente, una cosa y otra llevó a que peleáramos, luego de eso ya no volvimos a practicar ni a charlar.
—¿Hasta ahora?
—No tanto, pasado un tiempo ambos hicimos las pases. Aun así, no todo ha vuelto a ser como antes, y tampoco quiero que vuelva a serlo.
Yi Hen se acercó a la cama y se sentó a su lado, los ojos dorados parecían atravesar su mente, como si intentara ver los recuerdos que lo atormentaban, las pálidas manos y delgados dedos acariciaron el dorso de la mano del príncipe, luego la dirigió hacia los apretados labios, para así depositar un suave y tierno beso.
—¿Qué fue lo que pasó para que pelearan?
Feng Baoshi se tiró hacia atrás, recostando su espalda en el colchón.
—Fue cuando aún estudiaba con frecuencia en el reino Guang. Un día como cualquier otro salimos a dar una vuelta, sabes, el tío Tian Guang siempre fue muy estricto con los delincuentes y, en ese momento, en el centro de la capital había un joven y dos niños atados, como si fueran perros rabiosos.
—¿Qué pasó con ellos?
—Supuestamente, el joven había herido a su amo, decían que era alguien peligroso, y como los dos niños eran sus familiares, entonces debían ser iguales a él. Por lo tanto, fueron condenados a arrodillarse en un lugar donde todos los vieran. Fue elegido como zona de castigo el centro de la ciudad, al rayo del sol y bajo la lluvia por treinta días, sin comer ni beber. Luego, si es que sobrevivían, serían enviados al calabozo. Nadie les dio una oportunidad de explicar lo que había sucedido, solo creyeron las palabras del noble enfadado y los juzgaron.
Yi Hen dejó que el joven hablara, pero por dentro ya entendía más o menos lo que sucedía, incluso parecía saber a lo que se refería con "diferentes puntos de vista".
Feng Baoshi continuó:
—Junto a Guang Jin llegamos a la ciudad, íbamos a comer a un restaurante que solíamos frecuentar. Todo iba normal hasta que vimos eso y, cuando me acerqué a los soldados para preguntar lo que habían hecho los jóvenes, me sorprendí. Me pareció injusto, ninguno había dado explicaciones, mejor dicho, a ninguno se le había dado la oportunidad de hacerlo. Incluso se sabía que los más pequeños no habían hecho nada malo en realidad. ¿Ser hermanos ya los hacía culpables? ¿Por qué ellos también deberían sufrir el castigo? Sea como sea, me acerqué y les comencé a dar agua a los tres, pero en ese momento, Guang Jin lanzó una flecha que rompió mi botella, el agua se derramó por el suelo e inmediatamente, los tres comenzaron a tomar de allí, estaban desesperados. Discutimos por un rato por culpa de esa acción, hasta que al final, quizás por la frustración o por "hacerme entrar en razón" le rebanó las cabezas frente a mí. Como podrás imaginarte, en ese momento todo cambió, no volví a practicar ni a charlar con él.
Feng Baoshi hizo silencio por un momento, Yi Hen, por otro lado, acarició el cabello del chico que llevaba ahora los ojos cerrados.
—Ya veo...
En ese entonces Feng Baoshi no soportaba ver tal grado de sufrimiento, ya sea de un adulto o de un joven, todos debían tener la oportunidad de dar explicaciones, de defenderse y ser escuchados. Ese joven tampoco habían hecho algo tan horroroso como asesinar. Era verdad que había atacado su amo, desde ese ángulo sí que se merecía un castigo, solo que este fue igual al que le impondrían a un asesino, era injusto.
El joven Feng Baoshi de ese entonces había comprendido que, en la realidad, no todos pensaban como él, no todos querían escuchar a los más débiles o a los más pobres. Había sido una de las peores experiencias de su vida.
—No olvidaré sus palabras. "Las personas de la calle son basura que ensucian nuestra vista y reino, peores que los perros. Las personas con poder al menos son útiles, y si algún día dejaran de serlo, entonces solo serían una basura más". Yi Hen, ¿cómo podría alguien estar de acuerdo con eso? Yo no lo entiendo.
—Ahora entiendo por qué no quieres verlo —agregó Yi Hen con el ceño fruncido, todavía acariciando el cabello castaño.
Algo vacilante, Feng Baoshi volvió a enderezar su espalda y miró el suelo de madera, como si pensara en muchas cosas al mismo tiempo.
—Como dije, tiempo después nos "reconciliamos". Incluso sus soldados lo siguen con mucha lealtad. Lo que me da a entender que ha cambiado, o que al menos no los trata como peste... aunque no estoy seguro de ello, tampoco quiero decepcionarme, no quiero hablarle de su enfermedad tampoco, prefiero no saber nada más de él.
—Antes dijiste que estaba cursando por una enfermedad, ¿qué es?
—Es una enfermedad que afecta los pulmones, no puede agitarse demasiado, ya que su pecho se cierra y no logra respirar con normalidad.
—Aun así, parece alguien muy entrenado.
—Sí, se ha esforzado mucho para conseguir esa figura, su salud también ha mejorado gracias a su entrenamiento. Aunque tiene esa enfermedad, es considerado como el mejor en artes marciales del ejército de Guang.
—Impresionante, por cierto, antes preguntaste si había mejorado su salud, ¿acaso estuvo mal en estos días?
Yi Hen ya comenzaba a especular en su cabeza, Guang Jin no había estado presente en la guerra contra Tian Huo ni sabía nada de él, si tenía un ejército a su mando, debió ser el primero en asistir con apoyo, ¿por qué no había aparecido? ¿Era tan grave su estado?
—De hecho, justo antes de que yo emprendiera mi viaje hacia Yun, me enteré de que Guang Jin había sufrido una recaída importante, sabía que estaba grave, en cama y con varios médicos tratando de salvarlo. Por esta razón no pudo ayudar en la batalla. Aparte, algunos de sus soldados se retrasaron porque se negaban a dejarlo solo en ese momento tan crítico, fue un caos total hasta que se volvieron a organizar.
Yi Hen había quedado pensativo, parecía estar reflexionando mucho sobre esa nueva información. «¿Tiene esto algo que ver con ese hombre que encontraron Wen ShanShui y You YuMo en Guang? ¿Quizás el rey fantasma aprovechó esto para comenzar un plan de retraso de las tropas aliadas? Si es así, ese fantasma y demonio han estado detrás de todo esto desde hace un largo tiempo».
—¿Yi Hen?
Oír su nombre lo sobresaltó, aunque Feng Baoshi no lo notó.
—Me siento feliz de que me hayas contado sobre esto, ahora puedo entender mejor tu relación con él, allí abajo estabas tan pálido que parecías un fantasma.
Feng Baoshi entregó una sonrisa lastimera, ¿realmente parecía eso?
—Quizás era mejor no contarlo, sucedió hace muchos años y todavía pongo cara de fantasma, no tengo remedio —bromeó.
Ambos estaban sentados en la cama junto a expresiones comprensivas, sin embargo, de la absoluta nada, Yi Hen tuvo la osadía de jalar al joven para abrazarlo. Apoyó la cabeza de Feng Baoshi en su pecho y acarició el cabello castaño.
—Nunca dices nada de lo que te preocupa —dijo con ternura en su tono—. De ahora en adelante, siempre que tengas algo que te preocupe o moleste, puedes venir a decírmelo.
—Mmm... En realidad... Hay algo que quiero preguntarte, Yi Hen.
—¿Qué es?
—¿Le has dicho a alguien sobre esto?
Yi Hen soltó una carcajada silenciosa.
—¿Qué cosa? No entiendo lo que dices. —Claramente, ya sabía la respuesta que Feng Baoshi esperaba, pero le gustaba escuchar la voz nerviosa del joven, que para su suerte, conseguía con bastante facilidad.
—Y-ya sabes que cosa... sobre esto —movió su dedo hacia él mismo y hacia su pareja.
—No lo sé, si no me lo dices con claridad, ¿cómo quieres que adivine?
Feng Baoshi cerró con fuerza la mano apoyada en el pecho de Yi Hen, sus orejas se veían rosas, sabía que el hombre lo estaba molestando, pero no podía molestarse por eso.
—Que tú y yo... —pausó.
—¿Tú y yo qué?
—Que tenemos una relación de este tipo... tú y yo... maldita sea, ¿por qué me haces decir las cosas así? —expresó incómodo luego de chasquear la lengua.
Los ojos de Yi Hen se abrieron sorprendidos, era tan lindo, un príncipe tan orgulloso por fuera, pero tan suave y lindo por dentro, para ser honestos, pensaba que no podía haber alguien mejor.
—Perdona a este maestro... Es que de verdad eres lindo. Me arrepiento tanto de no haberlo notado antes.
—Cállate... Estás hablando con un príncipe, ¿sabes? Más respeto hacia mi persona.
—Hmm... pero antes de un príncipe, eres mi compañero de cultivo, ¿no? Mi linda pareja, mi lindo Baoshi. Así que puedo molestarte de este modo cuanto quiera, bueno, solo un poquito, ¿sí?
Las palabras habían encendido un fuego inextinguible en el joven, su rostro se presionó más en el pecho del hombre, y como si eso no fuera suficiente, mordió el pálido cuello de Yi Hen, quizás buscando algo más.
—¿Ves? También es tu culpa que busque tanto tu atención —rio—. Baoshi, ¿creíste que luego de conseguir mi corazón sería diferente? ¿Qué pensabas de mí? Qué inocente, qué iluso, pobrecito —repitió con la voz algo ahogada.
Feng Baoshi dejó el mordisco e intentó alejarse, pero el brazo de Yi Hen lo tomó por sorpresa por la cintura, al lo que Feng Baoshi volvió a chasquear la lengua.
—Inocente dices, ¿pobrecito? Para que recuerdes, fui yo quien te buscó primero, ¿crees que no vi a primera vista tu forma de ser? Quien insistió hasta hartarte fui yo, quien persistió hasta el final también fui yo. Aunque apenas me mirabas y me dabas poca atención; fui el primero en darlo todo para que notaras mis sentimientos. Tonto, no hables de inocentes o de ilusos, el único así en esta habitación eres tú.
Esa era una fuerte declaración para Yi Hen, su corazón latió tan fuerte que parecía sentir los latidos, sus manos atrajeron la cabeza de Feng Baoshi hacia él y besó profundamente. Nunca en sus años de vida se imaginó tener una relación amorosa, nunca pensó que sería posible que alguien lo prefiriera a él, y menos, que un joven príncipe hubiera hecho lo imposible por demostrarle que no era como el resto, que su nivel no le importaba.
—No me enamoré de ti porque fueras detrás de mí —declaró, jadeando por el beso—. Si me preguntaras, claro que sabía tus sentimientos, pero no creí en ellos, no podía creerte tan a la ligera. Te observé, luego me gustaste y te probé, simplemente eso, ¿vas a castigarme por jugar un poco?
Ese "probé" iba con segundas intenciones y Feng Baoshi lo sabía.
El beso había aflojado el cuerpo del príncipe, quien se acurrucó en el pecho de su pareja como si fuera un niño al que había que proteger. Antes, cuando conoció a Yi Hen en el reino Yun, no tardó mucho en fijarse en el hombre que había llegado desde Tian, salvando vidas e incluso advirtiendo del peligro. Ese hombre que parecía derrotado se había ofrecido a entrenar mejor a los soldados, no perdía la fe, se esforzaba día y noche, en los entrenamientos y en la enfermería. Era radiante, hermoso, amable, chistoso, sarcástico; su corazón simplemente latía con fuerza cada vez que lo veía.
A Feng Baoshi siempre le había interesado aprender a utilizar cualquier arma, pero en ese entonces, cuando vio los movimientos de Yi Hen con la lanza, solo pensó en acercarse a él y aprender de esa persona.
No obstante, el hecho que convenció a Yi Hen para tomarlo como aprendiz, habían sido frases como: "necesito más entrenamiento que el resto, soy un príncipe".
Día que pasaba, era un día más para que Feng Baoshi se sintiera más atraído, le gustó el hombre desde un principio, pero aquel no mostraba ni el más mínimo interés en él. Hasta a veces parecía que le molestaba su presencia, echándolo lejos, ignorándolo.
Feng Baoshi había atravesado momentos de fuertes disgustos creyendo que Yi Hen lo odiaba y rechazaba por ser de otro territorio, o tal vez porque no alcanzaba las expectativas del maestro, quizás no era tan bueno como se esperaría de un príncipe, o quizás solo le repugnaba el hecho de que fuera un hombre interesado en él. Aun así, nunca se rindió, le había gustado esa persona, tanto que ya no sabía cómo expresarlo. Hasta que Yi Hen no le dijera en la cara: "Vete de mi vida" Feng Baoshi no pensaba dejarlo.
Y así, de un momento a otro, parecía que Yi Hen lo comenzaba a aceptar, Feng Baoshi creía que era lástima o costumbre, no sabía cómo sentirse al respecto. Quizás fue gracias a que, en una noche de entrenamiento, tomó el valor necesario para abrir su corazón hacia Yi Hen, quien accedió a conocerse mejor. Su confianza era tal que había llegado a desahogar sus llantos y frustraciones con el maestro, sin saber si era molesto o no; sin embargo, no podía dejar de hacerlo, no quería dejar de confiar en él.
Luego, en cierta etapa de su extraña relación, sus encuentros nocturnos se habían convertido en algo más que solo charlas, si no que habían escalado a pequeños momentos de besos, abrazos y caricias a escondidas. En ese entonces, Feng Baoshi no sabía cómo interpretar eso, ¿estaban saliendo? ¿Yi Hen lo estaba favoreciendo por su posición? ¿Solo lo hacía para quitárselo de encima? ¿Qué era realmente su relación?
Necesitó un largo tiempo para que Yi Hen le dijera: "Me gustas, mucho más de lo que me imaginaba".
Para Feng Baoshi, ese fue el verdadero inicio de su relación.
En este momento lo comprendía, claro que Yi Hen no caería por cualquiera que le dijera lo mucho que se había enamorado de él, pero tampoco era una persona que besara e hiciera ese tipo de cosas por lástima. Nunca comprendió cómo fue que Yi Hen por fin lo aceptó, sin embargo, eso ya era del pasado, lo que le importaba ahora, era que estaban juntos, que sentían lo mismo, con eso ya era feliz.
Feng Baoshi dibujó una cara melancólica.
—Entonces... Aún no le has dicho a nadie.
—Sí, les he dicho.
—¿Eh? —Feng Baoshi quedó perplejo—. ¿E-en qué momento?
—Justo después de que te lo dije en el campamento, hablé con mi hermano antes de separarnos, le dije a él, You YuMo eventualmente estaba allí, espero que no te moleste.
—¡C-claro que no! Aunque lo sospeché... N-no lo sabía... Yo todavía no... no he...
—Lo sé, no puedes decírselo a tu padre, ¿es eso? Si querías aclararlo, yo ya lo sabía, no debes preocuparte.
—No puedo hacerlo todavía, menos ahora...
Yi Hen asintió y continuó acariciando el cabello ahora algo despeinado.
—No te preocupes, Baoshi —murmuró dibujando su usual sonrisa—. Tampoco necesitan saberlo, si nunca lo dices, entonces también estará bien. No te presiones —culminó besando su frente.
—No, sin dudas le diré algún día, lo prometo.
—Está bien, como tú quieras entonces.
Finalizada la conversación, Yi Hen insistió en quedarse para dormir juntos, no quería separarse del preocupado Feng Baoshi, por lo que, después de una conversación al respecto, al final el príncipe cedió, no era bueno rechazando a Yi Hen, y a decir verdad, no quería hacerlo ahora que su corazón estaba nervioso por tener a Guang Jin tan cerca, pero justo antes de apagar la única vela que quedaba encendida, la puerta volvió a sonar.
Fin capítulo 12.
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¡Buenas, buenas gente lindaaa!
ヾ(^∇^)
Y así se hace oficial esta pareja, no sé si ya se notaba mucho (? Pero sí, estos dos (Fēng Bǎoshí y Yí Hén) van a tener unos extras más al final para contar mejor lo que pasó entre ellos, así que si les gusta esta pareja, van a tener contenido más adelante jsjsjs (¬‿¬)💖💖💖💖
Dejo una referencia (no exacta, pero da una idea) del castillo de Tiān , es algo así:
Esta imagen en realidad pertenece al Palacio Imperial o Ciudad prohibida, es el corazón palaciego de China. Construido en 1420 en Beijing, durante la dinastía Ming (info sacada de google) (⌯⌅⌄⌅)
Este sería el interior de las habitaciones, pero no se a que lugar pertenece (si alguien sabe me lo puede comentar jsjs :3) También aclaro que no son exactamente así, solo es para dar una idea ⊂((・▽・))⊃💖:
¡Muchas gracias por leer! ¡Hasta el capítulo que vieneee! ヾ(Ő∀Ő๑)ノ💖💖💖
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