Puede parece que Yami es bipolar pero gracias a la llegada de Diana ella aún conserva eso de ser infantil y brillante.

El edit¹ no es mío yo solo edite el color del vestido, su boca junto al rubor en sus mejillas y el color de sus ojos.
El edit² sí es mío.

-quién eres?.

Miro curiosa al hombre de cabello azabache que la miraba en shock.

-...no sabía que el duque tuviera una sobrina tan especial.

El hombre ignoró su pregunta y miro fijamente su pecho, su mana imperial con su mana oscuro se mezclaban con fuerza y brillaba haciendo que el azabache sonriendo satisfecho con los resultados del plan.

-supongo que tú eres Jeanette, el duque me ha hablado mucho de...

-soy Jamileth, Jeanette es mi hermana mayor.

Ante el dato volvió a quedar sorprendido y acercó su mano a su boca cubriendo su sonrisa.

-...vaya.

-eres un amigo del duque?, qué haces en el invernadero?.

Lo cuestionó frunciendo el ceño mirándolo fijamente.

El mayor sonrió divertido.

Él había aparecido en el invernadero espero el momento exacto para aparecer ante el duque y dejarle saber la verdad de todo.

Pero esa pequeña había aparecido de la nada tras suyo.

-el duque me permitió pasear por su magnífico invernadero, lamento no presentarme antes soy el vizconde Patterson -hizo una reverencia sonriendo amable.

Ella frunció el ceño molesta y se cruzó de brazos.

-qué más?, solo me dijiste tu apellido, el viejo nunca permite que sus invitados vengan a la zona de las rosas azules.

Su molestia y atrevimiento lo volvió a dejar sorprendido aunque le divirtió.

Jamileth estaba realmente molesta y se escapó del palacio dejando un clon en su cuarto, que estaba durmiendo. Resulta que cuando fue a entrenar con Lucas quedaban las ultimas galletas de manzana con miel y él se las comió haciéndola enfadar.

Lo último que supo es que el largo cabello de Lucas se estaba incendiando y ella salió corriendo hacia su cuarto diciendo que iba a dormir porque estaba cansada.

-yo soy un amigo del duque desde hace años -la menor hizo una mueca y alzó sus brazos.

-entonces cargame y llévame hasta la cocina de la mansión.

Ante su orden soltó una risa divertida y la alzó.

Ella lo empezó a dirigir a donde debía de ir mientras él miraba sus ojos celestes con destellos cerúleo azul.

Era una niña muy curiosa.

Y con un gran mana oscuro.

Cuando llegaron al puerta trasera de la cocina la bajo y ella lo miro neutral.

-gracias vizconde -hizo una pequeña reverencia y corrió hacia la puerta.

El azabache la miro desaparecer de su vista y luego sonrió oscuramente.

-"eres igual de temperamental que tu padre y el brillo en sus ojos es el mismo".

El azabache recordó la mirada curiosa del rubio y su sonrisa alegré.

-supongo que aún no es momento de dejar que conozcan la verdad -miro hacia el gran ventanal que dejaba ver al duque en su oficina.

Le dio la espalda a la mansión y desapareció de allí sin ser visto por nadie.

-Lady Jamileth hace 2 semanas que está viviendo en el palacio -se quejó una sirvienta mientras preparaba la cena junto a otra mujer.

La menor de las gemelas casi siempre pasaba tiempo en la cocina ya que se escondía allí para comer dulces o se escondía de su tía.

-escuché que el emperador le tiene mucho aprecio y por eso la está dejando vivir en el palacio garnet.

Yami balanceo sus pies sentada en la mesada mientras comía unas galletas.

Ella fue a la mansión porque sabía que allí iba a haber comida de sobra.
Aunque eso no quería decir que las personas de allí la puedan ver.

Con el vizconde se olvidó de su plan de robar comida y se dejó ver pero no le preocupaba que él dijera algo ya que nadie le iba a creer.

Se supone que ella estaba durmiendo en el palacio y nadie sabía que ella podía usar magia.

-yo escuché que su majestad solo la está dejando vivir ahí para suplantar la presencia de la princesa que está enferma.

Habló el chef acercándose a las mujeres.

Yami se quedó pensativa y luego se encogió de hombros.

-"puede ser, aunque yo nunca lo voy a llamar papá o fingir una sonrisa cuando lo vea".

Se bajó de un salto yendo a hacia la mesa del lugar al ver que el chef sacó un pastel de fresa.
Parece que era hora del té aunque ya estaban preparando la cena.

Su boca se hizo agua y se apoyó en el borde de la mesa mirando de reojo al hombre que estaba buscando las hierbas para hacer el té.

Sonrió divertida y abrió su boca dándole un gran mordisco al pastel.

-"que delicia~".

Tragó gustosa la comida y luego agarró una fresa saliendo de la cocina.

-...quién le dio esa mordida a mi creación?!.

Escuchó de lejos el chillido del chef haciéndola reír.

Desde ese entonces se rumoreaba que había un fantasma circulando por la cocina.

Se paseó un buen rato por la mansión, vio a su tío en su oficina trabajando.
Le robó algunas galletas

Luego fue a ver a su tía que estaba leyendo en el living.
Allí no pudo robar nada, su tía nunca comía dulces.

Luego fue a ver a kiel que estaba estudiando, allí sí pudo tomar algunos dulces y frutas.
Se quedó un rato con su primo que cada tanto miraba un conejo en su escritorio.

Cierto, ese conejo se lo regaló cuando había muerto el sapo que ella tanto cuidó.

Sí, Yami había tenido un sapo de mascota.

La existencia de Ro fue un secreto de Kiel y Yami.
El sapo había fallecido de viejo y fue la primera vez que la peli marrón lloró con tanta tristeza.

Kiel no sabía qué hacer así que le regaló con conejo con un lazo rojo, Roiel.

Pero Yami compartía a Roiel con Kiel, así que los dos se turnaban para dormir con él o a veces dormían juntos con Roiel en medio.

'-Kiel, cuando estés triste abraza mucho mucho a Roiel y él hará desaparecer tu tristeza!'.

El oji ámbar sonrió al recordar que Yami fue la única que notó su tristeza por no poder jugar o estar solo ya que tenía que cuidar a las gemelas.
Siempre tenía que estudiar y estar con sus primas, sobre todo con Zenit ya que Yami se la pasaba con la duquesa la cual trataba de educar a su sobrina menor, algo imposible de lograr.

Cuando ella había notado su tristeza fue a la noche a su cuarto con Roiel y le dijo que él lo iba a ayudar a desaparecer su tristeza.

Kiel estuvo a su lado cuando ella estuvo triste y Yami estuvo para él cuando estuvo triste.

-...yami te extraño -susurro agarrando al conejo y abrazandolo.

La nombrada apretó sus labios y sintió sus ojos humedecerse.

Había alguien que la estaba esperando en la mansión Alfierce.

-...Kiel.

El albino se exaltó cuando escuchó la voz de su prima y se dio la vuelta asustado.

Parpadeo creyendo ver una ilusión, ella estaba allí con unas galletas en mano y mirándolo con pena.

-y-yami! -fue a abrazarla de golpe haciéndola sonreír.

-también te extrañé kiel -le devolvió el abrazo mientras él ocultaba su rostro en su cuello y Roiel estaba en medio de ellos dos.

En ese momento Yami entendió que no era la única que se sentía sola.

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