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La elegancia del estafador. (8/???)

Primicia: La creadora ha decidido aumentar a 14 capítulos aproximadamente, ya que ha sentido que el prota no puede tener tanta suerte y dejarlo ganar a la primera🗿

#TeamoEdmondperoespordesarrollodepersonaje

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El rubio seguía algo distraído en sus pensamientos... ¿Unirse a la mafia? Sabía que gracias a su ambición podría llegar lejos... ¿Pero cuál era su límite?, ¿Siquiera tenía alguno?

Edmond no estaba seguro del qué hacer, hasta que llegó al pasillo que guiaba al cuarto donde estaba Anne.

— ¿Y le gustan mucho las muñecas, señorita Clermont? —mencionó una maid que solía quedarse a su lado en ocasiones—.

— ¡Me encantan! Nunca había tenido una... Pero se que mi hermanito se esfuerza para conseguir las cosas, él anhela mucho darme todo... —sonrió con dulzura la menor, mientras abrazaba a una muñeca de trapo—.

Edmond logró escuchar aquello de la conversación que mantenían ambas, por lo que se acercó un poco más hacia la habitación.

Terminó por apoyarse de la pared mientras mantenía la cabeza un poco agachada, ya que no quería recibir la luz que emanaba aquella lamparita de princesas de su hermana. De esta manera, podría seguir escuchando la conversación y no lo verían.

— Se ve que es muy buen hermano... Y me alegra ver que usted sea muy considerada con él.

— Yo amo a Edy. —esbozó su sonrisita infantil, hasta que llevó su mirada grisácea hacia la de aquella mujer—. A mi alcance, solo sé que puedo hacerlo feliz con mi amor. —siguió abrazando a su muñeca de forma dulce, mientras entrecerraba sus ojos al pensar aquella felicidad que anhelaba para Edmond—.

El oji-azul se enterneció al escuchar sus palabras, por lo que se retiró en silencio para así seguir con su camino. Hasta que al final de aquel pasillo, se detuvo frente un gran espejo, el cual lo reflejó en un gran tamaño.

— ... Si te dieron esta mentalidad, es porque fuiste diseñado para ello... —susurró hacia si mismo mientras veía su gran reflejo en el espejo—. ... Puedo con esto.

A los minutos, Pierre se encontraba reunido con los demás empleados que poseía, al igual que con el resto de sus aliados.

— Bien, tenemos una notable emergencia económica... Y social. —rodó los ojos al manifestar su disgusto por el tema. Hasta que escuchó a alguien hacer un sonido con la garganta, llamando este su atención—.

— Señor Pierre, estamos consciente de lo que sucede aquí... ¿Pero sabe que avergüenza más? Su debilidad emocional. —frunció su mirada sobre la del mayor, la cual se veía frívola ante lo dicho—.

— ... ¿Debilidad emocional? Le hablas a un hombre que ha; chantajeado, aniquilado, sobornado, explotado, vendido y engañado... A miles de personas. —ladeó su cabeza con un gesto de confusión, pero sin apartar su seriedad—. Tenme más respeto, muchacho. Que no se te olvide que estás aquí es gracias a mí... ¡Que eso no se le olvide a ninguno de ustedes! —gritó con molestia hacia ellos, lanzando a la par un puño a la mesa—.

— Por supuesto que no, señor Marchand. —contestó con tranquilidad un felino negro y de ojos amarillos el cual llegaba a la sala, vestido de traje en tonalidades café —.

Pierre al escuchar su voz, hizo una pequeña sonrisa y se volteó hacia él, estando encantado de ver a su más leal socio.

— Renaud... No pensaba que fueses a venir hoy. Pero me alegra que lo hayas hecho.

— Discúlpame, no me sentía muy dispuesto y tuve que refugiarme un rato largo en casa. Pero hey, aquí me tienes. —suelta una risa—. ¿Y bien? Díganme que pasa.

— Las deudas con las mafias están en descontrol... Las estafas no han salido muy bien, es como si los de afuera supiesen lo que hacemos. Nos toman por sorpresa. —negó uno de los compañeros con preocupación, mientras se fijaba en las cuentas que tenía en la mesa—.

— Oh, no imaginé que de verdad estuviésemos a este punto... —respondió el felino con preocupación, fijándose después en Pierre y deshaciéndose de ese gesto—. Pero no te preocupes, tienes frente a ti al mejor de esta agencia.

— Evidentemente eres uno de los mejores, Renaud. ¿Pero sabes? Te tengo una noticia... Hay un chico nuevo al que le veo potencial, ¡tiene un talento maravilloso y podríamos sacarle provecho! —sonrió el lince hacia pelinegro, el cual se veía algo incrédulo—.

— ¿Chico nuevo?... Adivino, ¿es este chico del que han salido rumores sobre lo avaricioso que es?, ¿el niño pobre? —chasquea la lengua con algo de molestia—. Que repulsivo, Pierre. Discúlpame que te lo diga... Pero ese niño no le sabe al negocio, además, de seguro ni tiene presencia.

— Lamento llegar tarde, caballeros.

Todos llevaron sus miradas a la puerta y notaron a aquel chico rubio, quien llevaba la frente en alto y emanaba una fuerte confianza, detalle que a Pierre lo hizo sonreír internamente.

— Con que tú eres el famoso Edmundo... ¿No es así? —alzó una ceja de forma despectiva el felino, notando que el rubio se le acercó con una sonrisa—.

— Mi nombre es Edmond, pero me alegra ver que haya escuchado sobre mí. ¿Quién es usted? Porque no tengo ni la menor idea... —hace un pequeño gesto de sorpresa al hacer énfasis en lo último—.

— Renaud Montgomery. Llevo bastante tiempo trabajando con Pierre... ¿Fuiste incapaz de mencionarme por encima aunque sea? —miró al lince un poco disgustado—.

— ¿Soy presentador o qué? Tengo oficio como para estar hablando sobre los demás. Pero ya qué... —se encoge de hombros el mayor, hasta que miró a Edmond—. ¿Qué haces por aquí?

— Vine a darle mi respuesta. Sí, le entraré a los negocios de la mafia, señor Pierre.

Todos se sorprendieron al haber escuchado eso, sobretodo el mayor, quién se vió muy emocionado por ello y asintió con la cabeza.

— Bien, haremos esto. Quiero que trabajes con Renaud para empezar... Y-

— Por supuesto que no. —frunció la mirada el contrario—. Puedo trabajar perfectamente solo, yo no pienso ser niñera sobre este chico.

Algunos de la habitación llegaron a esbozar risas burlonas por el como se refería a Edmond, acto que ocasionó un disgusto en el rubio.

— De seguro no sabría hacer nada bien a mi lado, evidentemente ni de niñera me serviría. —se encoge de hombros y forma una pequeña sonrisa ladeada hacia él, escuchando los sonidos de sorpresa por parte de algunos—.

— ¿Te atreviste a burlarte de mi trabajo?, ¿Quién demonios te crees, muñeco Ken? —contestó con molestia Renaud, notando que a Edmond parecía darle igual—.

— Ni siquiera recuerdo tu nombre, ¿Esperas que piense siquiera el qué sabes hacer?, ¿En qué podrías ser mejor que yo? —alzó una ceja con una ligera burla—.

Edmond sabía que se estaba sentenciado así mismo, evidentemente estaba confrontado a alguien que seguramente sabría hacer más cosas que él. Pero no iba a permitirle que lo tratase como a un niño, mucho menos como un bueno para nada.

— Bueno, suficiente ustedes dos. Van a trabajar juntos porque a mí me da la gana... ¡No hay discusión! —se interpuso en medio de los dos el mayor, quien alzaba un poco la cabeza para verles y demostrarles su enojo—.

Renaud y Edmond notaron a Pierre y suspiraron pesadamente, fijándose después en el otro con un claro disgusto.

Después de aquel día, Edmond y Renaud empezaron a intentar el trabajar juntos, sin embargo no fue nada fácil. El carácter exigente de Renaud chocaba con el comportamiento rebelde de Edmond, por lo tanto, aveces no llegaban a un acuerdo y solo terminaban discutiendo sobre el otro.

Una tarde de entrenamiento, algunos miembros de la mafia se encontraban practicando en el campo de tiro. Edmond tenía problemas con algunas armas, ya que no sabía muy bien el cómo manejar algunas. Ese detalle lo notó Pierre, quien estaba hablando aparte con Renaud.

— ¡Edmond! ¿¡Necesitas ayuda para usar el AK-47!? —le gritó el mayor desde un sofá—.

— ¡Puedo perfectamente hacerlo solo, gracias! —le respondió con un grito el rubio, quien ahora disimulaba el comprender el arma. Cuando realmente no la entendía ni un poquito—.

— Ese chico es tan patético... Lo van a matar y lo sabes. —comentó Renaud con algo de seriedad, sin quitar su mirada de Edmond—.

— No es patético, es que no le tienes paciencia y eso es diferente. Sé inteligente... Ayúdalo a ser mejor. Hazlo por mí, muchacho. Por nosotros... —suspiró con algo de preocupación el mayor, quien no quitaba la vista del chico—.

— Confía en mí... Te prometo que podremos salir adelante. Pero déjame trabajar sólo, ese muchacho sólo me estorba.

— Escúchame, Edmond no es un estorbo. Sólo hay que ubicarlo donde él queda mejor... Y ese lugar es con falsificar los productos. —ladea la cabeza hacia él y alza una ceja—. Dale una oportunidad, dejemos que haga las réplicas y verás que si es bueno.

Renaud seguía abnegado a aceptar creer en el rubio, sólo terminó por entrecerrar los ojos y soltar un largo suspiro. Asintiéndole después con la cabeza.

— Bien, sólo un intento. Si se equivoca, olvídate de mí... —respondió un tanto seco el pelinegro, antes de ponerse en pie y salir de ahí—.

Días después, había llegado aquel momento en que los de la mafia verían a Edmond usar su talento, el duplicar las cosas.

El rubio se encontraba frente a una mesa con 3 piezas; una composición de cerámica, un jarrón de vidrio y una pintura clásica. Todas tenían su desafío, pero el mayor reto estaba en aquella pintura.

Tenía pinceladas bastante delgadas pero a la vez marcadas, al igual que un gran manejo de texturas y de colores grisáceos. Además de ello, la pintura tenía detalles bastante definidos, al igual que un precioso acabado mate.

— Muy bien, Edmond. Replica esas 3 piezas y que no tengan diferencia una de la otra. Si lo haces, podremos venderlas y empezar a actuar... —contestó Pierre desde un sofá, contemplando lo que haría el chico mientras estaba con los demás de la mafia—.

Edmond asintió con la cabeza y se fijó nuevamente en las piezas, tomándose la molestia de empezar a detallar como eran sus formas, al igual que sus colores y texturas.

Después de ello, el chico tomó con mucho cuidado el jarrón de vidrio ya que le parecía el más fácil. Se concentró en no dejar escapar ni el más mínimo detalle, y sólo fue de en cuestión de pocos minutos el hacer aparecer en su otra mano una copia del jarrón. Una vez lo logró, dejó ambas piezas a un lado y dejó que se acercase un analista a chequearlas.

— Acabado liso y de textura suave, curvas a 30 grados con relieves definidos a 20 milímetros de grosor, manteniendo una distancia entre la otra de 40 milímetros... —comentó en voz alta aquella persona que chequeaba, para después alzar la vista y ver a Pierre—. Es perfecta.

El lince sonrió con satisfacción y asintió hacia Edmond, el cual tenía una sonrisa al ver que salió bien. Sus compañeros estaban susurrando entre ellos acerca del peculiar poder que poseía él, salvo Renaud, quién no se veía muy expresivo por la pieza.

— Espere, ¿Revisó que tenga el símbolo de reciclado en la parte inferior?, ¿el vidrio conserva el mismo milímetro que el original? —intervino el pelinegro con seriedad, ignorando que Edmond le frunció los ojos—.

— Oh, interesante observación Mr. Montgomery... —se sorprendió ligeramente aquel analista, quien giró la botella a la par de la original—. Pues mire, si está. Ambas están en donde corresponden...

El felino frunció levemente el ceño, sobresaltando un poco al ver que Edmond se le puso enfrente con una evidente molestia.

— Deja de cuestionar mi trabajo y ándate a otra parte.

— ... Nadie es perfecto, Edmond. Y no te imaginas cómo disfrutaré el ver que te equivoques... —susurró el felino hacia él con seriedad—.

— Yo no me equivoco porque si sé hacer las cosas, veo que tú fallas porque no sabes hacerlas. Así que vete con los demás y cierra la boca, si es que siquiera sabes hacer silencio al menos. —le respondió en voz baja de manera despectiva, antes de darle la espalda y pasar a la siguiente pieza—.

Renaud se quedó callado y asintió varias veces de forma corta y detenida. Para después hacerse a un lado y cruzarse de brazos.

Edmond tomó ahora la pieza de cerámica y empezó a revisar con detenimiento esta. Se enfocó en cómo las figuras se entrelazaban con las otras, al igual en los acabados que tenían las uniones y el posible espesor del material. Una vez determinó eso, se concentró en extraer la pieza. Y logró nuevamente hacer un duplicado de esta.

Con confianza, la dejó frente el analista para que la chequease. Notando como Renaud se acercó a ver también, eso lo molestó un poco. Pero estaba más que seguro en que había quedado perfecta.

— Bordes lisos y prolijos, textura áspera y con acabados muy pequeños.  Distancia correspondientes a las piezas entre sí... Y agujero en medio con un radio de 150 milímetros...
—volvió a comentar aquel analista, el cual miró a Pierre de nuevo y asintió—. Es correcta.

Algunos de la mafia sonrieron al ver lo bien que iba el chico, sobretodo Pierre. Quién estaba más que orgulloso de que Edmond por fin demostrase su talento ante el grupo.

— Es verdad, quedó bastante bien. Felicidades. —sonrió de forma pequeña el felino hacia Edmond, el cuál no tuvo ni la más mínima discreción y sólo lo miró con desagrado, antes de volver a darle la espalda y pasar al mayor reto... La pintura—.

— No necesito de tus felicitaciones vacías, mi trabajo vale más que palabras falsas. —miró por encima de su hombro al pelinegro, antes de fijarse nuevamente en la pintura que debía replicar—. Yo puedo con esto...

Edmond estaba más que confiado en que lo haría perfecto como venía haciendo, por lo que buscó no dejar escapar ningún detalle y se enfocó en empezar a hacer la replica con su poder. Los de alrededor estaban sorprendidos por ver más notable aquella especie de magia en el rubio, al igual que esperaban ansiosos el resultado con el cuadro.

Una vez terminó con el cuadro, Edmond se separó y sonrió con orgullo al escuchar los sonidos de sorpresa por parte de sus compañeros. Nuevamente, logró plasmar aquella compleja imagen en la nueva obra.

— Acabados prolijos, gama de colores de acuerdo a la tonalidad del lienzo, anatomía correcta de la mujer que posa en el cuadro, marco en color cobre con detalles curvos. —sonrió con amplitud el analista y asintió hacia Pierre, el cual se veía emocionado por ver que lo logró—. ¡Es perfect-

— Faltó la firma del artista. —comentó de forma seca Renaud, quien veía detenidamente la esquina de la obra—.

— ¡No mientas! Es imposible, ¡miré la firma y la-

Edmond para cuando se fijó en la esquina, se quedó pálido al ver que la firma del artista no estaba... ¿De verdad se había olvidado de ello? Pero, él recordaba haberla puesto...

— Uy, te equivocaste señor perfección. ¿Y sabes? La firma es lo que le da valor al cuadro... Es un cuadro de un auténtico artista, la ausencia de la firma refleja que la obra evidentemente es falsa... —se voltea hacia Edmond y esboza una sonrisa burlona—. Que idiota, dejaste ir millones de euros ahí...

— ... Y-Yo no pude haberme olvidado de la firma... —susurró hacia si mismo el rubio, el cual sentía un temblor invadir su cuerpo—. No, ¡puedo hacerlo de nuevo y mejor incluso! —gritó con frustración y se fijó nuevamente en la obra, duplicando esta de nuevo pero de manera apresurada—.

— Te equivocaste de colores, los tonos grises se ven cálidos y originalmente van a fríos. Y la mujer lleva un collar de perlas, ahí no lo tiene. —volvió a hablar en alto el pelinegro, quien revisó aquel segundo clon—.

— ¿¡Qué!? —gritó con enojo ante aquello, notando que tenía razón. Sin embargo, no lo iba a aceptar y nuevamente buscó replicar la obra, solo que esta vez el cuadro le salió en forma triangular—. N-No... ¡No, no, no!

— No hace falta que ni señalemos el error ahí... Evidentemente eres un niño, tan vanidoso... Tan egocéntrico y egoísta. —frunció la mirada sobre él, notando lo mal que se veía en su mirar—. Pero era de esperarse, dale lo más mínimo a alguien que no tuvo nada y  se llenará de lo material. Porque eso eres, un pobre cerdo. —le volvió a decir de forma dura al rubio, al igual que lo hizo en alto para que todos escuchasen—.

— ¡RENAUD! —gritó con enojo Pierre, el cual se levantó y se acercó a ellos—. ¿Cómo te atreves a hablarle así? ¡Él-

— ¡Es una persona vacía que ni refleja tener amor propio u clase! —gritó con molestia hacia el lince, dejándolo sorprendido por aquel grito—. Pierre, ¡No tenemos tiempo para lidiar con un malcriado como este! Meterlo a la mafia... Claro, ¿Somos tan poca cosa para que nos rebajes a alguien como este? —mira de manera despectiva al rubio, el cual tenía la mirada perdida e incluso algo cristalizada—. Oww, ahora va a llorar... Tráiganle una falda a la niña, caballeros.

Aquello último fue la gota que colmó el vaso, ya que no tardaron en empezar las risas hacia Edmond. Este último por su parte, le fue inevitable no empezar a derramar las lágrimas que se contuvo, a lo que huyó con prisa de ahí.

— ¡Edmond! Muy bien, ¡se acabó! —gritó con molestia Pierre, notando que estos seguían riéndose de él- ¡Ya basta! —alzó aún más la voz, hasta que finalmente sacó su pistola y disparó varias veces hacia el techo, mandándolos a callar—. Todos, ¡todos ustedes se las van a ver! —dirige la mirada hacia el felino, gruñéndole con molestia—. Esperaba más de ti, pero ni bajando mis expectativas serías capaz de llegar al sentido de lo bueno.

Una vez Pierre dijo aquello, notando el silencio que ocasionó en la sala, guardó su arma y se fue con prisa, yendo a buscar a Edmond para hablar con él.

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Por fin logré actualizar AAA >:')
Espero les haya gustado xd
Y btw, estuve considerando que después de la historia de Edmond... Creo que me corresponde a contar parte de la de Ryuuzaki 🤙🏻

Necesito que tengan contexto para cuando haga la de Eli u_u... Y la de Bradley 🤠

Entonces buah xD
Aparte de eso, tengo ganas de hacer algo random ._. O no sé xd, aporten ideas de qué les gustaría ver uwu

Hasta la proximaa ;3❤️

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