Meses después:

Edmond seguía creciendo bajo la mala suerte que le tocó vivir, el tener que lidiar solo por su propia vida y por la de su hermanita.  

No solo eran malos momentos para los dos hermanos, si no también que en Francia llegaba haber algunos problemas sociales como lo era la escasez de comida y de dinero. Todo gracias a la monarquía que tenía su dominio en ese momento..

A Edmond se le hacía algo más difícil el robar ya que la guardia últimamente estaba en constante movimiento para evitar cualquier rebelión de los pueblerinos y además, asegurando que las calles fuesen seguras ya que por órdenes de la reina, quería que la futura hija que esperaba en su vientre, tuviese un reino seguro.

Una noche, Edmond estaba corriendo de unos oficiales mientras llevaba un trozo de pan, a lo que se escondió rápidamente detrás de la basura y dejó que los guardias pasasen de largo.

Cuando estos terminaron de irse, Edmond se puso de pie con algo de dolor, ya que había caído sobre unos vidrios pero no había gritado ya que llamaría la atención de la guardia.

– Estúpidos..¡Ni la basura apesta tanto! —grita enojado y con frustración, ya que estaba nuevamente solo casi en medio de la nada—.

Edmond salió de ahí y notó que el trozo de pan se había mojado con agua sucia que corría por las bolsas de basura, al igual que su camisa agujereada y sus pantalones rotos se habían manchado del mismo líquido.

– ..¿Cuándo se supone que podré vivir mejor que esto?..—mira hacia el cielo con un rostro en el que reflejaba su tristeza y su anhelo de querer un milagro, pero nunca pasaba..—. ¿Cuándo se supone que Anne vivirá mejor que esto?..—agacha la mirada con tristeza y respira hondo, para después tirar el pan a la basura y salir a buscar algo más de comer—.

Por otro lado, precisamente por un callejón y atrás de un balde de basura, estaba la caja de cartón en la que ambos vivían, Anne estaba arropada con una manta vieja al igual que abrazaba un peluche que le regaló Edmond para que no se sintiese sola en su ausencia.

– ¿E-Edy?..¿Dónde estás?..—dice con su voz dulce y suave, mientras no se separaba del peluche ya que le daba miedo la oscuridad en la que vivían—.

Anne escuchó unos pasos ir hacia la casita de cartón, por lo que al salir se asomó y lo primero que se encontró al asomarse, fue a un desconocido hombre..

                                     . . .

Edmond por su lado, había logrado conseguir un par de galletas que dejaron cerca de un restaurante, yendo con tranquilidad hacia donde estaba Anne.

– Anne nunca ha probado las galletas..me pregunto si le gustarán..—sonríe levemente mientras miraba estas en su mano, hasta que se detuvo al notar el peluche de su hermana frente sus pies, los cuales estaban sobre un charco de agua—.

Bastó con que viese el peluche para que sintiese como si el estómago se le revolviera, a lo que fue asomándose con nervios hacia el callejón esperando que no hubiese pasado nada con ella..

Pronto..sus lágrimas fueron asomándose por sus ojos, al ver que las pocas cosas que tenían estaban por el piso...más al final de este, la caja de cartón estaba rota, al igual que no había rastro de su hermanita por ningún lado.

– ¿A-Anne?..—sintió cómo si le hubiesen dado un tiro en el corazón al no verla, por lo que sus lágrimas fueron saliendo de sus ojos con descontrol—. Anne, tu te fous de moi?.. —menciona entre risas nerviosas y negando con la cabeza, mientras seguía mirando incrédulo el que Anne no estaba por ningún lado—. [Anne, me estás haciendo una broma?..]

En un momento..se escuchó por el callejón un fuerte y tormentoso grito, parecía cómo si alguien se hubiese roto una pierna..o mejor dicho, como si estuviesen desgarrándole su alma..

Edmond lloraba sin cesar, sintiendo que ahora si era verdad que lo había perdido todo, cayó de rodillas mientras empezaba a golpear la tierra con descontrol, sin dejar de gritar por el dolor que acababan de causarle.

Pero pronto..el chico logró oír unos pequeños gritos dentro de un contenedor grande de basura, a lo que al acercársele rápidamente, trepó hacia la puerta de este con angustia.

Para cuando abrió la puerta, sus lágrimas desbordaron por sus mejillas al encontrarse a Anne, la cual estaba enterrada bajo bolsas de basura y lloraba.

– ¡Y-Ya voy, mi princesa! —se tiró rápidamente con preocupación y movió las bolsas, hasta que tomó a la pequeña niña la cual lloraba aterrorizada y la abrazó—.

Edmond no comprendía qué demonios había sucedido..solo sabía que se sentía demasiado dolido por oír los llantos de su hermanita, pero para no alterarla más, lo que hizo fue mecerla en sus brazos con lágrimas en sus ojos.

– ¡E-Edy! —gritó entre su llanto al notar a su hermano, al cual abrazó con fuerza y miedo—.

– Y-Ya estás bien..ya estoy contigo..—la abraza con algo de fuerza y suspira con su voy temblorosa—. T-Te prometo que más nunca te dejaré sola..

Horas después, Anne se había quedado dormida en los brazos de Edmond por tanto llorar, mientras que el erizo, había salido de aquel contenedor de basura con la pequeña, e intentó armar de nuevo la caja de cartón para tener un refugio hasta el amanecer.

Al no poder dormir por lo sucedido, se mantuvo despierto leyendo una página desgarrada que era del cuento de Blanca Nieves, uno que solía leerle a la pequeña antes de encontrarlo roto.

–..¿Pedir deseos a las estrellas de verdad servirá?..—menciona para sí mismo en voz baja para no despertar a Anne, hasta que alzó su mirada y miró un hermoso lucero en el cielo—.

El joven rubio se subió un momento a unas cajas de plástico para poder mirar un poco más de cerca el lucero.

Sentía mucha desesperanza en su corazón, gracias a los malos ratos que le tocaron vivir..por lo que no tenía fe en que de verdad pudiese servir.

– Es estúpida la idea..como si de verdad  me fuese a oír, alguien en las estrellas de seguro ni ha de existir..—miró hacia el piso desanimado y dispuesto a bajarse, hasta que notó el rostro de su hermanita iluminado por la luz de la estrella.

¿Era justo que su princesa no pudiese tener la vida que merecía? Por supuesto que no, él era la única base que tenía para poder salir hacia adelante, su único pilar donde refugiaba sus sueños y anhelos más dulces..

Edmond antes de bajarse por completo, se quedó pensativo debido a tal sentimiento, hasta que decidió pedir su deseo con la más sincera intención, que provenía de su corazón.

– Estrellita linda..sé que no soy muy bueno como niño.. y que lo que hago no es correcto.. pero todo lo hago por ella..—dirige un momento la mirada hacia Anne y después vuelve a ver el lucero con un gesto triste—. Te lo ruego..dame una habilidad para poder darle una mejor vida a mi hermanita..quiero de verdad hacerla feliz...—baja sus orejas hacia los lados mientras seguía contemplando por unos segundos más la estrella—.

Al no ver que pasase algo, suspiró rendido y se bajó algo triste, decidiendo el que sería mejor irse a dormir.

El lucero titiló con su hermoso brillo mientras Edmond no lo veía, llegando a soltar un par de brillos luminosos que cayeron sobre el rubio al haberse puesto a dormir.

A la mañana siguiente, Edmond lo primero que hizo fue agarrar una bolsa y colocársela tipo morral, para así meter a Anne en esta junto su peluche.

Pronto empezó a caminar hacia una plaza en la que suponía que podría haber frutas, ya que habían cientos de arbustos y árboles en ella.

– ¿Paseo? —sonríe con ternura y abraza a Edmond por detrás, rodeado su cuello con sus bracitos—.

– Oui. [Si]  —le habla de forma baja y suave, teniendo una dulce sonrisa—. Creo que por la plaza hay naranjas..quizás pueda encontrar unas para desayunar. —mencionó de forma cariñosa hacia ella hasta llegar a dicho lugar—.

Edmond dejó a Anne en un mantel que puso en el césped, mientras él se ponía a monear por los árboles que estaban a sus lados, en búsqueda de naranjas. Evidentemente habían..pero las que encontraba aún no estaban buenas para comer.

Anne miraba a su hermano con una sonrisa alegre, ya que le parecía divertido verlo como un mono por los árboles y eso le ocasionaba reír.

El rubio se detuvo un momento al encontrar una naranja, la cual estaba por un lado buena pero por el otro lado, mala. Así que no le quedó de otra que buscar la manera de romperla a la mitad para quedarse con la parte buena.

— Otra vez medio desayuno..—suspiró con pesadez y se quedó mirando la media naranja con detenimiento, llegando a acariciar con mucha delicadeza su forma he imaginándose el dulce sabor que tendría esta—.

El chico empezó a imaginarse cómo sería la media naranja si fuese una completa, llegando a formar una curva con su mano enfrente de la fruta, pensando en que aquella curva que hacía con su mano, fuese de la misma textura que la otra mitad y a la vez, fuese dulce.

– ¡Eddyyy! —le gritó su hermanita con dulzura al ver que no terminaba de bajar, logrando llamar su atención y hacer que esté bajase—.

– Lo siento, Anne. Solo estuve..—la mira con gentileza al haberse bajado del árbol sin fijarse en la fruta, hasta que pronto dirigió su mirada a sus manos—.

Se sorprendió al notar que tenía una naranja completa, salvo que estaba picada a la mitad. Eso le extrañó..ya que estaba seguro de haber tirado la parte mala, pero cuando abrió la naranja para ver ese lado, no estaba para nada mala, más bien, lucía igual de maravillosa que la otra parte.

–..¿Habré agarrado otra naranja sin darme cuenta?..—alzó su hermosa y azulada mirada hacia el árbol, teniendo aún su gesto de sorpresa. Pero luego reaccionó y se dirigió con Anne, sentándose a su lado y dándole la mitad de la naranja—.

La pequeña la tomó con curiosidad y empezó a comerla con gusto, después de la pequeña probada que le dió, mientras que Edmond volvía a ver de manera incrédula la media naranja que tenía en sus manos..

–..¿Y si lo hice yo?..—dirige su mirada hacia el árbol con confusión, hasta que terminó por ver el hermoso cielo que tenían encima, deteniéndose unos minutos a contemplar de este—.
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Hola mis amiguis uwu, espero estén bien :3

Bueh, aquí otro cap de mi bello francés uwu
Quizás está algo corto(?) pero ya se viene el verdadero momentazo del niño ;v✨

Espero les haya gustado ;3

Nos vemos a la próxima ;3❤️❤️