La elegancia del estafador. (4/???)
Aquella noche no fue la única dolorosa para el rubio..el resto de días se fueron volviendo iguales para los dos niños que ahora sobrevivían ante el mundo.
Edmond estaba algo distinto, ya no solía sonreír como antes y mucho menos, sentirse agradecido con lo poco que tenía.
¿Por qué conformarse con un poco..cuándo él anhelaba todo?
Se sentía engañado con todos los cuentos infantiles que le leían más pequeño, ¿donde estaban las hada madrinas?..¿donde estaba la calidez y unión familiar?, ¿dónde estaban las personas que le dijeron que lo amaban?
Pasaron los años, 3 años con exactitud. Nuestro pequeño y adorable rubio ahora tenía 13 años, mientras que Anne tenía 3.
Para él las cosas se veían difíciles, no faltaba el día en que necesitasen de comida o ropa. Pero pronto descubrió la manera de conseguir ambas cosas, todo a través del robo.
Una mañana alegre en la que varios estaban caminando y desayunando en hermosos cafetines franceses, el joven rubio estaba visualizando desde un rincón el como una familia desayunaba entre risas, teniendo en la mesa, un croissant sin tocar.
¿Por qué no se acercaba a pedirlo? Sencillamente porque ya había expuesto su rostro y estaba tachado como un ladronzuelo. Por lo que su reputación no era la mejor por así decirlo.
– Vamos..ya váyanse..—susurra frustrado al ver que seguían sin distraerse. Hasta que sintió que alguien jaló de su camisa con suavidad—.
Edmond bajó la mirada y se topó con Anne, quien le miraba no solo con su rostro angelical y delicado cual muñeca, si no también con una mirada que reflejaba parte de su tristeza.
– Ed..t-tengo hambre..—dice con pena y algunas lágrimas que fueron saliendo por sus ojos—.
– ¡Anne te dije que te quedases en la casa! —se preocupó al verle y la cargó con cuidado, caminando un poco hacia atrás hasta llegar a una caja grande de cartón con un par de cosas y entre estas, un colchón viejo—. Espera aquí..
– Pero no quiero estar sola..me da miedo. —empezó a sollozar con tristeza—.
– Tardé porque el quitar comida caliente es más difícil..—suspira algo pesado y besa su frente—. Jamais je partirais sans toi..[Nunca me iría sin ti..]
– Jamais?..—baja las orejas con lágrimas y temor —. [Jamás?]
– Jamais. —dice de forma gentil hacia ella, dándole un pequeño beso en la frente y haciendo que ella hiciera una pequeña sonrisa en el rostro—.
– No tardes..por favor..
Edmond asintió con la cabeza y le volvió a dar otro beso en la mejilla, para después darle otro en la nariz y terminar dándole pequeños pero rápidos besitos por la cara, haciéndola reír.
Anne río con ternura ante los cariños tiernos de su hermano, sintiéndose más tranquila gracias a estos.
– No tardo..—sonrió con amabilidad hacia ella, para después retirarse rápido y volver a donde estaba al comienzo—.
Edmond notó que se habían ido y el croissant quedó en la mesa, sonrió de manera amplia al ver que era más fácil así.
Pronto el rubio corrió hacia allá y agarró el pan con prisa, debido a que el mesero se había dirigido hacia allá para recogerlo antes de que él llegase.
– ¡No de nuevo, niño! —gritó molesto e intentó atraparlo, salvo que este fue más rápido y logro evadirlo a tiempo para así huir—.
Edmond notó como los meseros le persiguieron, soltándole una leve risa al ver que había captado atención de medio restaurante tan solo por un pan que iban a tirar..que absurdo.
Pronto el chico se escabulló entre los arbustos, notando como los meseros siguieron de largo. Después de salir de su escondite notó como el pan se había desmoronado, quedando nada más que un cuarto de este mismo.
– Estupendo..—suspira algo pesado y bajó las orejas con algo de desánimo—.
Tenía mucha hambre..pero sabía que su hermanita lloraba por querer comer algo y eso le dolía con tan solo pensarlo. A lo que prefirió volver con Anne y se metió a la caja de cartón para verla a ella.
Se topó con su gesto sorpresivo al ver el pequeño trozo de croissant. Pero después bajó las orejas y le miró con tristeza.
– ¿Uh?..¿Qué pasa? —mencionó confundido y preocupado al ver su cambio repentino en el rostro—.
– ..tú no comerás bien..—baja las orejas y la mirada—.
– Yo..no tengo hambre. Anda, comételo tú..lo necesitas más que yo..—sonríe con calidez hacia ella, dándole el trozo de pan—.
Anne lo tomó con timidez y empezó a morderlo con algo de nervios, hasta que Edmond la abrazó para calmarla.
– Todo está bien..te lo prometo. —sonríe de forma suave—. Sigue comiéndolo, iré a ver si encuentro más..
– Oki..—sonríe levemente y asiente con la cabeza, haciéndose bolita dentro de la caja mientras comía con algo de calma el pan para disfrutarlo bien—.
Edmond sonrió al ver que comía, por lo que volvió a salir a ver que encontraba otra vez.
Así el rubio estuvo casi que toda la tarde, buscando comida y llevándosela a Anne de inmediato. Era muy poco lo que comía de estos robos, pero más le llenaba el ver a su hermanita feliz con el estómago lleno.
Ya a la tarde, Edmond se atrevió a robar algo un tanto más complicado..una pizza.
Era más difícil debido a la cantidad de gente y que era algo con lo que tenía que ser rápido. Pues al ser generalmente grandes y con muchos trozos, no le era fácil agarrarlo todo de una.
– Vamos Edmond..inténtalo..—niega con la cabeza—. No, no lo intentes...hazlo. —dice con más firmeza hacia él mismo—.
Edmond pensó en un plan, a lo que al encontrar ropa de camarero colgando de la parte trasera del restaurante, corrió hacia ella y se vistió con prisa, al igual que se agarraba su cabello en una coleta con la ayuda de una liga y se puso una gorra que tapaba sus ojos y la coleta. Luego tomó un plato y fue hacia la clientela.
– "Robarle la comida a gente cerca de la puerta será más fácil y rápido"..—mencionó dentro de su cabeza mientras caminaba, hasta llegar frente una señora mayor—. Bonjour madame, ¿Qué puedo ofrecerle hoy?
– Oh, hola..—mira al chico con una sonrisa, pero después se confundió por su apariencia, aunque prefirió dejarlo pasar— E-Ehh..si, voy a querer una pizza Hawaiana por favor. Y una coca-cola..
– Le dará diabetes tanta azúcar..aunque quizás se lo merezca por ese acto del demonio de pizza con piña. —mencionó en voz baja hacia si mismo mientras caminaba a dejar la orden donde el chef—.
Edmond al dejar el pedido donde los ponían, fue hacia otra pareja para atender, hasta que una señora le detuvo al agarrarle del brazo.
– Oh, cielo. ¿Podrías darme un tenedor nuevo por favor? —dice con gentileza hacia él—.
– Un momento..—se separa del agarre y ve que la pareja ya la atendía otro mesero, a lo que suspiró molesto y fue a buscarle el cubierto a la mujer—.
Pasaron 25 minutos y Edmond atendía a los clientes, pero anhelaba atender a alguien cercano a la puerta debido a que ya quería irse de ahí, pero aún no tenía la suerte de atenderle a alguien por aquella zona del local.
– Demonios..—suspiró con pesadez y pegó la frente de una pared, hasta que escuchó la campanita de la puerta y dirigió su mirada hacia allá —.
Notó a una pareja con un bebé acercarse a una mesa cercana a la puerta, eso lo hizo contentarse y fue con amabilidad hacia ellos. ¡Por fin llegaron los que él quería!
– Buenas tardes, ¿en qué puedo servirles? —mencionó con gentileza hasta notar al bebé.—
Este era peli-naranja y con los ojos azules..el cual al verle, le sonrió con ternura.
– Oh, no lo sé..Todo se ve tan bueno..—mencionó la mujer, soltando una pequeña risa—.
Edmond estaba atento a lo que pediría para escribirlo en las notas, hasta que al oír su risa..le fue inevitable fijarse en la mujer.
Ahora, contemplaba con sus ojos a aquella mujer que le había dado la vida..Edith. La cual tenía una apariencia sencilla pero costosa.
Sintió como si por un momento, el resto del mundo se paralizará para él..¿De todas las personas en la nación le tuvo que llegar su madre nuevamente?
Eso no fue lo único que le dolió, si no que volvió a ver al bebé y se sorprendió al ver que se trataba de su hijo..de su hermano.
No, ese niño no era su hermano. La única hermana que tenía era Anne y siempre sería así..tuviesen sus padres otros hijos, o mejor dicho, tuviesen los innombrables más vidas a cargo.
– Ya me decidí, voy a querer una margarita con jamón. —sonrió hacia él—. Y para mi esposo, una vegetariana con rúcula.
– Y..¿Para tú hijo?, de seguro tiene hambre y querrá comer..¿No es así? —mencionó algo forzado hacia ella, mientras temblaba ligeramente por la rabia.—
– Es un bebé..no puede comer pizza. No te preocupes por él..—sonríe levemente—.
–..Vuelvo enseguida. —miró con un desprecio disimulado hacia su madre, al igual que al bebé pero de manera menos fuerte. Y de ahí, se dirigió a donde los cocineros para dejar la orden.—
Pasaron 15 minutos y la orden estaba lista, salvo que Edmond durante esos 15 minutos quería hacerle pagar a su madre todo el daño que le causó a ella y Anne..¿Ese insignificante bebé iba primero que ella? No, por supuesto que no.
Edmond pensaba en cómo distraer a su madre para que se fuese de ahí y así tal vez, robarle la cartera. Pero necesitaba una buena idea para no fallar en ella..
– ¿Qué puedo hacer?..—dijo para sí mismo con curiosidad, mientras miraba con algo de envidia hacia la pareja. Hasta que reaccionó por el cocinero quien llevaba rato avisándole de las pizzas listas.—
– ¡Ve dándole chico, ponte a trabajar! —gritó con molestia y rodó los ojos, para después volver a lo suyo—.
– Uhg, Cuisinier dégoûtant..—con disgusto se limpió el hombro al ver que le manchó con harina y tomó ambas pizzas, notó la hora y se angustió al ver que tardaba más de lo debido. Por lo que prefirió ir rápido con la comida y meterla a unos envases para llevárselas—. [Cocinero repugnante]
Edmond terminó por salir del restaurante con la comida caliente y envasada, se sentía relativamente bien al ver que lo logró, pero..Le fue inevitable no derramar lágrimas por sus mejillas, ¿en serio su madre los había cambiado en definitiva? Aún le costaba creerlo..
– Nos reemplazó en serio..—dijo perplejo mientras miraba a la nada y derramaba lágrimas, para después quitarse la gorra y mirar con desprecio a su madre desde afuera—. ¡JE TE HAIS! [ ¡TE ODIO!]
Edith se sorprendió al escuchar su voz y al voltearse, quedó asombrada por ver a Edmond..
– Edmond..¡EDMOND! —gritó alterada y salió de la pizzería con prisa, salvo que él ya había terminado de irse rápido.—
El rubio caminaba devuelta a su hogar improvisado, estando totalmente molesto y con ganas de reventar todo a su paso.
– No se porque le doy tanta importancia si a ella no le importé..—suspira rendido y llega al callejón del comienzo, sintiendo que alguien vino corriendo y le abrazó las piernas—.
– ¡Edy! —dio saltitos con emoción al verle y sonrió con ternura, hasta que olió la pizza y se llenó de curiosidad—. ¿Qué es eso que huele tan bien?
– Pizza, ven. Vamos a comer..—toma su mano con suavidad y empieza a caminar hacia la caja, donde se metieron a esta y se taparon con la misma—.
El chico encendió con un fósforo una pequeña vela que conservaban para iluminar sus noches y darle calor a las mismas, la cual terminó colocando en un lado seguro y abrió ambos paquetes para mostrarle las pizzas.
– ¡Cuanta comida! —sonrió emocionada y le miró—. ¡Con esto no tendrías que salir a trabajar y podrías estar conmigo el resto de la semana! —mencionó con inocencia y dulzura—.
Edmond soltó una ligera risa, dándole un beso en la frente.
– Este es..uno de los tantos banquetes que te daré, come lo que quieras. Las princesas lindas merecen todo esto..—susurró con dulzura hacia ella y acarició por un momento una de sus pequeñas y suaves mejillas—. Incluso más..
Anne sonrió contenta y ladeó la cabeza con ternura.
– ¿Soy una princesa?..
– La más bella de todas..—sonrió gentilmente hacia la pequeña—. Y siempre será así para mí. Ahora comamos antes de que se enfríe..
Ambos hermanos empezaron a comer con gusto la pizza, con hambre todo les parecía rico, pero sin duda alguna la pizza estaba más que deliciosa.
Pronto Anne cayó dormida al terminar de comer, Edmond la había cargado y acostado en su pecho para que durmiese bien, debido a que le daba paz a la pequeña sentir la presencia y el calor de su hermano al dormir.
– Te prometo que vendrán mejores días...Los haré pagar..—acarició su cabeza con suavidad y se acostó con cuidado, teniendo a la pequeña en su pecho la cual parecía estar bastante a gusto—. A todos...—bostezó con cansancio y pronto se fue quedando dormido, sin antes, arropar a ambos con la cobija que tenían—.
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Hola mi gente uwu✨
Espero estén bien :3
Lamento haberme demorado un poco con la actualización (?) pero digamos que hay asuntos por resolver y bueh :v
Pero ya todo nice uwu
Creo que la historia de Edmond la llevaré a un total de 10 capítulos. [No más de 10]
Ojalá hubiese hecho menos la verdad :'v pero no se me da el hacer un único cap cuando hay muchos detalles que quiero involucrar (?) pero bueh xd ni modo
Espero les haya gustado ;3
Y, también estoy considerando en si hacer de la próxima actualización un cap más de Edmond ó de hacer un what if con Arlin. Ustedes díganme (?) xD
Y bueno, hasta aquí llegamos :3
Bye criaturas del señol >:3
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