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Infernal discordia. [One shot]

Holaaa xD, antes que nada espero estén muy bien uwu❤️✨
En segundo lugar, mi mente ha ideado muchas cosas más... 😄
Amigos, c vienen fuertes declaraciones(? 👍🏻

Pero bueno xd, espero disfruten de este pequeño antojo mío (?

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Todo había estado relativamente bien en el hogar disfuncional, ya que cada quién había vuelto a sus movimientos al igual que a sus actividades.

Sin embargo, había alguien de quien no se hablaba mucho... Así es, de aquella diabla de cabello extremadamente largo y ardiente. 

Si no lo recuerdan, su nombre es Bridgett... Una mujer nacida de la lava, consumidora del odio y creadora de la discordia...

¿Qué había sido este tiempo de ella?

Abajo, se encontraba aquel oscuro y peligroso reinado... El reinado infernal. Si bien, Kingsley había sido el gobernante de este último, pero solo bastó que se enamorase del mundo mortal para que ella pudiese aprovechar.

En un trono de piedra, oro y calaveras, se encontraba sentada aquella imponente mujer, la cual vestía de su elegante vestido rojizo y llevaba un maquillaje a base de ceniza y pólvora.

Tenía aquella mirada ardiente y vengativa sobre los súbditos que se inclinaban a darle ofrendas... Su majestad amaba los regalos, una reina feliz y nadie tendría que pagar por su disgusto.

– Reina Bridgett... Espero le guste mi presente. —se inclinó ante ella un joven chico, el cual llevaba una cesta llena de rubíes—.

La chica no dijo nada, solo se le quedó mirando fijamente hasta que llevó la mirada a los rubíes.

– ...Son hermosos. —vuelve a alzar la mirada con seriedad, mientras uno de sus sirvientes tomaba la ofrenda del chico para dejarla con las demás—. Siguiente.

Antes de que siguiese el otro, se abrió un portal al lado de Bridgett, de este salió aquel chacal azulado, cuyos ojos alumbraban junto dos manecillas de reloj.

Bridgett sintió su presencia y ladeó la cabeza hacia él, alzando una ceja con disgusto.

– Hueles al mundo mortal... Asqueroso. —rueda los ojos y quita la mirada de él—.

– No olvides quién te puso en esa silla en primer lugar, Bridgett. —le mira con seriedad y de manera frívola, notando como luego esta se levantó con molestia y se le quedó mirando—.

Bridgett era bastante alta en comparación a Berwyn para cuando él estaba disfrazado de mortal.

Era como contemplar a un imponente volcán... Al que debían de implorarle que no explotase.

Sin embargo, Berwyn no se sentía intimidado ante la apariencia agresiva de la chica... Digamos que... Él la creó, él no le teme a su creación, su más bella creación.

– ¿Intentas humillarme?... —le susurra con molestia mientras ladeaba sutilmente la cabeza, teniendo su mirada iluminada por el fuego agresivo que la formaba—.

– No, tampoco quiero eso. Pero mira... No estoy aquí para discutir contigo, necesitamos hablar.

– Yo no quiero hablar contigo, Berwyn.

– Bridgett, es importante... —nota como esta parece querer ignorarle y solo le da la espalda, hasta que frunce su mirada—. Es de Balberith.

La chica al escuchar aquello, se quedó paralizada y con un gesto algo sorpresivo en su rostro, no fue la única que se inquietó ante ello... Los súbditos se quedaron callados, al igual que los sirvientes.

– ... ¿El payaso de Kingsley, mejor dicho? —esboza una sonrisa burlona y vuelve a dirigir su mirada hacia él—. Balberith se murió... Aquí nadie honra su nombre. Es un traidor.

– Por más que te disguste, Kingsley... Balberith. Sigue siendo nuestro rey... Él infierno es suyo, el trono lleva su nombre. — sutilmente se le dirige hacia ella, ya que no quería alterar su rabia—.

– ¡LA REINA SOY YO! —le grita con furia al igual que con amargura—. El trono es mío, ¿el poder?  Lo mueve mi mano... Él abandonó este lugar por su inmadurez, un rey no puede ser inmaduro.

– ¡No vine a hablar mal de él! Te ordené que habláramos, eso es todo. Y ni se te ocurra intentar evadirlo, Bridgett. 

– Uhg... Si así me dejarás en paz. — rueda los ojos y le ordena a uno de sus sirvientes el que terminase de recoger las ofrendas, para así irse con él—.

Pronto llegaron a un jardín, el cual era pura ceniza volcánica, conservaba  rosas marchitas, velas, calaveras, y espadas viejas clavadas en el piso. 

– Habla. —se sienta con seriedad en una banca de piedra, mientras su cabello se esparcía un poco por el suelo—.

–... Posiblemente tenga un descendiente. —le mira con neutralidad—.

–... ¿Qué dices?... —abrió sus ojos con sorpresa al escuchar aquello—. Él... ¿Espera un hijo?

–... Aún no, pero por favor, soy el tiempo... Estoy consciente de muchas cosas. —suelta un suspiro pesado y se cruza de brazos—. Planea salir con una mujer... Una diseñadora de modas con la habilidad de engancharse a tu subconsciente mediante una costura.

– Pfff, es lo más absurdo que he oído... Pero hey, me alegra que haya conseguido a alguien igual de penoso. —rueda los ojos y chasquea su lengua—. Carajo.

– Si ellos tienen un hijo... Sabes que a ese niño le corresponderá el trono. Es la ley...

– Yo no pienso darle mi trono a nadie, que ese mocoso se quedé con su padre e inhale aserrín primero.

– Yo nunca dije que se lo darías... Él o ella te lo quitaría. Merece reclamar...

– Primero tendrá que venir alguien a matarme. —le mira con superioridad, manteniendo su frente en alto—. Y sabes que mi fuerza es 10 veces superior a la del Vesubio...

– ... Sabes que Kingsley posee enorme fuerza e influencia oscura, que la use de manera... ¿especial? Es otra cosa. Pero el punto es, que tú y yo necesitamos mantener un plan B.

– ¿Plan B? Plan Bridgett. —sonríe de lado y lo mira hacia los ojos—. Lo destruiré y su sangre me será de labial para muchos años... He dicho.

– No, ¡Entra en razón por una vez! —la mira algo frustrado y resopla—. Sabes muy bien cuál es mi meta... El porqué estás aquí... ¿O necesitas que el innombrable venga a recordártelo?

La chica al escuchar aquello, fue borrando su sonrisa, hasta quedar con un gesto serio e incluso, inexpresivo.

– Aún deseo verlo... Para hacerlo sufrir por todo lo que me hizo. —aprieta con fuerza sus puños y frunce el ceño—.

– No te dejaré, cariño. Sería muy cruel de mi parte... —se acerca a ella un poco más—. No he terminado... Hay dos amenazas allá arriba... Una de ellas la desconozco, pero esparce un olor desagradable a nobleza bendita...

– ¿Nobleza bendita?... ¿De qué hablas? — se confunde y lo mira con extrañeza—.

– Aún no sé quién es, pero... Es imposible que sea lo que me temo, sin embargo si sé de alguien más... Un chico, un felino castaño.

– ¿Y por qué no lo matas si sabes qué es una amenaza? Te hace falta velocidad para hacer las cosas.

– Porque no es importante... Solo es un pobre chico que apenas lidia con la depresión mediante "pastillas para felicidad"... Es un caso triste. Pero la amenaza de él, es que trabaja para los cazadores y tiene la capacidad de ver a los demonios.

– Siempre y cuando los demonios de arriba no hagan alguna estupidez... Pero es Kingsley, no espero nada de él y me decepciona. —se encoge de hombros y resopla con desinterés—.

– Tengo muchos planes para el futuro... Y uno de ellos quiero que me lo cumplas tú. —toma sus manos con suavidad y dirige su mirada a la de ella, manteniendo su seriedad—.

– ¿Matar a los mortales? Con gusto. —sonríe algo sarcástica—.

Berwyn no dijo nada más, solo se puso sobre una rodilla y siguió contemplando aquella hermosa mirada vengativa.

– Eres mi mayor obra de arte... Eres hermosa, fuerte, imponente... Y llena de maldad. Y es por eso... Que te elijo a ti para esto.

Bridgett miraba sorprendida aquella escena que presenciaba, estuvo apunto de decirle algo, hasta que él la interrumpió con algo que la paralizó.

– Tengamos un bebé.

– ... ¿Un bebé?... ¿Te tomaste algo en el bar del demonio de las bebidas espirituales? —sigue mirándolo de forma incrédula—.

– No, pero te aclaro algo... No es un hijo que te haga como muestra de amor, será un bebé que me sirva de estrategia para mi caos...

– Ehhh... Mira, creo que te confundiste. Yo no hago niños... Yo sería capaz de matarlos. Además, ni creas que me acostaría contigo estando así... —mira con desprecio su apariencia mortal, apartándole sus manos de las suyas—.

– No es necesario que deba ser para ya, pero créeme... Pronto volveré con más novedades para ti... Y entenderás el porqué.

Bridgett se quedó callada ante lo que sucedía... Le parecía realmente insólito. Estuvo apunto de decirle algo más, hasta que este desapareció.

– Y ni se despide el infeliz... —resopla con disgusto y se pone de pie, acercándose a la terraza de aquel triste jardín. Para así contemplar su reinado lleno de caos y dolor—.

– Mi reina... —se acerca a ella una chica vestida como sirvienta, la cual se podría como una manzana vieja—. ¿Necesita algo más hoy?...

– ... No, no necesito nada de ti. —la mira sobre el hombro de manera despectiva, para después ver el reinado—. Yo sola puedo darme lo que necesito.

– ... Se ve muy triste, mi señora. —la mira con preocupación—.

– ... El mundo lleva mi nombre y no lo he reclamado como lo merezco. Evidentemente estoy triste... Pero mis lagrimas me causan felicidad y plenitud. —suspira con pesadez—. Como evidentemente tu existencia se vuelve nula si no me sirves... Te daré una orden.

La chica asintió con la cabeza y empezó a seguirla, ya que esta había empezado a caminar nuevamente al castillo.

– Recluta a los del consejo para las 3:33 am. Tengo un plan que ejecutar... —se detiene un momento y dirige la mirada hacia un ventanal de cristales rojizos—. ... Recuperaremos mi verdadero hogar, donde se encuentra mi hermosa naturaleza.

– Pero... Eso significaría una guerra... —dirigió la mirada hacia ella con preocupación, quedándose paralizada al ver que no lo negó, solo esbozó una pequeña sonrisa—.

– O algo peor que eso...

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