Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Lo Saludable de Hacer Deporte

Tengo que advertirles que... Esto esta por enredarse mucho.

La cabeza de Jeongyeon estaba hecha un desastre esa noche, no imaginó que su gran día terminaría así, cuando llegó a casa su madre se encontraba hablando por teléfono con la mamá de Nayeon.

Apenas y pudo escapar de ella escabulléndose directo a su habitación. Al parecer el caos no quería dejarla, pues cada vez que su vida lograba estar tranquila y sin problemas, algo más la ponía de cabeza.

Tomó una ducha y se dedicó a hacer un par de tareas pendientes, estaba por finalizarlas cuando su madre llamó a su puerta, dejó la laptod a un lado de la cama y se levantó a abrirle.

La cena esta lista hija. — Informó la mujer y Jeong asintió sorprendida.

Se quitó sus gafas de lectura y con el asombro aún dibujado en su rostro, respondió sonriéndole. —Gracias mamá, en un momento voy a acompañarte. — Dijo y Sunhee sólo asintió, marchandose al segundo siguiente.

Jeongyeon apagó su computadora y ordenó su habitación rápidamente antes de bajar a cenar con su madre.

La comida se encontraba servida, a excepción de la jarra que la mujer recién colocaba en la mesa cuando ella entró. Por lo que se sentó en silencio, y una vez su madre la imitó empezó a comer.

Trató de concentrarse en la comida, que siempre le había parecido deliciosa. Pero como si no fuera suficientemente incómodo el silencio, su madre terminó con él de la peor forma.

—Hablé con la mamá de Nayeon. — Empezó a decir. —Organizamos una cena el miércoles, espero que estés aquí temprano. — Soltó de pronto, como si aquello fuera lo mas natural del mundo.

Jeongyeon se detuvo y los palillos cayeron de su mano por la impresión. —¿La señora Im accedió a eso? Estoy sorprendida. Con una expresión seria la miró, pero la mujer ni siquiera se inmutó. Debió imaginar que aquello no terminaría bien desde ese momento.

Fue oportuno que se le ocurriera, además me parece una excelente idea para ponernos al corriente de todo. — Respondió ignorando su pregunta. —Me comentó que te invitó hace días a una cena pero no fuiste, que ni siquiera has ido a ver a Nayeon. — Un nudo se formó en el estómago de la rubia al escucharla. —Creí que seguían siendo amigas. — Agregó sonriendo divertida. Como si aquello en verdad fuera cierto.


Jeongyeon sólo escuchaba en silencio con su puño apretado, no podía creer el cinismo de su madre, pero decidió calmarse y jugar sus mismas cartas.

Así que sonrió del mismo modo antes de responderle. —¿Has tenido noticias del señor Yoo?Cuestionó mirándola.

La expresión de su madre se descompuso pero mantuvo su postura erguida. —No, y no deseo hablar sobre eso. — Respondió de forma hostil. —Creí que había quedado claro que no lo quería cerca de ti.

Jeongyeon río sin ganas, negando despacio. —Y yo que creí que quedaba algo bueno en ti madre.

¡Jeongyeon! ¡No me faltes al respeto! — Ordenó la mayor al borde de la rabia.

Pero a Jeong parecía importarle poco aquello, debió hacer lo que su madre y su propio razonamiento le decía, pero prefirió seguir. —Esa es la cuestión mamá, que una vez uno conoce tu verdadero rostro, te pierde hasta el respeto. — Dijo con calma, estaba furiosa y tenía ganas de golpear algo, pero no lo demostraría. —Yo... Ví al señor Yoo esta tarde. — Informó notando como su madre la miraba incrédula.

¡No puedo creer esto! No te basta con faltarme el respeto sino que además me hablas de ese hombre como si nada ¡¿No entiendes que no lo quiero cerca de ti?! ¡¿No ves lo que está provocando?! — Sunhee se levantó golpeando la mesa con su puño.

Y aunque se sorprendió, Jeong solo la miró y suspiró profundamente. —¿Él? ¿Estas segura de eso? Porque te puedo apostar que en los pocos días que tengo de conocerlo, ha sido más comprensivo que tú en más de 20 años. — Confesó sin imaginar lo que eso desataría en la mayor.

—¡Es el colmo! — Exclamó con frustración, negando con una expresión indignada en su rostro. —Pero claro, te dejaste convencer con sus palabras bonitas, sus lujos y su dinero, no esperaba menos, eres una niña después de todo. — Soltó de golpe, mirándola con una decepción que Jeong no entendió.

¡Ya basta madre! ¡Estoy harta de ti y tus deseos de tratarme como una niña! — Gritó levantándose de la mesa, sin entender si le dolía más su mirada o aquellas palabras que poco tenían que ver con ella, cegada por la rabia y el dolor. — Ya entiendo porque Seungyeon se fue. — Dijo y Lo siguiente que escuchó, fue el sonido de una bofetada.

Y cuando sintió la piel de su mejilla arder, confirmó que su madre había cruzado una línea que jamás la había creído capaz.

—Lo siento mamá. — Dijo al borde de las lágrimas, dando un paso atrás y dedicándole una última mirada triste antes de irse a su habitación.

Y con el portazo que resonó en toda la casa, la primera lágrima rodó por el rostro de Sunhee quien se desplomó en la silla cubriendo su rostro con sus manos, arrepintiendose al instante de todo.

Jamás había tocado a su hija por muy molesta que estuviera, pero era su culpa por hablarle de ese modo, lo mismo le había sucedido una de las últimas veces que habló con su hija mayor, Seungyeon la enfrentó y no soportó hasta que también la abofeteó.

Tal vez todo se debía a que aceptar la verdad no se le daba bien y por eso terminaba arruinando más la relación con sus hijas, pero era tan cobarde que prefería dejar todo en el pasado sin aceptar su error.

Una vez Jeongyeon lanzó la puerta de su habitación se sentó en su cama a mirar a la nada, no podía asimilar lo que había sucedido, ni con el ardor de su mejilla todavía presente, ni con su mano acariciando la zona, ni sus ojos llenos de lágrimas, podía procesar que su madre se hubiera atrevido a golpearla.

No recuerda cuanto tiempo pasó hasta que la canción del tono de su celular la devolvió a la realidad.

Pero sin siquiera ver de quien se trataba, rechazó la llamada, apagó su celular, las luces de su habitación y se metió a la cama, dejando que al fin las lágrimas que tanto había contenido, salieran sin parar.

Y de ese modo fue que se quedó dormida.

El olor a nuevo dentro del auto en que se encontraban ya la tenía cansada, pero no podía negar que había sido una buena elección de parte de su padre.

El gusto de Akira por lo mejor era una de las cosas que Mina más admiraba de él, y agradecía haberlo heredado, aunque como mínimo ella hubiera ordenado que se deshicieran de ese olor antes de subir.

El mayor se había ofrecido a llevarla a la universidad esa mañana, no le molestó en lo absoluto, sólo le sorprendió un poco.

Bueno me alegra que la universidad sea lo que esperabas, y agradezco que solo te quede un año, no se porque elegiste seguir allí cuando con tus clases privadas no hubieras tenido que pisar un lugar así, mi hermoso cisne. — Tenían la costumbre de usar su idioma natal entre ellos.

Papá, no digas eso, conoces mis razones. — Mina iba a su lado recostada en su hombro.

Si, si, Sana y Momo, tengo que admitir que esas niñas son buenas chicas. — Akira le sonrió.

¿Eso dices porque son hijas de Minatozaki y Hirai-sama? — Bromeó Mina separándose de él, mirándolo de forma interrogante.

Akira rió. —Aparte de eso pequeño cisne, entiendo que han sido fieles a ti.

Papá no hables como si fueran mis súbditos, son buenas amigas. — Mina tomó su mochila cuando el auto se detuvo frente a la universidad.

Esta bien, no digo nada más. — Le dio un beso en la frente. —Te amo mi hermoso cisne.

Lo sé papá, también te amo. — Mina lo abrazó antes de bajar del auto.

No se sorprendió de que el par la estuviera esperando.

Las saludó y se dirigieron a sus clases.

Pasaron por los casilleros y Mina estaba sacando sus libros cuando alguien chocó con ella.

No pudo ver de quien se trataba pues la persona llevaba una sudadera con capucha, cubriendo su cabeza, y su rostro estaba cubierto por un tapa boca del mismo color de la sudadera, negro.

La persona ni siquiera se disculpó, apenas y notó que la había chocado, pero Mina pudo ver que, aunque dicha persona caminaba cabizbaja unas gafas redondas estaban en sus ojos y un par de mechones rubios escaparon de su cabello, y algo que llamó más su atención fue el Bate de aluminio azul que llevaba en su mochila roja.

Pero no terminó allí, al parecer dicha persona no se dio cuenta de que algo se le había caído. Mina se agachó y tomó entre sus manos una vez más, la misma joya en forma de cisne que había visto a un lado de la cama de Jeongyeon.

Pero sería demasiada coincidencia que fuera la misma pieza, aunque sabía que no habían dos iguales ¿Sería que esa persona se la robo a Jeongyeon? Después lo averiguaría. Por el momento, debía ir a clases.

A Jeongyeon la facultad de medicina nunca le había parecido tan lejos, aunque tal vez su estado de ánimo esa mañana era lo que la hacía sentirla tan alejada.

Después de un largo tiempo, aceptó que algo de su depresión había vuelto, de una peor forma de la que había llegado antes. Ya no sólo tenía tristeza en su interior, sino que había despertado con mucha rabia en ella. Planeaba asistir a una de las canchas de softball después de clase a ver si drenaba su rabia de esa forma, por eso tomó su bate antes de salir de casa.

Caminaba cabizbaja con mil cosas en su mente, por inercia se dirigía a su clase, ajena al mundo, distraída de lo que ocurriría a su alrededor, tanto que ni siquiera se disculpó con las personas con las que tropezó en el camino.

Llegó un par de minutos después que la clase inicio y toco la puerta. El doctor Kim le abrió la puerta mirándola con una ceja levantada, mientras revisaba la hora de su reloj.

Bueno tengo que admitir que esto es inusual. ¿Que tiene que decir señorita Yoo? — Habló el castaño.

Ella descubrió su rostro un momento, solo para responderle al hombre —Lo siento profesor, no volverá a pasar ¿Puedo entrar?

El hombre suspiró y se hizo a un lado para que entrara. —Solo porque eres la mejor Yoo, pero no te acostumbres.

Jeongyeon hizo una reverencia y se dirigió a su lugar, justo detrás de Tzuyu que la miró con los ojos entrecerrados. Pero la ignoró por completo, no quería desquitarse con su amiga, por lo que no le dirigió la palabra y a la hora del descanso salio antes de que la morena lo hiciera.

Pero Tzuyu, quién ya conocía bien esa fase de su Unnie, al ver el bate en su mochila, supo donde la encontraría si no la veía en el descanso.

Fue por algo de comer y no se sorprendió de no ver a Jeongyeon con los demás, llegó junto a ellos y les saludo como de costumbre.

¿Donde esta Jeongyeon? — Preguntó Jihyo sorprendida de no verla llegar con la morena.

No lo sé, llegó tarde a clases y salió antes que yo, creí que la encontraría aquí. — Mintió la morena empezando a comer.

Eso es extraño, de seguro esta en camino aquí. — Fue Chaeng quien habló.

No lo sé, puede ser. — Respondió Tzuyu.

Mina quien miraba discretamente a la mesa donde se sentaba Jeongyeon y su amiga, estaba empezando a impacientarse al no verla llegar, a tal punto que tuvo que preguntarle a Sana por ella, pero no obtuvo ninguna respuesta que le gustara.

Decidió dar un recorrido a ver si la encontraba en alguna parte de la universidad, así que se excusó con sus amigas y le ordeno a Yuta que la dejara sola.

Fue al baño de chicas, no muy lejos del comedor, la zona de los casilleros, incluso caminó por la facultad de medicina en busca de la rubia pero no la encontró en ningún lado, como si no fuera asistido a clases ese día, algo que sinceramente le era imposible de creer, pues la rubia parecía buena estudiante.

No fue sino hasta que decidió salir por las canchas de fútbol que la encontró. Aunque en realidad la rubia fue quien la encontró a ella.

Un par de chicos le estaban diciendo cosas, mientras ella intentaba ignorarlos manteniendo su postura erguida y su expresión intimidante, pero los muchachos se pararon frente a ella interponiéndose en su camino.

Si no quieren terminar fuera de la universidad les recomiendo desaparezcan de mi camino. — Dijo Mina en un tono severo.

Uuy, Pero que ruda es ¿No te parece Min? — Comentó el pelirrojo a su amigo rubio.

Tal y como me gustan Dragon — Respondió el chico mas bajo mirándola mordiendo su labio.

Mina sólo pudo sentir asco ante ellos, verlos sudados y malolientes parados frente a ella. Le provocaban náuseas los deportistas en ese estado.

Alejense — Pidió Mina intentando mantener la calma. Sabía como deshacerse de ellos, un golpe bajo y listo, pero no fue necesario pues una vez más, su salvadora llegaba con ella.

Un delgado brazo rodeo sus hombros y la atrajo a un cuerpo que a diferencia de los dos frente a ella, no estaba sudado y tenía un dulce olor a vainilla, que le encantó.

Aún no he tenido tiempo de usar mi bate — Mina miro a su lado y se encontró con la expresión intimidante de Jeongyeon sosteniendo su bate de béisbol. La rubia miraba a los dos muchachos con una sonrisa burlona en su rostro — ¿Y no querrán que lo use con ustedes dos verdad? — Estaba cansada de esos dos abusivos y con la rabia que tenía, no dudaría en pagarla con ellos.

No puedes hacer eso Yoo, sabes que te perjudicaría. — Informó el rubio retándola con la mirada.

Jeong solo amplio su sonrisa y sin soltar a Mina se dirigió a él asegurando el agarre del objeto. — Si defender a mi chica me ayuda deshacerme de ustedes dos, me tiene sin cuidado lo que pase.

El rubio iba a lanzarse contra ella pero su amigo al ver que la chica no se echaría para atrás lo detuvo.

Tranquilo Min, mejor salgamos de aquí, estas lesbianas no valen la pena.

Son unas... — Intentó hablar el rubio.

Cuida tu boca Min, mira que estamos muy sensibles esta mañana. — Advirtió Jeongyeon sin dejar de sonreír.

Esto no se quedara así Yoo, te lo aseguró — Amenazó el muchacho.

Lo esperaré entonces — Mina estaba sorprendida incluso de su reacción ante esa situación. Jamas pensó que la chica frente a ella fuera así — Ahora si nos disculpan, nos vamos — Se burló la rubia dándose la vuelta con Mina a su lado mientras los chicos la miraban molestos.

La japonesa no sabía a donde la dirigía Jeong pero siguió a su lado, sin apartarse de su agarre, hasta que llegaron al jardín.

Jeongyeon la soltó y se sentó en una de las bancas sin pronunciar palabra alguna. Mina no le había devuelto su cadena aún, así que mordió su labio y se atrevió a sentarse a su lado.

¿Que estabas haciendo allí? — Fue lo que dijo la rubia sin mirarla. — Esos idiotas pudieron hacerte daño ¿Sabes?

Mina observaba como los nudillos de la rubia estaban cada vez mas blancos por la fuerza que empleaba al agarrar el bate en sus manos. Puso su mano sobre las suyas y acercó una a ella.

Le agradezco a Jeongyeon-san que me ayudara con esos chicos. — Puso el collar en la palma de su mano — ¿Esto es tuyo verdad?

Jeongyeon llevo su otra mano a su cuello notando la ausencia de su cadena, confirmando que en efecto era la misma, pero no entendía porque o como había llegado hasta Mina. — ¿Como es que...?

Eso no importa ahora — Mina sonrió al descubrir la identidad de su agresora matutina, aunque no llevaba sus gafas y Jeong se quedó hipnotizada por el leve rubor que apareció en sus mejillas. — Te buscaba para devolvertelo...

Gracias — Respondió Jeong después de mover su cabeza para recuperar su cordura. Mina volvió a sonreír e intento levantarse. — Espera... — Tomó su suave mano.

La japonesa miro el agarre de la mayor en su mano y con un sutil movimiento las separo, el escalofrío en su espalda la alertó.

¿Me harías un favor? — Preguntó levantándose frente a ella, Mina la miró dudosa. Y cuando la mayor le colocó la fina cadena dorada en su cuello contuvo la respiración — Por el momento, lo mejor será que la lleves — Dijo sonriendo — ¿Harías eso por mi Minari?

Mina sintió su corazón acelerarse por la forma en la que la mayor la llamó — No creo que sea conven...

Por favor — Rogó con expresión suplicante. Mina asintió rendida observando como la rubia le sonreía de manera encantadora, y le gustaba esa sonrisa. — Yo te buscaré cuando pueda tenerla de nuevo.

¿Porque yo?

¿Te confieso algo? — Mina asintió, no entendía porque estaba en aquella situación en primer lugar pero por alguna razón no se arrepentía. — Me alegra que haya llegado a tus manos. — Jeongyeon volvió a sonreír y Mina obtuvo su respuesta, esa sonrisa le traería problemas.

Aunque no haya sido de forma amable... A mi también me alegra — Susurró suficientemente alto para que la rubia escuchara. — Me tengo que ir. Lo siento. — Mina se giró rápidamente alejándose de ella antes de que se diera cuenta se lo nerviosa que estaba.

Espera Mina yo... — Jeong bufó al darse cuenta de que era tarde, pero mordió su labio y sonrió, la reacción de Mina le encanto de tal manera que volvió a estar de buen humor otra vez.

Quien diría que sólo encontrarse con ella le ayudaría a olvidarse del resto del mundo.

Era hora de buscar a sus amigos. Tomó sus cosas y se fue al comedor, esperando encontrarlos allí aún.

Sonrió al verlos conversando aún en la mesa, tomo aire y se acerco a ellos. A lo lejos vio a la mesa de Mina que la miraba curiosa mientras sus amigas le hablaban, pero apartó su vista rápidamente.

Se sentó al lado de Tzuyu y Chaeng, todos la miraron de forma interrogante pero ninguno habló — Bien ya pueden preguntar, pero antes que digan algo, estoy bien, y estaba practicando algo de bateo.

Tzuyu conocía el porque Jeongyeon hacia eso pero como parecía mas tranquila ahora no la molesto, solo río y terminó su comida.

¿De verdad estas bien? Mira que si son esos días del mes... — Fue Jihyo quien le respondió.

¡Jihyo! ¡No hables de eso frente a los chicos! — Regañó — Y no, no son esos días del mes, además tengo suerte de que mi humor es Inmune a los efectos de esos días. — Dijo moviendo sus hombros, llevando una papa a su boca.

Eso es nuevo, serías la primera que conozco que no sufre de esos efectos Noona — Dijo Tae.

Es porque tus novias siempre parecen tener el período Tae — Bromeó Jungkook ganándose un golpe en la cabeza de parte del castaño.

¡Jungkook! — Regaño Jihyo.

Las chicas solo reían de sus amigos, y cuando fue la hora de volver a sus clases todos se despidieron. Jeongyeon y Tzuyu caminaban a su clase mientras la menor detallaba el bate de su amiga, lo había tomado cuando se levantaron de la mesa.

¿Y que tal se siente? — Preguntó mirando a la chica a su lado que no borraba la pequeña sonrisa de su rostro.

¿Que cosa?

Tzuyu levanto la ceja — Jugar Softball. — Respondió con obviedad.

Ah eso, si... No se como explicarlo. Es relajante pero a la vez estresante. — Jeongyeon río por la mueca que hizo la morena. — Mira no es tan malo, porque logras deshacerte de tu frustración cuando golpeas la pelota con todas tus fuerzas, aunque luego esa frustración regresa si alguien la atrapa y no puedes anotar. — Bromeó.

¡Aish! ¡Eso no se escucha tan agradable! — Le devolvió el bate — Me quedo con la arquería, gracias.

La risa de Jeong se escuchó nuevamente — Entiendo, es cuestión de gusto. Y supongo que de costumbre.

Ya, ya, por cierto ¿Como te fue ayer con el señor Yoo?

¡Oh! Pues muy bien — Ya habían llegado al salón de clases. — Solo, quería que conociera su casa, es muy linda por cierto. — Jeongyeon sonrió de lado, aunque su sonrisa se borró al instante — Pero me invitó a mudarme con él.

Tzuyu se asombro aunque luego se quedo pensativa, tal vez esa era la razón de su estado en la mañana. — Esa es la razón por la que fuiste a practicar entonces. — Afirmó mientras Jeongyeon negaba.

No Chewy, el señor Yoo esta muy lejos de causar algo así. — Contó suspirando — Es que pasó algo en casa que... Bueno no tiene caso recordarlo ya.

La expresión de Tzuyu cambio a una seria — ¿Nayeon? — Sólo nombrarla, le hizo molestarse.

Otra negación fue la respuesta de Jeong — No he tenido noticias de Nayeon en varios días, y eso me pone nerviosa. Fue mi madre.

Oh... Eso. — La menor cambio su expresión a una neutra. — Lamento haberlo recordado.

No te preocupes, de igual forma ya estoy mas tranquila, supongo que fue mi culpa por no medir mis palabras.

No se porque sospecho que no solo fue una discusión más.

Porque no lo fue Chewy — Jeong tomo aire antes de seguir hablando — Mi madre realmente no soporta al señor Yoo, y cuando se entero que estuve con él... — Hizo una mueca — Digamos que no fue de sus cosas favoritas. Y eso que ni siquiera le dije que me invito a mudarme con él.

¿Estas considerándolo? — Jeongyeon hizo una mueca que la menor tomo como un “no se” luego volvió a hablar — ¿Y que hizo entonces?

Me abofeteó — Informo. Tzuyu la miro asombrada — Además de que organizo una cena con la señora Im en casa ¿Sabes que significa eso?

Encontrarte con ella. — Concluyó la menor refiriéndose a Nayeon.

Jeong asintió. — No se que es lo que planea ¿Sabes? — Pasó su mano por su cabello — ¿Puedes creer que me pregunto por mi y Nayeon? — La expresión incrédula de Tzuyu le respondió.

Ahora si estoy desconcertada, creí que tu madre se oponía a la relación que tuvieron.

Lo hace, por eso no termina de convencerme su interés tan repentino.

Tzuyu hizo una mueca. — No puedo creer que te ha golpeado.

Me afectó al momento, y te juro que estaba llena de rabia esta mañana pero después de ver a... Digo después de practicar un rato pensé las cosas con mas claridad — Mintió recordando su encuentro con la japonesa. Sonrió de forma involuntaria.

Que buen entrenamiento ha sido ese ¿No? — Para Jeongyeon no paso desapercibido el tono insinuante en su voz.

¡Oye! ¿Que estas pensando eh? — La miró entrecerrando los ojos y Tzuyu movió sus hombros.

Yo nada, solo que no creí que hacer deporte te pusiera de tan... Buen humor. — Sonrió de forma burlona, sospechaba algo pero era demasiado educada como para no sacar el tema sin estar segura.

Solo a veces Chewy, ya te dije que es...

Si si, estresante y relajante. Pero en tu caso produjo algo como un efecto de felicidad sospechosa ¿no? — Bromeó la menor.

Aigoo~ No puedo contigo. — Río Jeong antes de sentarse en su lugar pues el profesor ya entraba al salón.

Aquí un nuevo capítulo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro