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Parte 3: La tobillera

Ella conduce y va callada. Él sabe que a ella le ha molestado que él siga con ese juego de insinuaciones, también se muere por darle un beso, pero quiere jugar un poco, provocarla, hacerla dejar esa faceta seria y reservada y permitirse verla desenfrenada, rompiendo moldes y lanzándose a él.

-¿Estás molesta? ¿ya no quieres verme más?_ pregunta él

-¿Por qué lo estaría. Solo estamos yendo a comprar tu tobillera. _le responde ella

Llegaron a la ortopedia y Sonia bajo del carro, el chico que atendía era muy guapo, mucho más joven que Alberto, debía tener la edad de ella o incluso menos. No le quitaba los ojos a Sonia y eso irritaba a Alberto pero no podía hacer nada. Debía quedarse esperando en el auto.

Ella también le sonreía al chico que atendía y Alberto no sabía si lo hacía por darle celos o a ella también le había impactado él.

Atinó a tocar la bocina del carro y ambos se sobresaltaron. Él vendedor le ofreció 3 modelos a Sonia y ella volvió al carro.

-¿Todo bien Alberto?_ le preguntó

-Dímelo tú, parece que la estás pasando de maravilla y no te importa dejarme solo bajo el sol en este carro.

-¡Qué dramático. Te comportas como un niño de 5 años! _exclamó ella

-No te vayas, no vuelvas a ir con él, vamos a otra ortopedia, ninguno de estos modelos me gustan. _ dijo él hablando como niño pequeño.

-Si ni siquiera los has visto. Le insistió ella

-No quiero verlos, solo lo sé. _ añadió Alberto

-Está bien, déjame devolvérselos al vendedor. Que va a pensar de mi

-Pues puede pensar que a tu novio no le agrada que te ande coqueteando un vendedor de tobilleras

-No eres mi novio _lo dijo tan fuerte que hasta el vendedor la oyó y se echo a reír

-Ah, veo que te gusta dejarme en ridículo con tu nuevo amigo. Esta bien compra cualquiera, tú eres la doctora y sabes cuál es mejor. _dijo él mostrándose ofendido.

Sonia volvió al mostrador y le devolvió las muestras al chico. Este le dio una tarjeta y le dijo que si se animaba por alguna también hacían entrega a domicilio. Él sí estaba coqueteando descaradamente con ella.

Alberto vio que él le entregó la tarjeta y cuando ella volvió le dijo

-¿Me la das? porfa. Soy yo el que podría llamarlo si me animo por algún modelo

-Eres imposible Alberto. _ agregó ella

Siguieron manejando por la misma cuadra y ahora era Alberto el que no quería hablar, sí que era infantil.

A Sonia realmente le había impactado el vendedor de la ortopedia pero le gustaba Alberto y solo se reía con él chico por ser amable. Igualmente no tendría porque explicarle eso a Alberto, si él quería pensar otra cosa era asunto suyo.

Llegaron a una esquina y había una tienda más grande. Alberto le pidió a Sonia que lo ayudará a salir. Él quería entrar con ella esta vez por si algún otro chico le quisiera coquetear.

Para su sorpresa las que atendían en este local eran todas mujeres, Alberto se sintió aliviado pero ahora era Sonia la que estaba incómoda.

-Señor, pase por aquí. ¿necesita que lo revisemos? se adelantó a preguntar una señorita que , por su apariencia, no llegaba a los 30 años. Era muy guapa, parecía más modelo que vendedora de la tienda.

-Soy Diana, fisioterapeuta y dueña de la tienda. Cuéntame ¿Cuál es tu motivo de consulta? ¿Qué estás buscando? _ella le hablaba a él ignorando la presencia de Sonia. Esta también se hacía la desinteresada y se acercaba a las vitrinas a ver las tobilleras.

—¿puedes explicarle lo que estamos buscando cariño?_ le preguntó a Sonia, que estaba aún cerca de ellos.

Sonia volteó impresionada. ¿Por qué él la llamaba así? ¿Se habría dado cuenta de su incomodidad con Diana y querría dejar en claro que ya tiene novia? pero si ellos no eran nada, solo amigos _ Sonia sonrió y se acercó

-Mira estamos buscando una tobillera para inmovilizar el pie

Diana agregó -Disculpa, primero es importante saber el grado de la torcedura

-Es un esguince. Ya le tomé las placas y solo es de primer grado. _ dijo Sonia

-Oh ¿Eres doctora? _ pregunto sorprendida Diana _ Era verdad Sonia no daba la impresión de serlo. Era muy joven y hoy vestía demasiado sensual para imaginarla tras una bata.

-Enfermera. _ dijo ella _Eso parecía un duelo de titanes y Alberto miraba risueño cómo las dos chicas hablaban con tanta tensión.

-Está bien, le mediré la que a usted más le guste_ agregó Diana acercándose, demasiado, a Alberto.

-Gracias por su amabilidad. _ dijo él

Sonia estaba enfadada, ahora sí él le estaba sonriendo y le dejaría que le toqueteara la pierna para medirle la tobillera _ ¿Por qué hacía eso? , no es necesario que le midan nada_ pensaba ella_ si todas son estándar y él ya lo sabía.

Cuando Diana llegó con los variados modelos de tobillera le dijo

-Esta de color azul con negro le quedaría perfecta con su porte, es un modelo varonil y fuerte_ Claramente esa no era la explicación que una vendedora debía dar al describir un producto_ ¿acaso se le estaba insinuando?

-Está bien, me agrada esa combinación _ Alberto la miró y cogió el modelo azul y negro.

Sonia se alejó y él la llamó nuevamente.

-Cariño ¿me la pruebas en casa? Si hubiera algún inconveniente con la talla mañana podemos volver para hacer el cambio _ le dijo él a Sonia con una voz tierna y sensual.

-Son 79 añadió Diana_ un poco enfadada por esa muestra evidente de cariño.

-Pago con efectivo _ dijo Alberto sacando un billete de 100 soles. Diana fue hacía la caja para traer el vuelto y emitirle una boleta de compra.

Alberto miró con agrado a Sonia quien sonreía sin razón aparente. Ella se sentía ganadora y veía como Diana la miraba con recelo. No sé que batalla lidiaron ambas hace un momento pero Alberto era muy bueno haciendo sentir segura a su mujer.

Un momento ¿Su mujer?, ella no era nada de él, pero sí que había disfrutado al escuchar llamarla "cariño".

Volvieron al auto y ninguno de los dos habló. Sonia subió el volumen del auto y sonaba Paulina Rubio con la canción ese hombre es mío.

Alberto soltó una carcajada y ella comenzó a cantar, ambos entendían, sin necesitar palabras, que había una atracción. Ella lo llevó hasta su casa. Cuando estacionaron el carro, el desabrochó su cinturón y ella dio la vuelta para ayudarlo a salir.

Se recostó en ella y caminaron hasta el ascensor. Ella le dijo

-Bueno, ya es tarde y mañana entro temprano al hospital. Me llamas si no te queda la rodillera para pasar a cambiarla.

-No te preocupes. En la boleta Diana me dejó el número y puedo pedir que me traigan otra talla a casa._ la provocó él

-¿En serio llamarás a esa mujer?_ preguntó ella indignada

Alberto comenzó a reír, la jaló hacía él y le dio un beso. Esta vez sí en los labios. Un beso intenso y húmedo que derritió todo el enojo de Sonia.

-Está bien ya basta de provocaciones. No llamaré a ninguna mujer. Solo a ti. ¿Por qué te quieres ir? . ¿No me ayudarás a probarme la tobillera?_ agregó él.

-Es tarde_ dijo Sonia dirigiéndose al ascensor y mostrándose seria, evadiendo toda emoción que había despertado en ella aquel beso. hacía como si nada hubiera pasado y nada hubiera sentido.

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