
ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 7: ᴠÍᴅᴇᴏꜱ ꜰɪʟᴛʀᴀᴅᴏꜱ.🦋
Hoy fue uno de esos días en los que todo se sintió como si estuviera fuera de lugar. ¿Cómo explicar lo que había pasado entre Lawrence y yo? A veces, las emociones son tan complicadas que uno ni siquiera sabe cómo empezar a ponerlas en palabras. Pero, como siempre, lo haré de la única forma en que puedo hacerlo: escribiendo.
Cuando llegué a mi departamento, la puerta se cerró tras de mí con un golpe más fuerte de lo que quería. No era mi intención hacer ruido, pero parecía que mi cuerpo tenía ganas de liberar toda la tensión acumulada. Estaba enojado, confundido, frustrado... Todo eso a la vez. Ni siquiera sabía por qué, pero todo lo que había pasado en el ensayo me estaba comiendo por dentro. Lawrence... ¿Qué estaba pasando entre nosotros?
Me tiré en el sofá, con los brazos extendidos, mirando el techo vacío como si pudiera encontrar las respuestas ahí, entre las grietas de las paredes. Pero nada. Mi cabeza solo daba vueltas, pensando en sus palabras, en sus gestos, en los momentos en los que sentí que estábamos demasiado cerca... y en los momentos en los que se apartaba. La noticia que apareció en la televisión no hizo más que aumentar mi caos interno. Estaba confundido, y, si soy honesto, aterrorizado.
Fue en ese momento cuando mi teléfono sonó, interrumpiendo mis pensamientos. Era Eileen. Como siempre, nunca se tomaba demasiado tiempo para llamarme cuando algo le importaba. Y hoy, parece que estaba más insistente que nunca.
— ¡Hauser! — me saludó con su energía habitual, como si no supiera que yo acababa de llegar a casa con todo mi mundo patas arriba. — Te he estado llamando todo el día, ¿dónde has estado?
— Aquí, en mi casa. — Respondí, tratando de sonar lo más tranquilo posible, aunque mi voz delataba lo contrario. — ¿Qué pasa?
— ¡Tienes que poner la televisión ahora mismo! ¡Es urgente! — dijo, con un tono que no admitía discusión.
— ¿Qué pasa? ¿Es tan importante? — pregunté, ya sintiendo que algo raro estaba por suceder.
— ¡Sí! ¡Lo es! — insistió. — Ponla ya.
Sin muchas opciones, suspiré y fui a encender la televisión. Y lo que vi me dejó helado. La pantalla estaba llena de titulares que hablaban de un escándalo en la industria musical, con imágenes de músicos involucrados, y... ahí estaba él. Lawrence. El rostro que me hacía sentir tan extraño últimamente.
De repente, no supe qué pensar. Mis emociones estaban tan mezcladas que no podía procesar lo que estaba viendo. La noticia hablaba de una posible relación entre él y alguien más en la banda, como si algo estuviera pasando entre nosotros. La sola idea de que algo como eso pudiera salir a la luz, incluso si solo estaba en mi cabeza, me preocupaba.
— El cantante famoso Lawrence Twolcen ha sido grabado con un chico de pelo negro, mientras Lawrence toca el brazo del chico. ¿Es posible que esté en una relación con un hombre? ¿Es verdad que puede ser gay? ¡No te vayas de aquí! Hablaremos de todas las noticias recientemente... — leí en la pantalla mientras mis ojos se abrían por la sorpresa y la incomodidad.
— ¿Ves lo que te dije? — dijo Eileen al teléfono, percibiendo mi desconcierto. — Lo que está pasando entre tú y Lawrence no es algo que se pueda ocultar mucho más, Hauser. Ya lo saben.
No pude evitar sentir que el peso del mundo me cayó encima. Estaba confundido. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Podía realmente lidiar con todo esto?
— No sé qué hacer... — murmuré, bajando la cabeza mientras pensaba en todo lo que había ocurrido en las últimas horas. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido en ese ensayo, la cercanía de Lawrence, la tensión que había en el aire. Y ahora esto... Esta noticia no hacía más que complicar las cosas.
Hasta que pensé: ¿Cómo carajos nos grabaron? Claro, la ventana que estaba abierta, no estaban tapadas. Que idiotas fuímos, ¿No nos dímos cuenta de eso? Bueno, por lo menos no se vió mi rostro en la grabación. Y, el vídeo estaba muy borroso, era casi imposible ver bien. Pero sabían que era Lawrence, no sé como sabían el público pero sabían.
Eileen, como siempre, no tuvo filtro.
— Escucha, Hauser... — dijo, más tranquila. — No te preocupes. Solo tienes que ser honesto contigo mismo. Si te gusta, lo que sea que pase con él, hazlo. No tienes que esconderlo.
— Es que no sé si me gusta... — respondí, con una mezcla de frustración y miedo en la voz. — Todo esto está confundiéndome aún más.
— Te entiendo, pero tienes que ser honesto, ¿vale? Nadie te va a juzgar. Y no te preocupes por lo que pase entre ustedes dos. Pero... si no haces algo, te vas a quedar con esas dudas para siempre.
Me quedé en silencio un momento, asimilando sus palabras. Eileen siempre había sido directa conmigo, pero también sabia cuándo darme espacio para pensar. Estaba agradecido por su apoyo, aunque no sabía qué hacer con todo lo que sentía.
— ¿Sabes qué? — le dije finalmente, sintiéndome algo más aliviado. — No se lo digas a nadie, ¿vale? No quiero que esto salga de aquí... Ni que Lawrence se entere de lo que estoy pensando.
— Tranquilo, Hauser. Yo no diré nada. Pero tú... piénsalo. No dejes que se te pase la oportunidad de aclarar lo que está pasando.
La conversación terminó con una ligera risa de Eileen, que me hizo sentir un poco más ligero. Pero cuando colgué, las dudas seguían ahí. No podía dejar de pensar en Lawrence, en lo que había sucedido, y en lo que la gente podía pensar ahora. Mi cabeza estaba hecha un lío, pero algo en mí sentía que ya no podía retroceder. Ya había comenzado algo con Lawrence, aunque no entendiera del todo lo que significaba.
Corté la llamada con Eileen, aún con el teléfono en mi mano, sintiéndome un poco más tranquilo, pero a la vez completamente perdido. ¿Qué iba a hacer ahora? Las palabras de Eileen seguían rondando en mi cabeza, y no podía dejar de pensar en Lawrence. La noticia, su actitud, mi propia confusión... Todo parecía un lío del que no podía salir. Pero había algo que tenía que hacer, algo que no podía dejar pasar.
Miré el teléfono, tentado de llamar a Lawrence. Mi cuerpo pedía hacerlo, pero me di cuenta de que no tenía su número. Solo lo había visto en los ensayos, nunca habíamos intercambiado información personal. Pero, en ese momento, un pensamiento cruzó mi mente: Michael. Tenía su número, claro. El chico que había estado allí con nosotros, que parecía entender las cosas de una forma más tranquila, sin tanta tormenta emocional.
Rápidamente, marqué su número, sabiendo que ahora más que nunca, necesitaba algo de claridad. La llamada no tardó en conectarse.
— ¿Hauser? — Michael contestó, y su voz me dio algo de consuelo.
— Michael... — comencé, vacilando un poco. No sabía si debía ser directo o si debía suavizar las cosas. — Tengo que contarte algo... algo que acaba de pasar... con Lawrence... y... bueno, no sé qué hacer.
Michael suspiró al otro lado, sabiendo de inmediato que estaba preocupado.
— Dime qué pasó. — respondió, con una calma que me hizo respirar más tranquilo.
Y así, comencé a contarle todo. Desde la noticia que había visto en la televisión, hasta lo que había pasado entre Lawrence y yo. Mi confusión, mi ira, mis inseguridades... Todo lo que sentía, lo solté en esas palabras. Michael escuchó en silencio, sin interrumpirme, dejando que me desahogara. Cuando terminé, la pausa en la conversación se alargó.
— Vaya... no sabía que todo eso estaba pasando... — dijo Michael al fin. — Mira, Hauser, entiendo que esto debe ser difícil para ti. Y si de verdad estás buscando hablar con Lawrence, necesitas hacerlo directamente. Aquí tienes mi palabra, no me meto en lo que sea entre ustedes dos. Pero...
Mi corazón dio un pequeño salto, anticipando lo que decía a continuación.
— Si realmente lo necesitas... — Michael continuó, su tono más serio, pero aún amigable. — Te voy a pasar su número. Pero recuerda, esto es algo personal. No se trata de hacer las cosas a lo loco.
Me sentí aliviado, pero también algo más tenso. Era lo que quería, claro, pero no sabía cómo manejar lo que iba a venir después.
— ¿En serio? — pregunté, casi sin poder creerlo.
— Sí, te lo paso. — Michael hizo una pequeña pausa antes de darme el número. — Solo... piénsalo bien, Hauser. Y, sobre todo, asegúrate de que esto no te afecte más de lo que ya lo ha hecho. Las cosas entre tú y Lawrence no tienen que ser un caos.
Guardé el número en mi teléfono, mi pulso acelerado. Agradecí a Michael, aunque no pude evitar sentir una mezcla de nervios y esperanza. ¿Qué iba a pasar si finalmente le hablaba a Lawrence? ¿Y si las cosas no resultaban como esperaba?
— Gracias, Michael... — dije, con una sonrisa nerviosa. — No sé qué haría sin ti.
— Solo hazlo con calma, amigo. — respondió Michael, su tono amigable de siempre, aunque un poco preocupado. — Ya sabes dónde encontrarme si necesitas hablar más sobre todo esto.
Colgué la llamada, y por un momento me quedé allí, mirando el teléfono en mis manos. La pantalla mostraba el número de Lawrence, pero algo dentro de mí me decía que antes de llamarlo, necesitaba calmarme. Respiré profundo varias veces, intentando ordenar mis pensamientos.
Sabía que lo que estaba a punto de hacer podría cambiar muchas cosas entre nosotros, pero ya no podía dar marcha atrás. Había llegado el momento de enfrentarlo todo. Sin más excusas, sin más dudas.
El siguiente paso dependía de mí.
🦋⃤ 🦋⃤
Con el número de Lawrence guardado en mi teléfono, no pude evitar mirarlo un par de veces, dudando. Sabía que tenía que hacerlo. Sabía que la única forma de saber lo que realmente pasaba entre nosotros era dar ese paso. Respiré hondo, dejé de pensar y simplemente escribí:
— Hola, soy el celoso — envié, un poco nervioso por la simplicidad del mensaje.
La respuesta no tardó en llegar, y cuando mi teléfono vibró, mi corazón dio un pequeño salto. Miré la pantalla y vi un mensaje de Lawrence:
— ¿Quién es el celoso? — acompañado de una carita riendo.
Una mezcla de alivio y sorpresa me invadió. Esa carita me hizo pensar que, quizás, las cosas no eran tan complicadas como parecían. Pero, al mismo tiempo, me hizo preguntarme si él estaba tan relajado como parecía.
Decidí seguir adelante, ya no podía dar marcha atrás.
— ¿Ya viste las noticias? — escribí, con un toque de sarcasmo y algo de intriga, esperando que me dijera algo más.
Al instante, Lawrence respondió:
— Sí, las vi...
— Espera, ¿en serio? — no pude evitar escribir. Mi tono estaba entre incredulidad y algo de irritación. — ¿Dónde estás?
La respuesta de Lawrence llegó rápidamente, y el tono casual que usaba no hacía más que aumentar mi curiosidad:
— En casa. Le dije a Alyssa que estoy cansado.
Sonreí al leerlo. Había algo en esas palabras que me hizo sentir un poco más tranquilo. La manera en que lo escribió, sin mucha preocupación, me dio la sensación de que todo esto no era tan grave para él como lo era para mí.
Puse el teléfono en mi regazo, recostado en el sofá, y me dejé llevar por una sonrisa involuntaria. Aunque no entendía bien todo lo que estaba pasando, algo dentro de mí, una pequeña chispa de esperanza, me decía que las cosas podrían ser más simples de lo que pensaba.
Tal vez, sólo tal vez, había una oportunidad para aclarar todo esto entre Lawrence y yo.
El teléfono vibró nuevamente, interrumpiendo mis pensamientos. Al leer el mensaje de Lawrence, una pequeña chispa de ansiedad se encendió en mí. La tensión en mi pecho aumentó cuando vi lo que él había escrito.
— Es mi culpa que esa noticia esté en la tele... — escribí, con un suspiro. Sentía que de alguna manera era responsable de todo el caos que había sucedido. Si no me hubiera acercado tanto a Lawrence, nada de esto habría ocurrido. Todo esto era consecuencia de mis decisiones.
Esperé un par de segundos antes de ver que el teléfono vibraba de nuevo. La respuesta de Lawrence llegó rápido, tal vez demasiado rápido, lo que hizo que me sintiera aún más confundido.
— Ya reflexioné, Hauser. Ya no estoy confundido.
¿Era eso todo? ¿Tan rápido? Algo en su mensaje me dejó un nudo en el estómago. Había esperado una conversación más profunda, algo que aclarara todo el caos que ambos estábamos atravesando, pero en cambio, recibí una respuesta tajante. Algo no estaba bien.
No podía evitar preguntarme si esto era realmente lo que él sentía, o si tan solo estaba diciendo lo que creía que debía decir.
Sin embargo, antes de que pudiera procesar esos pensamientos, Lawrence agregó:
— Lo de nosotros debe ser un secreto, Hauser. Todo debe estar oculto. Nadie debe saberlo.
El impacto de esas palabras me golpeó como una ráfaga de viento. "Debe ser un secreto", me repetí en mi mente. ¿Por qué? ¿Por qué debía mantener algo tan real, tan palpable entre nosotros, oculto de todos?
La respuesta era clara, aunque me dolía aceptarla. Lawrence no quería que se supiera. No quería arriesgar su imagen, su carrera, o incluso sus relaciones personales. Todo debía permanecer en las sombras, como si fuera un juego.
Mi pulso se aceleró. Sentí un nudo en el estómago. Sabía que este era un punto de no retorno. No solo lo que sentíamos debía mantenerse oculto, sino también todo lo que habíamos compartido. ¿Estaba dispuesto a seguir este camino? ¿A quedarme en las sombras, escondiendo lo que sentía por él?
Miré el teléfono en mis manos, el brillo de la pantalla iluminando mis pensamientos. ¿Era esto lo que realmente quería? Un secreto, algo que nunca vería la luz.
Al final, la respuesta era simple, pero a la vez aterradora.
La tensión que había crecido entre nosotros parecía más palpable que nunca. Después de su mensaje, mi mente estaba llena de dudas. Sentía que Lawrence trataba de distanciarse de algo que ya no podía controlar, y por un momento, temí que este fuera el principio del fin de lo que había comenzado entre nosotros.
Entonces, Lawrence envió otro mensaje. Esta vez, sus palabras fueron más directas, más personales.
— No quiero que se entere que salgo con un hombre, Hauser. Tengo miedo.
Las palabras me golpearon como un mazazo. Miedo. ¿Miedo de qué exactamente? ¿De lo que los demás pensarían? ¿De lo que podría perder? No pude evitar sentirme herido, pero al mismo tiempo, entendí. Su vida estaba llena de cámaras, de juicios públicos y presiones que ni yo imaginaba. Y, sin embargo, ese miedo... ese miedo parecía ser más grande que cualquier otra cosa.
Mi pulso se aceleró un poco más mientras miraba la pantalla del teléfono, procesando sus palabras. Respire hondo antes de escribir mi respuesta. Sabía que la situación era complicada, pero no quería que Lawrence se sintiera aún más presionado. Por alguna razón, me importaba más de lo que pensaba.
— Lo entiendo, Lawrence... lo entiendo. — Mis palabras salieron más suaves de lo que esperaba, pero también había algo de preocupación en ellas. — Haré lo que sea para que nadie se entere. No te preocupes, no quiero que eso te cause más problemas.
Un silencio cayó sobre mí por un momento, mientras esperaba su respuesta. No estaba seguro de lo que sentía. Por una parte, aceptaba lo que me pedía. Sabía que sus temores eran legítimos, pero no podía evitar preguntarme si eso significaba que estaba dispuesto a seguir adelante con algo tan... oculto. Algo que, tal vez, nunca vería la luz.
Poco después, el teléfono vibró nuevamente, y Lawrence me dio una última instrucción.
— Necesito que lo cuides, Hauser. Que nadie se entere de nada.
Sus palabras, tan directas, me hicieron sentir que estábamos ante algo que no podía escapar. ¿Era este el trato que aceptaba? ¿Una relación clandestina, una amistad y algo más que no podría ser conocido por nadie más? ¿Estaba dispuesto a vivir así, sin poder mostrarle al mundo lo que sentía?
Miré el teléfono, con la mente agitada. El peso de su petición caía sobre mí, y aunque mi respuesta era automática, mi corazón vacilaba.
— Lo haré, Lawrence. Te lo prometo.
— ¿Lo prometes?
— Sí, lo prometo.— Mandé una carita feliz. Tenía que prometer eso, y tratar de no romperlo. Pero dentro de mí, una pequeña preocupación crecía. ¿Realmente podría seguir adelante con esto? ¿Podría seguir ocultando lo que sentía, incluso a costa de perderme a mí mismo?
— Tengo que irme ya, nos vemos mañana.
El teléfono en mis manos vibró una vez más, y al leer el mensaje de Lawrence, sentí una mezcla de alivio y algo de confusión. Era un audio.
— ¿Tienes que irte ya? — me preguntó Lawrence, en tono suave.
Mi respiración se aceleró por un momento, mientras pensaba en lo que iba a decir. Después de la conversación que acabábamos de tener, de todos esos sentimientos entrelazados y las decisiones que nos aguardaban, no podía evitar pensar que tenía que desconectarme un poco, dejar que todo se calmara.
— Sí, es tarde ya. Tengo que irme a dormir. Necesito descansar un poco. — Escribí con un tono tranquilo, pero sin poder evitar que una sensación de tristeza se apoderara de mí. Sabía que no iba a poder dejar de pensar en todo lo que había pasado.
En mi pantalla apareció un corazón rojo, seguido de un mensaje de Lawrence:
— Descansa bien, Hauser. Buenas noches.— Su voz en el audio, era igual como verlo en persona.
Era algo tan sencillo, pero, de alguna manera, me hizo sonreír. Sentí que, a pesar de todo, había algo sincero en sus palabras. La sonrisa se dibujó involuntariamente en mi rostro, como si una pequeña chispa de calidez me llegara, a pesar de la distancia.
— Buenas noches, Law. Que descanses también.
Cuando apagué el teléfono, la calma volvió, aunque el torbellino de pensamientos seguía dando vueltas en mi cabeza. Decidí que necesitaba relajarme, despejar mi mente antes de acostarme. Me levanté del sofá, me dirigí al baño y me di una ducha rápida, permitiendo que el agua tibia me ayudara a relajarme un poco. Cuando salí, me sentí un poco más despejado, aunque el sentimiento de incomodidad por todo lo ocurrido aún estaba presente, como un peso en el fondo de mi pecho.
Decidí comer algo ligero. Algo que me distrajera. Así que preparé un pequeño bocadillo, me senté en la mesa mientras masticaba lentamente, permitiendo que la rutina me trajera algo de normalidad. Sin embargo, mi mente no dejaba de regresar a todo lo que había pasado con Lawrence. Las palabras que habíamos compartido, los momentos que había vivido, el mensaje de que todo debía ser un secreto...
Después de un rato, el cansancio comenzó a apoderarse de mí. Finalmente, me levanté, apagué las luces y me dirigí a mi habitación. La cama parecía más acogedora que nunca. Me acomodé bajo las sábanas y, mientras cerraba los ojos, no pude evitar sonreír nuevamente al recordar el mensaje de Lawrence.
"Todo debe ser un secreto", me repetí en silencio, y aunque sentí una pequeña preocupación por lo que eso significaba, también había algo en mí que no quería dejarlo ir. Por alguna razón, quería creer que tal vez este secreto sería el principio de algo más. Algo que, aunque oculto, podría ser real.
Finalmente, me dejé llevar por el sueño, sabiendo que mañana sería otro día lleno de incertidumbre, pero también de posibilidades.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro