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ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 11: ᴇɴ ᴇʟ ᴏᴊᴏ ᴅᴇʟ ᴘÚʙʟɪᴄᴏ🦋





El trayecto en el auto era tranquilo, pero había una tensión palpable en el aire. La ciudad pasaba rápidamente por las ventanas mientras nos dirigíamos hacia el lugar del evento. Los otros chicos, Michael, Nazar, Jaddiel y Allyn, estaban conversando entre ellos, riendo y bromeando, pero Lawrence permaneció en silencio junto a mí. Podía notar que algo estaba en su mente, y no pasó mucho tiempo antes de que rompiera el silencio con una mirada seria.

—Hay algo que deberías saber —dijo, mirando hacia la ventana antes de girar su vista hacia mí. Su tono era más bajo, más confidencial, como si estuviera a punto de contarme algo importante.

Yo lo miré, curioso, pero sin interrumpir. A veces Lawrence podía ser reservado, pero cuando hablaba, lo hacía con la misma sinceridad que siempre lo caracterizaba.

—La banda... no comenzó como muchos piensan —comenzó, su voz un poco más suave—. No fuimos formados de manera tradicional. Fue algo más orgánico. Todos llegamos por diferentes caminos, pero fue una mujer, Kyle, quien nos encontró. Nos vio cantar en las calles, uno por uno, y fue ella quien nos propuso formar una banda.

Mis ojos se abrieron un poco, sin poder evitar la sorpresa. Siempre había asumido que la banda había tenido una formación más clásica, con un proceso detrás. Pero la idea de que nos habíamos reunido casi por casualidad, por la visión de una sola persona, me hizo sentir una especie de conexión más profunda con todos ellos.

Lawrence continuó, su tono más reflexivo ahora.

—Kyle es quien maneja todo esto, quién nos dirige. Creó una companía de música llamada WaveSound , y pagó un contrato discofráfico. Algo como lo que pasa cuando una banda se hace famoso. Ella es la que se encarga de que estemos donde necesitamos estar, de que las canciones suenen como deben sonar. Nos conoce, nos cuida. Pero... no todo fue fácil. Hubo uno de nosotros que no pudo con todo esto. Un miembro se separó porque se sintió celoso, frustrado. Decía que él era el único que podía ser el líder, que era el único capaz de llevar la banda a la cima, y... bueno, se fue. Borró esa parte de la historia, desapareció, y nosotros seguimos adelante sin él.

Yo escuchaba atentamente, pero mi mente ya estaba trabajando a toda velocidad. Si la banda se había formado de esa manera, eso explicaba muchas cosas. ¿Cómo encajaba yo en todo esto? ¿Qué papel jugaba realmente en la historia de la banda?

—¿Y yo? —pregunté, con voz algo temblorosa, aunque intentaba mantener la calma. —¿Cómo me encontraste tú? ¿Por qué me elegiste para ser parte de esto?

Lawrence me miró, como si ya hubiera anticipado mi pregunta. Su respuesta fue clara, pero no sin una carga de misterio.

—Kyle te vio cantar en un bar. No fue suerte, Haus. Ella vio algo en ti. Me mandó una especie de solicitud, algo informal, pero... ella pensó que podías ser un buen aporte a la banda. Y, bueno, aquí estás. Nos unimos todos por algo más grande que nosotros mismos.

Mis pensamientos se agitaron. No era una casualidad que hubiera estado allí esa noche, no era una simple coincidencia. Kyle había tenido un propósito al elegirme. Pero, a pesar de todo, aún no entendía por completo cómo encajaba en esta historia. Algo no estaba cuadrando.

Lawrence siguió hablando, como si estuviera buscando darme más detalles sobre la banda.

—Cada uno de nosotros tiene la capacidad de tocar instrumentos si es necesario, o ser solo las voces. Depende de la canción, de lo que necesitemos en ese momento. Es por eso que no todos tocamos siempre, solo lo hacemos cuando la canción lo exige.

Eso me dio una perspectiva nueva de todo el proceso, pero la sensación que me invadió fue la de no estar del todo en el lugar en el que pensaba estar. No solo por la historia de la banda, sino por la revelación que Lawrence me acababa de dar: yo no había entrado por suerte. Había sido elegido, por una razón que aún no entendía completamente.

Fue entonces cuando me detuve, mi mente parando en seco.

Si Kyle me había elegido, si mi presencia aquí no había sido una casualidad... eso significaba que había algo más en mí que los demás no sabían. Algo que ni siquiera yo comprendía del todo. El peso de ese pensamiento me hizo sentir incómodo. Si descubrían que no era la persona que pensaban, que mi historia no coincidía con la de los demás, ¿qué pasaría?

La idea de mantener ese secreto me comenzó a poner nervioso. No podía dejar que nadie lo descubriera. No podía permitir que mi verdadera historia saliera a la luz. Después de todo, si la banda se había formado a partir de las elecciones y decisiones de Kyle, mi entrada debía tener un propósito... pero ese propósito no era el que todos pensaban.

Mantuve mi rostro impasible, pero por dentro me sentía más inseguro que nunca.

—Eso... lo entiendo —respondí, tratando de sonar tranquilo, aunque mi voz traicionaba algo de inquietud. —Así que, básicamente, cada uno de nosotros tiene que estar preparado para todo. ¿Y yo, qué... qué se espera de mí entonces?

Lawrence me miró por un momento, luego sonrió, dándome una mirada que, aunque amigable, tenía un matiz más profundo, como si ya supiera que algo dentro de mí estaba cambiando.

—Lo que se espera de ti... es que seas tú mismo, Haus. Eso es lo que siempre hemos necesitado de todos, lo que Kyle quiere de cada uno de nosotros. Hazlo a tu manera, y todo encajará.

Pero, en mi mente, las palabras de Lawrence se sentían como un eco distante. ¿Ser yo mismo? Claro, eso es lo que todos querían. Pero la verdad que guardaba conmigo era algo que no podía compartir. Algo que, por ahora, debía mantener en secreto.

Me recosté en el asiento, mirando hacia la ventana, con la sensación de que todo lo que había creído saber sobre mi lugar en la banda ya no tenía sentido. Había algo más, algo más grande, y tal vez nunca llegara a entenderlo por completo. Pero lo que estaba claro era que mi historia, mi verdadero propósito, aún estaba por revelarse.

Y hasta que eso sucediera, tendría que seguir jugando mi papel, manteniendo el secreto.


ਏਓ                                                              ਏਓ



El auto finalmente se detuvo frente al estudio, y apenas la puerta se abrió, una ola de ruido y emoción nos golpeó de lleno. El aire estaba lleno de gritos y flashes de cámaras, y lo primero que noté fue la multitud de fans que se habían congregado fuera, todos intentando acercarse lo más posible. Era como si la ciudad entera hubiera desaparecido, y todo lo que existiera en ese momento fuera la masa de personas que esperaban ver a los chicos de la banda.

Michael, Nazar, Jaddiel y Allyn fueron los primeros en salir del vehículo. No tardaron en ser rodeados por las chicas y chicos que pedían fotos y autógrafos. Jaddiel, con su eterna sonrisa encantadora, se tomó un par de fotos con los fans mientras Michael hacía una especie de show, moviendo los brazos al ritmo de los gritos, como si se estuviera divirtiendo con la atención. Allyn, aunque un poco más tímido, también se mostró accesible, atendiendo amablemente a los seguidores que lo rodeaban.

Pero Lawrence y yo nos quedamos atrás. Vi cómo él parecía un poco más distante de la euforia que rodeaba a los demás. Los flashes seguían explotando, los gritos aumentaban en intensidad, pero Lawrence no parecía tan cómodo con todo eso. Mientras los otros chicos avanzaban, él se quedó a mi lado, con una ligera sonrisa en el rostro, pero sin moverse. De repente, un grupo de fans se acercó rápidamente hacia él, pidiendo una foto.

Vi cómo Lawrence accedía amablemente, posando para las fotos mientras no dejaba de observarme. Había algo en su postura, algo que me decía que no quería perderme de vista, como si estuviera consciente de que, en medio de todo ese caos, yo podía sentirme un poco perdido. Y la verdad, no estaba tan equivocado. El ruido, los gritos, las cámaras, todo eso me hacía sentir como si estuviera observando desde fuera, como si no encajara en ese mundo de luces y fama.

Finalmente, cuando la multitud comenzó a dispersarse, Lawrence me miró y se acercó, señalando la entrada.

—Vamos, Haus —dijo con voz tranquila, guiándome hacia la puerta del estudio.

Me sentí aliviado por su presencia. A pesar de que todos los demás parecían estar en su elemento, Lawrence estaba ahí, cerca de mí, como si supiera que este ambiente me resultaba abrumador. Caminamos juntos hacia el interior del edificio, donde el bullicio del exterior se desvaneció, reemplazado por el ajetreo controlado de los asistentes, el personal del programa y los miembros del equipo.

Dentro, todo era diferente. Las luces eran más suaves, las cámaras más discretas, pero el aire seguía cargado de esa energía que te decía que algo importante iba a suceder. En cuanto entramos, una estilista nos recibió con una sonrisa cálida.

—Hola, chicos, ¿listos para comenzar? —dijo, guiándonos hacia el área de maquillaje y vestuario.

Era como si todo estuviera perfectamente coordinado. Las chicas encargadas del peinado, la ropa y el maquillaje estaban listas, como si todo estuviera planeado hasta el último detalle. Mientras me sentaba frente al espejo, una de las maquilladoras comenzó a trabajar en mi rostro, ajustando algunos detalles para que luciera perfecto para la grabación. Aunque no estaba acostumbrado a que me trataran de esa manera, la atmósfera relajada me ayudaba a adaptarme a todo esto.

De reojo, vi cómo Lawrence también se sentaba en una silla cercana, dejándose atender por una estilista. No se apartó de mí ni por un momento, observándome como si fuera su responsabilidad asegurarme de que todo fuera bien. Quizás no lo decía en voz alta, pero su actitud lo dejaba claro. No iba a dejar que me sintiera solo en medio de este caos.

Mientras tanto, las chicas encargadas de la ropa me mostraban opciones y me preguntaban qué estilo me gustaría. Todo parecía estar diseñado para que me sintiera cómodo, como si fuera un miembro más de esa maquinaria perfectamente engrasada que es el mundo del espectáculo.

Cuando terminé con el maquillaje y el vestuario, Lawrence ya estaba listo también. La producción nos dirigió a la zona del escenario, donde la tensión en el aire era palpable. Pero algo había cambiado dentro de mí. Aunque mi mente seguía dando vueltas a todo lo que había descubierto sobre mi lugar en la banda, al menos en ese momento, sentí que no estaba tan perdido. Tenía a Lawrence a mi lado, guiándome, asegurándose de que no me desorientara. Por primera vez en todo este proceso, me sentí como si realmente estuviera encajando en algún lugar, como si tuviera un propósito, aunque aún no comprendiera del todo cuál era.

Al final, mientras las luces brillaban sobre el escenario y los micrófonos se ajustaban, me di cuenta de algo. Estaba aquí por una razón, y aunque mi historia aún no estaba completamente clara, en ese instante todo lo que tenía que hacer era seguir adelante. Y no lo haría solo. Lawrence, de alguna forma, ya había decidido acompañarme, no solo como compañero de banda, sino como guía en este extraño viaje.

Y eso, por ahora, era suficiente.

Los seis de la banda estábamos parados frente a una mujer elegante, la presentadora famosa, Isabella. Ella era una modelo de renombre y, al parecer, estaba acostumbrada a tener a los mejores músicos y celebridades a su lado. Isabella se veía impecable, con un vestido brillante que reflejaba las luces del estudio, y su presencia en el escenario era imponente. No pude evitar sentir una oleada de nervios al verla, con las cámaras enfocándonos, sabiendo que millones de personas en todo el mundo estaban viendo el programa en vivo.

Con una sonrisa radiante, Isabella nos miró a todos y luego, en un grito lleno de entusiasmo, dijo:

—¡Estamos junto con los chicos de Luminous Echo, la banda más escuchada en Inglaterra!

El grito de Isabella hizo que mi estómago se contrajera. Los flashes de las cámaras comenzaron a parpadear, y todo se sintió como un torbellino de luces y sonido. Michael, Nazar, Jaddiel, Allyn y Lawrence se veían cómodos, cada uno con una sonrisa en su rostro, acostumbrados al caos. Pero yo... yo no podía evitar pensar en la cantidad de personas que nos estaban observando, en la presión de estar frente a una cámara, con el mundo entero pendiente de cada palabra que pudiera salir de mi boca.

Mi respiración se aceleró un poco. Sabía que no podía dejar que los nervios me dominaran, pero estaba claro que, en ese momento, me sentía completamente expuesto. Justo cuando mi mente comenzaba a volverse un nido de pensamientos caóticos, sentí una mano en mi espalda.

—Tranquilo, Haus —me susurró Michael, con una sonrisa tranquilizadora mientras me daba una palmadita en la espalda—. Estás bien, no te preocupes.

Lo miré, agradecido por su gesto. Su cercanía me dio algo de consuelo, y un pequeño suspiro escapó de mis labios. En ese instante, sin embargo, noté que desde el otro lado de la habitación, Lawrence nos estaba mirando fijamente. Su expresión era difícil de leer, pero algo en su mirada me hizo sentir incómodo. Parecía... como si estuviera observando con una intensidad algo peligrosa.

Sus ojos estaban clavados en Michael, y esa fijación no pasaba desapercibida. Me di cuenta de que algo en él había cambiado, como si una chispa de celos hubiera encendido una llama dentro de él. La forma en que miraba a Michael me hizo pensar que no le gustaba mucho el gesto que había tenido con él, y la mirada que me lanzó después hizo que me sintiera aún más incómodo. Como si en ese mismo momento, todo el resto del mundo desapareciera, y solo existiéramos nosotros tres en esa pequeña burbuja.

Intenté concentrarme en lo que estaba sucediendo y, mientras el equipo de producción nos preparaba para sentarnos, me acerqué a Lawrence, tratando de encontrar algo de control en medio del caos. Sabía que necesitaba orientarme y, en cuanto vi la disposición del set, le susurré:

—Creo que deberíamos sentarnos allí —dije, señalando un pequeño sofá cerca del centro del escenario, a un lado de las cámaras.

Lawrence me miró fijamente, y, sin apartar la vista de mí, contestó, pero lo hizo de una manera sutil, sin mover mucho los labios, como si no quisiera que nadie más lo escuchara. No sé si lo hizo para que yo lo oyera o si era para asegurarme de que nadie más lo supiera, pero el tono en su voz era claro.

—Sí, al lado de mi —respondió, y su voz sonaba un poco más baja, pero estaba seguro de que quería que lo escuchara.

De alguna manera, todo eso me dejó claro que Lawrence quería estar cerca de mí, mucho más cerca de lo que había imaginado. Lo que me hizo sentir aún más confundido fue la forma en que lo dijo, con esa mezcla de certeza y una suavidad que no pasaba desapercibida.

Pero lo más extraño de todo fue cómo lo dijo, con una especie de desafío implícito. Quizás estaba tratando de asegurarse de que entendiera lo que estaba pasando, o tal vez simplemente se sentía celoso de la cercanía entre Michael y yo. Lo cierto es que la atmósfera en ese momento era tensa, y la mirada que me lanzó Lawrence, tan cargada de emociones, no me dejó tranquilo.

Por unos segundos, no supe cómo reaccionar, pero no dije nada. Mi mente seguía dando vueltas a todo lo que había sucedido, a la extraña tensión en el aire, y a esa conversación implícita que acababa de tener con Lawrence, todo mientras la presentadora seguía sonriendo y haciendo preguntas. Sabía que, a partir de ahora, tendría que manejar mucho más que la presión del programa y la multitud; también tendría que enfrentarme a lo que fuera que estaba ocurriendo entre Lawrence y yo. Y, por alguna razón, en ese momento, sentí que todo estaba a punto de cambiar. 

La energía en el estudio era electrizante. Las cámaras se enfocaban en nosotros mientras Isabella, la presentadora, nos saludaba uno por uno. Sus movimientos eran gráciles, como si estuviera acostumbrada a este tipo de atención. Se acercó a Michael, le dio un cálido saludo y un beso en la mejilla, y luego pasó a Nazar y Jaddiel, quienes la recibieron igualmente con sonrisas. Allyn, siempre un poco más tímido, parecía algo nervioso, pero Isabella lo hizo sentir cómodo con una sonrisa.

Luego, llegó el turno de Lawrence. Isabella, con una sonrisa coqueta y segura, se acercó a él y, en un gesto que claramente sorprendió a todos, le dio un largo beso en la mejilla. Fue un beso prolongado, casi como si el tiempo se detuviera en ese instante. Aunque la sonrisa de Lawrence era de agradecimiento y diversión, no pude evitar notar cómo sus ojos brillaban con algo más... como si el gesto tuviera un significado más profundo.

Eso fue suficiente para que una extraña sensación se apoderara de mí. Una mezcla de incomodidad y celos me recorrió. Vi cómo Lawrence parecía disfrutar de la atención, mientras yo, parado ahí, trataba de mantenerme neutral. Pero el hecho de que ella hubiera dado un beso tan largo a Lawrence me dejó una sensación de incomodidad que no pude ignorar. Mi pecho se apretó por un momento, y me costó un poco controlar los pensamientos que se agitaban en mi mente.

Finalmente, Isabella se acercó a mí, sacándome de mis pensamientos. Con una sonrisa cálida, me miró a los ojos, y la multitud comenzó a callarse un poco, anticipando lo que iba a suceder.

Isabella no tardó en notar mi nerviosismo y, con su tono amigable, me dijo:

—Y ahora, tenemos a alguien nuevo en el grupo, ¿verdad? —dijo, con una mirada curiosa, fijándose en mí. La multitud comenzó a gritar y a aplaudir, los flashes continuaron, pero mi corazón latía más rápido que nunca. Sabía que era mi turno.

En ese momento, me sentí como si estuviera en una especie de trance. El foco de la cámara estaba sobre mí, y todos los ojos de la audiencia, junto con los de mis compañeros, estaban fijos en mí. Intenté sonreír, pero mi timidez me hizo sentir como si las palabras no pudieran salir de mi boca.

—Sí... eh... —comencé a decir, algo nervioso, mientras una ligera sonrisa tímida se formaba en mi rostro—. Soy Hauser Selts.

Mi voz sonó más baja de lo que esperaba, pero las palabras estaban allí, y aunque mi cuerpo estaba tenso, al menos logré presentarme.

Isabella me observó por un momento, y la expresión en su rostro cambió a algo más cálido, como si estuviera analizando mi nerviosismo con una ligera curiosidad.

—Encantada de conocerte, Hauser —dijo ella, todavía sonriendo, pero con un aire de complicidad. La multitud, al ver mi nerviosismo, comenzó a aplaudir y gritar, lo que me ayudó a relajarme un poco.

A pesar de la calidez de Isabella, no pude evitar sentir que algo más estaba pasando, algo que tenía que ver con Lawrence. Sus ojos me seguían, y por un instante, noté que su expresión había cambiado. Había algo en su mirada, algo que no podía leer del todo.

Cuando me senté en el sofá, mi mente todavía estaba abrumada por las imágenes de Isabella y Lawrence, y de cómo él se había comportado. A medida que nos acomodábamos, no pude evitar notar cómo Lawrence se sentó justo al lado de mí, sin separarse de mí ni un centímetro. Sus ojos aún brillaban con una intensidad que no dejaba lugar a dudas sobre lo que pensaba.

La multitud seguía gritando, y la entrevista comenzó. Isabella preguntó a cada uno de nosotros sobre la banda, sobre nuestra música, y cómo nos sentíamos al ver nuestro éxito en Inglaterra. Pero, mientras todos respondían y bromeaban entre sí, no podía evitar sentir que algo más estaba en el aire. La química entre Lawrence y yo, aunque tensa, parecía tener una dinámica que nadie más parecía notar, y en mi interior, sentía que algo más estaba comenzando a desvelarse, algo que tendría que enfrentar más pronto de lo que pensaba.

Y todo eso, en medio de las cámaras, el sonido de la multitud y los flashes, se sintió como si fuera el principio de algo mucho más grande y complicado de lo que podía imaginar.


La cámara me apuntaba, y las luces brillaban a mi alrededor mientras Isabella me hacía una pregunta tras otra. Aunque la multitud gritaba y las cámaras destellaban, sentí como si el tiempo se hubiera detenido por un instante. Estaba rodeado de chicos increíbles que se habían convertido en mis compañeros, mis amigos. Todos me miraban con una mezcla de apoyo y curiosidad, pero yo, por dentro, seguía sintiendo una inquietud constante.

—¿Ya te has acostumbrado al grupo? —me había preguntado Isabella, con esa sonrisa tan característica de los presentadores, como si esperara una respuesta llena de confianza. Pero no podía evitarlo; mi mente era un torbellino de pensamientos.— ¿Vives lejos?¿Cómo te agreagron al grupo?

La verdad era que, a pesar de estar rodeado de ellos, de las cámaras, de los flashes, aún no me sentía del todo adaptado. Era una sensación rara, porque por dentro sabía que no podía haber tomado una mejor decisión que estar ahí, con ellos, en el grupo. Pero, al mismo tiempo, las dudas seguían rondando mi cabeza. A veces sentía que no era completamente parte de esa historia, de esa banda. Algo dentro de mí me decía que había algo más, algo que todavía no entendía del todo.

—No he estado tan acostumbrado aún, pero ellos son encantadores —dije con una sonrisa, mirando a los chicos. Les sonreí, y ellos me respondieron con miradas de apoyo. Sabía que era cierto lo que decía. Ellos me habían tratado como uno más desde el primer día, y poco a poco, me estaba acostumbrando a la idea de formar parte de algo más grande.

—Vivo a un par de calles de aquí, no vivo en una casa grande, no estoy acostumbrado a esto. Esto es nuevo para mí.—continué, alzando ligeramente la voz para que todos pudieran escucharme—. Y bueno, en realidad soy alemán, mi familia está allí. Pero me mudé aquí para estudiar.

Me vi obligado a sonreír tímidamente cuando vi la expresión de sorpresa en el rostro de Isabella. Su curiosidad me hacía sentir más cómodo, y me di cuenta de que el nerviosismo ya no era tan fuerte como antes. En parte, tenía ganas de contar mi historia, de dejar de ser el chico nuevo en la banda, de explicar cómo había llegado hasta allí. Isabella, al parecer, estaba encantada con la revelación, porque su expresión se iluminó aún más.

—¡Ooh, Hauser, eso es lindo! —dijo ella, como si acabara de descubrir algo fascinante. Todos se rieron suavemente, incluso yo, al ver cómo mi origen parecía sorprenderla.

—Es un detalle tan interesante —agregó con una sonrisa.

—Bueno —seguí, con una sonrisa más relajada—, estaba cantando en un bar, una noche cualquiera, y... Kyle me vio. Ella me escuchó cantar, y fue ella quien me propuso ser parte del grupo.

Pausé un momento, dejando que las palabras se asentaran en el aire. Miré a los chicos, que ahora sonreían como si compartieran conmigo ese mismo recuerdo. Sabían lo importante que había sido ese momento para mí. Era un giro inesperado en mi vida, un cambio tan grande que aún me costaba asimilarlo.

—La verdad es que no me esperaba algo así —agregué, mirando a Isabella, que me escuchaba atentamente, como si todo lo que decía fuera de su interés—. Pero al final, aquí estoy. Parte de este grupo increíble.

Los chicos sonrieron, asintieron, y sentí una especie de alivio al saber que, aunque todo parecía estar sucediendo muy rápido, ya formaba parte de algo real. Algo que no era solo música, no solo fama o luces. Era una conexión profunda, un propósito compartido.

La historia de cómo llegué hasta aquí seguía siendo algo fresco en mi mente. Aún no entendía del todo lo que significaba ser parte de esta banda, o lo que me esperaba en el futuro. Pero sabía que había algo especial en la forma en que Kyle nos había reunido, en la manera en que nos habíamos unido por algo más grande que todos nosotros.

Así que, mientras el set seguía lleno de luces y cámaras, con las voces de los fans resonando en el fondo, me sentí como si estuviera escribiendo mi propia historia, aún en sus primeros capítulos. Y aunque no conocía todo lo que vendría, sabía que este momento, esta banda, era donde debía estar.

El tiempo seguiría pasando, y la historia de Luminous Echo seguiría desarrollándose. Pero por ahora, esa era mi historia. Y estaba listo para seguir escribiéndola.


Los chicos sonrieron, asintieron, y sentí una especie de alivio al saber que, aunque todo parecía estar sucediendo muy rápido, ya formaba parte de algo real. Algo que no era solo música, no solo fama o luces. Era una conexión profunda, un propósito compartido.

La historia de cómo llegué hasta aquí seguía siendo algo fresco en mi mente. Aún no entendía del todo lo que significaba ser parte de esta banda, o lo que me esperaba en el futuro. Pero sabía que había algo especial en la forma en que Kyle nos había reunido, en la manera en que nos habíamos unido por algo más grande que todos nosotros.

Entonces, Isabella, con una sonrisa juguetona, me hizo una nueva pregunta:

—Y dime, Hauser, ¿cuántos años tienes?

Yo me detuve un segundo antes de responder.

—Tengo 18 años —respondí, no sin un poco de nerviosismo.

Isabella dejó escapar un pequeño grito de sorpresa, con la boca abierta.

—¡18 años! —dijo, claramente sorprendida—. ¡Eres el más joven de la banda! Jaddiel tiene 22, Michael también, Nazar tiene 21, Allyn también... y el más grande de todos es Lawrence, con 24 años. ¡Es muy tierno verte como el más joven!

Todos los chicos rieron al escucharla. Yo sonreí, algo tímido, pero disfrutando del momento.

—¡Me están poniendo nervioso! —comenté en broma, mientras todos reían con ganas.

Isabella, al ver la reacción de todos, no pudo evitar añadir un comentario divertido:

—Bueno, y además de joven, ¡eres muy guapo, como Lawrence! —dijo, guiñándome un ojo y luego mirando a los demás—. Perdón, chicos, sin ofender, ¿eh?

Todos se miraron entre sí, y luego ella agregó, con una sonrisa:

—Aunque, claro, ustedes también son lindos.

—¡Me volveré tímido! —respondí entre risas, con una sonrisa nerviosa, mientras todos explotábamos en carcajadas.

La atmósfera se sentía más relajada, más cercana, y aunque todo seguía siendo tan nuevo para mí, en ese momento supe que, con ellos, podía sentirme parte de algo más grande. La banda era mi familia, y ahora, por fin, estaba comenzando a adaptarme.

La cámara seguía enfocándome mientras Isabella me hacía más preguntas. La multitud a lo lejos se sentía distante, como si todo se hubiera vuelto un poco más claro en ese momento. La conversación fluía con naturalidad, y yo me sentía algo más relajado. Pero luego, Isabella hizo una pregunta que me sorprendió un poco.

—Hauser, te noto una gran conexión con los chicos, pero, ¿no te resulta un poco extraño que, de alguna forma, todos tengan una especie de "hermanos" invisibles en sus vidas? —dijo con una sonrisa curiosa.

Antes de que pudiera responder, Isabella, observando atentamente a Lawrence, soltó un comentario que me dejó completamente paralizado.

—Es que, sabes, te pareces mucho al chico que estaba con Lawrence en ese video... —comentó, señalando a Lawrence con un gesto de complicidad.

Mi cuerpo se quedó inmóvil, sin saber qué decir. El aire pareció volverse más denso. Vi cómo Lawrence, de inmediato, reaccionó de forma apresurada, saltando ligeramente y levantando las manos con un gesto de desespero.

—¡No! ¡Ese video que se filtró es falso! —exclamó, mientras se acercaba un poco más a Isabella, apoyando sus manos en sus cachetes, como si tratara de calmar la situación—. Yo estaba esa noche con mi novia. Si quieren, pregúntenle a ella. Hauser se había ido casi a medianoche.

Isabella lo miró sorprendida, claramente sin poder creerse lo que estaba escuchando.

—¿¡Estuviste con Hauser!? —preguntó, mirando a ambos chicos con los ojos muy abiertos.

Yo me sentí aún más incómodo, pero respondí rápidamente, tratando de suavizar el momento.

—Sí, estábamos practicando —dije con un tono casual, sin saber cómo manejar la repentina atención.

Pero, antes de que pudiera decir más, Michael intervino, y su voz llena de certeza rompió el silencio.

—Sí, es cierto —dijo Michael, mirando a Isabella con una sonrisa tranquilizadora—. Hauser estaba con Lawrence esa noche, pero estaban practicando. Yo estuve allí casi todo el tiempo. Es imposible que grabaran eso y yo no aparezca.

La declaración de Michael me sorprendió profundamente. Su apoyo, tan firme y desinteresado, me dio una sensación de ternura que no pude evitar notar. Lawrence también me sonrió con complicidad, como si ambos estuvieran cubriéndome.

Isabella parecía pensativa, como si todo lo que acababa de escuchar estuviera haciendo que cambiara su perspectiva. Se quedó en silencio por un momento, luego miró a todos los chicos con una expresión algo más seria.

—Bueno, quién sabe —dijo finalmente, con una ligera sonrisa de incertidumbre—. Tal vez lo que dicen sea cierto.

El ambiente quedó en silencio por un instante. Todos los chicos se miraron entre sí, compartiendo una mirada cómplice, pero no dijeron nada. Había una sensación en el aire, algo que solo nosotros entendíamos, como si todos en esa sala supiéramos que las cosas no siempre son lo que parecen, pero que la verdad, a veces, se oculta en los gestos más pequeños de apoyo.

Yo, por mi parte, me sentía agradecido de tener a los chicos a mi lado. Y aunque las dudas aún seguían rondando, algo en mi interior me decía que este grupo, más allá de la fama y la atención, era mi lugar.


       ਏਓ                                                           ਏਓ



La atmósfera en el set era relajada, pero la tensión seguía flotando en el aire. La conversación entre nosotros fluía con naturalidad, aunque había momentos en los que algo más se sentía, algo sutil pero presente. Michael, siempre con su estilo relajado, decidió recostarse un poco más cómodamente en el sofá. Apoyó su espalda en el respaldo y, sin disimular, extendió su brazo hacia mí, rodeando mi cintura con una mano de manera despreocupada.

El gesto me tomó por sorpresa, y de inmediato me sentí algo incómodo. No esperaba esa cercanía en ese momento, y aunque Michael lo hacía con la misma naturalidad con la que todo lo hacía, yo no pude evitar tensarme un poco. La cámara captó el gesto, pero no sabía si se notaba lo incómodo que me sentía.

Lawrence, que observaba todo de reojo, se percató rápidamente de lo que estaba sucediendo. Vi cómo su mirada se desvió hacia Michael y luego, con rapidez, hacia mí. En sus ojos brillaba una mezcla de curiosidad y protección, como si quisiera asegurar que todo estaba bien. Luego, miró a Isabella, como si estuviera esperando la siguiente pregunta, pero sin perder de vista lo que pasaba a su alrededor.

Isabella, al notar la mirada de Lawrence, aprovechó el momento para hacer una pregunta más directa, sabiendo que podía seguir profundizando en la dinámica del grupo.

—Lawrence —dijo ella, con una sonrisa intrigante—, ¿qué es lo que más te gusta de Hauser?

La pregunta flotó en el aire, y los dos nos miramos por un momento, quedando a una distancia de apenas unos centímetros. Yo, un poco sorprendido por la pregunta, no supe cómo reaccionar. Me sentí algo nervioso, pero también esperaba con cierta curiosidad la respuesta de Lawrence.

Lawrence, sin despegar la mirada de la cámara y sin mirar a Isabella directamente, respondió con una sonrisa suave.

—Todo de él —dijo, sin pensarlo demasiado.

Mi corazón dio un pequeño salto al escuchar sus palabras, y una sonrisa espontánea apareció en mi rostro. Me sentí algo avergonzado, pero al mismo tiempo, feliz por la sinceridad de su respuesta. Sabía que Lawrence tenía una forma de ser que podía ser directa, pero esa respuesta, tan sincera y sin rodeos, me tocó.

La habitación se llenó de un pequeño silencio tras su declaración, y los chicos, que ya se habían acostumbrado a nuestra dinámica, simplemente sonrieron de vuelta. Michael, aún con su brazo alrededor de mi cintura, me miró con una expresión de complicidad, como si todo fuera parte del juego.

Isabella, después de un momento, sonrió con una mezcla de asombro y diversión, notando cómo todo eso se había vuelto un pequeño "momento" entre nosotros.

Yo, mientras tanto, no pude evitar seguir sonriendo, sintiendo que este grupo, esta banda, no solo era un equipo de música, sino también una especie de familia donde todos se cuidaban unos a otros de maneras que a veces no eran tan obvias, pero que se sentían profundamente.

Isabella, que había estado observando atentamente a todos, fijó su mirada en Michael de manera algo diferente esta vez. Su expresión cambió, y una leve línea de incomodidad cruzó su rostro. Parecía que no estaba dispuesta a dejar pasar la oportunidad de preguntar algo más directo.

Con una mirada algo más firme, se giró hacia él y, sin perder el tono juguetón que siempre la caracterizaba, le lanzó la siguiente pregunta:

—Y tú, Michael, ¿qué es lo que te gusta? —preguntó, con una sonrisa desafiante que no disimulaba su curiosidad.

La pregunta cayó en el aire, y algo en la atmósfera cambió de inmediato. Yo, que aún me sentía algo incómodo por el gesto anterior de Michael, giré la cabeza para romper el contacto visual con Lawrence. Algo en el ambiente había cambiado, y sentí que había más tensión de la que había imaginado.

Lawrence, que había estado sonriendo y relajado hasta ese momento, dejó que su expresión cambiara al instante. Observó a Michael con atención, y su sonrisa desapareció poco a poco. Su mirada se volvió más fija, casi como si estuviera esperando una respuesta más profunda.

Michael, por su parte, se recostó un poco más en el sofá, relajado, como si no hubiera nada raro en la pregunta de Isabella. Tras una breve pausa, contestó con una voz tranquila y casi misteriosa:

—Quizá... hasta lo último de sus gustos —dijo, con una media sonrisa que podría haber sido tanto provocadora como sincera.

Isabella lo miró, claramente tocada por la respuesta, y su expresión se suavizó. Un pequeño brillo de ternura apareció en sus ojos, como si Michael le hubiera dicho algo completamente inesperado, pero hermoso. Se quedó en silencio por un momento, procesando la respuesta, hasta que de repente, la multitud que estaba detrás de las cámaras comenzó a gritar en una mezcla de emoción y asombro.

En medio del bullicio, alguien desde el fondo gritó con entusiasmo:

—¡Aaw!

La risa generalizó un poco el ambiente, y, por un instante, parecía que toda la sala estaba contagiada de esa energía tan única. Pero Lawrence, al notar la reacción de la multitud, se levantó y, con pasos rápidos, se acercó a Michael, sentándose junto a él en el sofá.

Al hacerlo, se acercó tanto que, al poner una mano sobre el respaldo del sofá, me empujó ligeramente hacia un lado, acortando la distancia entre él y Michael. Yo, algo desconcertado por el movimiento repentino, me sentí un poco más alejado de la situación, y, por un momento, no pude escuchar claramente lo que Lawrence y Michael se decían.

Era como si todo lo que había sucedido hasta ese momento, las bromas y las risas, se volviera más intenso, más cercano. Pero en ese instante, me di cuenta de que algo más estaba ocurriendo en la dinámica entre los chicos. Y aunque no entendía todo lo que estaba pasando, algo me decía que cada uno de nosotros tenía una forma especial de relacionarse con los demás, y que, de alguna manera, todo esto, aunque confuso, era parte de lo que nos unía.


Lawrence, al sentarse junto a Michael, no dejó de observarlo con intensidad. Tras sus palabras, se quedó unos momentos en silencio, su expresión cambiando drásticamente. Algo en su rostro pasó de la serenidad a una concentración inquietante.

Se recostó un poco hacia adelante, con los codos apoyados en sus rodillas, mirando al techo con una cara que reflejaba una mezcla de enojo y... bueno, mucho más enojo. Sus ojos, normalmente cálidos, ahora brillaban con una intensidad que podría haber sido interpretada como la mirada de un depredador, fija, profunda y, de alguna manera, inquietante.

El ambiente cambió por completo. Todos los ojos se dirigieron hacia él, como si esperaran que dijera algo más. Pero Lawrence no lo hizo. En lugar de eso, hizo un gesto con la boca, una especie de mueca que indicaba claramente molestia, como si algo lo hubiera irritado en ese preciso momento. Era como si la atmósfera, tan ligera hasta ese entonces, se hubiera oscurecido de repente.

La tensión creció en el aire, y aunque nadie dijo nada, todos los presentes en la sala pudieron sentir el cambio. Lawrence permaneció así por un moemnto largo, su mirada fija en el techo, el gesto en su rostro que decía más que mil palabras. La incomodidad de todos aumentó, pero, al mismo tiempo, algo nos decía que Lawrence estaba simplemente procesando algo, o quizás protegiendo algo que solo él entendía.

En medio de ese silencio, nadie se atrevió a interrumpirlo. Estábamos esperando a ver cómo se resolvería esa situación, pero por ahora, parecía que todos nos habíamos quedado en suspenso, sin saber muy bien cómo continuar después de ese gesto tan cargado de significados.


La sala estaba llena de risas y voces entrecortadas mientras el set seguía grabándose. Los chicos estaban en su habitual dinámica, pero yo,  no podía dejar de notar cómo la atmósfera cambiaba, cómo las miradas y los gestos sutiles empezaban a marcar la diferencia. Todo había estado fluyendo con naturalidad hasta ese momento, hasta que Michael, siempre tan relajado, puso su brazo alrededor de mi cintura, con una cercanía que me hizo sentir... algo incómodo, pero también un poco divertido.

Le susurré algo al oído, algo tan simple como una broma, y su risa tímida me hizo sonreír. Fue suficiente para que Lawrence, desde su asiento, nos mirara de reojo, pero no de cualquier manera. Sus ojos, normalmente tan suaves, ahora se veían como los de un depredador, llenos de celos y algo más que no podía describir. Me di cuenta de que algo había cambiado en su actitud, algo que estaba ocurriendo entre nosotros, pero no sabía qué exactamente. No pude evitar sentirme un poco extraño, como si de alguna manera hubiéramos trastornado el equilibrio que había existido entre nosotros hasta ese instante.

Lawrence no tardó en perderse en sus pensamientos, mirando al techo con esa expresión de molestia que ya era tan familiar. Él trataba de mantenerme apartado de Mich, pero no podía esconder lo evidente. Los celos lo consumían. Y mientras todo eso sucedía, Isabella trataba de mantener la calma, dirigiendo la conversación a las preguntas de las fans.

—Ahora las preguntas de las fans —dijo ella, dándonos la oportunidad de seguir con la grabación.

No quería dejar de pensar en lo que acababa de suceder. Miré a Michael y a Lawrence, pero era difícil concentrarse en la grabación cuando el aire estaba tan cargado. Había algo entre nosotros, algo que no entendía del todo.

Isabella, aprovechando el momento para redirigir la atención, se volvió hacia Lawrence y le preguntó:

—Lawrence, ¿qué opinas sobre la pregunta de las fans? ¿Tienen un álbum nuevo?

La pregunta era directa, pero Lawrence parecía no escucharla. Él seguía mirando al suelo, evitando el contacto visual. Su respuesta fue vacilante, tartamudeando mientras su mirada no dejaba de dirigirse hacia Michael y a mí, que seguíamos compartiendo una broma.

—Eh... sí... estamos... apenas... —contestó, claramente malhumorado, con el tono que ya empezaba a ser familiar para todos.

Yo no podía evitar sonreír, un poco por la situación, un poco por la frustración evidente de Lawrence. La verdad es que no entendía bien qué estaba pasando, pero estaba claro que las emociones dentro del grupo estaban comenzando a hacer mella en todos nosotros.

Allyn, al ver que Lawrence no respondía como esperábamos, intervino para completar la respuesta.

—Sí, estamos trabajando en un nuevo álbum —dijo ella, buscando traer algo de calma a la situación.

Pero mientras Allyn terminaba de hablar, mi mente seguía dando vueltas sobre lo que había sucedido entre Michael y yo, sobre lo que Lawrence había sentido. Este momento podría haber sido uno más en nuestra carrera, pero algo dentro de mí me decía que, en ese instante, estábamos escribiendo nuestra propia historia, una historia que no necesariamente podría ser entendida por todo el mundo, pero que para nosotros era profundamente significativa.

Las cámaras seguían grabando, pero por dentro sentía que las luces y las cámaras ya no importaban tanto. Todos estábamos más enfocados en lo que había entre nosotros, en lo que nos unía y, al mismo tiempo, nos separaba.

La grabación seguía su curso, entre risas y preguntas de las fans, pero entonces una de ellas hizo algo que no me esperaba. La pregunta fue directa, un poco inesperada, y me tomó completamente por sorpresa.

—¿Cuál es tu género? ¿Te gustan los hombres o las mujeres? —preguntó una voz desde la multitud, y aunque sonaba como una pregunta más, la verdad es que esa pregunta me desconcertó. No estaba preparado para responder algo tan personal en ese momento, especialmente en un ambiente tan público, donde las cámaras estaban grabando cada uno de mis movimientos.

Me quedé en silencio por un segundo, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. No esperaba esa clase de pregunta, ni mucho menos me sentía preparado para compartir algo tan íntimo frente a todos.

Sentí la mirada de Lawrence en mí, dirigida con una intensidad que no me pasó desapercibida. Sus ojos, usualmente tan tranquilos, ahora estaban llenos de algo más... no sabía bien qué, pero me incomodó. Sabía que su mirada estaba sobre mí, analizando cada una de mis reacciones, y eso solo aumentaba mi incomodidad.

Respiré profundamente y traté de formular una respuesta que no revelara demasiado. Al final, lo único que pude decir fue:

—Aún no lo sé... —contesté, con una pequeña sonrisa nerviosa, tratando de esconder lo que realmente pensaba. —Digo, no quiero dejarlo como un misterio, pero lo estoy descubriendo.

La mentira salió tan naturalmente, tan rápidamente, que ni siquiera me di cuenta de lo que estaba haciendo. No era que estuviera mintiendo exactamente, pero no estaba preparado para hablar de ello tan abiertamente. Aquel término que rondaba mi mente, "gay", no era algo que pudiera compartir con facilidad, no aquí, no ahora. Era muy temprano para mí, demasiado pronto para ser tan honesto en ese tipo de entorno.

A medida que terminé de hablar, me di cuenta de que mi cuerpo estaba más tenso de lo normal, mi corazón latía con fuerza, y los ojos de Lawrence seguían fijos en mí, como si esperara una respuesta diferente, algo más claro. Mi mente seguía dando vueltas a lo que acababa de decir, sintiéndome más expuesto de lo que había querido estar.

Lo que había dicho no era la verdad completa, pero era lo único que podía compartir en ese momento. Algo me decía que, tal vez, algún día podría ser más abierto sobre ello, pero no era el momento adecuado. Por ahora, prefería seguir descubriéndome, sin presiones, sin etiquetas.

Las cámaras seguían grabando, las sonrisas continuaban, pero dentro de mí había una sensación extraña, algo que me decía que la historia de Luminous Echo no solo era sobre la música, sino también sobre quiénes éramos en realidad, y todo lo que eso implicaba.


Las horas pasaron rápido, pero la tensión en el aire era palpable. Desde que esa pregunta había quedado flotando en el aire, Lawrence no había dicho ni una palabra. Se había cerrado en sí mismo, y su actitud había cambiado por completo. Durante el resto del programa, él había permanecido callado, sumido en sus pensamientos. Yo, por mi parte, trataba de seguir el ritmo, pero el silencio de Lawrence me incomodaba cada vez más. Sabía que estaba algo celoso, aunque no sabía exactamente por qué, pero no me atrevía a preguntar.

Isabella, al darse cuenta de que la grabación había llegado a su fin, rompió el silencio y trató de aligerar el ambiente.

—Bueno, todas esas preguntas no serán contestadas —dijo con una sonrisa, aunque sus palabras no lograron desactivar completamente la tensión. —La hora pasó volando, y ya terminamos el programa. Así que, despedimos a Luminous Echo, y estaremos esperando su nuevo álbum que se acerca. ¡Gracias por estar aquí!

Sus palabras, aunque amables, no lograron aliviar el peso que se había instalado entre nosotros. Miró a todos, a cada uno de nosotros, pero noté que Lawrence no le sonrió, como si estuviera en otro lugar, completamente desconectado del momento.

Nos levantamos lentamente, diciendo las palabras que esperábamos:

—Gracias por invitarnos.

La despedida era casi automática. Me acerqué a Isabella para darle un beso en la mejilla, una despedida cordial, pero en cuanto lo hice, vi a Lawrence en el fondo, mirando al frente con una expresión cerrada. No le gustaba lo que veía, lo notaba claramente. Él no miró hacia nosotros, ni siquiera cuando me despedí. En lugar de eso, levantó la mano a la multitud y a Isabella sin decir una palabra, mientras se acomodaba la ropa, evitando cualquier contacto visual.

El ambiente seguía tenso, aunque estábamos todos tratando de sonreír para salir bien en las cámaras. La grabación había terminado, pero la verdadera historia, la que estaba entre nosotros, seguía allí, esperando a ser entendida.

Nos fuimos del set en fila, caminando hacia el vestíbulo como si estuviéramos separados por un abismo invisible. Yo trataba de concentrarme en lo que venía después, en lo que sucedería con el álbum, pero mi mente no podía dejar de pensar en lo que había pasado en tres horas, en esa mirada de Lawrence, en sus celos.


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Perdón si hubo confusión o algo así🥺



                                                                             Bye Readers!!

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