CᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 29: Dᴇꜱɢᴀʀʀᴀᴅᴏꜱ🦋
Capítulo dedicado como siempre será: @onefiction_inthe_am Ya no sé que decirte. Te amo. Es todo lo que puedo decír entre el cariño que te tengo.
Espero que estés bien por allá, que no quiero que las llamas te quemen. :C
De repente, Law se detuvo en seco, apoyándose en sus rodillas. Lo miré confundido, pero antes de decir algo, comenzó a toser, primero de forma leve, y luego con una intensidad que me alarmó.
—¡Law! —me acerqué de inmediato, agachándome a su lado—. ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?
Él levantó una mano, como intentando calmarme, aunque seguía tosiendo. Su rostro estaba ligeramente enrojecido, y podía sentir cómo mi pecho se tensaba de preocupación.
—Solo... dame un segundo... —logró decir entrecortadamente.
—¿Un segundo? ¡Law, pareces a punto de colapsar! Siéntate un momento, respira...
Él se enderezó, esforzándose por recuperar el aliento. Me miró con una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora, aunque no logró engañarme del todo.
—¿Ves? Ya estoy bien —dijo con voz ronca, pero firme. Luego, con ese brillo característico en sus ojos, añadió—: Aunque debo decir... si esto es lo que hace falta para que me mires así de preocupado por mí, tal vez debería toser más seguido.
—¡No digas tonterías! —le respondí, sintiendo un nudo en la garganta, aunque mi tono salió más severo de lo que esperaba—. ¿Estás seguro de que estás bien?
Él me observó por un momento, sus ojos suavizándose, y luego dio un paso hacia mí, colocando una mano ligera en mi hombro.
—Boolabit, no te preocupes tanto. Te lo dije antes, ¿no? Todo es mejor contigo. Incluso cuando soy un desastre.
Sentí que algo se agitaba en mi pecho, pero antes de que pudiera decir algo, Law me dio un ligero empujón y salió corriendo nuevamente, esta vez riendo como si nada hubiera pasado.
—¡Hazel! —grité, indignado—. ¡No corras! ¡Podrías marearte o peor!
—¡El que se queda atrás sigue siendo un huevo podrido! —me respondió sin mirar atrás, su voz llena de esa energía que siempre parecía interminable.
—¡Law, por el amor de...! —empecé, corriendo tras él con el ceño fruncido—. ¡Te juro que si te caes no pienso recogerte!
Pero por dentro no podía evitar sonreír, porque, aunque me preocupaba, Law siempre sabía cómo devolverme la calma... a su manera impredecible y única.
De repente, Law comenzó a toser de nuevo, y en medio del esfuerzo, tropezó con una raíz y cayó de rodillas.
—¡Law! —grité, deteniéndome en seco, pero en cuanto lo vi levantarse de inmediato y seguir corriendo, me doblé de la risa.
—¡Eres un desastre andante! —solté entre carcajadas, apenas logrando mantener el ritmo detrás de él.
—¡Cállate, Haus! —gritó, girando la cabeza hacia mí con una sonrisa desafiante, mientras seguía adelante.
A pesar de su torpeza inicial, seguía ganándome.
—¿Cómo es posible que me estés dejando atrás? ¡Acabas de besar el suelo!
—¡Es porque soy increíble! —respondió, riendo y sacándome la lengua.
—¡Increíblemente torpe! —repliqué, aunque no podía dejar de reír mientras intentaba alcanzarlo.
Con un último esfuerzo, logré alcanzarlo, agarrándolo del brazo mientras corríamos.
—¡Te atrapé, tropiezo andante! —le dije, riendo mientras trataba de recuperar el aliento.
Law frenó de golpe y se inclinó hacia adelante, llevándose las manos a las rodillas.
—¡Joder, mis rodillas! —se quejó, con una mueca exagerada—. Creo que me las dejé en la raíz junto con mi dignidad.
—¿Dignidad? —me burlé, soltando una carcajada—. ¿Quién necesita dignidad cuando corres como un pato descoordinado?
Él me lanzó una mirada de falsa indignación, pero luego, su expresión se suavizó. Se enderezó lentamente y me miró a los ojos con una ternura que no esperaba.
—¿Sabes, Boo? —dijo, con una sonrisa casi melancólica—. Podría tropezar mil veces más si eso significa tenerte riendo así cerca de mí. Porque, honestamente, tu risa es de las cosas más bonitas que he escuchado en mi vida.
Mi corazón pareció detenerse por un instante. Me quedé quieto, atrapado en esas palabras, en su mirada, incapaz de responder.
—Hazel, yo... —empecé a decir, pero él dio un paso hacia mí, colocando una mano ligera en mi hombro.
—Es la verdad. Aunque seas un fastidio —añadió con una sonrisa traviesa, y en un instante, antes de que pudiera reaccionar, dio media vuelta y salió corriendo como un rayo.
—¡Te engañé! —gritó entre risas, aumentando la velocidad y dejándome muy atrás.
—¡Law, eso no se vale! —grité, aunque todavía estaba procesando lo que acababa de decirme, sintiendo cómo el calor subía a mis mejillas.
A lo lejos, su risa resonaba como un eco, mientras yo quedaba ahí, dividido entre la frustración y el calor inexplicable que me dejó su confesión disfrazada de broma.
—¿¡Por qué no te cansas, maldita sea!? —le grité, jadeando, sintiendo cómo el aire ardía en mis pulmones mientras trataba de alcanzarlo.
Law, siempre el eterno imprudente, se giró mientras corría, avanzando hacia atrás como si no estuviera a punto de desplomarse. Su sonrisa traviesa era casi un desafío, y sus ojos brillaban con esa chispa que siempre lograba sacarme de quicio y, al mismo tiempo, me desarmaba.
—¡Porque tú me das las fuerzas, Boolavit! —gritó con un acento francés al decír el apodo. Su voz resonando clara, como si esas palabras estuvieran cargadas de una verdad más profunda de lo que parecía.
Por un instante, mis pasos vacilaron. Esas simples palabras me golpearon como un vendaval. No esperaba algo así en medio del caos.
—¡¿Qué...?! —balbuceé, sin poder evitar que una risa escapara de mis labios, aunque mi pecho seguía tenso por su inesperada declaración.
Desde delante, Law soltó una carcajada mientras volvía a girarse para correr hacia adelante, como si supiera exactamente el efecto que había causado en mí.
—¡Idiota cursi! —grité, todavía riendo a pesar de mi falta de aliento. Mis piernas estaban a punto de rendirse, pero la risa me llenó de energía suficiente para seguir tras él.
—¡Admite que te encantó! —respondió a lo lejos, su voz llena de diversión mientras aceleraba, dejándome aún más atrás.
—¡Voy a golpearte si te atrapo! —amenacé entre risas, aunque sabía que no lo decía en serio.
Law siguió corriendo, su figura alejándose colina abajo, y yo, aunque exhausto, no podía dejar de sonreír mientras intentaba alcanzarlo. Porque, como siempre, incluso en los momentos más simples, Law encontraba la manera de convertirlo todo en algo especial.
Después de más de veinte minutos corriendo como locos, Law finalmente frenó en seco.
—¡Ahí están! —exclamó, señalando hacia adelante. A lo lejos, los otros chicos estaban parados junto a un auto, esperándonos con expresiones que variaban entre paciencia y resignación.
Llegué unos segundos después, completamente sin aliento, con el pecho ardiendo y el sudor empapando mi camisa. Me incliné hacia adelante, apoyando las manos en mis rodillas mientras intentaba recuperar el aire.
—Law... —susurré, jadeando—. No vuelvo... a correr... contigo... nunca más.
Law me miró con esa sonrisa ladina que nunca desaparecía, se inclinó hacia mí y, con un tono burlón pero triunfante, dijo:
—Perdiste.
Antes de que pudiera responderle, la voz de Allyn rompió el momento:
—¿Hicieron corridas sin mí? —preguntó, fingiendo estar ofendido mientras cruzaba los brazos—. Eso hiere mis sentimientos.
Law soltó una carcajada, mientras yo me enderezaba lentamente, todavía tratando de respirar.
—Relájate, Allyn, no fue planeado —dijo Law, encogiéndose de hombros como si nada.
Kyla, que estaba recargado contra el auto con una mirada claramente molesta, interrumpió:
—¿Dónde estuvieron? ¡Los hemos estado esperando por casi una hora!
Señaló hacia el horizonte, como si las palabras no fueran suficientes para expresar su frustración.
—Y las fans... llevan esperando más de dos horas allá afuera. ¿Son conscientes de eso? ¡Es un concierto, no un maratón!
Yo levanté una mano débilmente, aún sin aliento.
—Culpa... de Law... —murmuré, apuntándolo mientras él sonreía como si hubiera ganado un trofeo.
Mich suspiró y negó con la cabeza.
—En serio, ustedes dos... Váyanse al auto antes de que se desate una revolución ahí afuera.
—¿Qué? ¿No hay premio por llegar últimos? —bromeó Law, haciendo que Allyn soltara una carcajada y Mich apretara los labios como si estuviera decidiendo si reír o no.
Yo simplemente rodé los ojos mientras seguía a los demás hacia el auto, jurándome a mí mismo que no volvería a caer en las locuras de Law... al menos por un tiempo.
Mientras subíamos al auto, Kyla todavía nos miraba con esa mezcla de exasperación y autoridad que siempre lograba hacernos sentir como niños regañados.
—¿De verdad pensaron que esto era una buena idea? —preguntó mientras cerraba la puerta del conductor de un golpe.
—No exactamente —respondió Law, recostándose en el asiento trasero con una sonrisa inocente—. Pero fue divertido, ¿no, Boo?
Lo fulminé con la mirada desde mi asiento, aún sin poder creer que estaba tan fresco después de todo lo que corrimos.
—¿Diversión? Estoy al borde de la muerte, Law. ¿Eso te parece divertido? —respondí, todavía tratando de calmar mi respiración.
Allyn, sentada a mi lado, sacudió la cabeza mientras revisaba algo en su teléfono.
—Bueno, al menos uno de ustedes parece haberlo disfrutado —murmuró con una sonrisa torcida—. Pero Kyla tiene razón. Las fans están impacientes, y si seguimos así, probablemente terminen atacando el auto.
Mich se giró desde el asiento del conductor, señalándonos con el dedo.
—Exacto. Así que más les vale que estén listos para subir al escenario en cuanto lleguemos. Nada de excusas, nada de quejas. ¿Entendido?
—Sí, capitana. —respondió Law con un saludo exagerado, lo que hizo que kyla bufara.
El auto comenzó a moverse, y mientras avanzábamos, la conversación se relajó un poco. Allyn seguía revisando mensajes de las redes sociales, Mich conducía en silencio, y yo intentaba no quedarme dormido, con la cabeza apoyada en la ventana.
Law, por supuesto, no podía dejar pasar la oportunidad de hablar.
—Por cierto, Haus, ¿te das cuenta de que me debes algo por haberte motivado a correr tanto? —dijo con una sonrisa descarada, inclinándose hacia mí desde su asiento.
—¿Motivado? ¿Llamas motivación a casi matarme? —respondí, mirándolo con incredulidad.
—Lo llamo inspiración. Admito que fue una estrategia brillante.
—Eres insoportable.
—Y tú eres demasiado lento —bromeó, riendo.
Allyn dejó escapar una risa por lo bajo, sin apartar la vista de su teléfono.
—Por lo que leo aquí, las fans se están volviendo locas por ustedes dos. Alguien grabó parte de su "maratón" y ya es viral.
Kyla se quejó desde el volante.
—Perfecto. Eso es justo lo que necesitamos: que las redes hablen más de sus tonterías que del concierto.
Law parecía encantado con la idea.
—¿Viral, dices? —preguntó con una sonrisa orgullosa.
—Sí, viral —confirmó Allyn, rodando los ojos—. Pero no te emociones tanto, algunas fans están furiosas porque los hiciste esperar.
—Lo compensaremos con un gran espectáculo, ¿verdad, Haus? —dijo Law, mirándome con una sonrisa tan confiada que no pude evitar suspirar.
—Eso espero. Porque si no, puede que la próxima carrera sea para escapar de ellas.
Todos rieron, incluso Kyla, aunque intentó disimularlo. Y mientras el auto avanzaba hacia el lugar del concierto, no pude evitar pensar que, a pesar de todo el caos, las cosas siempre eran más interesantes con Law alrededor.
Había algo en el aire esa tarde, algo que siempre ocurría cuando estábamos juntos. No importaba si estábamos cansados, corriendo como locos o atrapados en medio de bromas interminables. Siempre había algo que hacía que el caos valiera la pena.
Estábamos ya dentro del auto, las risas aún flotando alrededor, pero a pesar del cansancio, una sonrisa no me la podía quitar. Claro, Law estaba siendo su típico yo, y por alguna razón, eso siempre me hacía sentir como si nada en el mundo pudiera sacarme de ese momento.
De repente, me lanzó un comentario sin previo aviso, su voz llena de esa malicia traviesa que nunca podía dejar atrás.
—¿Sabes, Haus? Creo que has ganado un nuevo apodo. ¿Qué te parece "Boolavit"?
Mantuve mi mirada fija en él, intentando procesar lo que había dicho, pero la confusión rápidamente se transformó en incomodidad. No era el tipo de apodo que esperaba, pero bueno, con Law nunca se sabe.
—¿"Boolavit"? —respondí, levantando una ceja—. Ya me decías así antes. ¿Y que demonios significa?
Antes de que pudiera entender bien lo que pasaba, Kyla, que parecía un poco más molesta que de costumbre, se metió en la conversación.
—¿Qué carajo es "Boolavit"? —dijo, casi alzando la voz, mientras nos lanzaba una mirada de incomodidad.
Law no perdió tiempo, inclinándose hacia atrás con esa sonrisa suya tan confiada.
—Es un apodo que me inventé para Haus. Tiene un toque especial, ¿no? —dijo, disfrutando de la confusión que acababa de crear.
Kyla, evidentemente no tan impresionada con la idea, no tardó en reaccionar.
—¿Apodo? ¡Eso es un horrible apodo! —comentó, con esa actitud suya de siempre.
Yo, honestamente, estaba a punto de soltar alguna broma para suavizar las cosas, pero en cuanto vi la mirada de Law, supe que era mejor dejarlo tranquilo. Se giró rápidamente hacia Kyla, una chispa de desafío brillando en sus ojos.
—¡Oye, no lo llames horrible! —respondió, con ese tono de protector que nunca me esperaba de él, pero que lo hacía aún más Law—. ¡Es mucho mejor que muchos otros apodos ridículos que escuché por ahí!
Un suspiro escapó de mis labios mientras intentaba calmar el ambiente.
—Relájate, Law, no hace falta que te pongas así —dije, casi de forma automática. Ya conocía cómo se ponía cuando alguien criticaba sus ideas, incluso si esas ideas implicaban llamarme de una forma rara.
Allyn, que había estado escuchando todo en silencio, finalmente intervino. Y cuando lo hizo, se notaba que tenía en mente algo bastante gracioso.
—Hausrence Seltwen—dijo, como si fuera un susurro estratégico, y todos en el auto lo escuchamos claramente.
Kyla giró hacia ella, un poco molesta, y le dio un codazo, como si estuviera tratando de callarla.
—¡Cállate! —dijo, con una mueca.
Pero Allyn no tenía ninguna intención de detenerse y dejó que su sonrisa se ampliara aún más.
—¿Por qué callarme? Es un hecho —respondió, divertida, mientras Kyla se daba vuelta, evidentemente avergonzada por lo que acababa de decir.
Kyla, no dispuesta a dejar que eso pasara sin comentario, bufó y cruzó los brazos.
—Es absurdo el shippeo de esos dos —murmuró, mirando por la ventana.
Law, por supuesto, no iba a dejar pasar la oportunidad de responder. Estaba claro que disfrutaba de tener toda la atención sobre él.
—No es absurdo —dijo, casi como una afirmación tajante—. De hecho, estoy bastante orgulloso de cómo lo llevo.
Yo me recosté en mi asiento, exhalando profundamente. Sabía que las bromas entre todos siempre iban a seguir, sin importar cuán ridículas fueran. De alguna manera, esas conversaciones absurdas, las bromas y las pequeñas rivalidades, eran las que hacían que todo fuera más interesante. Aunque no pudiera evitar un ligero sonrojo cuando pensaba en ese "shippeo", en el fondo, me hacía sentir algo... cálido.
Levanté los ojos y vi a Law, su sonrisa un poco más suave de lo que normalmente era, aunque todavía desbordando confianza. ¿Sería un absurdo, un apodo tonto, una broma estúpida? Tal vez. Pero estaba claro que había algo especial en esos momentos, algo que siempre me mantenía a su lado, aunque ni yo mismo pudiera explicarlo.
—Ya basta, chicos, ¿pueden calmarse un poco? —dije, tratando de relajarnos un poco, aunque en el fondo disfrutaba de todo el caos.
La risa en el auto continuó, y por más que pensara que todos estábamos fuera de control, sabía que, al final, esas pequeñas locuras eran lo que nos unía.
El ambiente en el auto seguía siendo el mismo: una mezcla de risas y bromas, pero había algo más en el aire, una tensión sutil. El nombre "Hausrence Seltwen" seguía rondando en mi cabeza. No sabía si realmente me gustaba, pero al escuchar a Allyn decirlo con esa actitud juguetona, me hizo sentir algo incómodo, aunque no podía negar que, en el fondo, me divertía un poco. Law parecía disfrutarlo, lo que, a su manera, hacía que las cosas fueran... interesantes.
Kyla, que no parecía tan entusiasmada con todo el asunto, bufó con fuerza y cruzó los brazos.
—¿En serio? —murmuró, mirando al frente, claramente irritada—. Este "shippeo" es ridículo.
La incomodidad en su voz era clara. Sabía que Kyla nunca había sido muy fan de esas bromas sobre nosotros dos, y siempre terminaba poniendo un poco de distancia cuando el tema surgía. No podía culparla, aunque me sorprendía lo mucho que le molestaba. A veces me preguntaba si era una especie de resistencia a aceptar lo que estaba pasando o simplemente no soportaba las bromas, pero no podía negar que sentía un poco de presión por la situación.
—¿Por qué te molesta tanto, Kyla? —preguntó Law, medio divertido y medio confundido—. Es solo una broma.
Kyla giró hacia él con los ojos entrecerrados, claramente molesta.
—No es solo una broma, Law. No todo el mundo piensa que es divertido. Deberías ser más respetuoso con las personas.
La atmósfera en el auto se volvió tensa por un segundo. Yo, que estaba intentando evitar una conversación incómoda, miré a Kyla con cuidado. Sabía que, en el fondo, no era que odiara a Law o que tuviera algo en contra de él. Más bien, se trataba de algo más profundo.
—¿Respetuoso? —dijo Law, con una ligera sonrisa, como si no entendiera del todo—. Pero, ¿por qué no lo tomas como lo que es, Kyla? Es solo una broma.
Kyla suspiró, el enojo en sus ojos era palpable.
—No, Law, es que me cansa la homofobia implícita en todo eso. ¿Por qué siempre tienen que burlarse de lo que no entienden?
La seriedad en su tono me hizo detenerme, y de repente, me sentí atrapado entre ambos. Sabía que Kyla no estaba equivocada, pero también conocía a Law lo suficiente para saber que no tenía malas intenciones. Sin embargo, el tema seguía ahí, flotando, y era difícil no sentirse incómodo.
—Kyla, no es eso —respondí, tratando de calmar la situación—. No creo que Law lo esté diciendo en mal plan. Solo está bromeando.
Kyla me miró de reojo, pero se relajó un poco. A veces, parecía que la frustración que sentía hacia el "shippeo" entre Law y yo venía de algo más profundo, algo que no siempre era fácil de abordar.
—No lo sé, Haus —dijo, su voz más baja ahora, pero aún con una leve incomodidad—. Simplemente me molesta que, en vez de tomarlo en serio, lo minimicen.
Law, por su parte, dejó de sonreír de inmediato. No era común que se quedara callado por tanto tiempo, pero cuando lo hacía, era porque la situación lo pedía. Se giró hacia Kyla con una expresión menos juguetona y más seria.
—Te prometo, Kyla, que no era mi intención faltarte al respeto —dijo con tono calmado—. Solo... a veces me cuesta entender cómo ciertas cosas pueden molestarte tanto.
Kyla no respondió de inmediato, pero su rostro se suavizó un poco, como si al menos pudiera ver que Law estaba siendo genuino en su intento por aclarar las cosas. El aire se volvió más pesado, pero al menos ya no estaba tan cargado de tensión.
Allyn, que había estado en silencio todo el tiempo, decidió intervenir con su habitual tono despreocupado.
—Chicos, ya basta de dramas. Al final, todo esto no es más que un par de bromas tontas entre amigos, ¿no?
Eso rompió la tensión en el aire y nos hizo reír, aunque no completamente. Kyla, que había estado visiblemente molesta, dio un suspiro profundo y se recostó en su asiento, mirando por la ventana. La incomodidad seguía flotando, pero al menos el tema de la homofobia se quedó en el aire sin más repercusiones.
Law me miró por encima de su hombro, con una ligera sonrisa.
—¿Te sigues molestando con eso, Hausrence Seltwen? —dijo en tono burlón, sin saber si lo hacía para aligerar el ambiente o si simplemente disfrutaba de mi incomodidad.
—Cállate, Law —respondí, sin poder evitar sonrojarme ligeramente.
Y, mientras el auto avanzaba hacia el concierto, las tensiones disminuyeron, pero algo me decía que Kyla no olvidaría fácilmente la conversación que acabábamos de tener. En el fondo, me sentí agradecido de tener a amigos que, aunque no siempre entendieran o aceptaran todo, se preocupaban lo suficiente como para cuestionar las cosas. Al final, ese tipo de conversación era necesario para que todos pudiéramos seguir adelante, aunque fuera incómoda en el momento.
Law, por supuesto, no parecía afectado en lo más mínimo. Y yo... bueno, al menos el "Hausrence Seltwen" ya no parecía tan ridículo en mi mente.
El ambiente se había calmado un poco, pero la tensión seguía flotando, como un aire denso. Estábamos todos callados, cada uno en su mundo, cuando Law, con su típica actitud relajada, se giró hacia mí con una sonrisa. Algo en su mirada me hizo saber que estaba a punto de decir algo que solo él podría decir.
—¿Sabes, Haus? —comenzó, su voz suave, pero firme—. Eres increíble. En serio. Siempre logras sorprenderme, no importa lo que pase. Es como si el mundo se detuviera cuando estás cerca, como si todo tuviera más sentido. No sé, es algo que no puedo explicar muy bien...
El calor subió a mis mejillas al escucharlo. No era algo que me dijera todos los días, y cuando lo hacía, sus palabras siempre llegaban de una manera que me dejaba sin aliento, como si no estuviera preparado para ello. Miré hacia otro lado, tratando de ocultar lo mucho que esas palabras me afectaban, pero sentí cómo mi pecho se apretaba. No sabía qué hacer con lo que estaba sintiendo.
Kyla, sin embargo, no tardó en interrumpir, su tono brusco y molesto.
—Ay, por favor, basta. ¿En serio, Law? Qué bonito todo, pero no es necesario ser tan... tan... exagerado con él —dijo, casi soltando las palabras como si estuvieran llenas de veneno.— Parecen unas de esas parejitas de 'Gays'. Que asco dan.
Su comentario me golpeó como un balde de agua fría. No entendía por qué me decía eso, pero de alguna manera, la forma en que lo dijo, tan despectiva, me hizo sentir pequeño. Mis manos comenzaron a sudar, y sin pensarlo, me aparté un poco de Law, mi cuerpo alejado del suyo como si la cercanía me quemara de repente.
Law notó mi reacción inmediatamente. Sus ojos se oscurecieron un poco, como si quisiera decir algo, pero sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta. Abrió y cerró la boca, intentando encontrar las palabras correctas, pero nada parecía encajar. Por un momento, me sentí invisible, como si todo lo que había sentido en esos segundos con Law ya no tuviera sentido.
—Haus... —susurró, pero mi mente ya no estaba en la misma sintonía. Sentí cómo me distanciaba aún más, aunque no quería. Lo único que quería era que las cosas volvieran a ser como antes, que las palabras de Kyla no me hubieran tocado tanto.
Allyn, que hasta ese momento había permanecido en silencio, finalmente no pudo contenerse. Su voz sonó firme, como un rayo en medio de la tormenta.
—Eso es algo homofóbico de tu parte, Kyla —dijo, mirando a la chica con una expresión seria, casi desafiante—. No sé si te das cuenta de lo que acabas de decir, pero está mal.
Kyla, sorprendida por la intervención de Allyn, desvió la mirada, como si intentara evitar la confrontación. Yo, por mi parte, ni siquiera supe cómo reaccionar. Las palabras de Allyn me dolieron tanto como las de Kyla, porque sabían que no solo se trataba de una broma, sino de algo mucho más profundo. Algo que no podía ignorar.
Law no dijo nada más, pero su rostro lo decía todo. La frustración en sus ojos era palpable, y mi corazón se apretó al ver que no sabía cómo hacer que las cosas volvieran a la normalidad entre nosotros. No quería que todo lo que habíamos compartido se desmoronara tan rápido por una simple broma.
Me alejé aún más, sintiendo cómo las distancias entre nosotros crecían, como si la burla de Kyla hubiera abierto una brecha que ni siquiera Law pudiera cruzar.
La atmósfera en el auto era tensa, pero algo en el comportamiento de Kyla me hacía sentir como si estuviera a punto de explotar. Había algo en su mirada que no lograba entender, y sus palabras, cortantes como cuchillos, se sentían como una repetición constante de ataques indirectos hacia mí. Era como si estuviera buscando algo para echarme en cara.
—¿Sabes qué, Haus? —empezó Kyla, sin siquiera mirarme—. No sé qué te hace pensar que te mereces todo esto. Siempre eres el "tierno", el "inocente", el que no hace nada mal. Pero todos sabemos que no eres tan perfecto. Ni siquiera entiendes lo que significa estar aquí, ¿verdad?
Me mordí el labio, buscando mantener las lágrimas a raya. Mi cuerpo se tensó, y no pude evitar jugar con mis manos, frotándolas nerviosamente mientras miraba por la ventana, como si de alguna forma pudiera escapar de lo que estaba sucediendo. Las palabras de Kyla seguían resonando en mi mente, y no podía dejar de preguntarme si alguna vez había sido suficiente. ¿Realmente creía eso de mí?
Kyla continuó, sin piedad, sus palabras tan afiladas que sentí que me atravesaban.
—Todo el mundo te trata con suavidad, pero lo que no entienden es que solo eres un estorbo. No haces nada para aportar a este grupo. Si no fuera por mí, no estarías ni cerca de la banda. Ni siquiera mereces estar aquí —dijo, con una sonrisa sarcástica que no me hizo reír, sino todo lo contrario.
Fue como si algo en mi interior se quebrara. Sentí cómo las lágrimas amenazaban con salir, y sin darme cuenta, ya estaba mirando la ventana, tratando de esconder mi rostro, de que nadie viera lo que estaba pasando dentro de mí. Estaba confundido, herido, y aunque sabía que no debería darle importancia a lo que decía Kyla, simplemente me dolía demasiado.
De repente, la voz de Law rompió el silencio, fuerte, llena de furia y protección.
—¡Basta, Kyla! ¡Deja de decir esas cosas! —gritó, con los ojos fijos en ella, su tono tan firme que la atmósfera en el auto pareció cambiar al instante. La tensión creció, y hasta los demás se quedaron callados, mirando de un lado a otro. Pero Kyla no se inmutó, y la tensión se incrementó aún más.
Kyla se giró hacia Law, su rostro lleno de rabia.
—¡No me levantes la voz! Si no fuera por mí, tú no estarías aquí. Cometí un error agregarte a la banda —dijo con la voz entrecortada, como si estuviera al borde de explotar.
Las palabras de Kyla fueron como un golpe directo, y por un momento, no supe cómo reaccionar. Mi pecho se apretó con fuerza, y sentí un nudo en la garganta. Las lágrimas que había estado intentando contener finalmente se derramaron, y no pude hacer nada para detenerlas. Me alejé aún más, abrazándome a mí mismo, sintiendo cómo la tristeza me envolvía como una manta pesada.
Law, aunque claramente frustrado y enfadado, se acercó a mí. Sus pasos eran rápidos, decididos, y no lo pude evitar: me sentí completamente vulnerable frente a él. Intentó decir algo, pero sus palabras se atascaban, como si no supiera cómo consolarme.
No sabía qué hacer ni qué decir. Solo sentía un vacío que Kyla había creado con cada una de sus palabras. Y la verdad, aunque Law estaba allí, tratando de ayudarme, esa brecha que Kyla había abierto entre nosotros era algo que no podía ignorar.
—Haus... —susurró Law, mientras se inclinaba hacia mí, sin atreverse a tocarme aún, temeroso de no hacer nada correcto—. No te preocupes por lo que dijo. Es solo... Kyla está enojada, y no sabe cómo expresarlo. No significa lo que dice.
Pero yo no estaba seguro de eso. Las palabras de Kyla seguían resonando en mi mente, y no podía escapar de ellas. Todo me dolía demasiado.
Allyn, viendo la situación, intervino de nuevo con su tono serio.
—Kyla, eso fue demasiado —dijo, mirando a la chica con una expresión de desaprobación—. No puedes hablarle de esa manera, especialmente cuando sabes que lo que estás diciendo no es verdad.
Kyla, ahora visiblemente incómoda, se cruzó de brazos y miró hacia otro lado. No dijo nada más, pero el daño ya estaba hecho.
Kyla no parecía dispuesta a dejar las cosas pasar. Su mirada se endureció mientras observaba a Law, luego a mí, como si estuviera buscando la forma de lanzar una última puya.
—¿Sabes qué? —dijo Kyla, con un tono aún más despectivo—. La verdad es que todo esto me parece una farsa. Dos chicos actuando como si... como si estuvieran enamorados o algo así. Es todo un espectáculo, pero todos sabemos que no hay nada real en eso. La gente solo está mirando para ver cómo se caen en sus propias mentiras.
Mis ojos se abrieron con sorpresa y dolor, pero fue como si un peso se cayera de mi pecho, como si todo lo que sentía, lo que había guardado, explotara en un solo momento. No podía creer que Kyla dijera algo tan cruel. Fue un golpe tan bajo, algo que no solo me hería a mí, sino también a Law.
Law, al escucharla, perdió el control. Gritó con una rabia contenida, su voz llena de desesperación.
—¡Basta, Kyla! ¡No tienes ni idea de lo que estás diciendo! ¡No tienes derecho a hablar de esa manera de nosotros! —su voz retumbó en el auto, y podía ver cómo su rostro se ponía rojo de ira, su cuerpo tenso por la frustración.
Kyla, en lugar de callarse, levantó la cabeza desafiante.
—¿Qué pasa, Law? ¿Te molesta que diga la verdad? Si no fuera por mí, tú no estarías aquí, y ahora, parece que todos ustedes se están tragando el cuento. Eres tan patético —respondió, su tono tan hiriente que el ambiente se volvió aún más pesado.
Fue como si una bomba explotara dentro de mí. Todo el dolor que había estado guardando, todo el miedo y la inseguridad, me golpearon de lleno. Mi respiración se aceleró y mi pecho se tensó mientras intentaba contener las lágrimas, pero era imposible. Me tapé la cara con las manos, tratando de esconder lo que sentía, pero no pude evitar el dolor que se filtraba entre mis dedos.
El auto se detuvo repentinamente, sacándome de mi espiral de pensamientos. Todos nos quedamos en silencio, sin saber qué hacer. Miré por la ventana y vi a las fans afuera, saltando y gritando al vernos. Había carteles y pancartas con nuestro nombre, y sus ojos brillaban de emoción al vernos llegar. Pero en ese momento, todo me parecía tan lejano.
Me limpié rápidamente las lágrimas de la cara, tratando de componerme, aunque sabía que el dolor seguía allí. No podía dejar que las fans vieran lo que estaba pasando por dentro. No quería que supieran lo frágil que me sentía en ese momento.
De seguro tenía la nariz enrojesido, y ojos inchados. Como si lloré por un día entero.
Law, que había estado mirando furioso a Kyla, se giró hacia mí, notando de inmediato lo que había sucedido. Sin decir nada más, simplemente se acercó, como si quisiera consolarme de una manera que no sabía cómo.
—Lo siento, Haus... —susurró, pero no sabía cómo seguir. Simplemente me miró, buscando alguna forma de hacer que las cosas volvieran a la normalidad.
Kyla se cruzó de brazos, claramente sin remordimientos, y en su rostro no había ni una pizca de empatía. Allyn, mirando a todos, suspiró profundamente.
—Kyla, no sé qué te pasa hoy, pero eso no fue necesario —dijo con tono serio.
Pero ya no importaba. La energía que habíamos tenido en el auto había desaparecido, y solo quedaba un peso en el aire.
Nos detuvimos en medio de un mar de fans, que nos miraban emocionadas, saltando de felicidad, pero yo solo quería desaparecer en ese momento.
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