CᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 27: Bʀᴏᴍᴀꜱ🦋
Bajamos del avión en fila, pero apenas tocamos tierra, Allyn salió corriendo hacia Law y lo envolvió en un abrazo que no dejaba lugar a dudas.
—¡Hola, amorcito! —exclamó, con una sonrisa tan grande que parecía iluminar toda la pista.
Observé la escena desde atrás, sintiendo un pequeño nudo en el estómago. Sin embargo, opté por no decir nada y me concentré en ajustar la correa de mi mochila. No era el momento para celos.
Law, como siempre, mantuvo su calma imperturbable. Con una ligera sonrisa, colocó las manos sobre los hombros de Allyn y la apartó suavemente.
—Allyn, estamos frente a todo un grupo de fans irlandesas emocionadas. Si haces esto aquí, mañana será portada de algún tabloide —dijo en tono tranquilo, pero lo suficientemente firme.
Allyn rodó los ojos, soltando un "bah" mientras retrocedía con un gesto juguetón. Yo no pude evitar sonreír ante la respuesta de Law. Había algo reconfortante en la forma en que manejaba estas situaciones.
Nos agrupamos rápidamente y caminamos hacia la salida del aeropuerto. Al llegar al estacionamiento, encontramos dos autos esperándonos. Uno de ellos, claramente pequeño, era objeto de nuestras miradas perplejas.
—Chicos, los ocho no entramos allí —anunció Kyla, cruzándose de brazos y mirando los autos con evidente molestia—. Dos tendrán que ir en este auto, y los otros cuatro en el otro.
—¿Tan chiquito es el auto? —preguntó Mch, inclinándose para inspeccionarlo con cara de incredulidad.
—Sí —respondió Kyla, suspirando con exasperación—. Es absurdo, pero si quieres viajar apretado... adelante.
Las risas no tardaron en surgir mientras empezábamos a repartirnos entre los autos, cada uno aportando una queja o un comentario sarcástico. Era un caos organizado, pero era el tipo de caos que nos hacía sentir como en casa.
—Bueno, Law y yo vamos juntos —dijo Allysa con entusiasmo, levantando la mano como si fuera obvio.
Pero Law negó de inmediato, su tono más frío de lo habitual.
—No, prefiero ir con otro grupo.
El rostro de Allysa cambió por un instante, como si el comentario la hubiera lastimado, pero rápidamente intentó disimularlo con una sonrisa forzada.
Cuando Allysa levantó la mano, parecía completamente segura de sí misma.
—Pero amor, vayámos juntos. —dijo con entusiasmo, como si nadie fuera a contradecirla.
Sentí una pequeña punzada en el pecho, pero me obligué a mirar hacia otro lado, fingiendo que estaba concentrado en el diminuto auto frente a nosotros.
Entonces, sentí algo inesperado: un peso cálido en mi hombro. Al girarme, vi la mano de Law descansando allí. Levanté la vista y me encontré con su sonrisa, tranquila y llena de esa confianza que siempre lograba desarmarme.
—Quisiera ir con Haus —dijo, su voz tan casual como si fuera una decisión que ya estaba tomada.
Mi corazón dio un vuelco, y antes de que pudiera detenerme, sentí cómo una sonrisa se formaba en mi rostro. No sabía si estaba logrando disimular mi emoción, pero en ese momento no me importó.
La voz de Allysa interrumpió el momento.
—¿En serio? ¿Con un hombre? —preguntó, con incredulidad evidente.
La tensión en su tono me hizo volver a la realidad. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Mich se adelantó, poniéndose entre Allysa y nosotros como un muro protector.
—Sí, ¿algún problema con eso? —le respondió, cruzando los brazos y mirándola directamente.
Por un instante, Allysa pareció sorprendida, pero luego negó con un movimiento brusco de cabeza.
—No, ninguno... —murmuró, aunque su voz no sonó convincente. Se dio media vuelta y caminó hacia el auto pequeño, claramente molesta.
Kyla, que la esperaba con los brazos cruzados, le dirigió una mirada paciente, aunque algo firme.
—Vamos, Allysa. Nos toca este —dijo Kyla, guiándola hacia el auto con un gesto de la cabeza.
Mientras tanto, el peso del brazo de Law seguía en mi hombro. Y yo, por primera vez en mucho tiempo, no quería que se moviera de ahí.
Nos dirigimos a los autos, cada quien encontrando su lugar mientras la conversación fluía entre bromas y risas. Law y yo íbamos al auto más grande, mientras los demás se dividían entre los dos vehículos restantes.
Llegamos al auto, y justo cuando estaba a punto de entrar, Law se quedó quieto, sujetando la puerta. Con una expresión exageradamente seria, hizo una pequeña reverencia y extendió la mano como si estuviera invitando a alguien importante.
—Pase, mi majestad —dijo, inclinándose teatralmente.
No pude evitar soltar una risa fuerte, tanto que casi me dolió el estómago.
—¡Eres un idiota! —respondí entre risas mientras subía al auto.
Law me siguió y cerró la puerta detrás de él. Una vez dentro, nos acomodamos, pero algo nos llamó la atención: los asientos delanteros, donde estaban el conductor, estaban cubiertos por un cristal negro que bloqueaba la vista.
—¿Qué es esto? ¿Un auto de espías? —pregunté, observando el cristal con curiosidad.
Law, con su actitud juguetona, notó un pequeño botón al costado del asiento. Lo presionó sin pensarlo, y el cristal comenzó a bajar lentamente, revelando al conductor, que nos miraron con una mezcla de sorpresa y diversión.
—Vaya... interesante —comentó Law con una sonrisa traviesa—. Esto sí que es raro.
—No empieces a jugar con eso o Kyla nos va a echar del auto —advertí, pero no podía evitar sonreír.
Con una sonrisa satisfecha, Law se recostó cómodamente en su asiento. Mientras el auto arrancaba, nos preparábamos para el viaje, disfrutando de la tranquilidad y el humor que se había apoderado de nosotros. Al final, era un viaje más, pero este era diferente, y de alguna manera, eso lo hacía más interesante.
El viaje comenzó tranquilo. Law y yo nos acomodamos en los asientos traseros, con el sonido del motor arrancando y el ambiente relajado entre nosotros. La ventana de nuestro lado estaba bajada por completo, y el cristal que separaba al conductor y a Kyla seguía en su lugar.
A medida que avanzábamos por la carretera, la calma me fue abrumando. El cansancio del viaje y la falta de sueño me hizo recostar la cabeza contra el vidrio, cerrando los ojos y dejándome llevar por la vibración suave del auto.
No pasó mucho tiempo antes de que me quedara completamente dormido, mi cuerpo relajado y mi respiración más tranquila.
Sin embargo, no pasó desapercibido para Law. De repente, sentí que la luz cambió. Abrí un ojo y vi que Law estaba mirando con una sonrisa traviesa mientras miraba la ventana, como si estuviera planeando algo.
Antes de que pudiera preguntar, vi cómo levantaba el brazo y presionaba el botón del cristal, subiéndolo rápidamente, lo que bloqueaba la vista del conductor por completo.
—¡Oye, no! —exclamé medio adormilado, pero Law ya estaba mirando hacia adelante, fingiendo inocencia.
—¿Qué? —dijo con una sonrisa burlona—. Solo quise ver si podíamos tener algo de privacidad.
Me incorporé un poco, medio riendo y medio molesto, pero ya sabía que era inútil intentar detenerlo. Law siempre encontraba maneras de ponerle su toque travieso a cualquier momento.
Aunque, honestamente, ni siquiera me molestó tanto. Volví a recostarme, esta vez más cómodo, dejando que el viaje y su pequeña travesura me arrullaran nuevamente hacia el sueño.
El viaje comenzó tranquilo, el sonido del motor llenando el ambiente mientras la carretera se extendía frente a nosotros. El cansancio del vuelo me hizo recostar la cabeza contra el vidrio, cerrando los ojos y dejando que el sueño comenzara a apoderarse de mí.
No pasó mucho tiempo antes de que me quedara dormido de nuevo, con el suave vaivén del auto calmando mis pensamientos. Pero no estaba completamente solo en el auto, y sabía que Law no perdería la oportunidad de hacer alguna de sus travesuras.
Sentí un pequeño toque en mi brazo. Primero, pensé que era por el movimiento del auto, pero luego vino otro, más insistente. Abrí un ojo y vi a Law mirando con una sonrisa traviesa.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté, aún medio dormido, pero sabiendo que no sería nada bueno.
Law no contestó, simplemente levantó el dedo y me tocó suavemente en el costado, provocando que me encogiera y tratara de apartarme.
—Vamos, Haus —dijo con tono burlón—, no me digas que no te gusta que te moleste.
Antes de que pudiera responder, me tocó nuevamente en el costado, esta vez con un poco más de insistencia.
—¡Basta, Law! —respondí entre risas, tratando de apartarlo, pero Law ya había comenzado a reírse.
—¿Qué? Solo estoy asegurándome de que no te duermas tan rápido —dijo, mientras seguía tocando mi costado, disfrutando de mi incomodidad.
Aunque intenté seguir ignorándolo, no pude evitar reírme. Al final, me rendí ante la molestia y la risa de Law, sabiendo que no se iba a detener hasta que se cansara o, más probablemente, hasta que llegáramos a nuestro destino.
Volví a recostarme, pero esta vez con un poco más de vigilancia, asegurándome de que Law no tuviera oportunidad de seguir molestándome mientras me sumergía nuevamente en el sueño.
El viaje por carretera avanzaba tranquilo, y el cansancio del vuelo comenzaba a apoderarse de mí. Trataba de mantener los ojos cerrados, disfrutando del sonido del motor y de la suave vibración del auto. Estaba tan cerca de quedarme dormido que no me di cuenta de que Law estaba observándome con esa sonrisa traviesa que siempre ponía cuando planeaba algo.
No pasó mucho tiempo antes de que sintiera el primer toque en mi costado. Era sutil al principio, como si fuera un accidente, pero entonces vino otro, un toque más firme. Abrí un ojo, algo irritado, y vi a Law mirándome con esa cara de "no puedo evitarlo".
—¿Qué estás haciendo? —le pregunté, con voz de medio sueño, pero sabiendo que no me iba a dejar dormir en paz.
Law no respondió. Solo levantó un dedo y lo volvió a posar en mi costado, provocando que me retorciera un poco, incómodo.
—Vamos, Haus —dijo, con esa voz juguetona que ya sabía que me haría perder la paciencia—. ¿No me vas a dejar molestarte un poco?
Antes de que pudiera contestar, me tocó nuevamente, pero esta vez más fuerte. Mi cuerpo reaccionó instintivamente, dándome la vuelta para apartarme. Pero Law seguía, y sus toques se volvían más constantes, más persistentes, y algo en mí ya no aguantaba.
—¡Law, basta! —grité, más por la sorpresa que por el enojo real.
Law no solo no se detuvo, sino que me miró con una sonrisa aún más ancha, claramente disfrutando de mi incomodidad. Pero en ese momento, algo dentro de mí cedió, y la frustración se convirtió en una mezcla de risa y enojo.
—¡Te lo dije! —grité, sintiendo cómo mi cuerpo se tensaba ante el constante toque. Pero antes de que pudiera continuar, Law, con una rapidez que ni yo vi venir, tapó mi boca con su mano.
—Shh, tranquilo, Haus —dijo en un tono suave, casi como si intentara calmarme, pero con esa chispa traviesa en sus ojos.
Intenté hablar, quejarme, pero solo podía emitir sonidos ahogados. Mi rostro, aunque enrojecido de vergüenza, no podía evitar mostrar una sonrisa por la torpeza de la situación. Law, con una mano sobre mi boca y su otra levantada en señal de advertencia, no dejaba de mirarme con una sonrisa burlona.
—No grites, no queremos que el conductor piense que estamos haciéndo cosas raras, ¿verdad? —dijo, con tono de complicidad, sabiendo que su broma ya había cruzado una línea, pero disfrutando de tenerme completamente atrapado en su juego.
Era inútil. Ya no podía enojarme de verdad. Mi cuerpo estaba tenso, pero la risa comenzó a escapar entre mis dientes apretados. Intenté zafarme, pero la sensación de su mano tapándome la boca solo aumentaba la risa. Finalmente, en un último intento por liberarme, empujé su mano con un gesto torpe.
—Eres un maldito... —logré decir entre risas ahogadas, sintiéndome completamente derrotado por su broma.
Law, al ver que la frustración se transformaba en diversión, finalmente apartó su mano de mi boca, pero siguió sonriendo, claramente satisfecho de haber conseguido lo que quería: hacerme reír, aunque fuera a su costa.
—Eso es lo que quería oír —dijo con una sonrisa amplia, como si hubiera ganado una pequeña victoria.
Volví a recostarme, aunque ahora con una sonrisa en el rostro que no podía ocultar. Sabía que Law no iba a dejarme tranquilo por mucho tiempo, pero, por alguna razón, me resultaba más difícil molestarme por sus bromas. Aunque me las hacía pasar difíciles, había algo en su forma de jugar que, en el fondo, me hacía disfrutarlo más de lo que quería admitir.
—No te cansarás de molestarme, ¿verdad? —le pregunté entre risas, sabiendo que la respuesta era obvia.
Law solo sonrió y se recostó en su asiento, como si todo hubiera vuelto a la calma, pero sabiendo que no duraría mucho. Al final, el viaje seguía, pero ya nada parecía tan grave con su humor en el aire.
El viaje seguía tranquilo, pero yo sabía que Law no iba a dejarme dormir en paz. Ya me había ganado con sus bromas anteriores, y ahora que me había recostado de nuevo, seguro estaba buscando otra manera de hacerme reaccionar.
No pasó mucho tiempo antes de que lo sintiera. Esta vez, Law no me tocó en el costado, sino que fue más directo. Con un movimiento rápido, empujó su pie ligeramente sobre el mío, y de inmediato comenzó a presionar un poco más.
—¿En serio? —dije entre dientes, ya sabiendo a lo que venía.
Law no se detuvo. Su pie siguió presionando, y yo traté de apartarlo, pero él ya estaba disfrutando de la situación.
—Vamos, Haus —dijo, su tono divertido de siempre—. ¿Acaso no te gusta que te moleste?
Mi paciencia ya se estaba agotando. No solo me estaba incomodando, sino que el hecho de que no dejara de hacer tonterías solo aumentaba mi frustración. Finalmente, me levanté un poco y, con una mezcla de risa y exasperación, lo empujé suavemente para apartarlo.
—¡Basta, ya! —exclamé, sintiéndome algo atrapado entre el enojo y la risa.
En ese momento, Law se inclinó hacia adelante con su cara de travieso, como si esperara que yo reaccionara de manera aún más exagerada. Yo, por mi parte, traté de mantener la calma, aunque ya no podía evitar sonreír por lo ridículo de la situación.
—¿No te cansas de molestarme? —le pregunté entre risas ahogadas, sabiendo que lo que menos quería era perder la compostura.
Law, viendo que mi frustración ya no era seria, retiró su pie y se recostó en su asiento, sonriendo satisfecho.
—No, no me canso —respondió con tono juguetón—. Es demasiado divertido verte perder la calma.
Aunque mi enojo se disipó rápidamente, todavía me quedé con la sensación de que esto no iba a ser lo último de sus bromas. Pero por ahora, al menos, me dio un respiro.
—No sé cómo me las arreglas para hacerme reaccionar así —dije, suspirando con una sonrisa forzada, mientras me recostaba de nuevo, sabiendo que ya había caído en su juego.
El viaje continuaba, pero a medida que la carretera avanzaba, también lo hacía la incomodida
d en el auto. Aunque intentaba dormir, sabía que Law no me dejaría en paz. Había algo en su actitud que me hacía saber que no iba a dejarme tranquilo. Ya me había molestado un par de veces, pero algo en su comportamiento había cambiado. Había una energía diferente en el aire, y estaba claro que no me iba a dejar en paz tan fácilmente.
Me recosté contra la ventana, cerrando los ojos, pero sentí que Law se movía más cerca de mí. La tensión en el espacio era palpable, algo me decía que estaba esperando el momento adecuado para hacerme reaccionar. Y no me equivoqué.
Súbitamente, sentí una presión en mi costado. Law había comenzado a presionar suavemente, como si estuviera buscando una respuesta. No reaccioné de inmediato, pero no pude evitar tensarme. Mi cuerpo empezó a notar la intención de sus movimientos, la forma en que la presión aumentaba, y mi respiración comenzó a volverse un poco más pesada.
—Law... —dije, con voz baja, pero firme, ya sabiendo que no se detendría solo por una advertencia.
Pero no me hizo caso. Al contrario, su presión aumentó ligeramente, y sentí cómo su pierna tocaba la mía de forma más evidente. Todo mi cuerpo se tensó de inmediato, y pude sentir cómo una corriente de electricidad recorría mis venas. La sensación era incómoda, pero lo peor era que no sabía cómo reaccionar.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunté, tratando de mantener la calma, pero sabiendo que mi tono había salido más bajo de lo que esperaba.
Law no dijo nada, solo me miró con esa sonrisa traviesa, casi provocadora. La tensión en el aire se hizo más densa. No podía leerlo completamente, pero sentía que algo estaba a punto de estallar. Lo peor era que sabía que él disfrutaba de esta tensión que había creado entre nosotros.
Finalmente, no pude más. Empujé su pierna con firmeza, aunque de una manera controlada, tratando de liberarme de esa sensación de incomodidad.
—¡Basta, Law! —dije, esta vez más fuerte, notando cómo mi respiración se aceleraba por la tensión.
Law se quedó completamente quieto por un instante, pero solo fue para disfrutar de ese pequeño momento. Su sonrisa se amplió y, sin previo aviso, retiró su pierna, pero no sin antes lanzar una última mirada de desafío, como si dijera "¿Te molesta, verdad?".
—No es nada personal —dijo, su tono de voz bajo pero desafiante—. Solo me gusta ver cómo reaccionas.
Me quedé en silencio, respirando más profundo, tratando de calmarme, pero la tensión que había creado en el auto aún flotaba en el aire. Algo en su forma de actuar me dejaba inquieto, y aunque había evitado que la situación fuera más allá, no podía dejar de sentir que todo ese juego no era tan inocente como parecía.
Me recosté nuevamente, pero ahora había algo diferente. La atmósfera había cambiado, y aunque todo parecía haber vuelto a la calma, sabía que la siguiente vez que Law quisiera provocarme, sería aún más difícil controlarlo.
Los minutos pasaban, y me recostaba de nuevo, sintiendo cómo el cansancio comenzaba a tomarme. Sin embargo, no podía ignorar la presencia de Law, que aún parecía estar buscando la manera de seguir jugando.
Estaba tan cerca de quedarme dormido que, de repente, sentí su mirada fija sobre mí. Al abrir los ojos, lo vi observándome con una sonrisa traviesa, la misma que siempre tenía cuando estaba planeando algo.
—¿Qué miras? —pregunté, sin poder evitar una pequeña sonrisa.
Law se inclinó un poco hacia mí, su expresión se volvió más seria, como si estuviera decidiendo si decir lo que tenía en mente.
—¿Sabes? —comenzó, su voz más suave ahora—. Dicen que los viajes largos a veces son más divertidos con un poco de... compañía especial.
Mi corazón dio un pequeño salto, pero antes de que pudiera responder, Law continuó, su tono juguetón tomando el control de la conversación.
—¿Qué te parecería un pequeño beso para hacer esto aún más interesante? —dijo, levantando una ceja mientras su sonrisa se volvía más amplia.
Me quedé en silencio por un momento, evaluando su broma, sabiendo que, aunque en parte estaba haciendo todo esto por diversión, también había un toque de sinceridad en sus palabras. Mi primera reacción fue sonreír, pensando que no podía dejarlo ganar tan fácilmente.
—¿Un beso? —repetí, con tono burlón—. ¿En serio? ¿Ahora resultas tan romántico?
Law se echó hacia atrás ligeramente, riendo bajo, disfrutando de la ligera incomodidad que había creado.
—Solo digo que el viaje sería más interesante —respondió, su tono juguetón regresando mientras me miraba de arriba abajo.
Sentí cómo mi rostro se calentaba ligeramente. Sabía que Law siempre jugaba con esos límites, pero no quería que se quedara con la victoria tan fácilmente.
—No sé, parece que no me has convencido —dije, haciendo un esfuerzo por mantener la calma, pero mis palabras eran más suaves de lo que esperaba.
Law sonrió aún más y, como siempre, su actitud desafiante volvió.
—Está bien —dijo, fingiendo estar derrotado—. Solo pensé que tal vez un pequeño beso podría hacer este momento aún más interesante, pero parece que me equivoqué.
Lo observé, sabiendo que sus palabras estaban llenas de burla, pero también con la ligera sensación de que había algo más detrás de su tono. Finalmente, me recosté de nuevo, sin poder evitar una pequeña risa.
—Eres un caso perdido, Law —dije, mientras me acomodaba en el asiento.
Aunque no había aceptado su propuesta, de alguna manera, la atmósfera había cambiado. Era extraño, pero sentía que ese tipo de juegos entre nosotros ya no eran solo bromas, sino que creaban una complicidad difícil de ignorar. Aunque Law siempre había sido así de travieso, en este momento había algo más que solo una broma. Pero no estaba listo para enfrentarlo aún.
El viaje seguía avanzando, y después de tanto jugar con mis nervios, Law parecía haber decidido darle un descanso a sus bromas. El coche avanzaba por la carretera, y la atmósfera se volvía más tranquila. Law se recostó en su asiento, dejando de lado las travesuras por un momento, y yo comencé a sentirme más relajado. El ruido del motor y el suave vaivén del auto hacían que el cansancio regresara a mí, y mi mente empezaba a divagar.
Era extraño cómo, a pesar de las bromas constantes, me sentía cómodo con él. Había algo en su presencia que, incluso en sus momentos más traviesos, lograba calmarme. Mientras el silencio llenaba el espacio entre nosotros, me di cuenta de que las tensiones previas se habían disipado. Era como si estuviéramos compartiendo un momento mucho más tranquilo.
Miré de reojo a Law. Estaba mirando por la ventana, aparentemente perdido en sus propios pensamientos. Sin embargo, pude ver cómo su respiración se calmaba, como si estuviera disfrutando del mismo respiro que yo. Era una de esas raras veces en las que no había bromas, ni palabras picaronas, solo un momento de paz.
Pero, mientras más lo observaba, más me daba cuenta de lo mucho que me gustaba esa calma compartida. Al principio, me había molestado su constante broma, pero ahora me parecía una de esas rarezas que solo él podía hacer funcionar.
Sin darme cuenta, me incliné hacia él, mi respiración se tornó más pesada por la cercanía. No podía seguir ignorando lo que sentía, así que decidí hablar.
—¿Sabes? —dije, mi voz un poco más suave, pero aún lo suficientemente clara para que me oyera—. No me molesta tanto como pensaba que lo haría. Tu forma de bromear... tiene su encanto.
Law me miró, sorprendido, pero la sonrisa en sus labios denotaba que ya sabía a lo que iba. Y por primera vez, parecía sincero, sin ese toque de broma en su mirada.
—¿En serio? —preguntó, con una leve sonrisa, como si estuviera esperando que aclarara lo que acababa de decir.
Me quedé en silencio por un momento. Algo había cambiado en mí, algo que no había planeado. Vi a Law allí, con esa expresión relajada, como si todo el caos de antes ya hubiera desaparecido. Y en ese momento, me decidí.
—Sí —dije, con un tono más decidido—. Un beso. Quiero darte un beso.
La expresión de Law cambió de inmediato, y su sonrisa se hizo más amplia, esta vez sin la burla que solía acompañarla. Parecía que, aunque había esperado mucho de todo esto, no esperaba que fuera yo quien tomara la iniciativa.
Nos miramos por un momento largo, y el tiempo pareció ralentizarse. No dije nada más, solo esperé a ver cómo reaccionaría. No quería que fuera algo forzado, solo un impulso genuino que había nacido allí, en medio del viaje, en medio de todo lo que había sucedido.
Law dejó escapar una risa baja, como si estuviera sorprendido pero complacido al mismo tiempo. Sin decir una palabra, se acercó un poco más, y en ese momento, el resto del mundo dejó de existir. Fue un beso suave, largo, pero lleno de la tensión que habíamos acumulado durante todo el viaje. Y cuando se separó, solo quedó la tranquilidad entre nosotros, como si ya no fuera necesario decir nada más.
—Gané de nuevo. —dijo Law, con una sonrisa satisfecha.
Yo solo sonreí y me recosté de nuevo, tranquilo. Sabía que había sido un paso que cambiaba las cosas, pero también sabía que, de alguna manera, era algo que había estado ahí todo el tiempo.
Después del momento tenso y cargado de palabras no dichas, ambos nos miramos en silencio. La distancia entre nosotros era pequeña, como si ambos estuviéramos esperando que algo más sucediera, algo que dejara atrás todas las bromas y las tensiones. La atmósfera, que antes estaba llena de risas y juegos, ahora se sentía más tranquila y suave.
Law sonrió de manera genuina, sin esa chispa traviesa que siempre lo acompañaba. Su mirada cambió, y vi algo diferente en él, una calma que no había notado antes. Por un instante, no había palabras, solo un espacio lleno de expectativa.
Finalmente, tomé una pequeña respiración y me incliné hacia él. Law no retrocedió. Al contrario, su rostro se acercó al mío con la misma decisión. Y en ese breve momento, nuestros labios se encontraron. No fue algo largo ni apasionado, solo un beso suave, algo inesperado pero lleno de significado. Un beso que resumía lo que habíamos estado evitando decir en todo este tiempo.
Cuando nos separamos, nuestras respiraciones aún eran un poco rápidas. Law me miró con los ojos brillando, como si estuviera evaluando el momento, pero esta vez no había burla, solo algo más tranquilo.
—Eso fue... diferente —dijo, casi en un susurro, mientras me miraba con una ligera sonrisa.
Yo solo asentí, sin decir nada más. No hacía falta. El momento había hablado por nosotros, y por primera vez en mucho tiempo, las palabras sobraban.
El beso fue breve, pero algo en el aire cambió después de eso. Fue como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, y cuando nos separamos, el silencio entre nosotros se volvió más denso. Aunque fue solo un instante, había una electricidad palpable en el ambiente, una tensión que ninguno de los dos podía ignorar.
Nos miramos, y pude ver en los ojos de Law algo que no había notado antes. Su expresión era diferente, como si estuviera evaluando algo, algo más allá de la broma o la provocación. Pero no dijo nada. En lugar de eso, volvió a recostarse en su asiento, mirando hacia la ventana.
Yo, por mi parte, no podía evitar sentir que el aire había cambiado. Todo se había vuelto más pesado, como si lo que había comenzado como una broma ahora se hubiera transformado en algo más complicado. La tensión se acumulaba entre nosotros, y aunque estaba claro que ambos estábamos conscientes de ello, ninguno de los dos parecía dispuesto a romper el silencio de inmediato.
—Eso... fue raro —dije finalmente, intentando aligerar el ambiente, pero mi voz sonaba un poco más tensa de lo que esperaba.
Law sonrió, pero su sonrisa no era la misma que antes. Era más sutil, como si estuviera escondiendo algo detrás de esa fachada tranquila.
—Raro, sí. Pero... también estuvo bien —respondió, con un tono bajo que parecía contener algo más.
Nos quedamos en silencio de nuevo. El coche avanzaba por la carretera, pero la distancia entre nosotros se había ampliado, aunque físicamente estábamos más cerca que nunca. Mi mente estaba llena de preguntas, pero algo me decía que no debía preguntar más. Sabía que Law no era fácil de leer, y no quería presionarlo más.
Pero mientras observaba su perfil, algo en mi interior comenzó a querer más. Era una sensación extraña, casi una necesidad de entender qué significaba todo esto. ¿Era solo una broma más? ¿O había algo más detrás de su comportamiento?
No pude evitarlo. Sin pensarlo, me incliné ligeramente hacia él de nuevo. Esta vez, no pedí permiso ni me preocupé por lo que pudiera pensar. Solo lo hice. Un beso rápido, pero esta vez con más intención, como si quisiera confirmar si lo que había sentido antes era real.
Law no se apartó, pero esta vez fue diferente. Su reacción no fue de sorpresa ni de burla, sino de una calma contenida. En ese momento, la tensión entre nosotros era palpable, y aunque nadie decía nada, ambos sabíamos que las cosas ya no serían iguales.
Nos separamos, y la mirada que compartimos fue cargada de algo nuevo. Algo que no podíamos nombrar aún, pero que estaba allí, flotando entre nosotros. Law parecía relajado, pero había algo en su mirada que no podía descifrar.
—¿Y ahora qué? —pregunté, sin poder evitarlo. Mi voz era más suave, casi como si estuviera esperando una respuesta que no sabía si quería escuchar.
Law sonrió ligeramente, su expresión un tanto misteriosa.
—Ahora... ahora veremos qué pasa —respondió, su tono cargado de una promesa implícita.
La tensión seguía flotando en el aire, pero algo me decía que esta vez, las bromas se habían acabado. Había algo real entre nosotros, algo que ninguno de los dos podía ignorar.
Había algo en el aire, una tensión sutil, y aunque las bromas de Law se habían calmado un poco después del beso, algo me decía que no duraría mucho. Estaba recostado en mi asiento, tratando de relajarme, cuando de repente sentí una presión ligera sobre mi hombro.
Miré hacia un lado y vi a Law, con su expresión traviesa de siempre. Antes de que pudiera decir algo, lo sentí inclinarse hacia mí, sus labios rozando la parte de mi cuello de manera rápida, casi imperceptible, pero lo suficiente como para hacerme tensar por un segundo.
—¿Te molesto? —preguntó con una sonrisa burlona mientras se apartaba un poco, pero no dejaba de mirarme.
Mi primer impulso fue moverme o decir algo, pero algo en su actitud me hizo quedarme quieto. La verdad es que, aunque su broma me sorprendió, no me molestaba. Había algo en él, en su forma de hacer las cosas, que, en lugar de incomodarme, me hacía sentir... cómodo, como si este tipo de dinámicas ya fueran parte de nuestra rutina.
—No, no me molestas. —respondí, dejando que mi tono de voz sonara tranquilo, sin mostrar incomodidad, algo que parecía sorprender a Law.
Él se inclinó hacia mí de nuevo, esta vez dando un suave beso en mi mejilla, justo al lado de mi oreja. Pude sentir su respiración cerca de mi piel, y aunque era un gesto juguetón, algo en mí comenzó a disfrutarlo. La cercanía de Law, su forma de ser, ya no me afectaba de la misma manera. Era como si, después de todo lo sucedido, hubiera dejado de preocuparme por las pequeñas bromas.
—¿Estás seguro de que no te molesta? —susurró, su tono bajo y con una pizca de picardía. Podía ver cómo su sonrisa crecía con cada segundo que pasaba.
Me encogí de hombros, intentando no mostrar lo que estaba sintiendo. Pero por dentro, una pequeña parte de mí se sentía... curioso. ¿Qué quería lograr con eso? No estaba seguro, pero la verdad era que me estaba acostumbrando a su presencia, a su manera de ser, incluso a sus bromas.
—Lo que pasa, Law —dije, ahora con una pequeña sonrisa— es que sé que estás jugando. Pero no me vas a sacar de quicio tan fácil.
Law se recostó en su asiento, claramente sorprendido, pero no dejó de sonreír. Parecía estar disfrutando de la forma en que respondí, como si estuviera midiendo cuánto más podía llevarme a la incomodidad sin cruzar esa línea.
—¿Eso es un reto? —preguntó, y pude ver la chispa en sus ojos.
Negué con la cabeza, esta vez riendo suavemente. No importaba cuán juguetón fuera, no iba a dejar que me afectara de esa manera. Estaba empezando a darme cuenta de que todo esto era parte de su forma de ser, y tal vez, solo tal vez, estaba comenzando a disfrutarlo.
—No es un reto —dije, con una sonrisa más amplia—. Solo no quiero perder mi paz por algo tan tonto.
Law se quedó en silencio por un momento, pero luego dejó escapar una risa baja, aprobando mi respuesta. Estaba claro que le divertía ver cómo respondía a sus bromas sin que me molestara.
Siempre había algo en su naturaleza juguetona que lo hacía buscar la forma de provocar un poco, de mantener el ambiente interesante.
No pasó mucho tiempo antes de que volviera a acercarse a mí. Estaba recostado en mi asiento, disfrutando del poco descanso que me quedaba, cuando escuché su voz cerca de mi oído.
—Haus —susurró, haciendo que mi cuerpo se tensara por un segundo, pero sin realmente incomodarme. Algo en su tono me decía que había algo más detrás de esas palabras. No me giré hacia él de inmediato, pero sentí cómo sus ojos se posaban en mí, evaluando mi reacción.
Su aliento estaba cercano, y antes de que pudiera decir algo, lo sentí rozar su mano por mi brazo, casi como un toque distraído, pero claramente intencional.
—¿Sabías que podrías ser una persona muy difícil de leer? —dijo, su voz más suave, casi como una invitación a la broma.
Me quedé mirando hacia adelante, sin darle demasiada importancia, pero sin poder evitar sonreír. Estaba acostumbrado a la forma en que jugaba con las palabras. Sabía que me estaba buscando, probando mis límites, tratando de ver si podría provocarme, pero no caí en la trampa.
—Ya lo sé —respondí tranquilamente, sin mirarlo, disfrutando de la aparente calma que había adquirido en este tiempo—. Pero no soy tan fácil como crees.
Law se quedó un momento en silencio, quizás sorprendido por la serenidad con la que respondí, pero eso no lo detuvo. Me sentí un leve toque en el cuello, esta vez no tan suave, como si estuviera buscando la reacción que esperaba.
—Es divertido ver cómo puedes mantener la calma —comentó, ahora con un tono algo juguetón pero interesado.
Lo miré de reojo. No había duda de que se divertía con lo que hacía. Pero yo ya había dejado de reaccionar de la manera en que tal vez esperaba. Esta vez, me quedé tranquilo y casi indiferente a sus provocaciones.
—Lo es —respondí con una sonrisa sutil, manteniendo mi tono relajado—. Pero tú también eres fácil de leer, solo que te gusta pensar que no lo soy.
Law soltó una risa baja, aprobando mi respuesta. Claramente, había algo en la forma en que hablaba que lo fascinaba. Me di cuenta de que nuestras dinámicas estaban cambiando, que incluso sus bromas ya no me afectaban tanto como antes.
—No sé por qué, pero me gustas cuando eres así —dijo Law, sin dejar de sonreír, y algo en su tono hizo que me sintiera aún más relajado.
Miré hacia él, pero esta vez no me sentí incómodo. No importaba lo que dijera o hiciera, sabía que la forma en que me trataba era parte de su manera de conectar conmigo.
Era un juego entre los dos, uno que no necesitaba palabras y que tampoco requería que me sintiera molesto o confundido. Solo lo disfrutaba.
Los árboles y edificios pasaban rápidamente por la ventana, y el coche comenzó a reducir la velocidad a medida que nos acercábamos al destino. Era un trayecto que parecía haber pasado volando, a pesar de todo lo que había sucedido dentro del vehículo.
De repente, el coche comenzó a frenar y noté que nos estacionábamos. El sonido del motor disminuyó poco a poco, hasta que se detuvo por completo. Fue entonces cuando el chofer, que hasta ese momento había permanecido en silencio, bajó la ventanilla del lado del conductor con un leve gesto. Su rostro, de apariencia seria, se asomó ligeramente hacia fuera.
—Ya llegamos —dijo con voz firme, pero sin sonar demasiado brusco.
El tono de su voz era algo distante, como si no estuviera acostumbrado a la informalidad de los pasajeros o a las bromas de los chicos. Pero no importaba, lo que importaba ahora era que habíamos llegado.
Law miró por la ventana, notando el cambio en el entorno, mientras el resto de nosotros comenzaba a reaccionar. El ambiente relajado del coche de repente se transformó en una ligera agitación, ya que todos comenzábamos a prepararnos para salir.
—¿Aquí estamos? —preguntó Jaddiel, mirando hacia fuera.
—Sí, parece que sí —respondí, bajando la ventana un poco más para tener mejor vista. Vi que ya estábamos en una zona más tranquila, con edificios cercanos y luces titilando a lo lejos.
Law, que ya se había incorporado para estirarse, se giró hacia el chofer con una sonrisa.
—Perfecto, gracias —dijo, y el chofer asintió de manera breve, sin añadir mucho más.
El ambiente dentro del coche ahora estaba lleno de pequeñas bromas y risas mientras todos comenzábamos a salir. Law, al parecer, era el primero en saltar fuera del vehículo, con una sonrisa amplia y una energía renovada, listo para lo que viniera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro