Capítulo uno
- me lleva la puta!
Un Muchacho rubio y de bellos ojos azules corría todo lo que sus piernas le daban, detrás suyo un furioso jabalí le perseguía.
¿Porque pensó que hacer de carnada sería buena idea?
Miro al frente, su compañero apuntaba con una flecha en su dirección, y justo cuando la soltó, el salto hacia unos arbustos del lado, provocando que la flecha diera en el animal que le perseguía.
Pudo escuchar el gritó de victoria de su amigo, quien corrió en dirección suya para ayudarlo a levantarse.
- Aioria! Nunca vuelvo a cuestionar tus planes!
Le tendió la mano para sacarlo del arbusto. Su ropa, ya de por sí simple, estaba sucia y llena de hojitas y ramitas, pero el estaba de lo más sonriente.
- ¿Que te dije Nicolas? Soy el puto amo
Ambos rieron por el comentario del rubio y fueron por el jabali, haciendo bastante esfuerzo para montarlo a la carreta.
- uff..este es grande, te enviaré la mitad en unas horas cuando ya esté limpio y todo aio.
- esta bien, pero espero que te luzcas, porque casi me clava los cuernos en el trasero.
De nuevo risas, esos dos juntos eran un total desastre, pero almenos se divertían.
Aioria era un doncel de clase media, pero eso no le impedía ser amigo de Nicolas, un muchacho peli Negro de su pueblo, a quien poco o nada le importaba su capacidad de dar a luz.
Sinceramente, desearía que hubiera más personas como su amigo, en general, todos los demás solían tratarle como si fuera de vidrio, no lo dejaban hacer nada divertido y le pedían que estuviera en casa.
Pero este rubio era todo menos tranquilo. Testarudo, energético, valiente, imprudente...eso era una mejor definición de él.
Noto que su amigo estaba mirando al cielo, como si algo se le olvidará. Era raro en él.
- Que pasa nic? Otra vez se te olvido si tenías cita con Laila?
- ah!? No es eso...sólo que... aio, cuando era tu prueba con la casamentera?
El rubio guardo silencio asustado.
Había olvidado que hoy tenía que alistarse para ir a ver a la casamentera, quien se suponía le ayudaría a encontrar pareja y así brindar algo honor a su familia.
Por que claro, a todo el puto planeta le valía mucho el hecho de que fuera hombre. Sólo por ser doncel no lo dejaban ser soldado o cualquier otra cosa que brindará honor a la familia.
Obvio que el oji celeste odiaba eso pero...al fin y al cabo, queria hacer feliz a sus padres, quienes ya de por sí tenían que cargar con un doncel.
- mierda...Era hoy!
Salió corriendo en dirección a su casa, tenía que alistarse rápido.
Llegó y abrió la puerta casi de golpe, topandose con la mirada juzgadora de su abuelo, miscenas.
- Aioria, la prueba es en media hora.. donde estabas?... Y porque parece que te caiste de un barranco!?
El joven río nervioso y corrió a la ducha, su abuelo ya podría matarlo después si le daba la gana.
Se baño rápidamente, lo suficiente para quitarse toda la suciedad y ramitas y luego salió en dirección a su cuarto.
Bendito su hermano menor y mejor amiga, quienes lo esperaban con ropa y todo lo necesario.
- volviste a salir de caza?
- Reg, Marín, no me maten...
Su hermano menor era uno de los orgullos de la familia, era fuerte, atractivo, carismático..y sobre todo, él no era un doncel.
A veces lo envidiaba.
Ambos lo ayudaron a vestirse, si eran sinceros a ninguno le gustaba la ropa, era hermosa, pero no era el estilo de Aioria.
Era tela fina, resaltaba muy bien sus atributos, tanto en musculatura como en retaguardia ( lo último según Marín), dejaba al descubierto los hombros, pero tapaba muy bien el resto de la piel, su pantalón era algo olgado, pero combinaba bien con la camisa.
Regulus casi que luchó por ponerle el collar de zafiros, reliquia familiar para mujeres y donceles que iban a la prueba. Y es que el joven era genial...pero daba asco intentando acomodar la joyería.
Su mejor amiga, Marín, una joven de cabellos de suave tono pelirrojo, ojos celestes y piel blanca le miro con una sonrisa orgullosa.
- Que rápido crece mi nene...
- Mar...tenemos la misma edad
- ejem..hermano, nuestros padres te esperan afuera...
Y al diablo el aura tranquila, tuvo que apresurarse a ir a la salida, donde lo esperaban sus dos padres, Sísifo, un doncel de carácter amable, y Cid, quizás era algo serio, pero sabía que los amaba.
Y bueno, ahi estaban, mirándolo con cara de "otra vez?" En la puerta.
- Aioria, ahora donde estuviste?
- en ningún lado padre...
- Wow, no sabía que ahora ir a cazar con Nicolás era "ningún lado"
- paaa!
El doncel mayor río e hizo una seña de que debían irse rápido, deteniendo cualquier intento de protesta por parte de su hijo, y regaño de su marido.
El camino fue rápido, y bueno, ahí estaban, frente a la casa de aquella persona que se suponía le ayudaría a encontrar pareja.
"Que estúpido..." pensó Aioria.
- Leo Aioria está aquí?
Pregunto una mujer adulta, grande y con cara de pocos amigos. La famosa casamentera.
Ay por los dioses ¿Porque era tan aterradora?
- soy yo
Lo miro como si le juzgará, y luego lo hizo entrar.
- Bueno, empecemos por lo simple, el té está caliente, ve y sirve un poco mientras alistó todo.
En la hora y algo que estuvieron juntos, el rubio descubrió varias cosas:
Apestaba sirviendo té.
La tipa en verdad daba miedo.
Y descubrió que podía esquivar cosas muy rápidamente, porque le tiro de todo mientras lo regañaba.
Ya al final de la prueba, la mujer se harto de él y lo sacó a rastras de la casa, empujandolo fuera, donde estaban sus padres.
- Este chico es insufrible! No sabe hacer nada que un buen doncel debe hacer! Ni lo más simple como el té! Es irrespetuoso y no sabe cuando cerrar la boca! Pésimo gustó para vestirse, y enojaria a cualquier posible pretendiente! No sirve para esto, ni un campesino lo querría!
Cada palabra fue como una jodida daga, la mujer siguió gritando el porque no servía como novio, una cosa tras otra.
- No puede brindar honor a su familia, las mujeres y donceles sólo deben ser buenos en servir a su marido, y este inútil ni eso puede!
Y cerró la puerta con un golpe.
Aioria se quedó callado, mientras su papá corría en su dirección para ver que estuviera bien.
Pero no lo estaba.
El era testarudo, valiente, imprudente, pero aún así, era sensible, sus padres no eran tan estrictos como pensaría cualquiera, ellos le pidieron una sola cosa, que a la hora de buscar pareja, fuera un buen doncel.
Y no lo había podido hacer...
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