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Capítulo tres

Aioria volteó sorprendido al escuchar una voz detrás de él, al hacerlo, se encontró con un joven de largos y rebeldes cabellos morados, tenía unos bellos ojos celestes, piel blanca y unos rasgos bastante bonitos a decir verdad.

También noto que este llevaba una ropa militar, era un miembro de alto rango de la milicia del Reino...

El pequeño perro de color negro ladro feliz al ver al peli morado, corriendo hacia el. Por tal reaccion claramente era su dueño.

El muchacho se pareció alegrar de ver al canino, corriendo hacia el y poniéndole la Correa.

- aquí estas Antares..

En ese momento alzó la vista, topandose con el muchacho rubio que aún tenía algo de lágrimas recorriendo sus mejillas.

Aioria todavía llevaba puesta las ropas de seda que había usado para visitar a la casamentera, por lo que no fue difícil para ese militar percatarse de que era un doncel.

Se levantó con una expresión preocupada al notar que este de encontraba llorando, el joven rubio no había alcanzado a quitarse las lágrimas de los ojos cuando este apareció.

- te encuentras bien?

Pregunto aún con esa expresión en el rostro. Claro, era un militar al fin y al cabo, el deber de estos era velar por los ciudadanos.

- Perfectamente

Murmuró con algo de sarcasmo Aioria, mientras se limpiaba lo mejor que podía las lágrimas. Nuevamente, no estaba para nada de humor.

- Claro, y yo soy un pato...que sucede? Te duele algo?

Respondió inicialmente con sarcasmo, pero su tono se suaviso al preguntar por él, el rubio no podía saber si realmente estaba preocupado o solamente estaba haciendo su roll.

- Lo que me suceda no te interesa

Volvió a responder con frustración. El era generalmente más amable, pero en verdad quería estar sólo, y el chico estaba haciendo todo menos eso.

- Si no me interesara, ya me hubiera ido ¿ Qué sucede?

- Sucede que falle en hacer lo único que mi puta existencia debe hacer, ser un buen candidato para pareja de algún hombre ¿Feliz?

Okay, en su mente lo dijo más calmado, pero el segundo de los hermanos de la familia Leo odiaba que lo presionaran, menos cuando no se encontraba emocionalmente bien, y ese lindo militar lo estaba sacando de quicio sin saberlo.

El muchacho se quedó callado al oir aquello, miro bien al doncel, ¿Cómo no iba a ser un buen candidato? Esta bien, tenía carácter, pero era sinceramente bastante lindo.

- lamento escuchar eso...

Sinceramente se esperaba cualquier cosa menos lo que le dijo, ya había tenido que lidiar con donceles llorando, ya sea por un abandono o por maltrato pero..¿cómo se suponía que tranquilizara a alguien por algo como eso? Quería ayudarlo, pero no sabía cómo.

- Si Si, como sea...

El muchacho hizo un movimiento para bajarse de la roca donde estaba de un pequeño brinco, pues era una relativamente elevada.

Sin embargo, dio un mal paso al caer, y lo primero que el muchacho de cabellos morados pudo escuchar fue un quejido.

Se habia lastimado el tobillo.

- mierd- estas bien?

Se acercó a él para ayudarlo, este pareció no querer su ayuda inicialmente, pero Ni siquiera él era tan terco como para rehusarse a la ayuda cuando no podía ni pararse.

El de cabellos morados miro bien el tobillo del joven y, con un pañuelo que tenía alrededor del cuello,  lo inmovilizo, no era el mejor vendaje pero serviría hasta que llegará a un médico.

Lo ayudo a llegar hasta la zona de caza de Nicolas, quien de puro milagro seguía ahí, y al verlo se sorprendió, pues era evidente que el doncel no podía caminar bien.

- Aio! Que te paso!?

El pelinegro corrió hacia ellos y tomo en brazos a su amigo, para ayudarlo a sentarse y ver bien la herida. No le dedicó mucha atención al muchacho de larga cabellera, sólo una pequeña seña que podía interpretarse como un gracias.

- Como diablos te torciste el tobillo está vez?

Pregunto mirando el tobillo de su amigo, estaba algo inflamado y claramente doblado, pero por suerte no roto.

- bueno...me resbale...

El peli negro suspiro y volvió a pararlo, con intención de llevarlo al médico del pueblo. No sin antes mirar al militar y su perrito.

- Gracias por la ayuda...

El chico asintió y los vio irse de ahí, no ofreció ayuda porque el menor claramente podía con esto sólo, aunque si espero un momento hasta que los perdió de vista.

Ahora que lo pensaba, no le pregunto su nombre a ese doncel...

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