Capítulo dos
El camino de vuelta a la casa fue callado, su padre le dio unas palmadas en la espalda a modo de consuelo, mientras que su papá solamente insistía en que todo estaba bien y no debía estar triste.
¿Cómo no lo iba a estar?
Aioria era joven, no idiota. Sabia perfectamente que su comportamiento era mal visto por todo el mundo, había oido como criticaban a sus padres por "no saber criar a un doncel", sabía que era una carga para sus padres, ya que por su condición no podría ayudarlos económicamente, a diferencia de sus hermanos, que eran todo un orgullo.
Había querido cerrarles la boca a todas las personas con la prueba de la casamentera, demostrarles que sus padres si sabían criar a sus hijos...
Y había fallado en todo.
No podía servir una taza de te, no era delicado, la casamentera habia criticado su físico "no eres tan musculoso, pero si demasiado como para un doncel", había hablado demasiado todo el puto rato y lo único que hizo bien fue esquivar una tetera que le lanzaron.
Al llegar a la casa, su abuelo salió a recibirlos con la típica pregunta "cómo les fue?"
Camino rápidamente a dentro de la casa esquivando la pregunta, pero se quedó cerca para escuchar la discusión que inició una vez le explicaron que había pasado.
- les dije que estaba mal educado, pero ninguno quizo escucharme, ahora que demonios harán con él?
Podia escuchar la decepción en la voz de su abuelo, y dioses..dolía bastante.
Cualquiera pensaría que al rubio le valdría poco o nada lo que opinará la gente de él o no tener pareja, su carácter era rebelde y solia criticar las tradiciones, por lo que era natural pensar que esto no le afectaría.
Pero esa idea era erronea. Seguía siendo alguien que creció escuchando que debía conseguir pareja para brindar honor a la familia y ser alguien.
"Tuviste el descaro de nacer doncel, mínimo ten la decencia de conseguir un buen marido" le había dicho su amoroso abuelo en alguna ocasión.
Y dioses, realmente las palabras de la casamentera, junto a la decepción de su abuelo le habían dolido demasiado.
- hermano, como te fue?
Escucho la alegre voz de su hermano menor que corría hacia él seguido de Marín, pero no estaba de humor para explicar lo que había pasado. Se quitó el collar de zafiros y se lo arrojó al Menor, quien de milagro lo atajo, y luego se fue corriendo de la casa, directo al lugar de caza de Nicolás.
Sinceramente necesitaba a su amigo en ese momento.
Para su suerte, este se encontraba ahí, limpiando unas flechas y arreglando el arco que usaba para cazar, al verlo le sonrio y se acercó a hablarle.
- aio! Como te fue? Déjame adivinar, te postularon para harem del rey?
En cualquier otro momento se hubiera muerto de risa por la broma de su amigo, quien siempre insistía en que, si la casamentera no lo postulaba mínimo para el harem del rey, pues el lo consideraba suficientemente genial para eso, le vendía carne podrida.
Pero no, no estaba de humor para ese chiste ahora. Cuando su amigo estuvo suficientemente cerca, lo abrazo, empezando a llorar.
- dijo que no sirvo como doncel, que no ni un campesino me querría!
La sonrisa en el rostro del peli Negro se esfumó al oir aquello, Sinceramente estaba enojado, pero su amigo ya estaba jodido, no le iba a empeorar el día.
Correspondio el abrazo en un intento de calmarlo, aunque al final terminaron sentados en una banca del sitio, con Aioria llorando en sus rodillas y él dándole palmadas en la espalda.
-Vamos aio...esa tipa y tu abuelo son más viejos que la luna, no te puede afectar tanto lo que opinen un par de vegestorios... además, ella sólo es una recomendación, no significa que nadie te amara...
- sabes lo difícil que es para alguien rechazado por la casamentera encontrar pareja, no me jodas..
- Aio, eres alguien increíble, la tipa es una idiota. Mira, te juro que si no estuviera comprometido con laila, hasta yo me casaría contigo.
El de ojos celestes dejo escapar una sonrisa amarga. Sabia que no era verdad, su amigo jamás había mostrado interés por los donceles, sólo lo decía para hacerlo sentir mejor.
El pelo Negro siguió hablando un rato más, pero para este punto Aioria ya había dejado de escucharlo.
- Nic..creo que iré un rato al lago, no me busques hasta dentro de una hora...
Se levantó y se fue en rumbo al lago que estaba en medio del bosque, dejando atrás a su compañero que lo miraba con pena.
Honestamente necesitaba estar totalmente sólo, y ese lago era la mejor opción..
Al llegar, noto que estaba totalmente vacío para su suerte y se sentó en una roca.
Era un lago hermoso, el agua era cristalina y estaba rodeado de hermosas flores y arbustos, en algunas ocasiones tenía la suerte de toparse con venados que venían a tomar agua.
Era un lugar bonito para venir a relajarse, o en este caso, llorar sin que nadie te moleste.
Y eso hizo, lloro y bastante, estaba frustrado, enojado y decepcionado conmigo mismo.
Escucho un ladrido, quizás algún perrito había venido al lago.
Volteó la mirada y vio a un perro de pelaje negro y ojos rojos oscuros, se veía amable, ya que lo miraba agitando la colita.
Por un momento sonrió y luego volvió a lo suyo, el perrito ya se iría luego
O eso pensó hasta que escucho un grito cerca de ahí
- Antares, donde estas¡?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro