Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Promesa

Ciel no sabía dónde esconder la cara por la vergüenza que provocó esa petición en voz alta de su enamorado al ser escuchada por los jóvenes a su cargo, quienes desviaron la mirada ante la incómoda escena, su hijo se veía más que incómodo.

—Hermanito, controla las hormonas. —Con una sonrisa traviesa advertía Lucile mientras se sentaba.

—Papá, esto es muy bochornoso —Muy sonnrojado el Phantomhive más joven decía a manera de regaño, ya de por si era extraño que su padre mantuviera una relación amorosa con alguien de su misma edad. Sacudiendo la cabeza volvía a su asiento mientras su rubio pretendiente rubio se sentaba a su lado. Ciel para calmar la tensión aclaraba la garganta antes de continuar la clase, Norman volvía a sentarse junto a sus hermanos que de reojo le miraban, a pesar de ese ambiente de incomodidad siguieron con sus lecciones.

Mientras tanto en la cocina Sebastian daba indicaciones a su esposo para terminar de preparar el almuerzo.

—Así que, ¿te echaron de clases por gruñón?

—Cállate... —Murmuró el demonio con el ceño fruncido— Todo esto es tu culpa.

—¿Mi culpa? Pero si te dije que te quedaras en cama si no te sentías bien.

—Es tu culpa por hacerme esto de nuevo.

—Oh, es por lo del embarazo... ¿Hasta cuando me seguirás culpando por nuestro bebé? Lo hicimos los dos, juntos en la cama ¿O no fue en la cama?

Con una pícara sonrisa Bard se defendía de aquel reproche, no podía resentirse por sus palabras cuando su querido demonio hacía uno de esos pucheros adorables, entre besos trataba de calmar su malhumor, sabía que ser cariñoso era una de las formas eficaces para tranquilizarlo.

—Lo bueno que solo es uno esta vez. —Comentaba Sebastian cuando más tranquilo se acariciaba el vientre— Creo que me volvería loco con tres más.

—Nuestros pequeños no nos han dado tanto problema ¿0 si?

—No creo, lo normal supongo.. Nunca tuve hijos ni tampoco padres, no sabría decir con precisión sobre la dinámica familiar.

—Tenías una idea ya que terminaste de criar al joven amo y ahora es un buen hombre.

—No es como si me enorgulleciera tanto de la crianza que le di, muy joven se embarazó y ahora tiene un romance con alguien de la edad de su hijo.

—Detalles... Detalles... —Murmuró despreocupado el cocinero— El joven amo es un buen hombre y no se diga más.

—Solo dices eso porque lo quieres de esposo para nuestro hijo.

—No, aunque admito que me emociona que el joven amo y yo seremos familia finalmente.

Sebastian sacudía la cabeza ante la idiotez de su esposo, aunque esta le resultaba encantadora. ¿Cómo podía alegrarse por algo así? Pero no era de extrañar porque sabía bien del devoto cariño que tenía para su joven amo.

—Creo que es una muy mala pasada del destino un embarazo ahora, con tres hijos adolescentes.

—No pienses tanto en eso Sebastian, ellos han sido criados bien...

—No hables como si ya fueran adultos, solo son niños pretendiendo ser adultos. Creo que por eso quieren hacer lo que les da la gana, Norman está demasiado inquieto por el joven, Azael por el hijo de él, la más tranquila es Lucile al menos que yo sepa, espero que no salga con alguna sorpresa.

El demonio daba un suspiro al pensar en sus hijos y la inquietud propia de su edad pero que al poseer naturaleza híbrida los hacía un poco impredecibles. Bard notando su tensión masajeaba sus hombros, su esposo podía estresarse por cosas que aún no pasaban.

—Debes confiar en ellos, no harán nada incorrecto, quédate tranquilo.

—Eso espero... Yo solo me preocupo por ellos. —El demonio decía a la vez que se estremecía por los besos que su esposo repartía en su cuello— Ahora entiendo por qué nuestros hijos son inquietos, heredaron tu calentura.

—¿Solo la mía? ¿Y eso se puede heredar? —Divertido Bard murmuró cerca de su oído sintiendo como se estremecía por ese leve contacto y es que parecía que su esposo estaba más sensible de lo normal, era uno de los rasgos notables de su embarazo.

Sebastian se resistía a sus caricias aunque sabía que esto era lo único que quitaba su malhumor, besándolo le pedía que lo llevara a la habitación ya que tenían unos minutos antes de servir el almuerzo.

—Solo pondré seguro en la puerta, lo haremos aquí. —El cocinero sugería con una mirada lujuriosa— Bájate los pantalones mientras cierro la puerta.

—Esto no es buena idea...

—¿En serio? Lo dices así aún cuando ya te estás bajando los pantalones.

La pareja encerrados en la cocina se entregaban a ese efimero momento de placer, a pesar de los años la llama de su amor seguía encendida. Entre gemidos Sebastian era sometido sobre unos paños para no ensuciar el mesón, sonrojado se aferraba al cuerpo excitado de su esposo que no dejaba de embestirlo mientras lo consentía con besos y caricias.

—Se movió... Ahh... Bard, despacio.

—Si te duele solo dilo y no pongas de excusa al bebé.

—Es cierto lo puedes estar golpeando.

—Tratas de quitarme las ganas?

Bard con un puchero murmuró mientras no podía apartar la idea de estarlo golpeando, empezó a moverse lento disminuyendo así su ímpetu, el demonio sonreía perverso al notar su gesto entre confuso y frustrado.

—Estás mintiendo, ¿verdad?

—No miento... Si lo sentí y es raro porque creo que aún es pequeño para ue se mueva así.

—Quizás porque está solito tiene más espacio para moverse adentro, como un pececito en el agua pero él nada entre las tripas de un demonio.

—Entre más viejo más tonto eres...

Susurró Sebastian con una mirada de amor uniendo sus labios a los suyos se besaban para terminar de una vez su asunto ya que quedaba poco tiempo para servir el almuerzo. Mientras tanto en la biblioteca, los jóvenes estudiantes junto a su tutor de reemplazo terminaban sus clases, quedándose solos cuando Ciel se marchó.

—Norman... Quiero hablar contigo.

—Ahora no Lucile, ya sé lo que quieres decirme pero no quiero hablar de eso.

Vincent, el joven hijo de Ciel, solo los miraba de reojo sin querer intervenir en el tema, ya era todo muy raro de por si, los hijos de Sebastian eran como sus hermanos pero uno de estos "hermanos" estaba enamorado de su papá que vendría a ser como su tío y este le correspondía. Y no solo eso sino que su otro hermano rubio lo miraba con ojos de amor, todo era como una novela incestuosa aunque no habían lazos sanguíneos de por medio, era extraño. ¿No podían ser solo como cualquier familia?

—Vincent, ¿Practicamos el vocabulario de alemán juntos? —Azael con una gran sonrisa pedía al hermoso joven Phantomhive.

—Umm estudiaré solo, lo siento.

El joven respondió con una amable sonrisa para salir de la biblioteca, se sentía incómodo al tener a Norman cerca, aún en su mente podía oir su voz pidiéndole sexo a su padre.

—Creo que Vincent está molesto, no es tu culpa... —Decía la joven en un suspiro consolando a su rubio hermano que muy deprimido por el rechazo sollozaba.

—¿Es mi culpa entonces? Ustedes tuvieron la culpa por entrar sin avisar, debieron suponer que estábamos juntos y lo hicieron a propósito.

—Norman, una cosa es que los encontremos coqueteando y otra muy distinta es que te insinues así. No nos culpes...

—Ustedes no entienden. —El joven en un suspiro murmuró ante ese sutil regaño de su hermana, de inmediato salía con prisa de la biblioteca dejando a sus hermanos solos.

—Ese Norman está buscando que papá lo castigue. —Murmuró Lucile a su deprimido hermano— Y tú, vamos animate...

—Él no me quiere porque soy rubio, ¿verdad?

—Qué cosas tontas dices... Eres muy lindo con tu cabello rubio y esa radiante sonrisa traviesa que heredaste de papá. Vincent es muy reservado eso es todo, siempre lo ha sido, así que solo ten algo de paciencia.

—Supongo que si... Entonces, ¿tú si  estudiarías conmigo?

—Claro que si, yo no rechazaría a mi lindo hermanito rubio. Después de comer estudiamos, quien sabe y cierto niño lindo se nos una. —Animada la joven le decía— No has pensado que tal vez se pone nervioso al estar contigo a solas... ¿Ah?

—¿Tú crees? —Muy emocionado Azael cuestionaba esa posibilidad.

—Vincent es tímido como el tío Ciel...

—El tío Ciel no parece muy tímido a veces.

Los dos salían de la biblioteca para dirigirse al comedor en medio de su amena conversación. Los momentos en la mesa al comer eran en los que podían convivir todos a la vez, antes de ir a almorzar Ciel llamó a Sebastian a su despacho quien aparecía con una sonrisa frente suyo.

—Joven amo ¿Cómo estuvieron las clases?

—Mal... —Fue la respuesta tajante de su amo.

—¿Eh? ¿En serio? ¿Mis hijos se portaron mal? De antemano pido disculpas por ellos aunque no sé que hicieron.

—No es eso... Es Norman.

—¿Qué hizo?

—Te lo diré primero porque no quiero que lo regañes si uno de sus hermanos te cuenta al respecto —Empezó a contar ante la mirada expectante de su demonio— Él... Me pidió tener intimidad los demás oyeron y fue muy incómodo, si surge la conversación en la mesa, evítala.

—¿Es una orden?

—No... Hace mucho no te doy ordenes, hazlo por Norman y mi hijo que son los más incómodos por esto.

—Si, joven amo. Hablaré con Norman después pero, ¿usted como se siente?

—Muy avergonzado...

—Ese niño tonto como pudo apenarlo de esa manera. Lo siento.

—Más que avergonzado por lo que dijo estoy molesto conmigo, porque yo también quiero hacerlo y se supone que soy el adulto debería controlarme. ¿No?

—Joven amo no sea tan severo consigo mismo, sé que hace mucho no tiene sexo... Eso es lamentable.

—¿Se supone que tu compasión por mi nula vida sexual debe animarme?

—Lo siento, no quise decirlo así. Usted ama a mi hijo ¿Verdad?

—Mucho... —Sonrojado confesó Ciel con una sonrisa, todo este sentir era confusamente hermoso— Lo que siento por él es tan profundo y verdadero que parece un chiste lo que sentía por ti.

—Estábamos hablando bien, por qué es necesario ser cruel... —Murmuró Sebastian con fingido resentimiento acariciando la cabeza de su joven amo que desviaba la mirada. Obviamente el enamoramiento que tuvo por él no fue un chiste, le llevó buen tiempo poder olvidarlo— Demuestre cuanto lo ama esperando solo un poco más.

—Ya Sebastian no seas cursi... —Ciel decía notando la sonrisa de su demonio— Estás de buen humor ¿Qué te pasó?

—Mejor no le digo.

—Ya lo imagino, espero no haya sido en mi cocina. —Advertía entonces notó la mirada esquiva de su demonio que le confirmaba su suposición— Ya les he dicho que en la cocina no lo hagan. ¿Cómo voy a comer ahora si pensaré en lo que hicieron?
Depravados, mañana antes de las clases que Bard te ponga de buen humor por que no quiero ser tu reemplazo de nuevo.

Ambos discutían a su peculiar manera en la confianza forjada en esos años, más que demonio y contratista eran confidente uno del otro, una extraña amistad que algunos no lograban entender o simplemente envidiaban tener. Hablaban animados dentro del despacho sin sospechar que alguien había oído parte de su conversación al estar atento junto a la puerta, este al sentir que saldrían se escabullía con prisa por los pasillos para evitar ser visto.

Después de un almuerzo tranquilo todos disfrutaban de su tiempo de descanso, este tiempo sería aprovechado para unos padres hablaran con sus hijos. En el jardín Ciel junto a su hijo pretendía disculparse por la incomodidad que le provocó en clase mientras tanto Sebastian en la biblioteca hablaría con Norman sobre el asunto.

—Vincent... ¿Vas a seguir molesto conmigo? —Ciel cuestionaba a su pequeño que callado parecía no querer seguir la conversación.

—No estoy molesto papá... Es solo que es raro todo esto y más al ver que vas en serio con Norman.

—Sé que es raro, Norman es casi de tu edad solo hay unos días de diferencia pero a veces estas cosas no tienen mucho sentido.

En un suspiro Vincent notaba como sus mejillas se teñían en un tenue rubor, no era usual verlo así aunque recordaba vagamente cuando era más pequeño y su padre abochornado le hablaba de Sebastian a veces llorando. Su padre no era malo pero al parecer no tenía buena suerte en esto del amor, primero su experiencia con Anthony, su otro padre a quien veía de repente y especialmente ese amor no correspondido por Sebastian, al menos ahora parecía estar feliz ya que su relación con Norman era casi oficial.

—Norman... Responde. —Sebastian un poco molesto le regañaba al no oír respuestas a sus preguntas.

—No tengo nada que decir, ¿por qué estás enojado conmigo?

—¿Por qué estás enojado conmigo? —El demonio se sorprendía un poco por la actitud de su hijo, este lo miraba con fastidio— No entiendo...

—¡Odio parecerme a ti! —Le gritó con frustración y enojo mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas.

—¿Y eso? ¿Por qué lo dices?

—Ciel solo está conmigo porque me parezco a ti, aunque ni así nosotros tenemos lo que tu tienes con él...

—¿Qué dices? Ya te hemos explicado lo que somos, por favor no empieces con tus celos estúpidos.

—No soy estúpido.

—Si lo eres, mocoso idiota.

—¿Por qué están peleando? —Bard seriamente preguntó interrumpiendo la discusión de ambos, eran tan parecidos que incluso graciosamente tenían los mismos gestos enojados, eso le embelesaba un poco.

—Deja de vernos así. —Sebastian lo regañaba al notar su mirada.

—Son lindos, es inevitable.

—¿Acaso no escuchaste lo que tu hijo acaba de decir? Dijo que odia parecerse a mi.

—Oh, y Azael dice que odia parecerse a mi ¿Cuál es el problema?

—Siempre minimizas las cosas pero en realidad Norman está enojado porque cree que el joven amo y yo tenemos algo.

—¿En serio? De nuevo con eso, Sebastian me ama a mni y el joven amo a ti... Es simple no compliques tanto el amor.

—Pero... Pero papá estaba muy amistoso hablando con Ciel.

—Oye hijo, si yo acepté su retorcida y extraña amistad tú también puedes, cuando amas a alguien no puedes acapararlo para ti solo, eso es muy egoísta.

Bard hablaba con elocuencia a la vez que trataba de ser comprensivo, por su parte Sebastian lo escuchaba atento, su esposo podía ser sabio en algunas ocasiones quizás eran sus emociones que fluían naturalmente, algo que él no podía hacer. Después de todo era un demonio y aunque había desarrollado un lado emocional no podia compararse al de un humano, menos a uno perceptivo como Bard.

Norman avergonzado sollozaba al darse cuenta de su comportamiento inmaduro y un poco patético, acercándose a Sebastian lo abrazaba a manera de disculpa. Así mismo en otra parte de la mansión, Ciel en un abrazo reconfortaba a su hijo, entendiendo que como padre debía comportarse mejor para ser un buen ejemplo y no avergonzarlo. Sin embargo, esto le sería dificil porque no podía evitar desear a su dulce Norman, con quien hablaba en el jardín más tarde, este no entró en detalles sobre sus celos y la discusión con Sebastian.

—A veces me das un poco de miedo —Comentaba Ciel mirándolo de reojo al caminar.

—Lo siento.. Es que a veces mi lado demoniaco se manifiesta. No quise pedirte hacer "eso" de esa forma, fue muy inapropiado aunque quizás no fue la forma correcta de pedirlo no aparta la idea de que si quiero hacerlo.

—Norman... También quiero hacerlo pero yo mejor que nadie sé lo que es apresurarse al hacer esas. —Hablaba Ciel con aparente calma pero sentía como algo ardía dentro suyo al tenerlo tan cerca, que dificil le era reprimir estas ansias. Se había prometido a si mismo esperar pero la mirada que su muy joven enamorado le dedicaba era imposible de resistir.

—Papá dice que si no eyaculas dentro no pasa nada. No quiero hijos todavía solo quiero experimentar el amor físico contigo.

—¿Sebastian habla contigo de esas cosas?

Ambos sonrojados tras una columna de piedra del jardín hablaban, sus labios muy cercanos casi rozaban mientras su respiración se aceleraba un poco.

—Él no.. Mi otro padre, él entiende como me siento... Como nos sentimos.

Uniendo sus labios en un beso se dejaban llevar por las ansias de sus seres aumentando su intensidad con el pasar de cada segundo, al parecer ninguno de los dos podía reprimir el deseo de querer pertenecerse en cuerpo y alma. Ciel no podía evitar sentirse un poco nervioso por su nula experiencia sexual asumiendo el rol contrario, quería satisfacerlo y temía no poder lograrlo. Tal vez por eso alargaba también el asunto al no creerse listo para dar una buena experiencia al niño que anhelaba tanto esta intimidad.

—Estaremos bien... Nadie vendrá puse algo en el té de la tarde que les serví, dormirán un rato.

—¿Qué? ¿En serio? —Ciel murmuró no pudiendo creer la malicia de su enamorado aunque debía admitir que esa misteriosa perversidad, lo atraía mucho.

Los dos caminaron hacia una parte del jardín que era cubierta de rosales, un refugio perfecto para poder saciar sus ansias por vez primera, entre
besos se recostaban sobre el césped que les serviría como cama para lo que harían.

—Esto no es buena idea... No deberíamos. —Murmuró sonrojado Ciel sobre el cuerpo estremecido de Norman cuya mirada carmesí parecía brillar.

—No deberíamos hacer muchas cosas pero aquí estamos enamorados aunque no deberíamos. Tal vez tu alma le pertenece a mi padre pero tu corazón y cuerpo los quiero solo para mi.

Ciel no podía resistirse a sus encantos aunque rompiera su promesa a Sebastian y a si mismo, era más fuerte lo que sentía ahora, la excitación de su cuerpo parecía concentrarse en su entrepierna que endurecida parecía pedir contacto, se disponía a liberarla de la presión de su ropa cuando escuchó una risita resonar cerca. Levantando la mirada veía a alguien con quien no había tratado hace tiempo, ese alguien que a escondidas visitaba a su hijo porque no soportaba tenerlo cerca.

—Vaya Ciel, cómo has crecido... Es inevitable no caer ante los encantos de un muchacho joven, ¿verdad?

—Cállate Anthony! iVete! ¡No tienes nada que hacer aqui!

—¡Cállate Anthony! ¡Vete! ¡No tienes nada que hacer aqui!

Alzando su voz le ordenaba marcharse y así todas las ansias de Ciel se esfumaron ante la presencia del demonio que fue su "primer amor", ese quien aprovechó su ingenuidad en estos asuntos para embarazarlo y después dejarlo, aunque después se apartaron mutuamente. Era una relación complicada llena de resentimiento a la que solo los unía un hermoso vínculo, el maravilloso hijo que concibieron juntos. Norman molesto se sentaba, celoso fijaba la mirada en ese demonio que sonreía perverso ¿Qué pretendía al aparecer así en un momento especial? ¿Acaso los estaba espiando? ¿O quería recuperar a su Ciel? Pensaba con enojo.

💖💖💖
Muchas gracias por estar pendientes de esta historia, agradezco mucho su apoyo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro