Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Novedad

La mirada destellante entre Norman y Anthony ponía nervioso a Ciel, siendo su enamorado tan joven y con solo parte de naturaleza demoníaca estaba en evidente desventaja si se enfrentaba a esta sombra de su pasado. Avergonzado trataba de ocultar su erección, levantándose se arreglaba la ropa para disimular, Norman sonrojado desviaba la mirada. En un suspiro Ciel tomó su mano para levantarlo también del suelo así alejarse de esa irritante presencia que sonreía con descarada malicia.

—Vamos Norman... Sebastian debe estar buscándonos.

—¿Por qué se van? No me ignoren — Anthony dijo siguiéndolos— Norman, finalmente pude verte de cerca, eres igual a Sebastian pero en versión pequeña. Eso lo explica todo ¿No?

—¿Qué quieres? Si vienes a visitar a mi Vincent voy a llamarlo.

—Si, me gustaría verlo... Y también quiero hablar contigo si es posible.

Norman callado los escuchaba hablar, sentía arder su cuerpo de enojo y celos muy diferente al calor que le embargaba antes cuando estaba excitado junto a Ciel.

—No tenemos nada de que hablar.

—Sé que estás enojado por haber interrumpido tu encuentro amoroso y debo admitir que tal vez me puse un poco celoso, lo siento.

—Ahora menos quiero hablar contigo, quédate afuera buscaré a Vincent.

Advertía Ciel con molestia sin soltar la mano de Norman entraban a la residencia, en parte no sabía si debía agradecer a ese idiota que los interrumpiera, no era correcto lo que pretendía hacer porque estaba a punto de romper su promesa con Sebastian y a la propia que hizo a su hijo. Además si lo pensaba con cabeza fría, Norman los puso a dormir a todos aunque pareciera una travesura inocente era muy perversa, pensaba mientras de reojo veía a Anthony esperar afuera sin refutar.

—Odio a ese tipo... ¿Cómo pudo interrumpirnos así? —Refunfuñaba malhumorado Norman cuando caminaban por el pasillo— Pero,  todavía podemos ir a la biblioteca para terminar, ¿no?.

Muy cariñoso el joven decía en un abrazo para obligarlo a que lo levantara, quedando así cerca de su rostro, su mirada se iluminaba al ver el notorio sonrojo de sus mejillas porque a pesar de ser adulto, Ciel seguía conservando parte de esa tímida naturaleza suya, este correspondiendo su abrazo buscaba la manera más amable de negarse.

—Quisiera pero ese idiota ya me puso de mal humor.

—Y no funciona cuando estás molesto? ¿O será que ya recordaste lo que ustedes tenían juntos por eso ya no me quieres?

—No empieces Norman, no es por eso, solo no quiero que nos interrumpan de nuevo. —Con aparente seriedad Ciel respondía.

—Estabas duro... Lo noté y yo lo estaba un poco, si no hubiéramos sido interrumpidos ahora lo estaríamos haciendo. Solo quiero a mi amado dentro mío, que al rozar mi interior me lleve al más absoluto placer...

El joven susurró cerca de su oído para provocarlo mientras su mirada destellaba, Ciel trataba de resistirse al místico encanto de este niño manipulador, encanto natural de un demonio. Se suponia que era el adulto y a veces con él se sentía como el niño entre los dos. ¿Acaso era más propenso a caer en los encantos demoníacos? Pensaba con una extraña sonrisa mientras trataba de apartarse.

—¿Qué cosas dices? Un niño no debería hablar así. ¿Dónde aprendes eso?

—Solo fluye cuando estoy cerca de ti, es lo que provocas en mi corazón enamorado. Tampoco lo entiendo.

Rozando sus labios susurraba Norman, entonces se separaron al oir unos pasos acercarse.

—Joven amo... —Sebastian en un bostezo lo llamó, con un gesto que parecía molesto— Norman ven acá.

—Papá —Murmuró nervioso el joven al notar su ceño fruncido se separaba de Ciel, y es que sabía que su padre demonio podía ser bastante siniestro cuando se enojaba.

—No vuelvas a hacer eso... —Le regañaba jalando una de sus orejas— Si sigues actuando así, lo único que provocarás es que ya no te deje estar cerca del joven amo, ¿eso quieres?

—Papá, es que yo solo quiero estar con él.

—Comportandote así no lo harás, si quieres estar con el joven amo debes madurar, si yo notara madurez de tu parte daría mi consentimiento pero veo que solo eres un niño caprichoso.

Norman hacía un puchero resentido por ese regaño que bien merecido lo tenía, a la vez sentía su oreja arder cuando su padre la soltó, Ciel al verlo no podía evitar sentirse mal pero tampoco podía intervenir, era el trato que tenía con su demonio, ninguno se involucraría en la crianza y corrección de sus hijos.

—Sebastian.. ¿Por qué maltratas al pequeño tú? El pobre niño solo está enamorado.

—Anthony ¿Qué haces aquí? —Un poco sorprendido Sebastian cuestionó al ver a su viejo amigo aparecer, sobre todo porque su amo parecía saber que ya estaba ahí y se lo permitía.

—Ah, me animé a visitar a mi hijo públicamente y no a escondidas, ¿puedes decirme dónde está? porque ya me cansé de esperar afuera.

Sebastian dirigió la mirada a su amo para esperar una afirmación a aquella petición, este asintió con la cabeza.

—Por ahora el joven Vincent está en una forzada siesta pero trataré de levantarlo. Vamos Norman, acompañame.

—Pero... Él se va a quedar a solas con Ciel.

—¿Acaso no confias en mi?

Refutó molesto Ciel ante esa evidente desconfianza de su joven enamorado, este siendo obligado a alejarse por su padre no alcanzó a decir nada más.
Anthony aprovechó para acercarse a su joven ex amante, quien fríamente lo miraba.

—Ciel, ese niño es casi de la edad de nuestro hijo y lo viste crecer ¿No se te hace raro estar en una relación con él?

—Tú no tienes el derecho de juzgar mis acciones y decisiones.

—Bueno no te estoy juzgando solo pregunto porque me siento un poco preocupado por Vincent, a él le incomoda todo este asunto.

—¿Él te lo dijo?

—Si, la vez pasada cuando lo visité, y precisamente que venía a hablarte de eso, te encontré en esa "escena" así que solo confirma lo que él me dijo.

—Mi relación con Norman es seria incluso más de lo que tú y yo tuvimos alguna vez.

—Que cruel eres. En todo caso no vine para regresar contigo, eso es pasado, quiero ver a mi hijo porque aunque no parezca lo amo, siento que es lo único bueno que he hecho en mi nefasta existencia.

—Eso no pensabas al principio.

—Es imposible hablar contigo, solo vives en el pasado. No tener sexo te tiene muy amargado, ¿verdad?

—¡Cállate! Por eso tampoco me agrada hablar contigo— Con mala cara le decía— Además, ¿quién dijo que no tengo sexo?

Falsamente presumía Ciel, ocultando el hecho de que el único sexo que había tenido esos años era el placer que se regalaba al masturbarse.

—Un lindo pajarito me lo contó. — Anhony respondió con una sonrisa burlona— Pero si quieres saciar tus ansias reprimidas por años, me ofrezco para ello sin compromiso. Solo sexo, nada de amor, ¿qué dices?

—Así fue siempre contigo, ¿no?

—Al principio tal vez, pero yo aprendí a quererte Ciel, fuiste el primer humano que provocó cosas en mi, siempre tan hermoso como orgulloso, me gustabas mucho en serio. —Con seriedad se desahogaba— Para mi pesar yo no era Sebastian así que ser correspondido era imposible y por eso me fui, así que no es justo que solo me culpes a mi por nuestra separación, yo estaba aprendiendo a lidiar con mis sentimientos, tú no me diste tiempo.

Anthony parecía más sincero que nunca en esa ačlaración y aunque Ciel  por orgullo no lo admitiera ese demonio frente suyo tenía razón, los dos tuvieron fallas para concretar una relación.

—Lo siento... Lo sé, fui muy inmaduro también. Lamento haberte causado pesar.

—Puedes compensarme... —Susurró junto a una sugerente mirada y sonrisa mientras acariciaba su rostro— Aunque ya no eres un niño sigues siendo muy lindo y el contraste con tu madurez te hace aún más atrayente que antes.

—Nunca vas a cambiar, ¿verdad?

—Solo bromeaba.

—Anthony... —Le llamó Vincent un poco sorprendido al verlo tan cercano a su padre, en un pequeño bostezo se acercaba a sus padres, era tan raro verlos juntos— ¿Qué haces aquí? No me digas qué...

—Estaba a punto de decirle. —Respondió su padre abrazándolo a manera de saludo.

—¿De qué hablan ustedes? —Ciel cuestionó curioso al oírlos.

—Papá es que he pensado que quiero estar con mi otro padre unos días, si no te molesta. —Dijo su hijo con un gesto tranquilo, Ciel sintió que algo se removía en su interior y su mirada se tornó llorosa.

—¿Ya no quieres estar conmigo? ¿Por lo de Norman?

—No papá, eso lo entiendo, solo quiero tiempo para conocer a mi padre es todo, no te pongas así. Son unos días y volveré. —Acercándose a su joven padre lo abrazaba— Eres lo que más amo en el mundo pero necesito hacer esto.

—¿Y si ya no quieres volver después?

—Te prometo que volveré, solo quiero saber que tan idiota es mi otro padre, es todo.

—Escuché eso. —Anthony sonriendo decía— No te preocupes mi querido Ciel, traeré de vuelta contigo a nuestro hermoso hijo en unos días, he madurado pero tampoco tanto para terminar de criar un hijo.

—No tienes que decirlo así. —Vincent murmuró con el ceño fruncido.

—Ahh que lindos son los dos, hacen los mismos gestos. Que hermosa es la genética humana. —Anthony embelesado expresaba al ver sus gestos similares.

—Está bien... Tienes razón hijo. —Murmuró resignado Ciel aunque sospechaba que la incomodidad provocada por su relación con Norman influía en esta decisión repentina— ¿Cuándo piensas irte?

En respuesta Vincent solo dirigió la mirada a su padre demonio, era quien le había prometido una fecha.

—Precisamente eso vine también a confirmar, ¿la proxima semana les parece bien? El asunto que tengo pendiente terminará para entonces. Por mi no hay problema. ¿Qué dices Vincent?

—Si... Está bien.

Los tres hablaron por unos minutos, Vincent de alguna forma se sentía feliz al estar así con sus dos padres a pesar de que la tensión extraña entre ellos era evidente le parecía graciosa. De alguna forma se sentía en familia como cuando veía a los otros niños de la casa con sus padres, sonriendo los oía discutir sabía que no volverían a estar juntos como pareja y tampoco lo deseaba porque separados parecían estar mejor. Se conformaba con que al menos hubiera una amistad entre los dos, era reconfortante y llenaba ese vacío que sentía. Anthony se marchó prometiendo volver en unos días, Ciel se sentía un poco más tranquilo al ver a Vincent feliz, ahora se daba cuenta de lo egoísta que había sido al mantener a Anthony alejado de la vida de su hijo.

—Joven amo... Creo que es la decisión correcta, no esté triste. Y si ese idiota no pretende devolver a su pequeño después, yo mismo me encargaré de él, de eso no tiene que preocuparse.

—Eso lo sé... Pero ¿Si es Vincent el que no quiere volver conmigo?

Amo y mayordomo a solas en el despacho hablaban unos minutos, como era usual Sebastian trataba de animarlo al notar su semblante triste.

—Lo dudo... Vincent lo adora y usted a él. No hay amor más incondicional que el de ustedes dos.

—Supongo... Pero siento que mi relación con Norman nos ha distanciado un poco. Hablando de Norman, debe estar muy enojado por el castigo que le diste.

—Si, pero no fue correcto lo que hizo. ¿Qué hará después? ¿Matarnos para estar a solas con usted?

—Lo siento mucho Sebastian, no creí que haría algo así y cuando me contó que los había dormido debo admitir que me pareció tierno.

—Joven amo...

—Estuvo mal, hablaré con él después al respecto también.

—Por lo pronto, voy a restringir un poco sus encuentros. Lo siento por usted.

—No tienes que disculparte, comprendo. Pero... ¿Es normal que esté con las hormonas tan alteradas? Debo confesar que me asusta un poco sus ansias.

—Y yo debo ser sincero que empieza a preocuparme, es como si fuera un animal en celo. Es raro porque Azael y Lucile tienen la misma edad y no actuan así.

—¿Crees que sea mi culpa?

—No lo creo... Creo que el amor altera su cuerpo, lo sé porque yo también me pongo así. —Pensativo el demonio comentaba.

—No comiences con tus historias sexuales.

Ambos conversaban animadamente mientras tanto en una habitación Norman lloraba por el castigo impuesto por su padre, no vería a Ciel a solas por unos días y aunque creía merecerlo no podía evitar sentirse desolado al imaginar no estar cerca de su amor.

—Norman, ¿Puedo pasar?

—¿Vincent? —Cuestionó el joven al reconocer la voz al otro lado de la puerta-– No es un buen momento.

El pequeño Phantomhive ignorando aquella advertencia entraba de todos modos, Norman secándose las lágrimas se sentaba en la cama.

—Vincent, te dije que no es buen momento, me veo patético.

—Creo que me debes una disculpa por dormirme, ¿no?

—Oh eso, lo siento. Pensé que sería buena idea pero solo quedé como un tonto.

—Y ni siquiera conseguiste lo que querías, ¿verdad?

—No... —Norman dijo en un puchero
inflando sus mejillas sonrojadas.

—¿Tanto quieres tener intimidad con mi padre?

El joven pelinegro desvío la mirada ante su pregunta pues la respuesta era obvia, nervioso se sonrojaba porque Vincent era tan parecido a su Ciel que le intimidaba un poco.

—La próxima semana me voy unos días con mi otro padre. —Vincent comentaba con seriedad, sentándose al filo de su cama.

—Eso pondrá triste a Ciel... Él te ama tanto.

—Si pero se está resignando a la idea, debo irme un tiempo. Necesito alejarme de todos en especial de ti.

—¿De mi?

—Si, ¿no te has dado cuenta? —Sin mirarlo cuestionó casi en un murmullo— Tú me gustas...

—Vincent... —Susurró Norman más sonrojado ante esa inesperada confesión, no había notado sus sentimientos pero es que ese joven era tan reservado y callado, que no lo imaginó, estaba realmente sorprendido.

—Si mi padre no quiere tomarte yo puedo hacerlo y puedes imaginar que soy él. No es tan incorrecto hacerlo si somos casi de la misma edad.

—No... Te quiero Vincent por ser casi mi hermano y por ser parte importante de Ciel, a quien amo. Lamento no poder corresponder tus sentimientos. —Decía nervioso Norman sintiendo como este peligrosamente se acercaba pretendiendo recostarlo en la cama, era tan parecido a Ciel que su belleza lo confundía. Huyendo de esta tentación salía corriendo de su habitación, no podía traicionar a su amado por las hormonas alborotadas, el otro joven dio un suspiro, triste por el rechazo que de alguna forma lo esperaba, salió a paso lento de la habitación.

—Vincent... ¿Qué haces aquí?

Cuestionó sonrojado Azael al verlo en el pasillo cerca de su habitación, contigua a la de Norman.

—Venía a verte, ¿Quieres repasar nuestras lecciones para mañana?

—Ehh si... ¿Vamos a la biblioteca? Sorprendido murmuró por el inesperado interés.

—Pero tienes tus apuntes en tu habitación, ¿por qué no vamos allí?

El joven rubio asintió con la cabeza, su corazón latía con fuerza mientras entraban en su habitación, lleno de emoción imaginaba que finalmente sería correspondido, sería el inicio de su historia de amor sin sospechar que las intenciones del otro no eran tan buenas. Por la noche después de la cena, Sebastian le permitió a su hijo hablar unos minutos a solas con Ciel.

—Tú vigila la puerta, si escuchas ruidos raros, entra. —Le ordenaba Sebastian a Bard fuera del despacho de su joven amo.

—Si, entiendo. Aunque dudo que hagan algo en cinco minutos.

—Si se puede y lo sabes, solo haz lo que digo.

—¿Por qué tan malhumorado?

—Estoy cansado es todo... Voy a preparar té para los niños antes de que se vayan a dormir, vuelvo en unos minutos.

Bard escuchaba a su estresado esposo decir mientras lo veía alejarse por el pasillo, a veces sentía que se complicaba demasiado por todo aún más ahora con lo del nuevo embarazo pero, contradecirlo solo era alterarlo más, así que solo le lanzó un beso a manera de despedida.

—Norman, no te estoy culpando solo creo que debemos tomarlo con calma. —Ciel trataba de aclarar al joven sentado en sus piernas notando esos hermosos ojos llenos de lágrimas.

—¿Es tan malo querer estar contigo? Vincent se va por mi culpa y mi papá no quiere que estemos juntos.

—Claro que no... Vincent solo se va unos días, él necesita conocer a su padre. Y con respecto a este castigo, confío en la disciplina de Sebastian, después de todo él nos ha criado a todos. —Dijo en una pequeña risita abrazándolo cariñoso acariciaba ese rostro sonrojado y lloroso— Creo que entendí algo muy importante, quizás tu ímpetu de estos días se deba a tu inseguridad, al querer mostrar que me amas crees que necesitas entregarte a mi en cuerpo y alma.

—¿Ah? Tiene sentido pero juro que no lo he planeado así.

—Lo sé... Pero si es así, no quiero alimentar más tu inseguridad, no creas que solo quiero estar contigo porque te pareces a Sebastian. He aprendido a amarte y quiero estar contigo por ser tú.. Solo por eso...

Norman ni siquiera sabía que decir, su amado era sincero, lo notaba por el sonrojo de sus mejillas y su forma tímida al hablar entonces vio como nerviosamente sacaba algo de entre su ropa.

—Casémonos... ¿Quieres casarte conmigo? —Cuestionó en un firme susurro Ciel con una Sonrisa, era la primera vez que hacía esta propuesta a alguien.

—Si... Claro que si...

Fue la respuesta emocionada de Norman sintiendo como era colocado un anillo en uno de sus dedos, sus vidas finalmente se unirían en un compromiso eterno, de solo imaginarlo se sentía tan feliz que solo acertó a besarlo con la emoción que su ser albergaba. A la mañana siguiente todos felicitaban a la pareja, aunque su matrimonio estaba previsto para medio año después, fecha tentativa ya que dependía del comportamiento del más joven.

Este debía mostrar madurez en estos meses, madurar a la fuerza si era posible pero por Ciel lo haría. Así una semana transcurrió con evidente normalidad, Norman no mencionó a Ciel la declaración de Vincent pues este último rogó que no lo hiciera y así lo hizo. Esa tarde todos despedían al Phantomhive más joven que se marchaba con su padre demonio unos días, Ciel se sentía triste pero al parecer había alguien más triste todavía despidiéndolo.

—Oye Azael... ¿Vas a llorar? —Su hermana a su lado le preguntó en voz baja con disimulo cuando Vincent se perdió de sus vistas junto a su padre demonio— Ni siquiera el tío Ciel, está llorando.

—¡Es que voy a extrañarlo...!

Empezó el rubio a lloriquear en alto, sorprendiendo a todos a su alrededor incluido sus padres y Ciel.

Oye ¿Y a ti qué te pasa? —Le regañó un malhumorado Sebastian.

—¿Y si Vincent no regresa?

—Va a regresar, quédate tranquilo.

Ciel con una sonrisa pretendía calmarlo mientras miraba mal a su demonio por la frialdad mostrada a su hijo.

—¿Es así tío Ciel? Porque él prometió casarse conmigo cuando regresara,  debe cumplir su promesa después de lo que hicimos.

—¡¿Qué?!

Exclamaron al unísono todos fijando la mirada en el joven rubio que sollozaba, corriendo se escondía detrás de Bard para huir de las miradas siniestras que Ciel y Sebastian le dedicaron ante esa novedad, nada prevista.

💖
Muchas gracias por estar pendiente de esta historia, hasta aquí la había actualizado antes, así que debo escribir nuevos capítulos.
💖

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro