Propuesta
El demonio sonreía al darse cuenta que quizás su joven amo parecía sentir algo por el, aunque no les era permitido expresar sentimientos o emociones no por esto estaba prohibido el sentirlos. En el infierno era muestra de debilidad este asunto sentimental, mientras más frívolo se fuera el estatus era alto entre los demonios. Ahora Sebastian comenzaba a sucumbir en extraños pensamientos que antes habían pasado por su cabeza pero rápidamente desechaba, manteniéndose así a salvo de caer en ridículos sentimentalismos.
"No se puede sentir amor por la comida, si al final solo va a servir para satisfacer el hambre y después desaparecerá"
Era el pensamiento recurrente del demonio cuando servía a su amo cuando este era aún humano, estas palabras le ayudaban a resistir a caer en los dulces encantos del conde, porque sin duda alguna él era un humano diferente, alguien que lograba inquietarlo extrañamente.
—Papá... ¿Estás pensando en Ciel?
—No... Solo pensaba en que castigo debería darte por andarnos espiando.
—Es su culpa por ser bulliciosos, hubieran esperado al menos que no estuviera en casa para hacer sus asuntos maritales.
Sebastian desvío la mirada porque ciertamente su hijo tenía razón pero su querido esposo estaba ansioso y cómo iba a negarse a su petición sexual sin que este hiciera un melodrama lleno de celos. Si su hijo siendo un demonio joven notó su actitud para con Ciel, mucho más su esposo que poseía mayor percepción, debía mantenerlo contento porque un demonio celoso y posesivo era demasiado peligroso.
—De todas formas no debías espiarnos y mucho menos hacer que Ciel nos viera, él es todavía muy inocente e ingenuo, desconoce muchas cosas. —Le regañaba Sebastian con aparente seriedad porque tampoco pensaba disculparse por su error evidente.
—Lo sé... Después me di cuenta que fue un error hacerlo ver "eso", se puso muy mal.
—Entonces tendrás que disculparte con él.
—Pero tú siempre has dicho que los demonios no debemos disculparnos, es más ahora deberías hacerlo commigo y no lo hiciste.
—Solo hazlo... Es una orden.
Noah le miraba de reojo pues parecía que su padre hablaba seriamente, pero al pronunciar lo último esbozó una extraña sonrisa que no entendía. Algo había cambiado en Sebastian y al parecer el culpable de este cambio era Ciel, en medio de un suspiro resignado se alejaba ahora esperaría que el novato demonio se levantara para disculparse.
—Es una orden. —Susurró Sebastian para si mismo al quedarse solo fuera de su casa.
En su mente evocaba el reflejo de su pequeño amo que casi siempre le mostraba ese ceño fruncido, mirando la ventana de su habitación sonreía con melancolía porque ese malhumor que le había divertido ver por años, ahora se teñía de una extraña nostalgia que provocaba confusión.
Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta que una oscura silueta desde otra ventana lo miraba atento en su divagación, Sebastian disimulando su sentir entraba en su casa.
—¿Estabas pensando en él? — Le cuestionó con enojo esta voz.
—No...
Fríamente le respondió mientras se sentaba en una de las sillas. El otro oyendo esa respuesta notaba lo real de su extraña actitud aquella que había visto a lejos, emitiendo un gruñido de enojo se le alejó con prisa hacia las escaleras.
—¡Déjalo... No te atrevas a tocarlo!
Era el grito de Sebastian al suponer a donde se dirigía, entonces su hijo al darse cuenta se interpuso en el camino impidiendo que este avanzara.
—Por favor cálmate.
Le sugería el joven demonio con una sonrisa tratando de detener a su iracundo padre a la vez que notaba la mirada refulgente en carmesí de Sebastian detrás de este en evidente posición de atacarlo por si se atrevía a tocar a su amo. Entonces supo que su padre haría lo que era necesario por ese niño, por instinto atacaría a quien se atreviera a lastimarlo pero ¿Era solo por instinto su deber de protegerlo y cuidarlo? O quizás ¿Su padre estaba enamorado de Ciel? Al parecer no era solo un simple gusto o atracción como aseguró antes. Ni parecía que el mismo había notado el profundo sentimiento que aguardaba en su frío y oscuro corazón.
¿Un demonio enamorado? Nunca pensó verlo porque no era algo común en el infierno y ahora sería testigo directo de un extraño enamoramiento de su especie.
Sebastian intuyó lo que su hijo había descifrado a través de su fascinada mirada, disimulando aquello decidió calmarse abrazando a su esposo por la espalda lo detenía para susurrarle palabras al oído.
—No quiero a ese niño aquí... —Susurró el celoso demonio tratando de tranquilizarse.
—Yo solucionaré eso.
Fueron las palabras de Sebastian con esa falsa sonrisa tan característica suya, el joven demonio que escuchaba temía que Ciel se marchara tan pronto, quería conocerlo y convivir con él un poco más, así que lamentaba que se fuera. Minutos después con un ambiente menos tenso Noah se acercaba a su padre que simulaba leer un libro, un pretexto esperando que su amo se levantara para proponerle un trato.
—¿Te llevarás a Ciel?
—No por ahora aunque no sé que debería hacer, por un lado tu padre quiere que me lleve a Ciel pero también quiere que me quede aquí con ustedes. —Murmuraba Sebastian con mala cara— Yo no puedo dejarlo solo, es presa fácil para otros demonios.
—Yo convenceré a papá de que lo deje al menos unos días.
—Supongo que podrías intentarlo pero también está el orgullo de Ciel, él sentirá que no es de agrado su presencia aquí y querrá irse. Es tan soberbio a veces.
—Eso es lo que te gusta de él... ¿No?
Sebastian esbozaba ya no una falsa sonrisa mientras negaba sutil con la cabeza, sin mencionar palabra alguna se levantaba y empezó a caminar en dirección a la habitación de su amo.
—Si como no... —Sarcástico Noah en un murmullo hablaba al ver como este se alejaba, en su interior quería sinceramente ayudar a su padre a que estuviera con Ciel pero a la vez estaba intrigado por este joven. Tal vez el ex conde debía pertenecerle y no a Sebastian pero esto solo el tiempo diría, aún era muy pronto para dar algo por asegurado y darse por vencido.
—...Ciel —Susurró Sebastian llamándolo mientras se colaba en la habitación de su amo para asegurarse si estaba despierto.
—¿Qué quieres?
—Estás despierto...
—¿Qué quieres? —Volvió a repetir el ex conde fríamente.
—Solo venía a ver si estabas bien... Murmuró en voz baja — Además necesito hablar contigo.
—Yo no quiero hablar contigo. Déjame solo.
El mayor ya empezaba a molestarse por esta infantil actitud de su amo mas llenándose de paciencia trataba de ser comprensivo.
—Noah me contó lo que viste hace un momento, yo quiero disculparme por eso. No debiste verlo fue muy imprudente de mi parte.
—No importa... Supongo que ese es tu deber con tu "esposo"
Sin atreverse a mirarlo Ciel le dijo en tono cansino, tratando de ocultarse bajo las sabanas no deseaba que notara su bochorno provocado al recordar esa escena.
—"Esposo" — Repitió Sebastian en casi el mismo tono pero un poco más sarcástico haciendo énfasis en esa palabra, sonriendo al repetirlo, detalle que molestaba más a Ciel.
—No te burles, idiota.
Murmuró apenado el joven volteando a verlo notaba la tonta sonrisa de su demonio, aún así no podía apartar de su mente la imagen de Sebastian excitado y desnudo provocando que volviera a ocultarse entre las sábanas con vergüenza.
—¿Quieres tener sexo? —Le susurró sensual y muy bajito al oído casi recostándose a su lado lo abrazaba sutil— Yo si quiero.
Ciel se estremecía al tenerlo de esa manera, sentir su cuerpo como se apegaba al suyo y ese aliento rozar tan deliciosamente la piel de su cuello y nuca, dándole una sensación de alivio. Reconfortado en esa sutil calidez en medio del frío infernal, al que no estaba acostumbrado, su ser entero tiritaba y no le desagradaba nada esta sensación.
°
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro