Aclaración
Ciel sentía como sus mejillas parecían arder preso del bochorno que provocaba esa propuesta sugerida por esa perversa pareja de demonios, los gestos sugerentes que le dedicaban ambos le hacían apenarse. Aunque para si mismo debía admitir que tenía curiosidad por el tema no lo diría, así que solo pretendía marcharse.
—Creo que no es correcto avergonzar de esta manera a nuestro nuevo amigo... ¿No lo crees Noah? —El demonio mayor cuestionó al joven que no dejaba de abrazarlo cariñoso.
—Si supongo que si, pero de todas formas Ciel se apena hasta con cosas insignificantes. Ya me imagino como se sonrojara cuando mi padre lo penetre la primera vez.
El joven ex conde se sonrojó más al oír esa burla que tenía algo de verdad, se sentía tan avergonzado al pensar que esa posibilidad se hiciera realidad y que lo imaginara alguien más le era muy incómodo sobre todo porque podría cumplirse pronto.
—Fue un gusto conocerlo señor... Yo me retiro. —Con fingida amabilidad Ciel murmuró mientras se acercaba a la puerta.
—Oh vamos Ciel no te enojes, era broma. —Le detenía Noah con una tonta sonrisa nerviosa interponiéndose entre él y la puerta.
—Ya ves Noah has enojado a mi invitado, ahora tendré que castigarte.
—Hablas de un castigo verdadero o de esos castigos que me gustan.
Ciel al parecer empezaba a entender ese tipo de insinuaciones, la coquetería entre ellos era evidente confirmando así sus sospechas de que esa conversación no era nada inocente. ¿Debía aprender de ellos?
—Un castigo de verdad... Porque a veces eres muy pesado como tu padre.
—No me compares con él —Con un puchero algo resentido Noah le refutó— Odio cuando lo haces.
Observaba como la pareja discutía, eso no debía aprenderlo, dominaba el tema de llevarle siempre la contra a su demonio provocando sus usuales discusiones. También descubrió algo nuevo de Noah y como fastidiarlo, no le gustaba que lo compararan con Sebastian aunque se parecían mucho incluso en ser odiosos.
—Bueno tú me obligaste a decirlo por comportarte así con el pequeño Ciel... —Le decía con una sonrisa mientras miraba al joven demonio que nombraba— No te vayas jovencito, es muy raro una especie de demonio como tú aquí en el infierno, quisiera saber más de tu mundo a través de tu percepción remotamente humana.
—No sé que podría contarte, no es un mundo más interesante que este.
—Tal vez pero aun así me interesa saber, además puedo notar que tienes muchas dudas sobre este mundo al que fuiste lanzado sin previo aviso, así que te sugiero que hagamos una especie de intercambio de información.
Ciel se quedó pensativo ante su propuesta que era dicha con más seriedad y sin duda era más razonable que la anterior, la pequeña orgia que sugirieron de la cual no tenía mucho interés.
—Está bien... Creo que es bastante razonable solo espero que esto no sea una trampa para seducirme en sus extraños juegos sexuales. —Advertía con una falsa sonrisa el ex conde a la pareja que frente suyo no dejaba de verlo.
—Claro que no... Aquí no se obliga a nadie pero si te da curiosidad jugar con nosotros eres bienvenido solo con pedirlo.
—Yo jamás pediría algo así... —Sonrojado Ciel aclaró— Eso no es correcto.
—Creo mi querido Ciel que aún tienes muy arraigados tus prejuicios tan humanos pero confío en que poco a poco los irás olvidando al irte adaptando a este lugar.
Decía el mayor mientras con una señal de mano amablemente lo invitaba a conocer su residencia, a regañadientes Ciel aceptó aunque si tenía la intención de recorrerla. Así a los tres se los veía caminar por los pasillos y habitaciones de la demoníaca residencia en medio de un ameno diálogo.
—Sebastian ¿Vas a salir? — Era la pregunta que irrumpía el silencio de la residencia Michaelis.
—Si. —Secamente respondía a su esposo.
—Seguramente vas a buscar a ese mocoso... ¿No? ¿Me rechazas para irte con él?
—No haré eso, iré a dar una vuelta a ver si hay algo interesante.
—¿Más interesante que tu Ciel?
—No empecemos a discutir — Con una falsa sonrisa Sebastian refunfuñaba ante la insinuación pero en su mente tenía una obvia respuesta que dar pero la callaría.
"No había nada ni nadie más interesante que Ciel"
Era el pensamiento que su mente ocupaba y que sus labios reprimían para que esas palabras no se escaparan, no quería complicar más el asunto con su esposo quien ya bastante enojado estaba por el hecho de haberse negado a darle sexo. Hastiado por esta situación solo se disponía a marcharse.
—Regreso en un rato.
—¡Has lo que te plazca...! —Con enojo el otro le gritó al ver como se alejaba, Sebastian solo suspiró resignado ante la escena de celos de este afirmando que debía irse.
A pesar del problema ocasionado sentía que su decisión era correcta, porque revolcarse con su esposo era en extraños términos serle infiel a Ciel, lo hizo una vez y no quería volver a repetirlo. Salía de la casa pero no con el afán de buscar a su lindo amo aunque una fuerza dentro suyo parecía insistirle que lo haga sin embargo no lo haría porque era complicar aún más este asunto con su esposo. Sería un peligro para Ciel caer en la garras de un demonio celoso y enfurecido, divagando empezó a caminar sin rumbo definido por el frío infierno.
—De algo estoy muy seguro y es que mi próximo hijo me lo dará mi querido Ciel. —Murmuró ilusionado mientras un extraño destello se iluminó en su mirada carmesí— Esposo mío, no caeré en tu trampa de nuevo, ¿Quererme atar con un hijo? No está entre mis planes por ahora.
Mientras que el demonio determinaba su futuro junto a su amo, quien a unos cuantos metros terminaba el recorrido en esta bella residencia dándose cuenta que este demonio que presumía de ser maestro tenía una pequeña obsesión con el mundo humano, lo afirmó al ver los detalles en arreglos y decoración haciéndole tener la sensación reconfortante de estar de nuevo en su mansión, aquella que tuvo que abandonar de forma forzada.
—Yo puedo preguntarte algo. —Titubeó Ciel al demonio dueño de la residencia que caminaba de la mano de Noah— Si en algún momento no tengo donde ir ¿Puedo venir aqui?
—Si... No lo dudes, tú puedes venir cuánto y cuando quieras. —Este le respondió con una sonrisa pero notó como la mirada color zafiro del joven brillaba como queriendo llorar— Si Sebastian es odioso, su esposo lo es más, por eso no voy a visitarlos.
—Bueno debes entender que a mi padre no le agradas por el hecho de que seas mi amante en práctica y teoría —Aclaraba Noah con una coqueta sonrisa a su pareja.
—Sé que es tu padre pero no lo justifiques, yo lo conocí antes que tu nacieras y era igual o peor de pesado.
Ciel se daba cuenta entonces que no era el único que odiaba al antipático esposo de su demonio, ahora la duda que tenía era ¿Cómo pudo casarse su Sebastian con alguien así? ¿A su demonio le atraían los amargados y gruñones? Se lamentó en silencio el haberse dado cuenta de ese detalle aunque el no era tan antipático, pensaba amargamente.
—¿Ustedes ya están juntos como pareja? —Cuestionó Ciel con curiosidad para cambiar el tema anterior que lo hizo sentir un poco mal.
—Te estás preguntando... ¿Si tenemos sexo? Debo decir que si. —Le respondía con una perversa mirada el otro joven— Y se siente muy bien por eso digo que deberías intentarlo pierdes el tiempo reprimiendo esas ansias tuyas que no son mal vistas aquí.
—En mi mundo es repudiable que un niño tenga una relación de ese tipo con un adulto.
—Pues mi querido amigo y futuro padrastro esto es el infierno lo repudiable aquí es hacerse el "correcto".
Ciel desvió la mirada ante la respuesta dada por su joven amigo, aunque no quisiera admitirlo tenía razón después de todo eran esos propios prejuicios que le impedían en parte entregarse plenamente a Sebastian.
—Pero Noah aún Ciel no puede hacer eso con tu papá de todas maneras, debe ser examinado para saber que tipo de demonio es y si está en sus días.
—Ahh bueno eso si... Aunque yo creo que él sería el pasivo... Mira solo su carita. —Noah aclaró todo embelesado acariciando sus mejillas.
—No entiendo que quiere decir eso sobre mis días. —Comentó curioso Ciel.
—Ciel... En palabras simples, hay días fértiles para los demonios y si tienes sexo esos días es muy, muy probable que te embaraces.
Le explicó brevemente el mayor, ante la sorpresiva aclaración el joven palidecía, él no quería ser madre y mucho menos tener un hijo de Sebastian. Así que eso bastaba para calmar sus ansias, lo que no sabía todavía era que en esos días sus ansias no podían ser controladas a su voluntad. Que la pasión y la lujuria bloquearían su razón para entregarse al placer en esos días en que su cuerpo se deleitaría, en esos más bajos instintos que aún desconocía y temía afrontar.
✽
• ★ . ·
✧
☆ . ·
. ☆ ∗ .☆
• ★
° ✧
∗ .
• ★
° ✧ .
✫ • °
• ·
✲ ✧ ☆ . •
• ✩
✧
☆ •
⠝ ✶
ღ꧁Muchas gracias por leer ꧂ღ
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro