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21:08

Una llamada, dos, luego tres.

Seok Jin mira su teléfono móvil pero no le presta tanta atención como debería. Ha tenido a un paciente bastante difícil de tratar. Una mujer entrada en años, con un cuadro de psicosis. Le ha sacado de quicio y ha tenido que llamar a la seguridad del edificio.

Lleva días sin hablar con Yoon Gi, pero sí lo hace con su hermano gemelo. Nota que está nervioso, le ha confesado que tiene miedo de tocar la puerta de aquella casa y encontrarse con los ojos perdidos de su hermano. Tiene miedo de que en lugar de sorprenderlo le de un puñetazo en la cara, le escupa y le diga que lo sigue odiando.

—Que cobarde— susurra, entrando a su vehículo y mirando por el espejo retrovisor —¿Qué mierda...?

La noche está muy inestable, han vuelto las nubes negras y los destellos amenazante. Está a punto de llover y quiere marcharse a casa cuanto antes, pero aquella persona que no logra distinguir por la distancia y poca luz de la calle, se acerca hacia su coche. Cada vez lo hace más apresurado.

Seok Jin es atento y siempre está alerta ante todo a su alrededor ;el atender pacientes inestables le ha acostumbrado a ser así. No se fía de nadie, a veces ni de su propia sombra. Mete apresurado la llave y arranca el motor. Pisa el acelerador, pero esa figura se para justo en frente golpeando el capó con ambas manos.

—¡¿Qué quieres?!— se asusta.

Las luces del vehículo iluminan aquel rostro, cree ver a Yoon Gi, pero no es él. Suspira aliviado por descartar la idea de que era un delincuente que trataría de robarle. Baja apenas la ventanilla dejando que la finas gotas de la llovizna que cae entren mojándole su saco marrón.

—Jin... Perdón— se acerca el gemelo, algo nervioso. Se asoma por la ventana y mira el interior del auto buscando refugio—¿Puedo hablar contigo?

—¿Pero qué mierda haces así? Casi me matas del susto— le recrimina, pero le abre la puerta del asiento del copiloto para que entre— ¿Qué pasa?

—No me contestas las llamadas— el pelinegro se acomoda el pelo y trata de sacudir las gotitas de su impermeable para que estas no mojen el asiento tan bien cuidado. Ha corrido mucho para alcanzarlo por lo que se siente agotado—, necesito hablar.

—Pues habla...— Jin no le responde nada ante lo ignorado que se ha sentido el otro por no contestarle el teléfono; estaba demasiado ocupado.

—Ya sé que te dije que tenía miedo, pero no puedo hacerlo...— agacha la cabeza, mirando sus zapatillas—No puedo después de lo que me has dicho. Yoon Gi tiene que estar muy inestable y no dudo que sea capaz de apuñalarme si me ve.

—Mira, Yoon Sung...— Jin pasa sus manos por su cara y deja dos dedos masajeando su sien derecha— Tienes que verlo sea como sea. Eres su hermano, Yoon Gi hace mucho que está solo, no tiene ni un apoyo. Me ha estado llamando, pero no he podido responderle. Yo sólo soy su psiquiatra, no formo parte de su familia y no puedo ir hasta su casa a ver cómo está ¿Entiendes? No tiene cinco años.

—Joder, ya lo sé— Yoon Sung se muerde los labios. Cree que Seok Jin no ha cambiado nada después de todo el tiempo que pasó, pero eso no quita que le siga pareciendo jodidamente atractivo, aunque cuando abre su boca es un maldito lanza llamas que no se corta— ¿No podrías ayudarme aun que sea un poco? He viajado desde muy lejos para llegar aquí. Quiero ayudarlo, y si es necesario lo llevaré conmigo.

—Ni te molestes en eso— lo interrumpe antes de seguir hablando. Saca de la guantera un paquete de cigarrillos y enciende uno para ponerse a fumar, la presencia de su ex lo pone bastante estresado—. Él tiene aquí su miserable vida hecha, no será capaz de adaptarse en otro lugar. Lo más probable es que lo encierren en un par de años si sigue así.

—¿Y lo dices tan tranquilo?

—Es así— fuma por unos segundos y expulsa el aire por la ventanilla. Mira que en la calle no pasa ni un alma, solamente algún taxi buscando pasajeros que le llenen el bolsillo por esa noche—.Creo que es un caso perdido. Ya lo he estado pensando.

—Pero ¿Qué estás diciendo?— indignado, voltea a mirarlo fijamente mientras que el castaño solamente eleva una ceja— Entiendo algunas cosas, como que digas que no eres su familiar ni nada de eso y que tampoco puedes formar lazos estrechos con él, pero la manera en la que hablas es bastante desagradable ¿Qué clase de persona eres, Seok Jin?

—Ya veo que sólo querías hablar conmigo para escupirme en la cara, después de todo lo que te ayudé a ti y al enfermo de tu hermano...—ríe, agitando levemente los hombros mientras da otra calada más profunda— La confianza da asco, sobre todo cuando se aprovechan de tu buena voluntad.

—¡¿Pero qué coño estás diciendo?!— grita el pelinegro, frustrado por escucharlo. Siente que vuelve a vivir una de esas muchas peleas que tuvieron en el pasado— Tú te ofreciste, como todo el narcisista que eres diciendo que todo iba a estar bien, que eras el mejor y no sé qué más mierdas... Ahora me doy cuenta que sigues siendo un imbécil.

El psiquiatra se encoge de hombros tras escuchar sus palabras, nota que se ha desahogado de cierto modo, pero le da igual lo que le diga. Ya no tiene tiempo para atender a alguien como a Yoon Gi, porque incluso cree que no quiere ayuda y finge sentirse mal sólo para buscar una distracción de esos impulsos. Tiene metidos en la cabeza retorcidos pensamientos que no logra exteriorizar por miedo o precaución, pero poco a poco los irá soltando según deduce, y eso le resulta interesante pero no tanto como para seguirlo tratando. Ha terminado con parte, ahora sólo le queda observar.

—¿Algo más, Yoon Sung?— mira el reloj de su muñeca y terminar rápidamente el cigarrillo— Tengo que irme a casa.

El pelinegro no contesta, se baja del auto y cierra de un fuerte golpe, marchándose bajo la lluvia mientras Seok Jin lo mira por el espejo totalmente serio.

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