Parece que no puedo enfrentarme a los hechos.

Estoy tenso y nervioso.

No puedo relajarme.

No puedo dormir porque mi cama está ardiendo

No me toques. Soy un verdadero cable vivo

💀

Son las 19:55.

Pasos apresurados, torpes, incapaces de correr con normalidad. Yoon Gi se dobló el tobillo por hacer cosas que no debe. Se siente estúpido y maldice mientras avanza por su camino habitual.

Su jefe lo llamó pidiendo explicaciones de por qué faltó al trabajo. El pelinegro inventó una excusa: la muerte de un inexistente familiar.

Fue amenazado con un despido, además de que la chica de las prácticas le avisó al superior que, en las cámaras de seguridad que tiene en su casa, aparece Yoon Gi escondido observando su puerta durante varios días seguidos.

Yoon Gi la odia, la detesta. Son todas iguales. Ella, la otra... Su madre.

Salió a correr para olvidar el asunto pero justamente en el parque se encuentra otro problema. Una chica que lo mira asustada se aleja lentamente dando la vuelta, trata de disimular pero él lo sabe, Yoon Gi sabe todas las expresiones que hace una mujer cuando tiene miedo. Él hacía las misma con su madre.

Oh, esa zorra.

Gruñé molesto y se toca el tobillo para tratar de hacer un leve masaje, luego se pone la botella de agua fría en la zona. Eso lo alivia un poco.

Después de unos minutos sigue caminando despacio, por el sitio donde siempre pasa. Allí se encuentra otra vez a ese chico. Éste se ve muy centrado, agachado y chupando un helado de agua de color rojo. Supone que es de fresa o sandía.

Yoon Gi es curioso y se acerca para ver qué es lo que hace. Siente un asqueroso olor a putrefacción, el sonido de las moscas y el ruido de los grillitos. Aún es temprano y hay bastante sol aunque comienza a nublarse el cielo.

Sus ojos miran al chico; es muy delgado, su pelo se ve un poco desordenado y viste unos shorts negros con una camiseta a rayas.

—¿Qué estás haciendo?— le pregunta casi en un tono desagradable, pero por culpa del olor.

—Oh...— el chico se gira algo asustado, casi se le caen los anteojos de la cara. En su mano derecha sostiene el palo del helado y pasa su lengua para finalmente chupar con sus labios sonoramente. En la otra mano lleva un palo largo de madera —Encontré un gato muerto.

Yoon Gi da unos pasos para adentrarse un poco entre los arbustos. Mira al suelo, junto a una piedra. El cuerpo de un gato de pelaje castaño está en descomposición. Por la forma que tiene deduce que fue aplastado, pero le llama la atención que tiene un corte en el abdomen y pueden verse sus tripas. El chico lo vuelve a mover con el palo, introduciendo la punta de éste entre los intestinos, sin verse asqueado mientras lame un helado que ya comienza a derretirse.

—¿No te da asco el olor? Dios...— Yoon Gi se tapa la nariz con la camiseta y observa la indiferencia en esa carita de inocencia— ¿Y por qué lo toqueteas con el palo? Es repugnante.

—Este es mi lugar de estudio, apareció aquí ayer. Quizás alguien lo mató y lo escondió entre estos arbustos— frunce el ceño y empuja el cuerpo del animal lejos. Luego se sienta en una piedra que tenía bajo un árbol al lado de su mochila. No le presta mucha más atención al pelinegro y continua pasando la lengua por el helado, mirándolo de reojo discretamente— ¿Qué quiere, señor?

—¿Por qué siempre estás aquí? —no le contesta a su pregunta y se le acerca un poco más. Se agacha hasta quedar medio sentado y observa el libro de texto que el chico tiene sobre sus muslos—¿A quién se le ocurre estudiar en un sitio así?

—Me está haciendo muchas preguntas—gira su cabeza por completo y lo mira a los ojos; le queda poco helado y lo chupa lentamente metiéndolo en su boca.

Yoon Gi se inclina un poco hacia atrás,  ¿está enfermo de la cabeza o ese niño trata de provocarlo con sus acciones? No le dice nada y lo sigue mirando curioso. No es normal que un chico tan joven esté solo, en medio de un parque y cerca de un río con una corriente fuerte de agua. ¿Y si cae allí por descuido? Nadie se daría cuenta. El pelinegro eleva una ceja y le vuelve a insistir.

—¿Dónde están tus padres?

—No le puedo dar información a un desconocido, disculpe...— dice apenado y agacha la cabeza. Termina su helado y deja el palito en su boca para morderlo.

—Pero... No puedes andar sólo ¿Cuántos años tienes? Te acompañaré a tu casa.

—Me está dando miedo, de verdad me pregunta muchas cosas — hace un puchero— Mi padrastro dice que hay hombres como usted que tratan de hacerse los simpático y luego se lleva a los niños para hacerles cosas malas.

—No soy esa clase de persona —Yoon Gi se ofende, y mucho. Se para y se queja por el dolor del tobillo— Sólo trato de ayudarte.

—Mmm, que agradable que es—le sonríe y cierra sus ojos. Yoon Gi es cautivado por su dulce carita. Cree que debe tener unos diez o doce años—¿Quiere ser mi amigo? Ya que me dijo que es buena persona. Bueno, al menos eso me dio a enteder—le estira la mano para estrecharla— Me llamo Jun Mi.

Ji Min miente y se inventa un nombre porque sabe quién es el pelinegro. Lo reconoce perfectamente del chat.

—Vale...—algo confuso, Yoon Gi le estrecha la mano— Un gusto, yo me llamo Min Yoon Gi.

Ji Min le muestra los dientes, sus labios se ven apenas pintados de rojo por el colorante del helado. No dice nada más y se pone a leer.