—¿Hola?

—Soy yo, el hermano de Yoon Gi.

El consultorio de Kim Seok Jin queda apenas iluminado por la lámpara que se encuentra cerca de la puerta. Decide sentarse en el sillón antes de marcharse del lugar para hablar tranquilamente con el otro.

—¿Cómo estás? —le pregunta amable, cruzando sus piernas— Creí que no hablaría nunca contigo Yoon Sung.

—Ya... El trabajo— se excusó—¿Cómo está Yoon Gi?

—Mmm— Jin divaga en sus pensamientos. No es fácil decirle al hermano de su paciente que puede que esté tan cerca de un psicópata —.Bastante mal. He notado conductas que antes no tenía, ¿sabes a lo que me refiero?

—No.

—Lo suponía —Jin suspira pesado y masajea su frente—. Tu hermano tiene ciertos deseos reprimidos. Los intenta controlar, pero creo que no va a llegar muy lejos con eso. Le he dado calmantes, está muy ansioso.

Yoon Sung es el hermano gemelo de Yoon Gi, él no entiende nada sobre medicación ni psicología por lo que supone que eso lo ayudará, además apenas recuerda la última vez que lo vio. Un año atrás,  a lo mejor dos... No lo sabe. Pero no puede dejar de pensar en él y en cómo lo dejó de lado después de la muerte de su madre. Sabe que su hermano no estuvo bien, que el psicólogo le recomendó un psiquiatra, y ahí estaba Jin, su exnovio.

—¿De qué deseos hablas?—el corazón del chico late muy rápido,  siente pavor.

—Creo que ha intentado violar a alguien— dice Jin directo al grano, imaginando la cara de Yoon Sung—.Y reitero, creo. No he dicho que lo haya hecho, ¿vale? Sé que debes estar pensando cosas horribles...

—No, eso no es posible. Yoon Gi sería incapaz de hacer algo así, ni se le pasa por la cabeza.

—No me estás prestando atención —Jin vuelve a suspirar, aquel chico es difícil de tratar, igual que su hermano
—.Yoon Gi tiene un problema muy grave, tienes que volver con él, no puedes dejarlo solo. Sabes que si llega a hacer alguna cosa no voy a dudar en reportarlo a la policía. Yo hago todo lo posible por sacarlo de esos pensamientos retorcidos.

—Ya, lo sé,  pero no puedo creer lo que dices.

—Entiendo que digas esas cosas, eres su hermano y estás en tu derecho de querer defenderlo, pero escúchame.

Yoon Sung muerde sus uñas nervioso mientras que se mira en el espejo del pasillo de su departamento. Mientras Jin le habla él solamente piensa en cosas horribles, en la cara perversa de su hermano, en cómo toma el cuello de alguna muchacha y la tira contra el suelo... Agita su cabeza con fuerza y se le revuelve el estómago.

—Volveré mañana a Corea, Jin.