Capítulo Ocho
“Es gracias a su hermano mayor es que está donde esta”
"Solo es bonito, no tiene talento. ¿Por qué aspirar a ser un idol si pudo haber sido modelo?"
"Odio cuando canta, es horrible y se cree cool cuando rapea"
"Esto es lo que hace el Nepotismo, debuta a esta clase de payasos y se forma un circo"
"Siempre que lo veo pasó de él. ¡Es horrible, no lo soporto!"
"Aquí los que aún querían que debutara Seunghan 👉".
“Like para el Idol más lindo e inútil de la generación"
En medio de la quietud de la noche, mientras el suave sonido de los ronquidos de Yangyang resonaba en la habitación, Jaemin yacía en su cama, inmerso en la oscuridad, iluminado tan solo por la tenue luz de su teléfono móvil contra su rostro. Con el corazón anhelante, escudriñaba los comentarios de un video reciente que había subido un usuario sobre su encuentro con los fans.
Sin embargo, el brillo de sus ojos se desvaneció lentamente a medida que avanzaba por los comentarios. Entre las palabras de apoyo y cariño, una oleada de odio y críticas destructivas se abría paso en su pantalla. Cada palabra afilada y venenosa cortaba profundamente en su corazón, dejando sus emociones expuestas y crudas.
Jaemin tragó saliva con fuerza, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse. El dolor y la confusión se arremolinaban en su pecho, haciendo que se sintiera solo y vulnerable en medio de la oscuridad de la habitación.
Mientras observaba los comentarios crueles, Jaemin sintió cómo su corazón se hundía cada vez más en la culpabilidad. Intentó borrar las palabras dolorosas de su mente, pero se aferraron a él como garras afiladas, hundiéndose más y más en su alma. Apagó el celular y lo dejó a un lado entre las sábanas.
Lágrimas silenciosas rodaron por sus mejillas mientras luchaba por contener sus sollozos. Con un nudo en la garganta, Jaemin se abrazó a sí mismo, tratando de encontrar consuelo en medio del frío torbellino que le formaron en su interior.
Finalmente exhausto, Jaemin cerró los ojos con fuerza, enterrando sus inseguridades en lo más profundo de su corazón. Con un suspiro tembloroso, se dejó vencer por el cansancio para sumergirse lentamente en un sueño plagado de pesadillas y recuerdos dolorosos.
Mientras la noche avanzaba en silencio, el suave susurro de Jaemin dormido se mezcló con los ronquidos de Yangyang.
«No soy así.
Realmente valgo la pena.
¿No pueden verlo?
¿O es que de verdad me lo he creado yo mismo?»
—¿Cómo? —la muchacha se ve herida.
—¿Te lo tengo que repetir dos veces? —Jisung cuestiona en un claro tono de voz cansado y un tanto fastidiado —Para empezar, no sé quien te dio permiso de publicar una foto en donde aparezco yo.
—No se ve tu rostro.
—Pero se ve claramente que soy yo, todos me reconocieron. Además, ¿Qué es eso que escribiste en el grupo de WhatsApp de Contaduría? Preguntaron si éramos novios y en vez de negarlo, lo dejaste como un suspenso. ¿Por qué lo hiciste?
—Tu tampoco contestaste.
—Contesté tarde, si me hubiera dado cuenta antes, lo habría hecho.
—¿Te das cuenta que es la primera vez que intercambias más de dos palabras conmigo?
Jisung frunce el ceño —Tengo novio, Giselle. Así que por favor, respetalo y respetate a ti misma.
Aquello fue lo último que soltó antes de girarse sobre sus talones y seguir caminando por el pasillo, alejándose de una frustrada muchacha. Tal vez fue un poco duro pero es mejor cortar las alas antes de que crezcan. Chenle es su predestinado, lo encontró antes de si quiera entender lo que realmente significaba y morirá junto a él con gusto. No hay chance para nadie más.
—¡Jisung! —la voz temblorosa de la muchacha llamó su atención más no quiso responder. Siguió su camino hasta que su brazo fue jaloneado hacia atrás. —¡Por favor, perdóname! ¡No lo volveré a hacer lo juro, de verdad! ¡No quería lastimarte ni dañarte! ¡Fui una tonta de verdad!
La hubiera ignorado pero al ver como cayó de rodillas por su perdón mientras llora, le hizo sentirse un poco mal. Y no ayuda el hecho de que el pasillo está rodeado de algunos estudiantes quienes miran la escena con confusión y otros con claro desagrado hacia el. Un Omega rogando de rodillas por el perdón de un Alfa es claro que no está bien visto.
—Levántate.
—P-Pérdoname...
—Levántate ahora o si no, no te perdonaré —ante sus palabras, la chica asiente frenéticamente y se levantó.
Limpiando las lágrimas que se deslizan por su mejilla con temblor y nerviosismo, mira con un brillo de esperanza al mayor. No quiere que se aleje de ella, no quiere que la vuelva a mirar con aquel odio y frialdad de antes.
—M-Me gustas y-y estaba celosa... Pensé que podría l-lograr tenerte, lo siento...
—Mi novio es mi predestinado, no puedo corresponderte —por si no lo sabía, lo dejó en claro con su propia boca frente a frente —Pronto llegará tu Alfa destinado y serás feliz, lo siento.
Giselle mira como el más alto luego de decir aquello se retira dejándola atrás. Mira su espalda alejarse cada vez más con tristeza. Se siente frustrada, enojada y triste.
«¿Tanto ama a ese tonto Omega?»
Es desagradable y molesto. Pero por más destinados que sean, las relaciones a distancia están destinadas a acabar por más amor que haya de por medio. No está dispuesta a darse por vencida y cuando tenga su oportunidad, será cuidadosa. No se dejará caer de esta forma.
Jisung llegó a la cafetería y se sentó junto a sus amigos mientras mira un punto perdido. Karina tiene sus ojos pegados a la pantalla de su laptop, la desvía por unos segundos al azabache y vuelve a posarla en lo suyo. Wonbin come de unas papitas fritas, las cuales mira con dolor al pensar que tal vez, debería dejarlas ir.
—¿Quieres? —desliza el plato lentamente hacia el más alto, parece sufrir.
—Cómetelas tu, no quiero.
Ante su negación el castaño asiente feliz volviendo de un segundo a otro a su gran sonrisa —Tu te lo pierdes —se adueña de su plato y toma un puñado para atragantarse con ello.
—¿Cómo te fue? —se atrevió a preguntar Karina mas seria.
—Le dije que respetara mi novio y se respetara a si misma —se encogió de hombros —No puedo ser duro, es una Omega enamorada.
—¿Se dan cuenta de que esto es estúpido? —la cuestión del beta hizo que ambos Alfas le mirasen con confusión al no entender —Digo, si fuera al revés. Si tú fueras el Omega y ella el Alfa, podría hasta ser catalogado acoso y tendrías hasta razón de golpearla si lo deseas. Pero dado a que ella es Omega, tu como Alfa debes entender y perdonarla. Y si ella decide seguir fastidiándote no puedes hacer nada más que advertirle amablemente porque si te ven siendo agresivo con una Omega terminas metiéndote en problemas.
—No creo que ella vuelva a intentar algo conmigo —Jisung se rasca la nuca un tanto pensativo y vacilante. Se lo dejó suficientemente claro, ¿Hay alguien tan estúpido que no pueda entender sus palabras?
—Creo que Wonbin se refiere más a los problemas de géneros que existen —recalcó la pelirroja cerrando su laptop y entrelazando sus dedos encima —En estos meses que llevamos juntos es lo único inteligente que ha salido tu boca.
—¡Oye!
—Pero tienes razón.
—Gracias —se toca el pecho con orgullo. —Al final soy un beta, un espectador del romance y del drama entre sus géneros... —de pronto frunce el ceño sintiendo una repentina duda existencial sobre su propia raza. —Osea soy ¿Nada?
Karina rueda los ojos y Jisung niega para si mismo.
—Me he dado cuenta de la cruda realidad, soy la nada misma —dramatiza aquel beta mientras mira un punto perdido, su mente entrando en un trance que durará al menos por un largo rato más.
Jaemin por fin tiene un día libre y ha decidido volver a casa para visitar a su familia. Su linda y hermosa familia. Su madre lo apapacho en la entrada, tanto que lo hizo sentirse avergonzado. Su padre está en el trabajo y su hermano menor en la Universidad por lo que había creído que serían solo ellos dos, eso hasta que llegó una visita que no esperaba.
—¡Mi Lili! —exclamó el pelirosa mientras carga en brazos a la bella bebé de dos añitos. La llena de múltiples besitos en la entrada de su casa.
—Gracias por saludarme —es Doyoung con cierto deje de sarcasmo. Entró a la casa y saludó a la suegra mientras trae una canasta de fresas.
—No me digas... —entrecierra los ojos ya sabiendo lo que diría.
—Jaehyun se tragó toda la mermelada de fresa que le hiciste, quiere más así que compró esto y me pidió traerlo —explicó el Omega azabache.
—Tu padre es un glotón, eh —Jaemin le hace cosquillas a la pequeña.
—Oh, pero no le digas que te dije la verdad. Quedamos con que te diría que se lo regaló todos a los niños de la guardería de Lia —apresuró a decir mientras caminan a la cocina y deja la gran cesta de al menos cinco kilos de fresas frescas y dulces. Tan rojas, bonitas y apetecibles.
—Cuidado, cuñado. Mucha azúcar da mucha energía y eso hay que quemarlo todo, ¿Lo ayudas en eso, no? —Jaemin con picardía golpea con su cadera al mayor.
—Veo que es de sangre que les encante fastidiarme —masculla con un ligero rubor.
—Si quieres te enseño a hacer mermelada, así no es necesario que vengas y...
—¡Oh, no, no, no! —negó de inmediato con susto —¿Y qué me haga trabajar más de lo que ya hago? Además es insano tanta azúcar. De por si anda engordando.
—¿Subió de peso desde la última vez que nos vimos? —cuestiona mientras saca las bolsas de azúcar, contándolas.
—Si, unos cinco kilos. Por culpa de la mermelada, su manager está vuelto loco por su reciente drama, le pidieron adelgazar.
—Entonces ¿Por qué estás aquí? —Jaemin frunció el ceño. Se sentó en el suelo cruzando sus piernas dejando a la pequeña gatear. Muere de ternura por su linda sonrisa. Su cabellera azabache adornada con un lindo lazo amarillo y un vestido del mismo color con puntos blancos. —Si la empresa te pide adelgazar, debes hacerlo en el plazo estimado —lo sabe perfectamente porque también está en la industria del entretenimiento.
—¿No recuerdan como estaba el año pasado? ¡Adelgazó demasiado, tanto que hizo que todos nos preocuparamos! —por sus actividades promocionales de modelaje tuvo que bajar bastantes kilos. Doyoung se sintió muy mal al verlo dejar de comer, no pudo darse sus deseados gustitos. Por ello mismo, en el último tiempo subió a su peso normal y aquello lo alegró, ahora que ha "subido" un poco más de lo que debería su empresa anda escandalizando y le molesta muchísimo. —Se ve adorable con sus mejillas.
Anoche antes de dormir le ha pellizcando en todo el rato sus cachetes un poco más llenitos de lo normal.
—Entonces te gusta, eh... —Nana alza una y otra vez sus cejas de manera sugerente —Supongo que te llena más.
—¿Cuántos años tienes? ¿Quince? Andas muy hormonal —busca unos cuchillos y empieza a cortar las fresas, quitándoles las hojas para dejarlas en una olla que fue traída por la Señora Jung.
Sigue jugando con la pequeña en el suelo, haciendo que la persigue y ella escapa entre carcajadas. —Solo deseo un mini Jaehyun —se excusó y terminó agarrando a la bebé para darle una oleada de cosquillas. La risa joven y angelical resonó por toda la cocina llenándolo de un ambiente amoroso y dulce.
—¿Y no un mini yo?
—Lia salió a su abuela materna.
—¿Cómo? —Yejin interviene ofendida —Claramente ella salió a su abuela paterna.
—Nah, ¿Si quieras ves? Lia es como la Señora Irene, hasta parece un Conejo y tiene el cabello negro como los Kim. Lo único que sacó de nosotros es la belleza —esboza una sonrisa orgullosa a lo último.
Doyoung rueda los ojos —Solo espero que cuando crezca no saque el obvio narcisimo de los Jung.
—Que lo haga, es muy hermosa para que sea modesta.
Yejin se ríe por las palabras de su hijo. —Supongo que los he malcriado un poco —en eso, su celular empieza a sonar, lo toma y revisa de quien se trata —Debo contestar. Ya vuelvo —dejó a Do solo picando y salió.
Mientras Nana juega con la pequeña, recordó algo muy importante que aún no ha podido preguntar. En realidad se lo quería hacer saber a Jaehyun pero con su cuñado está bien. Cargó a Lia en brazos y se sentó en el taburete justo al lado del mayor quien se encuentra trabajando.
—¿Conoces a Lee Jeno? —decidió ir directamente a la pregunta en vez de irse por las ramas.
—¿Lee Jeno? ¿El psicólogo? —claro que lo conoce, trabaja en el mismo hospital que Taeyong, él fue quien los hizo reencontrarse.
—Si, ¿Estudió con ustedes?
—Si, estaba en nuestro instituto pero en otro salón. Aún así todos conocían a Jeno.
—¿Todos lo conocían? ¿Por qué?
—Era parte del equipo de Fútbol, muchos Omegas estaban detrás de él pero durante toda la preparatoria estuvo con la misma novia, la amaba mucho —relató recordando aquellos viejos tiempos. A pesar de haber sufrido bastante por un amor no correspondido por Jaehyun, si hubo algunos buenos momentos. Tal vez más malos que buenos pero... Que digo, si fueron realmente malos. La etapa más triste de su vida, una en donde debía disfrutar su juventud y ser feliz pero solo lloraba por su feo físico, baja autoestima y además soportar la lejanía del amor de su vida. No fue una linda adolescencia.
Cuando Nana escuchó la palabra "novia" recordó lo que le dijo el psicólogo anteriormente. No pudo evitar tensar sus dientes un poco molesto. ¿Acaso es tan linda? ¿Es mejor que él? Pudo haber sacado su enojo insultandola pero recordó que ya encontró a su destinado y posiblemente debe estar viviendo una feliz vida de casada con cuatro hijos. Pero no pudo evitar odiarla, por culpa de ella Jeno no tuvo más noviazgos, le dejó un trauma psicológico de rompimiento.
Se quiso hacer el desinteresado, preguntando "casualmente" —¿Y... La quería mucho?
—Uff... Demasiado diría yo, habían rumores de que eran destinados pero al final no resultó —contesta distraídamente. Luego, al darse cuenta, frunce el ceño y mira al pelirosa —¿Lo conoces?
—Es... Bueno... —se balancea ligeramente un tanto tímido —Mi psicólogo.
—Oh, ¿En serio? —le mira asombrado y el menor asiente frenéticamente —No sabía que era él, es genial, es una persona muy amable y dulce.
Jaemin no puede evitar esbozar una sonrisilla al pensar en lo bueno que es y en lo bueno que está —Si, lo es...
—Estas en buenas manos —aseguró Do sin darse cuenta que el Omega a su lado se sonroja y se balancea tímidamente.
—Si, lo estoy —aseguró recordando aquellas fuertes manos pálidas. Su piel suave y su contextura fuerte, el como las venas se marcan y sobresalen, los músculos tensos de su brazo tras la bata blanca de doctor. Imaginarlo tomándolo, tocándolo...
De inmediato se dio una cachetada mental al darse cuenta hacia donde iban sus pensamientos. Agita su mente y se aclara la garganta avergonzado.
—¿Y es cierto que ustedes tuvieron una historia? —arqueo una ceja con curiosidad —Me dijo que parecía que gustabas de el.
—¿Cómo? —frunce el ceño. —No, él nunca me gustó.
—No creo que se equivoque, me dijo que Jaehyun lo amenazó para que dejara su novia y salga contigo.
Ante aquellas palabras, el azabache suelta todo debido a la perplejidad —¿¡Cómo!? ¿Él hizo eso?
—¿No te lo contó? —el mayor negó —¿Cómo es que nunca te lo contó? ¿Y cómo llegó a la conclusión de que te gustaba Jeno-ssi?
—Siempre me gustó Jaehyun, siempre supe que era mi destinado... —asegura pensativo. Su mente viaja por aquellos recuerdos lejanos hasta que uno en específico se alumbra en su mente dándole sentido a todo. Abre la boca sorprendido.
—¿Qué pasó? Dímelo, dímelo. Parece que ya lo sabes.
—Ese tonto... —murmuró un tanto receloso, tomó el cuchillo y decapitó a la pobre fresa entre sus manos —Y eso que yo le conté la verdad ¿¡Cómo es que nunca me la contó!?
—¿Qué verdad? ¿Qué verdad? ¡No sea egoísta, cuentemelo!
—Eso fue cuando teníamos dieciséis años, le escribí una carta de amor anónima en donde decía mis sentimientos por él y cuando fui a dejarla a escondidas en su casillero me encontró, entré en pánico y mentí diciendo que confundí su casillero con el de Jeno.
—¡Oh...! Entonces por eso Jaehyun había pensado que te gustaba.
—Y como lo estaba ayudando a conquistar a Taeyong-hyung, supongo que quiso ser amable y ayudarme —culminó —Ese psicópata, ya verá en casa —sigue decapitando fresas.
Jaemin ríe nerviosamente al ver con la perfección en que el mayor trabaja con el cuchillo. Pero queriendo echándole gasolina al fuego siguió.
—No le diga que te dije pero él amenazó a Jeno en un cubículo del baño de matarlo con papel higiénico si no te pedía ser su pareja del baile, use eso contra él, Hyung —le cuenta con una sonrisa malvada.
—Gracias, Jaemin. Agradezco está valiosa información, claro que lo usaré con el. Ese gigante con cerebro de pollo.
—Diría fresas, eso es lo único que tiene —se ríe.
Luego de un día de clases un tanto ajetreado, por fin pudo salir. A sus pies justo en la salida se ve una gran lluvia extendiéndose por todo el territorio azotando fuertes vientos.
A Wonbin lo vino a buscar su madre, Karina se fue en su vehículo y él igual a ella, sosteniendo un paraguas corrió hacia su vehículo en el estacionamiento de la Universidad.
—Ash... Maldición —sacude un poco sus manos, no pudo evitar mojarse. Revisa su celular por si ha recibido algún mensaje de su novio pero no encontró nada, lo dejó en el asiento de a su lado y arrancó.
Salió del aparcamiento y mientras conduce lentamente logra ver algunas personas correr por la acera para evitar mojarse lo mejor posible. Hubiera seguido como si nada si no fuera porque reconoció a dos de sus compañeras de curso ocultándose debajo del manto de un negocio.
Podría darles el paraguas que tiene o incluso montarlas en su vehículo pero... pero, a Chenle no le gustaría eso. No es que le guarde rencor, sabe que muchas personas cometen errores por sus enamorados. No puede ser rencoroso con una Omega. Debatió y debatió, y al final se detuvo justo frente a ellas.
Bajo el parabrisas y extendió la sombrilla hacia afuera.
—Agarrenlo.
Ambas lo miran perplejas. Giselle es quien se acerca dejando que las furiosas furiosas gotas de lluvia caigan sobre de ella empapandola, y con una pequeña sonrisa acepta el objeto tomándolo con ambas manos ocasionando contacto con las contrarias.
Jisung rápidamente sacó su palma de ahí. —Cúbrete tápido, te estás mojando.
—Gracias.
—Y no me lo devuelvas, no lo quiero más —dicho esto, mientras la muchacha pliega la sombrilla encima de su cabeza, él cierra el parabrisas y sigue su camino.
Aunque sea serio y de apariencia dura, en realidad Jisung posee un corazón puro y amable.
Jaemin se sienta en el suelo de su habitación, rodeado de regalos y cartas que recibió de su reciente reunión de fans. Su humor mejoró bastante gracias a que visitó en la tarde a su familia. Yangyang se encuentra ensimismado en sus vídeo juegos con dos grandes audífonos, exclamando y hasta insultando.
Fue bonito volver a casa y distraerse, se rió tanto y disfrutó el rato junto a su familia, pero una vez le tocó irse, volvió a su realidad, una realidad de la que no puede escapar. Decidido a encontrar algo que le dé ánimo, comienza a abrir uno a uno los regalos, leyendo con cariño las dulces palabras de sus seguidores. Aquello le da fuerza, le hace sentirse que lo está haciendo bien.
Entre las cartas de colores brillantes y llenas de amor, Jaemin encuentra una caja blanca sin ningún adorno especial. La toma entre sus manos sintiendo algo en su interior balancearse y la abre con curiosidad, sin imaginar lo que encontraría en su interior.
Y de pronto, de un solo vistazo, lanzó un grito mientras arrojó el objeto con fuerza, retrocede arrastrándose hacia atrás mirando aún pasmado el contenido. Jaemin se queda paralizado, sintiendo el miedo correr cada fibra de su ser, preguntándose una y otra vez sí solo se trataba de una mala broma, un simple hater o... Él.
Su corazón late con fuerza y su respiración se vuelve entrecortada mientras el miedo se apodera de él. Se deja caer pesadamente al suelo, apretando sus manos contra su pecho y cerrando los ojos con fuerza. Las paredes del cuarto parecen cerrarse sobre él, y una sensación de opresión lo envuelve. Los latidos de su corazón resuenan en sus oídos, ahogando cualquier otro sonido a su alrededor.
Los pensamientos caóticos invaden su mente, como una tormenta que nubla su juicio. Imágenes de lo peor que podría pasarle lo atormentan, haciéndole sentir indefenso y vulnerable. Una ola de náuseas lo invade, y siente un frío intenso recorriendo su cuerpo.
El miedo se convierte en una presencia tangible a su alrededor, envolviéndolo en un espiral de ansiedad y desesperación. Lucha desesperadamente por recuperar el control, pero la sensación de estar al borde de un abismo lo paraliza.
La imagen de él lo aturde envolviéndolo en un hoyo negro de miedo e inseguridad.
«No pasa nada, estoy bien, estoy bien» se obliga a pensar.
—¡Jaemin! —la voz de Yangyang, su compañero de cuarto de brillante cabellera morada lo mira perplejo y corre a él sin saber que hacer, lo toma de los hombros e intenta darle palmaditas a su espalda buscando tranquilizarlo —¿Qué pasa? ¿Por qué...? —su voz denota preocupación pero al notar que sonó desesperado y aquello podría afectar el estado de su mayor, intentó cambiarlo por un tono más relajado y un tanto nervioso —Todo está bien, está bien. No pasa nada.
Nana se aferra al menor, abrazándolo con fuerza encontrando cierto apoyo. Con cada respiración entrecortada, intenta recordarse a sí mismo que el peligro no es real, que es solo el producto de su mente atormentada.
Poco a poco, la intensidad del ataque de ansiedad disminuye, dejándolo exhausto y temblando en el suelo. Siente las caricias en su cabello y espalda suavemente, los cuales le sirven de consuelo. Se da cuenta de lo vulnerable que puede ser, incluso él, que siempre se había considerado fuerte.
—¿Ves? Lo lograste, eres fuerte —le dice el menor con dulzura y amabilidad. Sonando tan suave y cálido a la perfección.
Jaemin se aleja ligeramente aún sufriendo espasmos. Siente la mirada de su compañero en él, confuso y preocupado. No quiere que piense que es débil, odia eso pero es... Inevitable.
Sin ser capaz de articular palabra alguna perdiendo completamente su voz, señaló con la mirada lo que le causó su caída.
El chino con confusión se asoma para quedar estupefacto.
Dentro de una caja blanca de encuentra una paloma decapitada con la sangre pura y carmesí. En ese momento entendió el porque de aquel asqueroso olor que le produce náuseas. Y no solo eso, en la parte interior de la tapa se encuentra escrito grandemente con la misma sangre.
"Te mataré, eres solo mío"
El tenso silencio perfora la habitación, llenándolo de un ambiente pesado. Y lo que Jaemin no sabía o más bien, lo que no quería aceptar, era que entre las penumbras de la oscuridad, el ser más despreciable estaba a la espera, trayendo recuerdos pasados, olvidados y cellados por su persona.
La pacífica calma del mar había desaparecido para traer grandes olas que lo azotaran con fuerza.
Hay un enfermo mental detrás de su corazón, literalmente.
¿Lograrán descubrir quién es el que atormenta a Jaemin?
¿Y qué clase de pasado tiene que tanto oculta?
¿Logrará salvarse de esta?
¿Jisung se lo dejó bien claro a Giselle?
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