Capítulo Cinco
Jaemin se encuentra en el centro de la sala de baile, rodeado de sus compañeros de grupo. El sonido de la música llena la habitación mientras todos se esfuerzan por perfeccionar sus movimientos. Cantan, bailan y se entregan completamente al entrenamiento. Una vez la música se detuvo, cada uno se detuvo en su respectiva posición con sus pechos subiendo y bajando del cansancio. El esfuerzo es palpable y se nota con la cantidad de sudor que caen de sus frentes.
Dreamies se esfuerza mucho para estar donde está y tienen la intención de agrandar sus fronteras.
—Me encanta esa actitud —el entrenador se acerca a Jaemin con una sonrisa —El mejor centro de la generación, eso eres —su elogio siempre va enfocado al Omega pelirosa. —Ahora descansen, debes estar cansado —mientras se van esparciendo sus ojos captan a Yang Yang quien se tira al suelo debido al cansancio. El Break Dance es comandado por él haciendo un trabajo impecable como el Bailarín Principal que es —Lo hiciste bien —le halago.
Sus palabras sorprendieron al menor, ya que para que lo haya elogiado aunque sea un poco, significa que lo hizo bastante bien. Muy pocas veces le dicen que lo hace bien, por lo que recibir aquello escuchado le sentó muy bien, se puso feliz como un niño. Sin duda, Yang yang es un Omega muy tierno, juguetón y agradecido.
Jaemin choca accidentalmente con Renjun, quien lo mira con molestia.
—Mira por dónde vas —fue lo único que soltó aquel Chino para darle la espalda con frialdad. Jaemin suelta un bufido de fastidio mientras pone los ojos en blanco. La actitud del contemporáneo ya está empezando a fatigarlo. Teme que algún día el público se entere de la verdad, pero solo él parece preocuparse por ello.
Luego de tomar agua se sentó a un lado en el suelo y empieza a estirarse. De pronto su mente divaga y recuerda el atrayente rostro del psicólogo Jeno, quien le está ayudando con su "ansiedad". Su corazón late rápido y se ruboriza al pensar en la posibilidad de que él haya visto alguna de sus presentaciones. Sin darse cuenta, está empezando a enamorarse de Jeno. ¿O ya lo está?
Sonríe como bobo estando metido en su propio mundo personal al recordar aquella tierna sonrisa mientras el ambiente por fuera se torna tenso con cada uno concentrandose en sus propios problemas, luchando sus propias batallas internas en el mundo competitivo del entretenimiento.
—¡Que viva la República de Corea! —exclamó el Omega rubio vivaz mientras alza una botella de Ron, las personas a su alrededor gritaron a su vez levantando sus bebidas a la par para realizar el brindis y tomar hasta la última gota.
El sonido fuerte de la música inunda todo el lugar, un lujoso Club Nocturno lleno de múltiples personas adineradas, algunas sentadas bebiendo y otras deslumbrando en la pista bailando hasta olvidar el mañana.
Chenle viste unos pantalones de cuero negro vinotinto, brillantes y sexys acentuando su delgada cintura. Una camisa de botones negra un tanto transparente con bordados y encima de ésta un saco de pelusa grande y extravagante del mismo color. Para acabar con el look, unos aretes de oro junto a unas botas negras. Su juvenil rostro atractivo y pícaro, recibe las ovaciones de su público quienes empiezan a bailar. Sus labios rojos y brillantes y ojos ligeramente maquillados de manera sensual.
Es invitado a la pista de baile por su amiga Omega Ningning y juntos deslumbran en todo el centro como los extranjeros gatunos que son.
Chenle se deja perder por la música y la diversión. Esto era lo que amaba de Corea del Sur, la libertad y la diversión nocturna. Si bien, Francia tiene mucho y más, aún es un desconocido total en un país diferente al que no está acostumbrado. Pero pronto cuando haga crecer su círculo social en dicho estado europeo, se asegurará que todos conozcan su nombre.
Las horas fueron pasando hasta marcar más de las tres de la mañana. Algunos ya se han ido y otros han caído borrachos, entre ellos está Chenle quien se durmió encima de la mesa.
—Hacía tiempo no hacía esto —susurró Jisung al ver a su pareja completamente caído de la borrachera. Vistiendo un simple conjunto holgado de color gris, estuvo estudiando en su habitación hasta esa hora de la noche que decidió ir a buscar al menor al darse cuenta que no le ha llamado como había prometido.
Cuando Chenle le invitó a divertirse al Club, claramente respondió un no pero que lo irá a buscar cuando termine. Sabiendo que si duerme y es despertado a tales horas se convertirá en un ogro, decidió pasar aquellas horas de manera proactiva, adelantando trabajos y repasando. Cada uno o dos fines de semana, el rubio acostumbraba a pasar de fiesta junto a sus amigos, Jisung casi nunca lo acompaña, una de cien veces. No es su ambiente y no le gusta. El menor sabe cuidarse y la confianza entre ellos es algo base de su relación por lo que lo deja con tranquilidad ir a disfrutar.
Pero si es sincero, a veces mientras más se emborracha, disfruta y escandaliza es cuando más Chenle desea ser notado. En aquellos últimos años aprendió a leer a su novio. Esta mal, desde que llegó de Francia se ha percatado.
—Ven aquí, bebé —le dijo con cariño a su novio para cargarlo como a una princesa, llevándolo en brazos. Al salir vio el escandaloso y caro vehículo del chino estacionado, decidió dejar su auto y se dirigió al del menor para abrirlo y meterlo de copiloto.
Le parece peligroso dejar el auto de Zhong toda la noche en la calle siendo tan llamativo, al menos el suyo pasa más desapercibido. Ríe mientras cierra la puerta luego de haberle puesto el cinturón de seguridad, apuesta a que Chenle le gritó a todo el mundo para que viera su nueva belleza.
Se montó de conductor y encendió el vehículo para empezar a conducir a casa con cuidado.
—Mm... Mm... —el rubio empieza a removerse con incomodidad.
—¿Qué pasa? ¿No estás cómodo? —le preguntó ojeandolo.
—¿Jisunggie? ¿M...i pollito? —cuestionó de manera atropellada, empezando a reírse.
—Si, te estoy llevando a casa.
—¿Ca..sa? —formó un lamentable puchero entre dormido. —No quiero, n-no quiero volver a casa... No me lleves —balancea su cabeza de un lado a otro. Esta tan ebrio que no sabe cómo moverse con normalidad.
—Mi casa, es tu casa. De esa hablo, tonto —arrojó obvio. Sabe que Chenle no quiere regresar a su casa, casi nunca lo hace a menos que sea estrictamente necesario.
Lele abrió sus ojitos y mira el perfil de su sexy novio conduciendo. Sonríe y empieza a reír enternecido aún cuando sus ojos se ven tristes y vacíos. —E...res mi único ¡Hip! Hogar...
—Lo sé —un sabor agridulce inundó su corazón.
Chenle rió y eventualmente volvió a caer dormido.
Cuando se detuvo en un semáforo rojo, se giró para ver a su pequeño predestinado, aquel que la Diosa Luna le regaló a su vida trayéndole algo más que simples trabajos y deberes. Chenle es un respiro a su vida y sus obligaciones. Son tan contrarios que llegan sorprender a muchos por complementar tan bien.
Aunque en realidad, no es que lo hagan. Simplemente él respeta todas las facetas del menor aunque no sean de su agrado y viceversa.
De pronto, el sonido de una llamada telefónica lo sorprende. Es del teléfono de Chenle.
¿Quién lo llama a tales horas de la noche?
Rápidamente temiendo que se despierte, se inclina a él para deslizar sus manos por el trasero del menor sacando el aparato.
"Sr. Zhong" esta escrito en la pantalla.
Es el padre de Chenle. Debe haber visto las recientes historias de Instagram del menor para crea que sigue despierto. Contestó mientras a su vez gira el volante para estacionarse. Sabe que lo que sea que hablará con ese señor, no será para nada bueno por lo que es mejor no conducir. Apagó el vehículo.
Una vez pegó el celular a la oreja estando a punto de contestar explicando que se trata de él, no pudo ya que voraces gritos atacaron el otro lado de la línea de manera furiosa.
—¿¡Cuándo vas a devolver ese maldito vehículo!? ¿¡Quién te dio permiso para comprar esa mierda!? ¡Si no lo devuelves juro que bloqueare todo tu dinero! —obviamente en chino.
Jung soltó un suspiro mientras aleja un poco el aparato con su oído adolorido. Le hecha un vistazo al menor temiendo que haya despertado pero no, sigue caído en los brazos del Morfeo —Chenle está dormido, soy yo, Jung Jisung.
—¿Jisung? —se ve sorprendido al principio pero rápidamente se recompuso —Esta bien, hablemos de hombre a hombre. Haz que devuelva el auto o lo venda ya. ¿¡De todo tuvo que comprar ese!? ¿¡Qué le pasa!? ¿¡Acaso piensa que el dinero es infinito!? ¡Que vaya y devuelva esa mierda de máquina y se compre otro! ¡Un millón de dólares está bien pero ¿Seis millones de dólares?! ¿Para que lo necesita si no sirve de nada? Lo único que sabe es gastar y gastar dinero sin importar nada, ¡un día de estos comprará una nave e irá al espacio si no lo puedo controlar! ¡Haz que se deshaga de esa mierda!
—Entonces piense en lo que hizo para que Chenle haya comprado el auto —sus palabras serias y neutrales, deteniendo de manera abrupta al mayor.
—¿¡Con qué descaro me vienes a hablar, eh!? Todo orgulloso porque al final te beneficias de su dinero, ¿Ah?
—Yo tengo mi propio dinero.
El hombre ríe cinicamente a través de la línea —No me hagas reír. En vez de estarme encarando de esta forma deberías de ser agradecido de tener a un novio de una familia de tal magnitud, ni siquiera esas pocas tierras de tu padre se comparan con la Corporación Zhong. Si tuvieras un mínimo de cerebro sabrías que estamos siendo lo suficientemente amables por dejar que nuestro hijo ande tonteando contigo cuando en realidad debería buscarse un heredero de verdad.
—¿Amables? ¿Ustedes? —esta vez ríe levemente sin humor lleno de desagrado —¿Le das tanto dinero porque es tu hijo consentido como haces ver a todos o porque en realidad estás comprando su silencio? —arrojó directo. Quería callarse, aún cuando lo sabe todo pensó en morderse la lengua y asentir ya que de por si, la compra de Chenle le parece un sin sentido pero escuchar la desagradable voz de su Suegro soltando aquellas mentiras que le dice a todo el mundo simplemente no pudo soportar de su cinismo e hipocresía. —Deja de fingir que eres un buen padre conmigo y si no quieres que Chenle abra la boca, sigue haciendo lo tuyo —dicho esto, simplemente colgó interrumpiendo las próximas palabras del señor y antes de que le llegaran más llamadas apagó el celular del chino.
Soltó un suspiro y miró al pequeño Omega durmiendo plácidamente a su lado. Tan delicado y lleno de paz, como si no estuviese sucediendo nada, como si realmente fuese feliz.
Algo esta mal, muy mal con él. A pesar de ser extravagante, Chenle tiene los límites muy claros, no es avaricioso ni egocéntrico pero cuando se demuestra de esta manera es por una razón profunda.
No pudo sentirse feliz cuando le mostró el nuevo vehículo comprado, ya que significa problemas. Lo conoce tan a la perfección que se siente abrumado.
¿Qué habrá echo su familia para que se haya molestado al punto de tirar casi seis millones de dólares a la nada?
¿Qué fue lo que lo ha hecho molestar tanto para que interrumpa sus estudios por una semana en París?
Jisung no es tonto, ya lo investigó. Lo que el menor le dijo es una completa mentira, ya Chenle debe saber que él se dio cuenta de la verdad pero no dice nada. El Alfa simplemente decidió callar respetando el silencio del pequeño, pero cuando note algo que no le parezca no se quedará de brazos cruzados.
Acaricia la cabellera de oro del Omega, sintiendo como éste ronronea buscando más de su cariño.
Chenle necesita cariño, necesita amor.
Jaemin entra nervioso a la sala de espera del psicólogo. Por alguna razón se siente mucho más nervioso en esta segunda sesión que en la primera, aunque si lo piensa bien, su nerviosismo es diferente. Antes era por tener que revelar sus problemas y debilidades a un completo desconocido pero ahora, por alguna razón lo que le causa nervios y revoloteo en su corazón es ver el bello rostro de su psicólogo. Su lobo se ve inquieto y emocionado, meneando su colita.
Además de ello, luego de su sesión, le escribió un mensaje a Taeyong-hyung preguntándole si conocía a Jeno desde la escuela y contestó afirmativamente, comentó que era del mismo año que Jaehyun y que éste debe haberlo conocido mejor. Le agradeció y se despidió. Pudo haberle preguntado a su hermano mayor pero algo en su interior le decía que no. Como si temiese ser descubierto.
Observa a lo lejos como viene aquel hombre, de forma inconsciente arregla sus ropas mientras su manager parece distraído con el celular. Frunce el ceño cuando nota algo que no es de su gusto, la misma enfermera coquetear descaradamente con Jeno. Los celos empiezan a brotar en su pecho mientras ve cómo Jeno sonríe, parece disfrutar de la atención femenina.
Se tragó un nudo de furia de la garganta mientras su lobo está al borde de gruñir. A pasos lentos se acercó y se aclaró la garganta. —Buenos días, Doctor —saludó con su tono de voz tan dulce como un algodón de azúcar suave y tunue.
Jeno voltea hacia Jaemin, interrumpiendo el coqueteo barato (así lo considera Jung) que le hacía la enfermera. Jaemin siente un leve triunfo al ver como Jeno le dedica toda su atención mientras la mujer se cruzó de brazos frustrada.
Una suave sonrisa se formó en el bello rostro del Alfa —¡Jaemin! Buenos días, te estaba esperando, ya es hora de tu sesión.
Nana le envía una mirada triunfante a aquella enfermera y le da la espalda con frialdad para caminar meneando sus caderas, sintiendo su mirada confundida detrás.
Ambos se dirigen a la oficina del psicólogo y comienzan a hablar sobre los temas que han estado afectando a Jaemin. La sesión avanza, sumergiéndose en las emociones y los pensamientos del joven ídolo.
Casi al terminar, la puerta se abre de golpe y entra la enfermera, visiblemente preocupada.
—Jeno, te necesitan con urgencia en el piso dos. El paciente Song requiere de tu atención inmediata.
Al pronunciar aquellas palabras, Lee se levantó de golpe interrumpiendo la sesión —Disculpame, en cinco minutos vuelvo y seguimos, ¿Si?
Se disculpa con Jaemin y sale corriendo de la oficina, dejándolo solo y confundido, aunque no tan solo ya que la descarada enfermera sigue ahí. Los celos y la incomodidad vuelven a invadir su mente mientras espera a que Jeno regrese.
Ella se dispone a ordenar un poco.
Jaemin la mira con una ceja arqueada. Por alguna razón, siente que esa Omega no sabe quién es él. Apoyó su brazo en el escritorio para recargar su mentón en la palma de su mano mientras la mira con desdén. —¿No sabes quién soy?
Ella lo mira y sonríe con diversión, parece estar burlándose de él —Emm... No. ¿Debería hacerlo?
Su respuesta y mirada le molestó demasiado. ¿Se cree mucho por ser una enfermera y trabajar todos los días junto al Psicólogo Lee? pues Jaemin no esta dispuesto a dejar que ella siga alucinando con algo que no va a suceder. No supo exactamente porqué y con qué clase de impulso lo hizo, pero ya era tarde cuando su boca descontrolada se abrió y pronunció con orgullo —Ese Alfa es mío, espero que lo tengas claro.
—¿Qué? —se ríe sarcástica —Eres solo un paciente, ¿Cómo puedes pretender relacionarte con tu doctor? Creo que estás alucinando mucho, ¿Te llamo un psiquiatra?
—Por esa razón te pregunté si sabías quien era —contestó con rudeza. No sabe porque está tan enojado y furioso que terminó soltando una obvia mentira con tanta seguridad que sonó como verdad —Es mi Alfa. Si no me crees pregúntale al Doctor Lee Taeyong si me conoce, claramente te dirá que sí.
—¿El Doctor Lee Taeyong? —frunció el ceño la mujer temerosa, claro que lo conoce, está casado con el Psiquiatra Infantil, el único Japonés del edificio.
—Si, es mejor amigo de mi hermano. Todos estudiaron juntos en la misma escuela de hace más de diez años. Si, de tanto tiempo lo conozco —se cruza un brazo mientras el otro extiende sus dedos al aire para mirar sus delicadas uñas con modestia. Sintió la furia de la enfermera. Sonrió con autosuficiencia. —No lo molestes más, él solo te ve como una compañera de trabajo.
Sabe que no tiene el derecho de hacer algo así, pero es tan impulsivo y nace de él de manera inevitable como si así debería de ser. Igual, el psicólogo le debe agradecer luego ya que le saco una molestia de encima.
Pocos minutos después, en la oficina llena de un ambiente tenso con miradas fulminantes, el Psicólogo volvió, pareció haberse apresurado en volver.
—Lo siento, no debí interrumpir nuestra hora... —se disculpa apenado.
Jae se levantó y caminó hacia el mayor, esbozando una inocente sonrisa. —No importa. Yo solo... —y de manera "accidental" se le dobló el tobillo cayendo en los brazos del doctor, los cuales le recibieron rápidamente.
El agarre de Jeno a su cintura es fuerte y protector, mientras sus ojos irradian una genuina preocupación notoria para todos.
Jaemin se ruboriza más no deja que sus emociones lo arrastren. Lentamente y a propósito deja sus delicadas manos reposar en en los hombros del mayor.
—¿Estás bien? —le preguntó Lee sin soltarlo, como si realmente se sintiese cómodo en aquella posición.
El pelirosa suelta una suave risita femenina y penosa —Si, estoy bien. Que torpe —se aleja con lentitud. Pudo ver en el rabillo del ojo como la enfermera parece sacar humos en sus orejas.
—No, no eres torpe. Eso nos puede pasar a todos.
—Si, gracias por salvarme.
Jeno se sintió un poco confundido por el repentino cambio del trato de Jaemin pero no fue capaz de decir nada.
La enfermera se retiró sin decir nada pareciendo enojada, Lee la mira marcharse perplejo. —¿Sucedió algo?
Jung niega inocente —Creo que está ocupada. ¿Terminamos nuestra sesión? —avaniquea sus pestañas con dulzura.
El mayor asiente aún confundido sin entender nada.
¿No se meterá luego en problemas Jaemin?
¿Su relación con su Psicólogo seguirá fluyendo de esta manera?
¿Qué es lo que sucede con Chenle? ¿Y cuál es la historia de su familia?
Jaemin marcando territorio💅
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