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Capítulo Catorce









Jaemin esta sentado en la oficina del psicólogo Jeno, sus manos aún tiemblan ligeramente por el reciente ataque de ansiedad. El ambiente es tranquilo, con una luz suave que se filtra a través de las persianas.

Jeno lo observó con una mirada comprensiva y le preguntó suavemente —¿Cómo te sientes ahora, Jaemin? —su instinto protector le obliga a acercarse a su Omega y mantenerlo entre sus brazos pero su lado racional lo mantiene sentado en el sofá de enfrente sin moverse ni un pelo.

Jaemin exhaló lentamente, intentando controlar su respiración. —Mucho mejor, gracias a usted —y es cierto, pensó que moriría de un ataque de ansiedad, pensó que realmente no saldría de esta. Pero Jeno, como una luz cegadora llegó y lo sacó de la oscuridad impidiendo que siga cayendo.

Jeno recostó su espalda contra el sofá, tomándose un momento antes de hablar. —¿Hay algo más que no me hayas dicho? Se supone que tu ansiedad solo se manifiesta en el escenario. ¿Qué pasó ahí? —su lobo aún se estremece al recordar las lágrimas que empañaron su pecho, clavándose en su corazón cada sollozo escuchado. Se siente confundido y aturdido.

Jaemin desvió la mirada, sus ojos fijándose en el suelo. —No... no, no hay nada más —balbuceó.

Jeno se dio cuenta de la evasión en la respuesta de Jaemin y, con un tono más firme pero aún gentil, insistió —Puedo notar que no estás siendo del todo honesto. Estoy aquí para ayudarte, como tú psicólogo y como tu... Alfa —ahora que puede ser honesto con ello delante del Omega, es como si un peso hubiese bajado de sus hombros. —Necesito que confíes en mí. Esperaré a que decidas ser sincero, pero no tardes demasiado, por favor.

A veces las oportunidades no son eternas y aunque él como predestinado este dispuesto a esperar todo el tiempo que necesite, tal vez el destino y el futuro tengan otros planes. Nunca hay que dar nada por hecho y no hay que hablar luego de haber perdido la oportunidad.

Jaemin asintió levemente, sin levantar la vista.

Lee nota como aún parece ligeramente nervioso, entre lo sucedido y también debido a su propia presencia. Cualquier Omega chillaría de felicidad al instante de encontrar a su Alfa pero supone que él, como Idol, debe resultarle difícil.

—¿Cómo te sientes con respecto a los haters en línea? Sé que puede ser muy duro —no puede evitar entrar cada día a las redes sociales y buscar el nombre de Jaemin en línea, desde que lo conoció se podría decir que se ha convertido en un fan silencioso de su grupo. Le molesta los recientes ataques como si las personas de verdad se creyesen conocer a Jung, los odia.

—Lo estoy sobrellevando —respondió Jaemin notando el ligero aroma a tormenta. Aquello le alivia y hace que su corazón late bonito. Esboza una sonrisa y con un toque de coquetería en su voz, agregó —Pero ahora, con usted, me siento mucho mejor.

Jeno curva ligeramente los labios para arriba de forma discreta —Me alegra saber eso.

Jaemin se armó de valor y preguntó —¿Podríamos vernos fuera de las consultas? No puedo esperar tanto tiempo para verlo de nuevo.

Jeno pareció dudar por un momento, pero finalmente contestó de manera vaga —Tal vez... podríamos arreglar algo.

Los separa diez años, ¿Es bien visto que un Alfa tan grande como él salga con un Omega recién veinteañero?

Jaemin sonrió, satisfecho con la respuesta.


—¿No eres un idol? —se atrevió a expresar su duda el mayor —Un idol Rookie —ni siquiera es que lleva muchos años en la industria, debutó hace dos años. Cualquier movimiento en falso puede destruir fácilmente lo que ha construido con tanta dificultad.

Aún cuando Jung sepa a lo que se refiere, decidió tomárselo con diversión —Todos los idols mienten, eso es normal.

Sufre, es atacado e insultado. Trabaja mucho por una imagen falsa e irreal. ¿No merece ser feliz tampoco?

Tal vez conoció demasiado joven a su Alfa o tal vez fue el destino quien decidió unirlos en aquel momento tan circunstancial de su vida. La Reina Luna parece haber preparado a la perfección su encuentro muchos años atrás. Sea lo que sea, no está dispuesto a dejarlo ir y perderlo.

No sabe cómo lo tomen sus fans si se llegan a enterar o peor aún, su familia o Jaehyun.

Pero no es su culpa, culpen a la Reina Luna quien decidió unir el extremo de su hilo rojo al atractivo psicólogo.


















El estudio de baile de los Dreamies esta impregnado de un aire de tensión. El suelo resuena con los ecos de los pasos sincronizados y la respiración agitada de los chicos mientras se esforzaban por perfeccionar la coreografía. Sin embargo, una sombra persistente parecía oscurecer cada movimiento: Jaemin no estaba presente. Se encontraba en su cita con el psicólogo, una ausencia que sólo incentiva las incertidumbres que rodean al grupo.

Yangyang, el bailarín principal, se encuentra en el centro del estudio, liderando a sus compañeros con una intensidad que casi roza la desesperación. Los últimos rumores están empezando a afectar la imagen de su grupo, bajando de seguidores y las recientes ventas, todo porque nadie quiere apoyar al amigo de un Bully.

Pero Yang ni sus compañeros están listos para perder así como si nada, lucharán y seguirán adelante aunque cueste, siempre ha costado. Sus músculos protestan con cada paso, pero su voluntad es de hierro.

De repente, en medio de un salto complicado, Yangyang sintió un dolor agudo en su tobillo y cayó al suelo.

—¿¡Estás bien!? —Renjun el más cercano a él, se puso de cuclillas a su lado.

—Grandioso, ahora el bailarín principal no puede hacer el mismo salto que lleva meses haciendo, ¿Te estás aflojando o qué? —atacó sin escrúpulos el hombre mayor que los guiaba.

Renjun, con el ceño fruncido, se adelantó para defender a su amigo. —Entrenador, Yangyang solo estaba intentando hacerlo bien. Todos estamos bajo mucha presión, no es necesario que nos trate de esta forma.

—¿Ahora cómo eres famoso crees que puedes responderme? —le respondió brusco. —Yo los entrené, les hice mejorar su patético baile. No te idólatres mucho, no te creas el mejor porque no lo eres, la competencia es mucho más dura que en los años anteriores. Si quieren ser exitosos y mejorar su patético talento deben escucharme.

—¿Cómo puede... —no pudo seguir porque Eunseok lo detuvo al tomarlo del brazo.

—Gracias por su preocupación —fue lo que dijo aquel castaño, ocasionando una ira retenida por el chino.

Anton sintiéndose atacado y desprotegido como el menor del grupo se acercó, y se arrodilló junto a Yangyang.

—Descansen diez minutos y luego seguimos —soltó el mayor y molesto salió de la sala de prácticas dando un portazo que resonó como eco.

—Esta empresa es increíblemente imparcial. Todos sabemos quién es el preferido aquí —arrojó Huang furioso, alejándose a pasos duros de su equipo dándoles la espalda. Su voz estaba cargada de resentimiento, un eco de los sentimientos que muchos comparten pero rara vez lo vocalizan. El problema no es Jaemin, el problema es la compañía.

Yangyang se levantó con ayuda del Maknae  —Chicos, no es momento de culpar a otros. Debemos mantenernos unidos —sus palabras, aunque sinceras, no lograron disipar completamente la nube de descontento que flota en el aire.

—Lo sabemos pero sigue siendo cierto lo que dijo —Eunseok es parcial, no culpa a Jaemin pero sabe del notorio favoritismo que tiene la empresa hacia el.

Yangyang cojeó hacia el baño, no aceptando la ayuda de sus amigos.

Su agrio corazón duele de la impotencia. Tal vez es cierto lo que dice su entrenador, no es tan bueno como quiere creer que es. Un bailarín principal no se equivoca tanto como el. ¿Será que ser tonto es por naturaleza? 

Cuando estuvo por salir del cubículo unos Omegas se adentraron susurrando y chismeando.

—¿Escuchas que otra vez Jaemin está en descanso? ¿Será que se le subió la fama a la cabeza?

—A él solo le gusta la atención.

—Supongo que se acostumbró a recibir siempre un trato especial por sobre los demás.

—No sería extraño que su ansiedad estuviese actuada, solo quiere compadecerse de si mismo —se ríen con malicia.

El corazón de Yangyang se contrajo al escuchar esas palabras. Sabía que había una verdad dolorosa en ellas, pero también sabía que Jaemin esta pasando por un momento difícil. Sin ser capaz de quedarse callado, su noble corazón leal lo hizo atreverse a abrir la puerta de forma abrupta logrando sorprenderlos.

—Jaemin está luchando con cosas que ninguno de ustedes comprende. Si no pueden apoyarlo, al menos tengan la decencia de no hablar mal de él —lo defendió con seguridad y molestia.

El grupo, sorprendido por la firmeza en la voz de Yangyang, guardó silencio. Rápidamente se salieron pidiendo disculpas superficiales.

El estudio volvió a sumirse en un silencio incómodo cuando Yangyang regresó, cojeando visiblemente. El dolor físico se mezcla con el emocional, pero su espíritu se mantiene fuerte. A pesar de todo, los Dreamies sabían que su viaje a Milán, un sueño que todos comparten, estaba ahora en riesgo de posponerse o, peor aún, cancelarse.
















Francis Vanetto es el heredero de tercera generación de una prestigiosa y lujosa empresa de joyería en Francia. A sus treinta años, se ha convertido en un famoso rompecorazones europeo y en un soltero codiciado por muchos Omegas.

De aspecto atractivo, Francis es rubio, de ojos azules y con unas pocas pecas que adornan sus mejillas. Alto y de buen porte, es considerado un excelente partido para Chenle, según los medios de comunicación.

Sin embargo, la relación de Chenle con Francis ha generado controversia. Algunos chinos se sienten indignados y ofendidos porque Chenle, en su opinión, está siendo descarado y poco tradicional al querer mezclarse con un extranjero de sangre mixta. Por su parte, los coreanos lo critican y acusan de "infidelidad". También hay extranjeros que se involucran en el debate.

A pesar de los comentarios de odio, también existen voces de apoyo. Las opiniones del público están divididas. Debido al escándalo, Chenle está desaparecido, usualmente publica cualquier estupidez a cualquier hora en cualquier red social pero no hay absolutamente nada de nada. Y aquello aturde a Jisung.

Sabe que no puede permitir que esta situación continúe. Necesita ponerle fin, pero todo  empeoró cuando salieron al público unas fotos de Vanetto entrando a un hotel junto a Zhong en plena noche.

Chenle no responde a sus llamadas. Jisung intenta de todas las formas posibles de dar con él, incluso le escribe a Ningning pero ella le respondió que está igual de preocupada y aunque fue a su casa no recibió respuesta.

Está evitando a todos como si estuviera ocultando algo. ¿Qué es lo que no se atreve a decirle? ¿Por qué no le explica quién es ese Alfa que lo tomó de la mano y lo llevó al hotel? ¿Por qué no le dice nada?

Jisung sube por las escaleras rápidamente y se encerró en su habitación para evitar las preguntas de sus progenitores, quienes ya parecen haberse enterado del escándalo. No quiere enfrentarlos cuando aún no sabe nada.

Todo se fue por la borda cuando las fotografías junto a esa perra de Giselle fueron sacadas al público.

«Maldita perra» No lo escuchó y aprovechó la oportunidad de públicarlas. Ahora muchos piensas que ambos son infieles o en cambio, terminaron hace un tiempo y no lo hicieron saber.

—¿Por qué no me contestas...? —cuestionó en un susurro. Su lobo se encuentra inquieto, preocupado y abatido, exigiéndole en ese mismo instante comprar un boleto para París.

Recibió una llamada y se ilusionó. Pero todo cayó cuando vio que se trata de su hermano pelirosa.

Aún así, contestó.

—¿Qué pasa con Chenle? ¿Quién es ese estúpido francés que lo llevó al hotel? ¿Por qué fue con él ahí? ¿Cuándo explicará a los medios la verdad, ah? —pregunta tras otra son soltadas como una tormenta —¿Y quién es esa perra que sostienes en esa foto? ¿¡Acaso ambos se volvieron en infieles ahora que viven lejos!? ¡Maldita sea, contesta ya!

—¿Acaso me has dejado? No dejas de parlotear como una puta gaviota.

—¡Mira que soy tu hermano mayor, mas respeto!

Soltó un suspiro mientras rueda sus ojos. —Entonces tú tampoco sabes... —culminó con obviedad.

—¿Cómo? ¿No sabes? ¿No has hablado con Chenle? ¿Tampoco te contesta?

—Desde ayer —contestó.

—¿Por qué? ¿Qué está pasando con ustedes?

—Nada, se supone que nada —aunque ya ni sabe qué creer. —Esa perra me jugó una broma y aunque le amenacé no me hizo caso, subió la foto buscando arruinar mi relación con Chenle.

—¿Cómo? ¿Y quién se cree que es? ¿Quién es ella? ¿La conozco?

—Una compañera de universidad que me ha estado molestando desde que inició el semestre —se odia por haber sido amable con ella. Es una persona que sinceramente no se lo merece, alborotó las redes sociales aún más a su antojo. Quiere que termine con Chenle con todas sus fuerzas, usando todo tipo de trucos aunque sabe que la terminará odiando. Parece una niña infantil que piensa "Si yo no puedo, nadie puede".

—Maldita perra castrosa, ¿Acaso no sabe que estás tomado?

—Se lo dije... Y muchas veces.

—¿Y el puto francés?

—Cuando Chenle me conteste te digo porque no sé nada de eso.

Jaemin pareció insatisfecho.

—Tu también estás sufriendo mucho odio —comentó el azabache al mayor —¿Estás bien con eso?

—Clato que si, ¿Por qué no lo estaría?

—No sé, pregunto por si acaso —se encogió de hombros. —¿Quién es ese tal Seunghan?

—Alguien que robe su puesto para poder debutar —contestó sin más, como si estuviera soltando un chiste, su tono de voz, entre humorístico e irónico.

—¿Lo dices de verdad? —frunció el ceño.

—Parece que lo es.

—¿Y qué harás?

—No lo sé.

—¿Y cómo has estado?

—Bien.

Entre bien y mal. Aunque podría decirse que por unos momentos siente que está viajando por un hermoso arcoiris colorido pero por otros momentos se siente como si estuviera siendo arrastrado al infierno por el propio Diablo. No se entiende ni a si mismo y sus sentimientos inestables están empezando a afectarle.

—Ese bien me suena sospechoso —desconfió. —¿Has mejorado tus ataques de ansiedad?

—No es como si sufriera ansiedad o depresión, es solo... «todo es culpa de él, soy un cobarde, no puedo enfrentarlo»

—¿Solo qué?

—Nada —le restó importancia.

—¿Un sujeto de negro te ha perseguido? —la pregunta de su hermano menor lo descolocó.

—¿Cómo?

—Solo pregunto, no es para alarmarte o algo pero en estos tiempos hay que tener cuidado.

Para que Jisung diga algo así es porque... De verdad está ahí, volvió por él.

—Entonces lo sabes... —murmuró con un sabor agrio. No quería que se enterara, ya fue suficiente con su ayuda hacía algunos años. Fue y seguirá siendo una molestia por ser un Omega.

—Obvio, si el problema empezó conmigo.

—Sabes que no —negó. —Hyunho solo me quiere a mi —no pensó que al pronunciar su nombre por primera vez en años, causaría temblor y estrenimiento en su corazón. No puede echarse atrás ni seguir negándolo ahora que todos lo saben.

—¿Hyunho? —el Alfa frunció el ceño perplejo. —¿¡No me digas que esa mierda te está persiguiendo!?

—¿N-No estábamos hablando de él?

—¡No! ¡Estaba hablando del puto chico que Giselle contrató para espiarnos! —contestó eufórico. —¿Por qué no me dijiste antes!? ¿¡No se supone que te dejó en paz hace años!?

—No es nada, está bien.

—¿¡Cómo que está bien!? ¡No puedes dejarlo pasar, es un enfermo mental, Jaemin!

—La empresa se está encargando de atraparlo.

—¿Les dijiste quién es?

Silencio.

—¡Jaemin!

—¿¡Qué!? ¿¡Por qué me regañas como si fueras el hermano mayor!? ¡Yo soy mayor que tú y puedo cuidarme solo!

—¿Seguro? ¿Ahora olvidas lo que hice para sacartelo de encima?

Nana tragó sus palabras de ofendido, sabiendo que es cierto. Jisung lo ayudó mucho y fue afectado por su culpa.

Aún en estos tiempos, se siente culpable por lo que tuvo que hacer su hermano menor. Él es el mayor, él debería proteger al menor. Pero hay una verdad que es dura y cruel, un Alfa no se detiene por lo que diga o pida un Omega, pero si lo hace cuando otro Alfa aparece. Necesitaba un Alfa para poder defenderse y su hermano tomó aquel papel.

Sus padres se decepcionaron por su hijo estrella en el colegio. Sus notas y currículum estudiantil excelente fue arruinado, por ello mismo le fue difícil ser aceptado en algunas universidades a pesar de su alto promedio. No todos conocen a Jisung pero los que lo conocen, desde ese momento tienen miedo de él.

Muchos se alejaron de él y perdió amistades por lo mismo. Fue afectado.

—No necesito que te arruines a ti mismo para ayudarme, tengo una empresa y un equipo, ellos están ahí para mí. Solo enfócate en ti y en Chenle. Llámalo y cuando logren hablar, me avisas.

Asintió aunque se sienta un poco en desacuerdo —Está bien. Pero cualquier cosa, sabes que puedes llamarme.

—Lo haré —mentira.

Antes no tuvo sanciones legales por ser un menor de edad pero ahora, ambos son adultos y como tal, deben tener cuidado de sus acciones porque pueden traer graves consecuencias.

Jaemin le colgó.

«Ese hijo de puta» pensó con molestia.

Con su estómago rugiendo, se levantó y salió a la cocina. Su aroma sigue un tanto deshabrido pero ya no puede evitarlo. Igualmente sus padres conocen las noticias, ocultarse de ellos no servirá de nada.

Camina por el pasillo empezando a sentirse extraño con su mente perdida en pensamientos alborotados. De repente, una sensación inexplicable golpeó su corazón, como si hubiese sido azotado por una ola violenta, una punzada aguda que lo dejó sin aliento. Se llevó una mano al pecho, sintiendo como una parte de él estuviera siendo arrancada con sangre fresca y caliente. El dolor es tan intenso que sus piernas cedieron, y se derrumbó en el suelo, retorciéndose con un grito ahogado.

Se aferra a su pecho con desesperación mientras su lobo se retruerce. Caído al suelo, jadeando, Jisung se dio cuenta que algo mucho mas profundo esta sucediendo. Su hilo rojo, ese lazo invisible que lo conecta con su alma gemela, tembló violentamente. En su mente, la imagen de Chenle apareció nítida, seguro que se trata de él, puesto a que fue envuelto en un dolor y una desesperación que no son suyos. Comprendió con horror que su destinado esta siendo marcado por otro Alfa, alguien que lo está arrancando de su lado en contra de su voluntad.

La furia y el dolor se entrelazaron dentro de él, haciendo que su control se desmoronara. Siente a su lobo interior aullando de dolor y rabia, reflejo de su propia miseria. Con un rugido desgarrador, Jisung se levantó tambaleándose y se dirigió a su habitación. La necesidad de destruir, de liberar su angustia de alguna manera, lo consume.

Sus ojos se tornaron rojos, tan vibrantes como el carmesí. Brillando con una ira demoníaca e intensa.

Entró en su habitación y con un rugido, comenzó a destrozar todo a su paso. Los muebles se convirtieron en astillas bajo sus manos; los adornos, en polvo. Las paredes temblaron por la furia de su lobo desdichado, que había perdido la cordura. Cada golpe, cada objeto destruido, es un intento desesperado por sofocar el dolor que lo consume.

Herido y traicionado, con la mente nublada por la miseria, Jisung desea una sola cosa: encontrar al maldito Alfa que había osado tocar a su amor. La rabia lo impulsa, cegándolo. Su lobo, solitario y desquiciado, no encuentra consuelo en la destrucción que causa, y Jisung siente que la única forma de calmar su tormenta interior es vengándose.

Debe matarlo, deshacerse de ese hombre.

Cayó entre los escombros de su habitación soportando la presión e insaciable ser de un lobo herido que busca salir y sacar sus garras.

Fue herido y la marca perdurará en su alma por el resto de su vida.


















Chenle salió del ascensor con pasos vacilantes, su lujoso apartamento lo aguarda como un testigo mudo de su desdicha.

Las puertas automáticas se abrieron con un suave zumbido, pero el contraste entre su opulencia y su estado desaliñado es abrumador. Su traje de diseñador arrugado y sucio, su cabello desordenado, y una mezcla de lágrimas y sudor corre por su rostro demacrado. Se siente sucio e impuro mientras su lobo aúlla con dolor y agonía.

Al entrar, la pulcritud del apartamento solo acentua su propia suciedad, sintiendo asco de si mismo, no mucho mejor que una asquerosa cucaracha.

Se dejó caer en el sofá de cuero blanco casi sin vida, temblando como un indefenso cachorro que perdió la protección de su madre recibiendo así, la crueldad del mundo. Se abraza a si mismo entre espasmos y, recuerdos súbitos lo invaden de forma borrosa. Su sonrisa orgullosa, sus manos descaradas y su cuerpo acorralando el suyo.

La desesperación lo llevó a levantarse abruptamente para empezar a azotar todo, tirando y destruyendo cualquier cosa que se le atraviese. Empezó a llorar descontroladamente, gritos ahogados de dolor y arrepentimiento saliendo de lo más profundo de su ser. Cada rincón del lugar le recuerda la vida superficial y vacía que ha estado teniendo, es irónico como todos creen ilusamente que es feliz como un ignorante cuando no saben de la realidad que atraviesa desde que nació.

Es un niño bastardo, producto de un nacimiento no esperado y odiado con tanto fervor. Nació como un bebé aborrecido por ambas familias. Su madre rota y desolada, no se hizo cargo de él y lo llevó a su padre exigiendo que se lo lleve con el, y además, dinero por haber soportado su embarazo y haberlo traído al mundo como si fuera un miserable estorbo.

Fue criado toda su vida por su familia paterna mientras su familia materna recibe sobornos a escondidas para seguir ocultando su verdadera identidad. Cada uno es peor que el otro, un mundo lleno de víboras hambrientas por dinero y poder, importándole poco las emociones de aquel Omega inocente.

Chenle fue destruyendo todo en un frenesí de desesperación. Tiró las sillas de diseño contra las paredes, rompiendo los cuadros que cuelgan cuidadosamente. Lanzó jarrones y objetos de vidrio con furia, los cristales estallando en mil fragmentos que se dispersan por el suelo.

Sus manos, ya heridas, se llenan de mas sangre con cada golpe, pero por más que desea que el dolor físico se vuelva en un alivio para el emocional, solo logró hundirlo más.

—N-No quería... Y-Yo no quería... —ahogó sus sollozos sintiendo la agonía profunda de su lobo entristecido y solitario.

Finalmente, sus fuerzas lo abandonaron y cayó de rodillas en medio de los escombros. Miró a su alrededor, sus ojos llenos de lágrimas desenfocadas, y sólo vió el vacío. El vacío de una vida que se desbordó y cayó en un hoyo interminable. Los recuerdos de sus errores y pecados lo inundan, y en ese momento, entendió que lo había perdido todo.

—P-Pérdoname... P-Por favor, J-Jisunggie... L-Lo l-lamento tanto... Y-Yo no quería... E-El l-lo hizo... E-Él... F-Fue...

Una marca se vislumbra a medias en su clavícula, ocultada ligeramente por su traje. Sus manos se aferran a su cuello e intenta arrancar con sus uñas la mordida, deseando que ésta nunca hubiese traspasado su piel. Con desespero entierra sus dedos soltando ahogados sonidos de dolor, llorando a mares debido a la amargura.

—P-Por favor... D-Desaparece... D-Desaparece y-ya... —se desespera pero nada sucede y solo terminó lastimandose a si mismo, llenando sus dedos de sangre. —¿P-Por qué no te vas? P-Por favor... —pero nada sucede como el quiere.

Su Omega afligido se estremece ante los recuerdos borrosos que lo atacan y destruyen como un torbellino. Repita, intenta respirar pero no es capaz. Se siente al borde de la locura.

Chenle cayó al suelo y se acurrucó, abrazando sus rodillas, sintiendo el frío mármol contra su piel. Tiembla como un débil cachorro indefenso en invierno sin su madre. Siempre hace frío y nunca nadie le ha tendido una manta cálida a su corazón.

Su respiración se volvió más lenta, pero el dolor en su pecho no disminuye. El eco de su destrucción aún resuena en las paredes del apartamento, como un triste testimonio de su caída.

—L-Lo siento... L-Lo s-siento tanto...

Se quedó allí, inmóvil, mirando la nada misma. Y en ese abismo de desesperanza, comprendió que su vida se había convertido en un reflejo de su apartamento: destrozada, llena de fragmentos rotos y dolorosamente vacía. Aunque siempre ha sido así.

Siente su hilo rojo inestable, al borde de la separación. Cada vez más débil, desapareciendo lentamente de la faz de la tierra como si nunca hubiera existido.

Un odio profundo emergió desde las profundidades de su corazón.

«Los odio.

Los odio a todos»


Pero por más rencor guarde y aunque quiera vengarse por el trato inhumano que ha recibido, nada cambiará lo que sucedió.

En ese momento se dio cuenta que se parece más a su madre de lo que pensaba. Rió agriamente entre lágrimas como un maldito demente, un psicópata enfermo.

Los odia. Se odia.












¿Lograrán salvar su hilo rojo antes de que acabe separándose?
¿Cómo sucedió todo?
¿Jisung logrará salvar a su amado Omega o llegará tarde?
¿Jaemin podrá formar una relación con Jeno o sus actividades de Idol serán un impedimento?
¿Quién es "Hyunho" y qué fue lo que hizo?



Siento mucho la tardanza, me he mantenido algo ocupada y por alguna razón el tiempo pasó más rápido de lo que me di cuenta. Espero que les haya gustado el capítulo y esperen a lo que aguarda más adelante💕





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